webnovel

The Ānníng

Auteur: Zels_B00ks
Anime et bandes dessinées
Terminé · 36.6K Affichage
  • 56 Shc
    Contenu
  • audimat
  • NO.200+
    SOUTIEN
Synopsis

Agua. Tierra. Fuego. Aire. En las historias de tiempos antiguos, aquellos tiempos de paz en donde el Avatar y la Ānníng mantenía el equilibrio entre las Tribus Agua, el Reino Tierra, la Nación del Fuego y los Nómades Aire. Pero todo cambió cuando la Nación del Fuego atacó. Solo el Avatar es capaz de dominar los cuatro elementos, solo él junto con la Ānníng pueden detener a los despiadados Maestros Fuego, pero cuando el mundo más los necesitaba, desaparecieron. Han pasado cien años y la Nación del Fuego está alcanzando la victoria en esta guerra. Algunos creen que el Avatar y la Ānníng nunca más volvieron a nacer entre los Nómades Aire y la Tribu del Agua, y que el ciclo se ha roto. Pero la esperanza no se pierde. El Avatar y la Ānníng regresaran para salvar al mundo.

Chapter 1Uno. El comienzo.

Todo comenzó hace miles de años en una ciudad liderada por la familia Chou.

Esta ciudad estaba localizada en la espalda del león tortuga, el cual era el portador del poder del fuego.

Como toda historia siempre comienza con un protagonista, pero esta era diferente a cualquiera que te puedan contar, esta estaba protagonizada por un par de enamorados, los cuales vivían en la pobreza y tenían que robar a la familia más adinerada para poder mantenerse a ellos y a sus amigos.

Este par era conocido como Wan y Li.

Wan era un muchacho delgado, de ojos café, de unos veinte años, de cabello negro y muy ágil. Li era una chica al igual de ágil, de cabello largo color café y de unos hermosos ojos azules, los cuales eran poco comunes en la ciudad.

El par era conocido por ser sumamente inteligente y a la hora de robar nadie los podía atrapar.

Wan siempre se las ingeniaba para poder escapar, pero cuando sabían que ese ingenio no iba a funcionar, usaban el arma secreta de Li. Ella había perfeccionado un tipo de pelea que intento enseñarle a Wan, pero fracaso.

Este tipo de combate era uno nunca antes visto, este se trataba de atacar a los puntos de presión en el cuerpo humano. Cuando ella golpeaba estos puntos podía paralizar temporalmente a una persona, lo cual era muy útil al final de todo.

Ese día los chicos estaban escapando de los tres hermanos Chou, habían robado una bolsa de comida.

Corrían entre las calles de la ciudad con una sonrisa de triunfo, los Chou eran gordos, así que les pudieron sacar mucha ventaja.

—¡Nadie le roba a los hermanos Chou! —grito el hermano más pequeño de estatura.

—¡¿Enserio?! ¡Porque lo acabamos de hacer! —grito de regreso Wan.

Li sonto una carcajada de satisfacción.

—¡Están muertos, Wan y Li! —grito esta vez el hermano más alto.

Wan y Li siguieron corriendo hasta que se toparon con el final de la calle, la cual terminaba como en un balcón.

—De hecho yo me siento muy viva, ¿Tu cómo te sientes, Wan? —le pregunto Li.

—Mas que vivo. —dijo al mismo tiempo que el par se lanzaba por el balcón de espaldas haciendo un saludo militar.

Al caer el par rápidamente se tomó de un par de tendederos y al ser delgados este los impulso a la ventana de un edificio, todo lo contrario a los tres hermanos que al ser tan gordos y pesados, el tendedero se rompió haciendo que cayeran uno encima de otro

Wan y Li saltaron de la ventana con agilidad, y aprovecharon en caer encima de los hermanos para amortiguar su caída. Al tocar el piso rápidamente salieron corriendo.

Cruzaron lo más rápido que pudieron la ciudad, corriendo y escalando entre los techos de las casas. Cuando creyeron que habían perdido a los Chou se refugiaron en el balcón de unas de las casas, se sentaron y tomaron aire.

El par metió la mano en la bolsa de comida y cada uno saco un pan. Estaban a punto de darle una mordida cuando los Chou aparecieron delante de ellos con los ceños fruncidos y portando cada uno un arma.

—Hey amigos. —dijo Li con una sonrisa.

—Llegaron justo para almorzar. —dijo Wan al mismo tiempo que le lanzaba justo en la nariz el pan al hermano más alto.

Li se lanzó rápidamente hacia el hermano de en medio y toco el punto de presión de su brazo izquierdo haciendo que este ya no le respondiera y soltara su arma. El par salto por encima de los hermanos, pero el más alto logro atrapar a Li, y el más pequeño logro atraparle el pie a Wan.

Los hermanos se miraban furiosos.

—Te dije que nadie podía robarle a los Chou. —les dijo el más pequeño.

—Suéltame, idiota. —dijo Li muy enojada ya que el hermano que la había atrapado la tenía retenida de las manos y sin ellas no podía hacer nada.

—Sostenla bien, hermano. —dijo el hermano grande pasándole a Li al hermano más pequeño. —Primero me encargare de Wan. —

Tomo de la camisa a Wan lo levanto unos centímetros del suelo mientras Wan intentaba sonreír con carisma pero eso no le importo al hermano y lo lanzo por el balcón.

—¡Wan!, ¡¿Pero qué te pasa!? —le grito al tipo que lo había lanzados.

—No te preocupes, pequeña, sigues tu. —

El la cargo y la lanzo por donde y a donde mismo que a Wan, haciendo que cayera en el lodo en donde estaban los animales de granja.

—Pero qué asco. —dijo Li mientras se trataba de quitar el lodo de los ojos.

—Deja te ayudo, cariño. —dijo Wan mientras se acercaba y le ayudaba.

—Gracias. —dijo ella.

Se limpiaron lo mejor que pudieron y fueron a su casa, la cual estaba ubicada a las afueras de la ciudad. Esta casita estaba hecha de madera, ahí vivían la pareja, Jaya y Yao un par de amigos de ellos.

Entraron siendo recibidos por Jaya, un joven de cabello y ojos cafés.

—Hey, ¿Le robaron a los Chou otra vez? —

—Si. —suspiro Wan sacando unos panes de su túnica. —Y solo pude conseguir unos cuantos panes sucios y muchos golpes. —

—Bueno, yo conseguí otros cuantos. —dijo Li sacando los que ella había escondido.

Wan le dio un pan a Jaya y Li se acercó a su otro amigo el cual prefería mantenerse en la parte más oscura de la casita y le dio uno de sus panes.

—Mira, Yao, trajimos comida para ti. —dijo Li con una sonrisa.

—Oh…delicioso, gracias. —dijo después de darle una mordida al pan.

Li le volvió a sonreír y se fue a sentar a un lado de Wan.

En ese momento se metieron por la ventana cuatro animalitos y se sentaron enfrente de Wan y Li.

—También tienen hambre, ¿Verdad? —dijo Wan desmorono su pan y se los dio. —Tomen. —

Li le sonrió a su novio y le dio la mitad de su pan.

—No, Li, tú necesitas comer. —dijo Wan.

—Los dos lo necesitamos, así que come. —

Wan sonrió.

—Si hubiera una forma de entrar a la bóveda de los Chao, comeríamos como, como…bueno como los Chou. —dijo Wan.

—Estoy segura de que podemos entrar, solo necesitamos una ventaja más, tenemos una ventaja con mi bloqueo pero ellos son más que nosotros. —dijo Li.

—Si el anciano Chou los descubre entrando a su palacio terminaran muertos. —dijo Jaya. —O peor… los podrían desterrar al bosque de los espíritus. —

—¡Que no los destierren! No querrán nada que ver con los espíritus. —dijo Yao. —Ellos entran en ti y alteran tu mente convirtiéndote en esto. —dijo señalándose la cara deformada. —Un monstruo. —se tapó la cara con las manos.

—No hagan ninguna locura, Wan y Li. Deberían aceptar que el mundo es como es. —suspiro Jaya. —Algunos tienen poder y otros no. Y ustedes no. —

La pareja se quedó seria y de malas. Estaban seguros de que podían hacer un cambio para ya no estar en la pobreza. Tenían que terminar con tiranía de la familia Chao, la cual solo se preocupaba por su propio bienestar.

Wan y Li se voltearon a ver dándose una sonrisa cómplice.

—Aun no, querrás decir. —dijo Wan.

Al día siguiente, Wan y Li decidieron ir a la plaza de la ciudad para ver que podían conseguir para ellos y sus amigos. Ahí pudieron ver a un grupo de soldados.

—¡¿Son fuertes? ¿Son valientes? ¿Tienen lo necesario para combatir a los espíritus?! —estaba gritando uno de los soldados. —¡Únanse a la casería! —

—Que tontería, ¿Verdad, Wan? —dijo Li volteando a un lado pero no lo vio. —¿Wan? —lo busco con la mirada hasta que lo vio delante del soldado.

—Yo quiero ir. —dijo Wan con la mano levantada.

—Pero que idiota. —susurro Li para sí misma mientras se daba un golpe en la frente y caminaba hacia él. —Wan ¿Qué haces? —

—Luego te digo. —le susurro él.

El soldado escaneo a Wan con la mirada y soltó una carcajada para después mirarlo serio.

—Vamos a estar en el bosque una semana, tu no durarías ni dos segundos. —

—Yo puedo protegerme solo. —le sonrió arrogante y después dijo rápidamente: —Nos darán fuego, ¿Verdad? —

—Si pero ¿Acaso sabes cómo usarlo? —pregunto el soldado.

—No exactamente pero yo…—

—¿Por qué no dejas que venga? —lo interrumpió otro soldado. —Yo no veo otros voluntarios haciendo fila ¿Y tú? —

—Está bien. —dijo resignado el otro. —Bienvenido a la casería. —

—Gracias, señor. —dijo Wan.

—Prepárate. Nos iremos en veinte minutos. —

—Si, señor. —dijo Wan con saludo militar.

Li lo jalo lejos de los soldados y lo miro con el ceño fruncido.

—¡Pero en que rayos estás pensando! ¡No puedes ir así como así al bosque y menos al de los espíritus! —lo regaño. —¡Que no aprendiste de todo lo que nos ha dicho Yao! —

—Vamos, Li, no te enojes. Tengo todo fríamente calculado, iré con ellos pero volveré pronto no te preocupes. —

—Claro que me preocupo, idiota. No quiero que termines, muerto. —

—No me pasara nada ya verás que pronto volveré y con una sorpresa. —dijo Wan abrazándola. —Solo confía, ¿Sí? Cuando te he fallado. —

—Nunca. —dijo Li resignada. —Está bien, pero si mueres iré yo personalmente al mundo de los espíritus para revivirte y volver a enviarte ahí. —

—Eres la mejor. —dijo Wan dándole un beso a Li.

—¡Hey, chico! ¡Hora de irnos! —el jefe de los soldados lo llamo.

—Bueno, ya tengo que irme. Nos vemos pronto—dijo dándole otro beso a su novia para luego salir corriendo detrás de los soldados.

—¡Cuídate! —le grito Li.

Wan alcanzo a los soldados, salieron de la ciudad y subieron una pendiente hasta llegar al punto más alto. El jefe saco un cuerno de caza y lo toco.

El león tortuga que sostenía a la ciudad se levantó y los miro fijamente.

—El león tortuga. —susurro Wan asombrado.

—Gran guardián de nuestra ciudad. —comenzó a decir el jefe con respeto. —Nos adentraremos al bosque de los espíritus para traer comida para nuestra gente. Por favor otórganos el poder del fuego. —suplico.

—El poder del fuego será suyo hasta su regreso. —dijo el gran león tortuga.

—Tu primero, chico. —dijo el jefe mirando a Wan.

Wan se acercó al león tortuga y este coloco un dedo en la frente y otro en el pecho.

—Que el elemento del fuego te proteja contra los espíritus. —dijo y sus dedos brillaron.

Wan miro su mano con confusión, no se sentía diferente, estiro su brazo hacia adelante y de la palma de su mano salió mucho fuego. Tanto fue el fuego que salió que lo mando hacia atrás.

—Solo asegúrate de apuntar a los espíritus y no a nosotros, ¿De acuerdo? —dijo el jefe caminando hacia el león tortuga.

—Por supuesto. —dijo Wan con una sonrisa de lado.

Una vez estando ya todos con el poder del fuego se adentraron al bosque el cual estaba cubierto de niebla, dándole un aspecto muy tenebroso.

—Manténganse cerca. —dijo el jefe. —Los espíritus podrían atacarlos si se alejan. —

—Eh chicos, no creo que pueda hacer esto. —dijo Wan fingiendo miedo.

—Deja de lloriquear ni siquiera hemos visto a un espíritu. —le dijo el jefe con el ceño fruncido.

—Creo que quiero irme a casa. —

—Sabía que no eras más que un cobarde llorón. —dijo el jefe acercándose a Wan y apuntándole con un dedo. —Ve a devolverle tu fuego al león tortuga. —lo empujo. —Y no vuelvas a mirarme a la cara otra vez. —

Wan lo miro triste y abatido. Se quedo ahí en medio del camino viendo como el grupo se alejaba. Cuando los vio lo suficientemente lejos se giró y sonrió, su plan había funcionado.

Vous aimerez aussi
Table des matières
Volume 1 :Agua
Volume 2 :Tierra
Volume 3 :Fuego

audimat

  • Tarif global
  • Qualité de l’écriture
  • Mise à jour de la stabilité
  • Développement de l’histoire
  • Conception des personnages
  • Contexte mondial
Critiques
Pleurage! Vous seriez le premier commentateur si vous laissez vos commentaires dès maintenant !

SOUTIEN