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Veinticinco. El trono del norte II.

Aparecimos en una especie de pantano y la verdad no sabíamos por dónde empezar. Así que cuando escuchamos un "Om~…" rápido caminamos hacia el sonido, encontrando a un espíritu meditando.

—Disculpe lamentamos molestarlo pero necesitamos encontrar al espíritu del agua y el océano. —dijo Aang.

—Vete de inmediato. —dijo el espíritu sin abrir los ojos pero no nos movimos. —Mmm… ¿Aun siguen aquí? —

—Si, es que necesitamos…—

—¡Om…! —me interrumpió diciendo su mantra más fuerte.

De repente una luz se presentó volando ante nosotros.

—¡Quizá esa cosa los ayude! ¡Atrápenlo! —dijo el espíritu irritado.

Comenzamos a seguir la luz y cuando pensamos que Aang ya la había atrapado nos caímos en el agua y se nos escapó.

—Espera, no te vayas. —dije cuando nos levantamos.

De pronto el reflejo de dos personas en el agua nos llamó la atención a los dos.

—Hola, Aang. —dijo Roku.

—Hola, Lin. —dijo Suyin.

—¿Roku? / ¿Suyin? —dijimos Aang y yo al mismo tiempo.

—Roku, Suyin, la tribu del agua está siendo atacada. —dijo Aang. —Necesitamos encontrar a los espíritus de la luna y el océano. —

Roku y Suyin dejaron de ser reflejos en el agua y aparecieron frente a nosotros.

—Los espíritus del océano y de la luna son antiguos espíritus. —dijo Suyin.

—Cruzaron el mundo espiritual al mundo de los mortales cerca de los comienzos. —explico Roku. —Solo conozco un espíritu lo demasiado viejo como para recordar. —

—¿Quién? —preguntamos al unísono.

—Él se llama Koh. —dijo Roku.

—Pero él es muy peligroso. —explico esta ves Suyin. —Lo llaman "El ladrón de rostros" —

—Cuando hablen con el deben de tener cuidado de no demostrar ninguna emoción, ni la más mínima expresión. —dijo Roku. —O se robara…tu cara. —

—{Que miedo.} —pensé pero terminamos asintiendo.

Roku y Suyin nos dijeron a donde queríamos ir para poder encontrar a Koh. Cruzamos pantanos, subimos montañas y atravesamos una clase de puente hasta llegar a lo que parecía un árbol gigante y seco.

Estábamos a punto de entrar al árbol cuando un sonido nos espantó. Suspiramos al ver que solo era un mono de cola curva pero cuando volteo resulto que no tenía rostro, eso nos sobresaltó.

Tomamos aire para poder relajarnos y mantener la cara sin ninguna expresión.

—No demuestren miedo y controlen su emoción. —dijimos al unisonó y entramos a la cueva.

—Hola, buscamos a un espíritu llamado Koh. —dijo Aang cuando íbamos bajando las escaleras.

Me sentía observada, mire a todas parte y de repente el espíritu estuvo frente a nosotros.

—Bienvenidos. —dijo el espíritu.

Entre en modo serio.

El espíritu en si era un ciempiés con cara.

—Gracias. —dijo Aang por los dos e hicimos una reverencia.

—Mis viejos amigos el Avatar y la Ānníng. —dijo rodeándonos. —Ha pasado tanto tiempo. —

—¿Nos conoces? —pregunte.

—Como podía olvidarme de ustedes, una de tus encarnaciones. —dijo cambiando de cara y mirando directamente a Aang. —¡Trato de asesinarme hace unos ocho o nueve años! —

—Yo no sabía eso. —dijo Aang. —¿Y porque trato…o trate de matarte? —

—Fue por robarle el rostro a alguien que tu amabas. —dijo cambiando el rostro a una mujer muy hermosa de cabello castaño pero lo que más me sorprendió es que tenía un ojo azul y el otro verde. —¡Una encarnación de tu Ānníng! —grito con malicia, comenzó a reír y cambio repentinamente de rostro al de un babuino intentando asustarnos. —Por supuesto que eso ya paso, porque mantener rencor por un tema ya pasado ahora son personas diferentes, ¡Han venido hasta mi con un nuevo rostro! —

Sus cambios repentinos de humor me ponían nerviosa pero sabía que tenía que mantener la compostura y mantener mis emociones al margen en todo momento.

—Ha pasado demasiado tiempo que agregue una cara de niño en mi colección. —dijo rodeándonos. —Así que ¿Cómo puedo ayudarles? —

—Necesitamos encontrar a la luna y al océano. —dijo Aang.

—Sus nombres espirituales son Tui y La, "Empujar y Tirar". Esa ha sido la naturaleza de su relación desde siempre. —dijo Koh.

—Por favor ayudamos a encontrarlos. —suplique. —Una cultura, mi cultura, será destruida si no conseguimos su ayuda. —

—Oh… ¿Creen que necesitan de su ayuda? —pregunto el espíritu. —En realidad es todo al revés. —repentinamente se acercó a nuestros rostros con la cara de un espíritu azul con ojos rojos y grito: —¡Porque alguien va a matarlos! —

Estaba totalmente orgullosa de nosotros, normalmente ya hubiéramos gritado de la impresión o hubiéramos hecho alguna cara pero no estábamos serenos y tranquilos.

—¿Qué quieres decir? —pregunto Aang. —¿Cómo podemos ayudarlos y protegerlos? —

—Ya los han encontrado. —dijo Koh. —Tui y La, la Luna y el Océano, siempre han hecho círculos en una eterna danza, se equilibran entre sí, empujar y tirar, muerte y vida, bien y mal, Yin y Yang. —

—{Los peses Koi.} —pensé y sonreí.

—¡Los peses Koi! —grito Aang feliz.

Koh se dio la vuelta al escuchar el grito de alegría de Aang y nos encaró pero ya estábamos serio otra vez.

—Debemos marcharnos ahora. —dijo Aang.

—Nos veremos de nuevo. —dijo Koh.

Rápidamente salimos de ahí.

—Estuvieron justo debajo de nuestras narices. —dije al salir del árbol.

—Lo sé, tenemos que volver al mundo físico. —dijo Aang y miro al agua en donde se volvían a reflejar Roku y Suyin. —Hay problemas, Roku y Suyin, tenemos que volver al mundo físico. —

—Aquí hay un amigo que guiara su regreso. —dijo Roku.

En el agua se reflejó un panda.

—Hola, Bai. —dijimos, nos subimos a su espalda y el comenzó a llevarnos a la salida.

Nos terminó llevando por donde habíamos llegado y ahí Hei Bai nos ilumino con su poder y nos regresó.

Volvimos al oasis.

—Aang algo está mal. —dije al verme las manos y al verlo a él.

—Oh no, ¿Dónde están nuestros cuerpos? —pregunto Aang.

Entonces sentí como algo me jalaba, salía volando hacia el cielo y todo se volvió negro.

Al abrir los ojos me encontraba junto con Aang en una cueva y estábamos atados juntos de pies y manos.

—¿Pero que…? —pregunte al no poder moverme.

Aang me jalo y logramos sentarnos.

—Veo que volvieron. —dijo una voz que pude reconoce como la de Zuko.

—Es bueno volver. —dije aunque no lo podía ver porque estaba de espaldas.

Escuche como Aang lanzaba aire y salíamos volando fuera de la cueva.

—Auch. —escuche a Aang decir cuando el quedo debajo de mí.

—Lo siento. —dije poniéndonos de lado y como pudimos intentamos movernos.

Zuko nos jalo.

—Eso no será suficiente para escapar. —

Entonces en ese momento llego Appa a nuestro rescate junto con Sokka, Yue y Katara.

Sokka se dedicó a desatarnos y Katara en neutralizar a Zuko.

—Tenemos que llegar al oasis. —dije cuando nos desataron. —Los espíritus están en peligro. —

Nos subimos a Appa.

—Esperen. —dijo Aang y miro a Zuko noqueado en la nieve. —No podemos dejarlo aquí. —

—Claro que sí, vámonos. —dijo Sokka.

—Si lo dejamos aquí morirá. —dijo Aang mientras bajaba de Appa y subía a Zuko en la montura.

—Si, me suena muy lógico. —dijo Sokka mientras ataba a Zuko con su propia cuerda. —Llevemos al tipo que siempre intenta matarnos. —

Íbamos volando de regreso cuando todo se volvió rojo y me comencé a sentir débil.

—¿Qué te pasa? —le pregunto Sokka a Yue.

—Me siento débil. —contesto ella.

—Yo también. —dijo Aang.

—Igual aquí. —dije.

—El espíritu está en problemas. —dijo Aang.

Aang hizo que Appa volara más rápido.

—Le debo mi vida al espíritu de la luna. —dijo Yue.

Comenzó a contarnos la historia de cómo había nacido demasiado enferma, así que sus padres le suplicaron a la luna que la salvara. Al final la llevaron al oasis, la metieron al agua, su cabello se tornó blanco y comenzó a llorar y supieron que vivirían.

Cuando llegamos al oasis, vimos a Zhao con un costal en la mano y regodeándose de su supuesto triunfo.

—No se acerquen. —dijo Zhao levantando un puño con dirección al costal en donde se encontraba el pez koi.

—Zhao, no. —dijimos Aang y yo con cautela.

—Es mi destino. —dijo Zhao. —Destruir la luna y la tribu agua. —

—{Este tipo está loco.} —pensé.

—Cuando destruyas a la luna, no solo dañaras a la tribu agua, dañaras a todos. Incluyéndote. —explico Aang. —Sin la luna todo estuviera fuera de equilibrio, no tienes idea del caos que eso provocaría en el mundo. —

—Él tiene razón, Zhao. —dijo el tío de Zuko.

¿Cómo se llamaba?

—General Iroh, ¿Poque no me sorprende tu traición? —dijo Zhao.

—{Conque así se llama.} —pensé.

—No soy un traidor. —dijo severo Iroh. —La Nación del Fuego necesita a la luna, todos dependemos del equilibrio, ¡Cualquier cosa que le hagas a ese espíritu te lo hare a ti multiplicado por diez! ¡Déjalo ir ahora! —

Para sorpresa de todos, Zhao, lo dejo ir. Pero resulto ser una trampa y lanzo una llamarada hacia el pez, asesinándolo en el acto.

La luna se oscureció y todo se tornó gris a nuestro alrededor.

Sentí una enorme presión en el pecho y un enojo que no supe contener.

—No queda ninguna esperanza, se ha acabado. —pude escuchar a lo lejos a Yue.

—No, no se ha acabado. —dijimos Aang y yo al unisonó dentro de nuestros estados de Avatar y Ānníng.

Nos tomamos de la mano, caminamos hacia el estanque y al estar en el centro nos abrazamos. Lo último que sentí fue como el estanque nos succionaba.

Entonces comencé a ver todo desde una perspectiva diferente, como si Aang, el espíritu del océano y yo nos hubiéramos fusionado. Se sentía tan extraño.

Fuimos caminando entre las calles del pueblo, deshaciéndonos de cualquier soldado de la Nación del Fuego que se atreviera a desafiarnos, hasta que llegamos a mar abierto en donde estaban todos los barcos de la Nación del Fuego y como era de esperarse intentaron atacarnos así que solo con un movimiento de manos hicimos que una ola gigante se los llevaran y los alejaran.

De pronto una paz llego a nosotros, el enojo se había ido, así que miramos al cielo y la luna estaba ahí… brillando en todo su esplendor.

El espíritu del océano nos regresó a Aang y a mí a nuestro estado original y nos dejó en la muralla donde inicia el pueblo.

La verdad me sentí débil al salir del estado raro en donde estaba pero ya todo había terminado al fin.

—He decidido ir al Polo Sur. —dijo Pakku cuando nos volvimos a reunir con Katara y Sokka. —Otros maestros y curanderos desean unirse, es hora de ayudar a reconstruir nuestra tribu hermana. —

—Pero Aang aún necesita aprender agua control. —dije.

—Entonces se deberá acostumbrar a decirles maestra Lin. —dijo viéndome y sonreí, después volteo a ver a Katara. —Y maestra Katara. —me volvió a ver. —Estoy seguro de que tú, Lin, los ayudaras a aprender más cosas. —

Asentí.

Katara y yo fuimos con Aang, y nos dimos un abrazo grupal, después se nos unió Sokka.

Estábamos aliviados de que la primera de nuestras muchas pruebas resultara en éxito, ahora solo esperaba saber que nos deparara el futuro.