—¡No puedo creer que se llevaran a Appa! —Aang se deshizo de mi abrazo y le grito a Toph. —¡¿Por qué no hiciste algo?! —
—No pude, la biblioteca se hundía y ustedes aún estaban adentro y…—dijo impotente.
Aang camino enojado hacia ella, intente tomarlo de la mano pero se soltó de mi agarre.
—¡Debiste entrar y buscarnos! ¡Yo lo habría salvado! —
—Apenas puedo sentir las vibraciones aquí, no sentí llegar a los areneros y ni siquiera…—
—¡Ni siquiera te importaba! ¡Appa nunca te agrado! —grito Aang. —¡Querías que se fuera! —
Me acerque a él.
Se estaba descargando con la persona incorrecta.
—Aang, creo que ya es suficiente. —dije. —Estoy segura de que Toph hizo todo lo que pudo para poder ayudar a Appa. —
—Si, además ella salvo nuestras vidas. —dijo Katara acercándose.
—¿Y quién salvara la nuestra? —pregunto Sokka mirando el desierto. —Nunca saldremos de aquí. —
—¡Eso es lo único que les importa! ¡No les importa si Appa está bien o no! —camino lejos de nosotros y se sentó.
—Eso no es cierto. —dije. —Appa es muy importante para todos y nos preocupa pero no podemos pelear ahora. —
—Iré a buscar a Appa. —Aang tomo su planeador y emprendió vuelo.
—¡Aang, espera! —grite pero ya era tarde, se había ido.
—Hay que comenzar a caminar. —dijo Katara. —Somos los únicos que sabemos esa información y debemos llevarla a Ba Sing Se. —
Comenzamos a caminar bajo el ardiente sol.
Después de varias horas el sol estaba en el punto más alto y nos estaba asando poco a poco.
Estábamos todos sudados, cansados, con la boca seca y rojos por tanto sol.
—Chicas, necesito tomar agua. —dijo Toph cansada.
—Bien pero no podemos desperdiciarla. —dijo Katara dándonos en partes iguales un trago de agua de sus reservas.
—¿Es agua de tus reservas? —pregunto Sokka. —Esta es el agua del pantano. —
—Tiene sabor a pantano. —dijo Toph.
Y era cierto.
—Debemos racionar ahora el agua de mis reservas hasta que pueda conseguir más en la noche. —dije.
—¿En la noche? —pregunto Katara.
—¿Por qué en la noche? —pregunto Toph.
—La noche esta más fresca y podré conseguir agua del aire. —dije.
Asintieron no muy convencidos.
Entonces Momo llamo la atención de Katara.
—Lo siento Momo ya no tengo más y la hay que racional la que queda. —dijo apuntándome.
—Eso no es cierto miren. —dijo Sokka apuntando un cactus.
Corrió hacia él y corto un pedazo.
—No, Sokka. —dije corriendo hacia el antes de que tomara su agua. —Su agua te causara actuar raro y…—
Tomo el agua.
—…alucinaciones. —suspire cuando Momo también tomo del agua.
Katara lo miro enojada.
—Tiene mucha agua. —sonrió acercándonos cactus. —Esto sí que calma la sed. —
—No gracias. —dijo Katara haciendo que Toph y yo diéramos un paso hacia atrás.
Sokka se puso rígido y vimos cómo sus pupilas se dilataron.
—Beba jugo de cactus… te refresca. —se tiró al piso y comenzó a moverse como gusano. —Nada te refresca más. —se puso de pie y se acercó a nosotros. —¡Que refrescante! —
Parecía que nos quería vender el cactus.
—Ya lo perdimos. —le dije a Katara al ver como hablaba puras tonterías.
—Ya bebiste lo suficiente. —dijo Katara quitándole el agua y tirándola.
—Toph se está incendiando. —Sokka la miro de cerca.
Vimos como Momo estaba igual que Sokka. El comenzó a volar en círculos y después se estrelló. Katara lo cargo.
—¿Puedo beber de ese cactus.? —pregunto Toph.
Tome su mano y comenzamos a caminar.
—Créeme no quieres terminar igual que Sokka. —dije. —Vamos, tenemos que buscar a Aang. —
Nos detuvimos de repente al escuchar un estruendo. A lo lejos pudimos ver una explosión y el viento de esta llego hasta nosotros.
—¿Qué fue eso? —pregunto Katara.
—¿Qué? ¿Qué están viendo? —pregunto Toph.
—Una explosión. —conteste.
—Es un enorme…hongo. —dijo Sokka aún bajo los efectos del cactus. —¡Y es amigable! —
—Sigamos. —volví a decir. —Espero que Aang este bien. —
Las horas fueron pasando y al fin llego el atardecer.
Ya no sentía tanto el calor.
Entonces Aang llego.
Caminamos hacia él.
—Lo siento, Aang. —dijo Katara. —Se que quieres encontrar a Appa pero tenemos que tratar de salir de aquí. —
—Katara tiene razón, cariño. —dije poniendo mi mano en su hombro.
Él se apartó.
Suspire triste.
—Para que esforzarse, no sobreviviremos sin Appa. Ustedes lo saben. —dijo pesimista.
—No seas pesimista, lo lograremos si trabajamos juntos. —voltee a ver a Toph. —¡Verdad, Toph! —
—Lo único que puedo decir es que estamos atrapados en una eternidad de arena, no sé qué hacer. —contesto.
—¡Sokka, ¿Se te ocurre como encontrar Ba Sing Se?! —le grito Katara.
Él estaba junto con Momo tirado en la arena.
—Pregúntale a esos pajaritos. —apunto al cielo.
Miramos lo que apuntaba y no eran "Pajaritos" eran avispas halcón.
Katara gruño exasperada.
—Vamos a salir en del desierto y trabajaremos juntos. —dijo determinada. —Arriba Aang, ahora tómense de las manos. Podemos hacerlo. —
Katara me jalo a mí, yo a Aang, el a Toph y por último ella a Sokka que tomaba a Momo de su cola para que no saliera volando.
Y seguimos caminando.
Decidimos descansar cuando la noche nos alcanzó.
—¿Nos queda más agua? —pregunto débilmente Toph.
—No. —dije. —La última ración la bebidos hace unas horas. —
—¡No, ahora moriremos! —grito Sokka exageradamente.
—Tranquilo, no pasa nada. —mire al cielo. —El sol está bajando, y el clima esta más fresco. Creo que puedo sacar un poco de agua del aire. —
Sokka suspiro.
—Que alivio. —
—¿Cómo harás eso? —me pregunto Katara.
—Solo mira. —dije y me alejé un poco de ellos.
Estiré mis brazos a mis lados y cerré los ojos para sentir el agua del aire, comencé a mover mis brazos en círculos por encima de mi cabeza y en poco rato ya tenía una burbuja de agua en mis manos.
No era mucha pero pude llenar mi cantimplora y la de Katara.
—Genial. —dijo Katara mientras le pasaba su cantimplora a Toph. —Tienes que enseñarme a hacer eso. —
—Cuando salgamos de aquí, me recuerdas. —dije.
Todos tomamos agua haciendo que se terminara la reserva de Katara.
—Sokka, déjame ver lo que sacaste de la biblioteca. —dijo Katara intentando agarrar su bolso.
—¡¿Que?! ¡Yo no saque nada! ¡¿Quién te lo dijo?! ¡Que soplón, tú me delataste! —grito lo último a Momo haciendo que este llorara.
—Yo te vi, Sokka. —tomo el bolso.
—Es inútil. —dijo Aang. —Nada de ahí nos dirá donde esta Appa. —
Me senté a un lado de él y tomé su mano.
—No pero puede indicarnos como llegar a Ba Sing Se. —dijo Katara.
Cuando estuvo realmente oscuro y más fresco, decidimos seguir caminando pero una sombra enfrente de la luna nos distrajo.
—¡Appa! —gritamos Aang y yo contentos.
Pero no era el, solo era una nube.
Mire al piso desilusionada y triste.
—Una nube, toma. —Katara le dio su cantimplora a Aang. —Vuela hacia la nube y recolecta el agua, la necesitaremos cuando salga el sol. —
Aang la tomo de mala manera pero lo hizo y en poco tiempo Katara ya tenía su cantimplora de regreso.
—Vaya, no pudiste conseguir mucha. —dijo desilusionada.
—¡Lo siento! ¡Es una nube del desierto y no pude hacer más! ¡¿Qué están haciendo los demás?! —nos señaló Aang enojado. —¡¿Qué está haciendo tu?! —
—¡Cálmate, si! —grite enojada, luego suspire y me calme un poco. —Ella está haciendo todo lo que puede, ¿Qué no te das cuenta? Se que te duele lo de Appa, al igual o mucho más que a todos pero no por eso te vas a desquitar con nosotros, se supone que somos tus amigos… que soy tu novia. —
—Dejen de pelear, chicos. —nos dijo Katara. —Mejor hay que seguir caminando, es por aquí. —comenzamos a caminar.
Por suerte después de caminar tanto encontramos un deslizador y con ayuda de aire control pudimos salir desplazarnos más rápido.
Justo cuando el sol comenzó a salir, pudimos llegar a una enorme montaña. Según Katara la brújula del deslizador solo marcaba hacia ese lugar.
Toph estaba muy contenta cuando piso tierra sólida.
Exploramos un poco la enorme roca y para nuestra desgracia nos encontramos con un enjambre de avispas halcón que comenzaron a atacarnos.
Toph comienzo a lanzar rocas al aire.
—¡Hey, cuidado casi me aplastas! —grito Sokka el cual se miraba mucho mejor.
—Lo siento, no puedo verlas en el aire. —se disculpó.
—¡Esta es mía! —grito Sokka y comenzó a pelear con… ¿El aire?
—Sokka, ahí no hay nada. —le dijo Katara.
—Creo que mi mente sigue confundida. —dijo el.
—Debemos salir de aquí. —dije mientras lanzaba una ráfaga de aire.
Entonces una de esas cosas se llevó a Momo y Aang decidido a no perder a nadie más salió tras de él derribando y liberando fácilmente a Momo de las garras de la avispa halcón.
—Vamos, hay que bajar. —dijo Katara.
Pero cuando bajamos las avispas nos rodearon pero la arena se levantó del suelo y las avispas se fueron de ahí.
Lo malo es que nos vimos rodeados por areneros.
En eso llego Aang.
—¿Qué hacen en nuestro territorio con un deslizador de los areneros? —pregunto el líder. —Como veo lo robaron de la tribu Hami. —
—Lo encontramos abandonado en el desierto. —explico Katara. —Viajamos con el Avatar y la Ānníng, nos robamos a nuestro bisonte y nos dirigimos a Ba Sing Se. —
Pude notar como la sangre del chico que estaba a lado del líder comenzaba a correr más rápido. Estaba nervioso.
—Te atreves a acusar a nuestra gente de ladrones cuando ustedes viajan en un deslizador robado. —
—Nunca los acusamos. —dije mirándolo con sospecha.
—¡Silencio, Ghashiun! ¡Como dijo la señorita, nadie nos ha acusado de nada! ——lo regaño el líder. —Si lo que dicen es verdad, los trataremos con hospitalidad. —
—Lo siento, padre. —
—Reconozco la voz de su hijo. —susurro Toph. —Él se llevó a Appa. —
—¿Segura? —pregunte.
—Yo nunca olvido una voz. —
Aang y yo dimos una paso al frente enojados.
—¡Tú te robaste a Appa! —apunto al hijo del líder con su planeador. —¡¿Dónde está?! ¡¿Qué le hiciste?! —
—Está mintiendo, ustedes son los que roban. —contesto muy confiado.
—¡Estas mintiendo, puedo sentirlo en tu sangre! —grite.
Entonces Aang destruyo uno de sus deslizadores.
—¡¿Dónde está mi bisonte?! —volvió a preguntar con el ceño muy fruncido. —¡Dime donde lo escondiste, ahora! —
Volvió a destruir otro deslizador.
—¿Qué hiciste? —le pregunto el padre a su hijo.
—Pero yo no fui. —dijo.
Otra mentira.
—Dijiste que le pusieran un bozal. —dijo Toph.
—¡¿Un bozal?! —pregunte escandalizada y enojada.
—¡¿Le pusieron un bozal?! —dijo Aang mientras entraba en estado Avatar.
Destruyo otro deslizador.
—Lo siento, no sabía que era del Avatar. —dijo Ghashiun con miedo.
—Dime donde esta Appa. —exigió Aang.
—Se los vendí a unos comerciantes, ahora debe de estar en Ba Sing Se. Lo venderán allá. —contesto.
Le enojo tanto a Aang esa respuesta.
—Por favor, los ayudaremos a salir del desierto, los ayudaremos en todo lo posible. —ofreció.
Eso no detuvo a Aang de comenzar un tornado a su alrededor.
—¡Salgan de aquí! —le grite a mis amigos. —¡Yo me encargo! —
Me hicieron caso y salieron corriendo.
Con cuidado me acerque a Aang, sabía que el estado Avatar lo hacía un poco inestable pero también sabía que yo como su alma gemela podía ayudarlo.
Aang comenzó a elevarse en el aire y antes de que estuviera más alto salte y lo tome de la muñeca.
Me miro enojado pero eso no me importo lo jale hacia mí y lo abrace con todas mis fuerzas pegándolo a mi pecho, poco a poco salió del estado Avatar, me abrazo y comenzamos a llorar.
—Lo encontraremos, cariño, lo encontraremos. —susurre en su oído.