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Doce. El cometa de Sozin I: Decisiones. 

—Con más furia. —dijo Zuko mientras Aang hacia los movimientos que le había enseñado. —Imagina que atacas el corazón de tu oponente. —

—¡Agh! ¡Lo intento! —le contesto frustrado Aang.

—¡Quiero que tu rugido realmente me asuste! —

Aang dio el rugido que Zuko le exigió y este no le salió muy potente que digamos.

—Eso fue patético. —dijo Zuko con los brazos cruzados. —¡Dije que rugieras! —

Esta vez Aang pudo rugir con potencia.

Zuko asintió satisfecho.

—¿Quién quiere un refrescante jugo de sandia muy helado? —pregunto Katara.

Aang volteó interesado.

—Uy…yo, yo, yo. —dijo mientras corría a donde estábamos pero Zuko lo intercepto tomándolo de la túnica.

—Tu lección no ha terminado, vuelve aquí. —dijo mientras lo jalaba.

—Vamos, Zuko, toma un descanso. —le dijo Suki. —¿Cuál es el problema? —

—Bien. —dijo gruñón y soltó a Aang el cual corrió hacia nosotros para poder tomar su jugo. —Si quieren holgazanear como un montón de caracoles todo el día ¡Entonces háganlo! —

—Tal vez Zuko tenga razón. —dijo Sokka. —Estando aquí sentados nos hace ver perezosos pero yo tengo la solución. —se quitó su ropa y quedo en la interior. —¡Fiesta en la playa! —salió corriendo hacia la playa.

—Yo me iré a cambiar. —dije. —No pienso ir a la playa en ropa interior. —

Después de un rato todos menos Zuko estuvimos disfrutando de la playa.

—Cierra los ojos, Lin. —me dijo Aang mientras comenzaba a apilar un montón de arena y comenzaba una escultura.

Hice lo que me dijo y abrí los ojos hasta que el grito que miráramos su escultura de arena.

Éramos Appa y yo.

—Wow, cariño. —dije impresionada mientras me acercaba a la escultura para verla mejor.

—Nada mal, calvito. —dijo Toph al acercarse. —He estado practicando mi arena control. Miren esto. —

Hizo unos movimientos rápidos y en menos de un parpadeo ya había hecho la ciudad de Ba Sing Se, con todo y las esculturas de Bosco y el Rey tierra.

Quedamos super sorprendidos.

—Intenta superar eso, Sokka. —le dijo burlona Toph.

Sokka sonrió y nos presentó su escultura de… ¿Un monstruo derritiéndose?

—Eso es un ¿Monstruo de agua baboso? —pregunto mi novio.

—¡No, es Suki! —grito indignado.

Mire a Suki y luego a su escultura. No pude evitar reír junto con Aang y Toph.

—No me extrañaría que terminara contigo después de eso. —dijo Toph.

—Yo creo que es lindo. —dijo Suki.

Rápidamente su novio corrió hacia ella y la beso.

—No se parece a…—comenzó Aang pero una explosión lo interrumpió.

Resulto ser Zuko atacándolo.

—¡¿Pero qué te pasa?! —grité y corrí detrás de ellos.

—¡¿Si, que estás haciendo?! —grito Aang.

—Dándote una lección. —contesto él.

Le iba a lanzar una llamarada pero con un látigo de agua jale el tobillo de Zuko haciendo que callera.

—¡Corre, Aang! —grite.

Corrió hacia la casa con Zuko detrás de él y conmigo detrás de los dos.

Por suerte Aang pudo manejar bien con Zuko y lo saco volando.

—¿Ya terminaste de ser un idiota? —pregunte enojada. —Pudiste haber lastimado a Aang. —

—¿Qué pasa contigo? —pregunto Katara.

—¿Qué pasa conmigo? ¿Qué pasa con ustedes? —pregunto enojado. —Como pueden estar divirtiéndose cuando el cometa Sozin llega en tres día. —

—¿Por eso actuaste como loco? —pregunte incrédula.

—¿Por qué suenas tal calmada? —pregunto Zuko. 

—Bueno, hablándolo con Aang decidimos combatir al Señor del Fuego después de que llegara el cometa. —conteste.

—¿Después? —

—No estoy listo. —dijo Aang. —Aun no soy un maestro fuego. —

—Y deberías practicar más tu tierra control. —dijo Toph.

—¿Todos sabían que iban a esperar? —pregunto Zuko.

—Si Aang enfrentara al Señor del Fuego aun con la ayuda de Lin que es una maestra completa…perdería. —dijo Sokka. —Sin ofender. —dijo cuando vio la cara desanimada de Aang.

Después de explicarle a Zuko lo que planeábamos hacer, nos dijo que las cosas se pondrán peor de lo que imaginamos.

Entonces nos dijo el plan de su padre que consistía en usar el cometa tal y como su abuelo lo había usado para acabar con los nómadas aire pero esta vez acabando permanentemente con el Reino Tierra.

—Quise hablar en contra de su horrible plan pero me avergüenza decir que no lo hice. —dijo Zuko cabizbajo. —Toda mi vida luché por la aceptación y el amor de mi padre pero cuando lo tuve me di cuenta de que yo mismo me había perdido… olvidé quien era. —

—No puedo creerlo. —dijo Katara angustiada.

—Tu padre sí que es una horrible persona. —dije.

—Siempre supe que el Señor del Fuego era malo pero su plan es muy macabro. —dijo Sokka.

—¿Qué vamos a hacer? —dijo Aang tomando mi mano.

—Se que tienen miedo y sé que no están completamente listos para salvar al mundo pero si no derrotan al Señor del Fuego antes de que llegue el cometa ya no podrán salvar a nadie. —

—Que alentador. —dije sarcásticamente.

Entonces Aang exploto.

—¡¿Porque no nos dijiste sobre el malvado plan de tu padre?! —

—No creí que fuera necesario, asumí que lo enfrentarían antes del cometa. —contesto Zuko. —Nadie me dijo que iban a esperar. —

—Todo se echó a perder. —dije.

—Esto está mal, está muy mal. —dijo Aang estresado con las manos de la cara.

Me acerque a él.

—Recuerda que no estás solo en esto. —dije.

—Si lo enfrentamos juntos tendremos una oportunidad de vencerlo. —dijo Toph.

—¡Muy bien el equipo Ānnítar esta devuelta! —dijo Sokka.

—Enfrentar al Señor del Fuego será lo más difícil que hayamos hecho juntos pero no quisiera hacerlo de otra forma. —sonrió Aang.

Me acerque a abrazarlo junto con los demás.

—¿Por qué no vienes Zuko? —pregunto Katara. —Ser parte del equipo también se significa ser parte de los abrazos. —

Zuko se acercó a nosotros con una mueca pero termino uniéndose al abrazo.

Entonces escuchamos un berrido y al voltear solo pudimos ver como Appa también quería ser parte del abrazo y se nos lanzó haciendo que todos termináramos en el suelo.

A las pocas horas Zuko decidió enseñarle una última técnica a Aang, así que fuimos al patio central de la casa que era el lugar más abierto donde podrían practicar sin que los interrumpieran.

Me senté en las escaleras junto con Katara viendo como entrenaban.

Lo que no me esperaba es que la última técnica fuera desviar un rayo. Lo bueno fue que Zuko no se volvió loco y le comenzó a lanzar rayos para que el los desviara.

—Si dejas que la energía de tu cuerpo fluya el rayo la seguirá. —explico Zuko mientras hacia los movimientos necesarios. —Pones la energía de tu oponente en su contra. —

—Es como agua control. —dijo Aang imitando sus movimientos.

—Exacto, mi tío invento esta técnica estudiando a los maestros agua. —

—¿Has desviado los rayos antes? —

—Solo una vez contra mi padre. —

—¿Cómo se siente? —

—Muy estimulante pero muy aterrador. —dijo serio. —Te sientes poderoso con toda esa energía acumulada en tu cuerpo pero sabes que si haces algo mal…es el fin. —

—Bueno no es el fin, es decir, siempre están Lin y Katara con su agua de espíritu sanadora, ¿Verdad? —nos preguntó.

—En realidad use mi ración y la de Katara cuando Azula te ataco, cariño. —dije.

—~Oh…—se lamentó mi novio.

—Deberán de tomar la vida del Señor del Fuego antes de que él tome la suya. —dijo severo Zuko intercalando miradas entre Aang y yo.

—Si, deberemos. —dijo mi novio desanimado.

Me puse de pie y fui hacia el para abrazarlo.

Esto sería muy complicado para él.

Al atardecer mientras descansábamos Sokka convoco a un ejercicio sorpresa.

—Equipo Ānnítar, agrúpense. —dijo. —Para derrotar al Señor del Fuego o en este caso al Señor de la Sandía nuestra coordinación debe ser perfecta. —tomo una vara y comenzó a dibujar en la tierra como debíamos atacar. —Primero, Suki y yo distraeremos su ataque, entonces Zuko y Katara entraran con un ataque combinado y mientras el Señor de la Sandía este distraído Aang y Lin arremeten contra él y ¡Bang! dan el golpe final. —

—~Ah… y que hay de mí. —dijo Toph.

—Por ahora serás el Señor de la Sandia. —

—¿Entonces puedo arrojar rocas en llamas sobre ustedes? —

—Haz todo lo que quieras para hacerlo más realista. —

—Se va a provechar y nos molera a golpes. —dije mientras miraba la sonrisa maliciosa de Toph.

—Lo que sea para que se sienta realista. —dijo Sokka.

—Fantástico. —sonrió maliciosamente.

Fuimos a preparar todo y nos pusimos en nuestras posiciones de batalla.

Sokka dio la señal, el, Suki, Katara y Zuko salieron al ataque.

Suki y Sokka comenzaron a esquivar un montón de soldados de piedra pero no se dieron cuenta de la enorme roca cubierta de fuego que iba hacia ellos y por poquito les da.

—¡Ten cuidado, Toph! —se quejó Sokka.

—¡No soy Toph! ¡Soy el Señor de la Sandia! —dijo ella y comenzó a reír.

Entonces lanzo más rocas prendidas.

—¡Aang, Lin, ahora! —grito Sokka.

Mi novio dio un gran salto yendo al ataque y yo salí corriendo con los brazos llenos de agua.

Él estaba a punto de acabar con el maniquí pero en el último segundo se detuvo.

—¡¿Qué esperas?! ¡Acabalo! —grito Zuko.

—No puedo. —dijo triste.

—{Pero yo sí.} —pensé y partí el muñeco a la mitad.

Aang dio unos pasos sorprendido de mi repentino movimiento.

—¿Qué pasa contigo? —llego Sokka enojado. —Si Lin no hubiera reaccionado y si esto fuera real ya estarían fritos por un rayo, amigo. —

—No creo que sea correcto. —dijo mi novio triste. —No me sentí yo mismo. —

Sokka lo miro serio.

—Deberías de aprender de Lin, ella si hace las cosas como se deben. —y se fue con los demás.

Me acerque a él.

—No te preocupes. —dije.

—Es que… no siento que sea la forma de acabar con esto, él es una persona y los monjes me enseñaron que cualquier vida es valiosa aunque sea un monstruo. —

—Lo sé pero debemos de detenerlo a cualquier costo. —

—Debe de haber alguna forma. —susurro.

—Mejor vamos con los demás. —dije. —Ya nos preocuparemos por eso mañana. —

Ya era hora de la cena, Aang aún seguía decaído y la verdad no sabía qué hacer para que se sintiera mejor. No tenía una solución no violenta para el gran problema que teníamos.

—Les tengo una sorpresa a todos. —llego Katara con un pergamino en sus manos.

—Lo sabía, si tenías algo secreto con Haru. —dijo de inmediato Toph.

Todos volteamos a ver extrañados a Toph menos Zuko, él estaba mirando a Katara con una ceja levantada. 

—{Sospechoso.} —pensé.

—Ah…no—dijo sonrojada ante la mirada de Zuko. —Estaba buscando pocillos en el ático y encontré esto. —desenrollo el pergamino mostrando la imagen de un bebé. —Miren a Zuko de bebé ¿No era lindo? —

Todos comenzamos a reír menos Zuko y Aang.

—Vamos anímate. —le dijo Katara a Zuko. —Solo bromeaba. —

—Ese no soy yo, es mi padre. —

—Pero se ve tan inocente y dulce. —dijo Suki.

—Ese bebé creció para ser un monstruo y el peor padre en la historia de los padres. —

—Pero sigue siendo un ser humano. —dijo Aang serio.

—¡¿Vas a defenderlo?! —le pregunto Zuko indignado.

—No, concuerdo contigo. —dijo poniéndose de pie. —El Señor del Fuego es horrible y el mundo sería mejor sin él pero tiene que haber otra forma. —

—¿Cómo cuál? —

—Qué tal si lo llenamos de pegamento, hacemos pegamento control y lo dejamos pegado en alguna parte. —dijo sonriendo.

—No creo que eso funcione. —dije. —Sería mucho pegamento. —

—Esto va en contra de todo lo que aprendí con los monjes. No puedo ir por ahí destruyendo a la gente que no me gusta. —

—Claro que puedes eres el Avatar todo es para mantener el equilibrio. —dijo Sokka. —Solo aprende de Lin ella también estuvo con los mojes y pudo matar al Señor de las Sandias. —

—Eso no importa. —dije. —Yo no crecí con ellos ni tengo tan presente sus reglas y doctrinas. Solo aprendí de ellos. —

—No importa estoy seguro de que el universo los perdonara por lo que vayan a hacer. —dijo bromeando Sokka.

—¡Esto no es ninguna broma, Sokka! —exploto Aang. —¡Aparte de Lin ¿Ninguno de ustedes comprende en la situación en la que estoy?! —

Me acerque a él y acaricie su espalda para que supiera que lo apoyaba. 

Nadie comprendía la presión que nos daban al esperar que hiciéramos las cosas que ellos querían cuando lo pidan de la forma que ellos lo esperan, es mucha presión para solo dos niños.

—Claro que entendemos es solo que…—dijo Katara.

—¡¿Que Katara, que?! —

—¡Tratamos de ayudarte! —grito Katara.

—¡Cuando encuentren una forma de derrotar al Señor del Fuego sin matarlo me encantaría saberlo! —grito y se fue.

—¡Aang no puedes irte así nada más! —grito Katara intentando seguirlo.

—Alto ahí. —dije. —Solo harás que se enoje y se frustre más con ustedes. —

—Es que no comprende. —dijo enojada.

—Los que no comprenden son ustedes. —dije. —Es mucha presión para dos niños. —

—Pero son el Avatar y la Ānníng. —

—Créeme que se quiénes somos, me lo recuerdan cada vez que me miran o alguien nuevo me conoce, desde que tengo uso de razón me han entrenado solo para servir al mundo ¿Crees que no queremos algo de paz?, siempre es un contrincante nuevo, algún problema en cualquier parte que estamos y siempre recurren a nosotros en busca de ayuda, y créeme me gusta ayudar, nos gusta ayudar pero con el tiempo se vuelve cansado y la presión solo hacer que nuestra ansiedad nos carcoma vivos. Solo por un segundo pónganse en nuestros zapatos, no, mejor en los de Aang, imagínense crecer con los monjes y que todo lo que te enseñen sea que cada vida es valiosa, ahora imagínense ser el Avatar, por un lado esta lo que le enseñaron, sus valores y reglas como monje y por otro lado esta su deber como Avatar que según ustedes justifica que mate a alguien que amenaza con destruir todo solo por ser malo y un monstruo… solo piensen como se debe de sentir y ya luego me dicen a qué conclusión llegaron. —

Me di media vuelta y fui a buscar a Aang. Estaba en nuestra habitación meditando.

—¿Cariño, estas bien? —pregunte.

—¿Qué crees que tenemos que hacer? —pregunto cuando me senté a su lado.

—No lo sé, en mi cabeza no encuentro otra solución que no sea acabar con el pero sé que tu no quieres eso y yo no voy a hacer algo en lo que los dos no estemos de acuerdo, somos un equipo después de todo. —

—Debe de haber otra solución. —

—¿Qué tal si dormimos un poco y cuando estemos despiertos buscamos una solución? —pregunte.

—Si, esa es una buena idea. —dijo.

Nos acostamos y de inmediato caímos dormidos.

No sé cuánto tiempo estuve dormida pero una sensación de caída me despertó.

—¿Pero que…? — 

Ya no estaba en mi cuarto de hecho estaba en los brazos de mi novio mientras el caminaba hacia la playa como en transe con Momo siguiéndonos.

—Aang, ¿Qué pasa? ¿A dónde vamos? —

Seguí intentando que me contestara o reaccionara pero nada funcionaba hasta le di unas cuantas palmadas en la mejilla pero nada.

Entonces comenzó a adentrarse al mar conmigo en brazos, volteé hacia adelante y vi una isla que estoy segura antes no estaba ahí.

Cuando ya no pudo sostenerme por comenzar a nadar me soltó haciendo que me mojara toda. Salí a la superficie y decidí seguirlo.

—Maldita sea Aang las cosas que me haces hacer. —refunfuñe cuando estuvimos en la isla.

Tomo mi mano y me jalo para adentrarnos más en el bosque de la isla, se acostó debajo de un árbol llevándome con él al suelo me abrazo muy fuerte contra su pecho y volvió a dormirse.

Intenté soltarme de su agarre pero solo pude voltearme y mirar a Momo.

—¿Y ahora qué? —

Momo soltó un ruidito y me lamio la mejilla.

Suspire.

No me quedaba de otra más que esperar a que mi novio despertara y me explicara que hacíamos ahí.

Pasaron las horas, se comenzó a aclarar el cielo y Aang comenzó a despertar. 

—Lin, tuve un sueño muy extraño. —dijo somnoliento mientras me soltaba y se sentaba.

—Si fue que llevabas a tu novia en medio de la noche hacia la playa, la tirabas en el mar, nadabas a una isla y después la jalabas para dormir en medio del bosque, no creo que haya sido un sueño, cariño. —dije un poquito mal humorada.

—¿Qué cómo…? oh… —dijo al darse cuenta donde estábamos. —¿Dónde estamos? —

—Eso mismo quisiera saber yo. —dije.