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Veintitrés El maestro del agua control.

—No quiero quejarme pero no podríamos volar más alto. —dijo Sokka malhumorado.

Estábamos sobrevolando cerca de las aguas del Polo Norte. Ya faltaba casi nada para llegar a casa, estaba emocionada.

—¡Tengo una idea! —grito Aang enojado e irritado. —¡Porque no subimos todos a tu espalda y nos llevas al Polo Norte! —

—Que gran idea. —dijo Sokka con sarcasmo. —Todos arriba Sokka está listo para despegar. —

Momo le hizo caso y se subió a su espalda.

—Chicos, calma. —dijo Katara. —Todos estamos irritados y cansados porque hemos estado volando por dos días seguidos. —

—Y ni siquiera hemos encontrado la Tribu Agua del Norte. —se lamentó Sokka. —¿Cuánto falta, Lin? —

—Ya falta poco, Sokka. —dije por quién sabe cuanta vez en los últimos dos días, había dejado de contar después de la numero treinta y seis.

—¡Ya llegamos! —dije cuando Sokka se quejó otra vez.

De repente una columna de hielo se levantó delante de Appa haciendo que este diera un giro brusco y que casi salgamos volando fuera de su montura. Appa estuvo esquivando varias columnas de hielo hasta que una atrapo su pie e hizo que cayera al agua donde quedo congelado y ya no se pudo mover.

No muy lejos de nosotros pudimos ver como varias canoas se acercaban a nosotros.

—Son los maestros agua de mi tribu… al fin llegamos. —dije totalmente extasiada.

Los maestros agua nos escoltaron a lo que hace mucho tiempo fue mi hogar.

—Ahí está. —dijo Aang.

—La Tribu Agua del Norte. —dijo Katara.

—Hemos llegado. —dijo Sokka.

—Al fin estoy en casa. —dije.

Un par de maestros agua nos fue guiando entre los canales del pueblo. Todo estaba como recordaba. Hasta me pareció ver a una chica muy parecida a mí solo que uno o dos años mayor que yo, era morena y los dos ojos los tenia del mismo color.

Después de presentarnos ante el jefe actual de la tribu y descubrir que era el hijo de mi difunto hermano mayor, por ende mi sobrino llamado Arnook, decidieron dar una fiesta en nuestro honor.

—Esta noche. —comenzó a hablar mi sobrino Arnook, era raro pensar en el cómo mi sobrino. —Celebramos la llegada de nuestro hermano y hermana de la Tribu Agua del Sur, y han traído con ellos a dos personas muy especiales, dos personas que mucho de nosotros creíamos desaparecidos de la faz de la tierra el Avatar y aunque suene descabellado, la Ānníng y mi tía, la princesa Lin. —primero todos me miraron sorprendidos para después aplaudirnos. —También celebramos el cumpleaños número dieciséis de mi hija la princesa Yue, ahora en edad de casarse. —hice una mueca ante lo último, como odiaba esa tradición.

—Gracias, padre. —dijo Yue. —Que los espíritus de la luna y el mar nos amparen en estos tiempos de guerra. —y se fue a sentar a un lado de Sokka.

—Ahora el maestro Pakku y sus pupilos harán su demostración. —

Un anciano de cabello, bigote y barba blanca, junto con dos jóvenes comenzaron a hacer movimientos básicos de agua control que dejaron maravillados a todo el público entre ellos a Katara y a Aang.

—Hola, Sokka de la Tribu Agua del Sur. —logre escuchar a Sokka presentarse con mi sobrina nieta.

Como estábamos sentados primero Aang, luego yo, luego Katara y al último Sokka, Katara y yo podíamos escuchar su conversación.

—Es un placer conocerte. —dijo Yue cortésmente.

Hubo un silencio incómodo.

—Bueno…eh…—comenzó Sokka intentando quitar lo incomodo a la conversación. —Tu eres una princesa, ¿Verdad? —Yue asintió con una sonrisa. —¿Sabes? Alla en mi tribu yo también soy como un príncipe. —

Katara y yo comenzamos a reír.

—¿Príncipe de qué? —dijo Katara con burla.

—¡Cállate! —la regaño en un susurro. —Estoy hablando con la princesa. —

—Si sabes que es mi sobrina, ¿No? —dije.

—¿Qué? —pregunto Sokka.

—¿Qué no pusiste atención a la presentación? —pregunte incrédula. —El jefe Arnook es hijo de mi hermano, por ende mi sobrino, eso significa que la princesa Yue es mi sobrina nieta. —

—Está bien ya entendí eso. —dijo Sokka. —Pero eso que tiene que ver. —

—Pues que no me gusta que se metan con mi familia, y ella lo es, y si le haces algo te las veras conmigo. —dije con una sonrisa inocente. —No importa si ahora tú también eres mi familia, te las veras conmigo. —

—Está bien, está bien iré con cuidado. —dijo y se volteó para hablar otra vez con Yue que hacía como si no escuchara nuestra conversación.

Le sonreí, ella me devolvió la sonrisa.

No sé porque pero sentía que tenía una conexión más profunda con Yue que me hacía querer protegerla.

—Estaré en el pueblo un tiempo, princesa, y pensaba que podíamos hacer… ¿Una actividad juntos? —pregunto Sokka.

—¿Hacer una actividad? —pregunto Yue.

Sokka se puso nervioso y comenzó a llenarse la boca de comida, haciendo que por poco se ahogara.

Nos volteó a ver a Katara y a mí.

—¿Qué sutil? —me burle.

Katara se rio y Sokka nos miró mal.

Iba a burlarme más de él pero sentí un toque en mi hombro, era Aang.

—Lin, el jefe Arnook me presentara al maestro Pakku, ¿Quieres venir? —

Arnook nos guio hacia donde estaba el maestro Pakku.

—Maestro Pakku, te presento a tus nuevos pupilos el Avatar y la Ānníng. —

Mire raro a mi sobrino, el debería de saber que ya soy experta en el agua control. Volví a mirar al maestro Pakku e incliné la cabeza en señal de respeto, mientras que Aang hacia una reverencia.

—No porque estén destinados a salvar al mundo conseguirán un trato especial. —dijo el maestro Pakku para después verme. —Ya que por consecuencia a su estatus y destino estoy haciendo una excepción. —

—Oh, no se preocupe. —dije con una sonrisa. —A mí me entreno el maestro Chen hace cien años. —

—Bueno, eso sería una cosa menos de que preocuparme. —dijo serio y miro a Aang.

—Eh…—Aang me miro. —Estamos ansiosos de trabajar con usted, después de relajarnos unos días. —

—Si quieres relajarte te sugiero que busques una isla tropical, si no los veré a ambos al amanecer, buenas noches. —se dio la vuelta y se fue.

—Bueno, creo que será mejor que vayamos a descansar, mañana será un día largo y pesado. —les dije a Aang y a Arnook.

—Que pasen buena noche, Avatar y Ānníng. —Arnook inclino la cabeza y se fue.

Nosotros por nuestra parte caminamos hacia donde seria nuestro cuarto.

—¿Por qué dices que será pesado? —pregunto Aang. —Solo es agua control. —

—Por como es el lenguaje corporal del maestro Pakku y cómo te hablo, ten por seguro que no te lo pondrá fácil, además…—guarde silencio.

—¿Además qué? —

—¿Si le dijiste que el amigo que te acompañara al entrenamiento es Katara? —

—Eh… no, ¿Por qué debería? —

Lo tome de la mano e hice que dejara de caminar.

—Aang, en esta tribu está prohibido que las mujeres aprendan agua control. —

—¡¿Que?! Pero tu aprendiste. —

—Si pero lo mío fue un caso especial. —dije. —Soy la Ānníng, la princesa y fui elegida por los espíritus para portar un poco de su fuerza. —

—A lo mejor el maestro Pakku no le tome mucha atención a esa regla si ve que Katara es nuestra amiga y quiere aprender tanto como cualquier hombre en esta tribu. —dijo convencido Aang.

—No creo que eso funcione. —murmure.

—Ya verás que sí. —dijo y camino hasta entrar a nuestro cuarto.

Solté un suspiro, esto no saldría para nada bien.

Al día siguiente nos levantamos temprano y fuimos hacia la plaza principal donde entrenarían Aang y con algo de suerte Katara.

—Katara, hay algo de lo que te tengo que hablar. —dije. Tenía que ser una buena amiga y prevenirla. —La mujeres…—

—Espere por este día toda mi vida. —me interrumpido Katara emocionada. —Finalmente podre aprender de un maestro agua. —

La mire indignada.

—¿Y todo lo que te estuve enseñando yo? —pregunté.

—Eso no cuenta, Lin, tenemos la misma edad. Él es más experimentado. —

—Tengo ciento catorce años, Katara, soy más grande y experimentada que todos los maestros que están aquí. —

Me ignoro y siguió caminando.

—{Te deberías de sentir agradecida de que la Ānníng te enseñó.} —pensé mirando a Katara. —{Y yo que te iba a prevenir de pasar vergüenza.} —

Cuando llegamos a nuestro destino, vimos como el maestro practicaba formas básicas de agua control, se miraba tan relajado hasta que Aang le grito:

—¡Buenos días, maestro Pakku! —

—¡No grites, por favor! —grito irritado. —¡Todavía no estoy concentrado ni nada! —

No acercamos.

—Eh…esta es mi amiga Katara. —presento Aang. —También quiere aprender. —

El maestro Pakku miro Aang, luego a Katara y por último a mí, como preguntándome si era enserio.

—Lo siento debe de haber un mal entendido. —dijo mientras hacia un bloque de hielo y se sentaba. —No me dijiste que tu amigo fuera mujer, ¿Qué no les informo la princesa Lin? En esta tribu está prohibido que las mujeres aprendan el agua control. —

—¡¿Qué quiere decir con que no me enseñara?! ¡No viaje por todo el mundo para que usted me dijera que no! —le grito.

—No. —dijo simplemente Pakku.

—¡Debe de haber mujeres maestro agua en la tribu! ¡Además Lin es una mujer y aprendió en este mismo pueblo! —

—La princesa Lin es un caso especial, como su título lo indica es una princesa y como su destino lo dicta es la Ānníng. —dijo Pakku. —Y las demás mujeres de aquí aprenden con Yogoda a usar el agua control para curar. Creo que ella estará contenta de tenerte como su pupila a pesar de tu mala actitud. —

—¡Yo no quiero curar, quiero pelear! —

—Puedo darme cuenta pero nuestra tribu tiene costumbres y reglas. —

—¡Sus reglas apestan! —grito Katara.

—Si. —concordó Aang enojado. —No son justas, si no le enseñas a Katara entonces…—

—¿Entonces qué? —lo interrumpió Pakku.

—Entonces a mí tampoco. —dijo Aang, se dio la vuelta y comenzó a caminar.

—¡Diviértete aprendiendo solo, estoy seguro de que harás un buen trabajo! —le grito Pakku.

—¡Aang, espera! —grité y corrí hacia el con Katara detrás de mí. —No puedes hacer eso, debes aprender del maestro Pakku. —

—Lin tiene razón, Aang. —dijo Katara. —Debes aprender de él, aunque sea un gran tonto. —

Aang asintió con desgana y camino hacia Pakku en lo que Katara y yo íbamos con Yogoda.

—¿Por qué no me dijiste que tienen esa estúpida regla? —me reclamo Katara.

—Intente decirte antes de llegar con el maestro pero no me hiciste caso. —

—Como se atreve a decirme que no después de todo el viaje que hice para que me enseñaran. —dijo indignada. —Estúpida prohibición. —

—Katara deja de insultar las reglas de mi pueblo. —dije molesta de que no se callara. —Ya sé que es una regla machista pero todo tiene sus razones. —

—Así a ver dime cual es la dichosa razón para que las mujeres no puedan aprender agua control. —

Suspire.

—Hace miles de años cuando los primeros pobladores se asentaban en lo que ahora es mi pueblo, existió un grupo de mujeres que dominaban el agua control. —comencé a explicar. —Ellas se autoproclamaban las hijas legitimas de la luna, cosa que es en parte verdad ya que los maestros agua nos fortalecemos de ella. Esas mujeres tenían una líder una mujer sumamente poderosa llamada Aiko. Un día ella decidió que ya no quería ser como todos los demás, ella lo que quería era poder. Así que ella y su grupo atacaron el pueblo. —mire a Katara ella se miraba sorprendida. —Los guerreros de la tribu pelearon contra sus hermana, tías, sobrinas, con las mismas mujeres que miraban cada día, que habían sucumbido por el poder que Aiko decía les iba a dar. —suspire intentando recordar toda la historia. —Toda la guerra acabo cuando una de las hijas de la luna más joven se revelo, le suplico al jefe de ese entonces que le concediera su perdón y prometió detener a sus hermanas. La joven le rezo al espíritu de la luna, le imploro que ayudara a sus hermanas a ver en lo que se habían convertido. La luna le concedió su petición y logro que la mayoría de ellas dejaran de luchar y se rindieran, mientras que las otras perecían al no tener intenciones de escuchar al gran espíritu. Al final las mujeres y el jefe llegaron a un acuerdo. Para ellas seria prohibido cualquier tipo de aprendizaje de agua control que no sea únicamente para curar. Y así fue comenzó toda esta prohibición. —termine de contar.

—Ahora comprendo. —dijo. —Pero eso no quita que se una regla machista. Estamos en tiempos de guerra, deberían de saber que eso ya no va a pasar, que eso paso hace mucho tiempo. —

—Lo sé pero son costumbres de un pueblo que te recibió con los brazos abiertos y aunque no te guste tienes que respetar. —

—Es que no es justo. —rezongo.

Ya me estaba cansando su actitud.

—Tu aprendiste aquí, te ayudaron a usar el agua control para defenderte. —

—Si, pero yo soy la Ānníng. —dije tajante. —Creo que deberíamos dejar la conversación hasta aquí, lo único que estamos haciendo es molestarnos entre nosotras y es algo que no quiero. —

Resoplo.

—Está bien. —

Seguimos caminando en silencio hasta llegar hasta al salón donde impartía clases Yogoda. Lo primero que pudios ver al entrar fue a una mujer anciana practicando en lo que parecía un muñeco tamaño real de madera, rodeada de niñas pequeñas.

—Eh, hola. —dijo Katara un poco incomoda. —¿Es usted Yogoda? —

—¿Desean aprender? —pregunto la anciana.

—Supongo que sí. —dijo triste Katara y nos fuimos a sentar a un lado de las niñas.

—Bienvenidas, bienvenidas. —nos sonrió amable y comenzó con la lección.

Al terminar. Agradecí a Yogoda la lección y decidir ayudar a las niñas a llevar el muñeco a la bodega en donde lo guardaban.

—Katara, me voy a adelantar para poder a ayudar a las niñas. —ella asintió. —Nos vemos al rato. —

—Gracias, princesa. —me dijeron las niñas cuando dejamos el muñeco.

—De nada. —les sonreí y como ya no tenía nada que hacer y se estaba oscureciendo decidí ir al cuarto en donde nos estábamos quedando.

Entre al cuarto y me acosté en mi saco un rato, necesitaba relajarme. A los segundos llegaron Katara y Aang e hicieron lo mismo que yo.

El momento de relajación se vio interrumpido cuando Sokka llego pateando cosas.

—¿Cómo te fue en el entrenamiento? —pregunto Katara.

Sokka suspiro y se tiró al piso.

—¿Tan mal? —pregunte al ver su expresión derrotada.

—No, es la princesa Yue, no la entiendo. —reclamo. —Un día quiere salir y al otro quiere que desaparezca. —guardo silencio y cambio de tema. —¿Y qué tal en agua control. —

Katara se tiró bocabajo abatida y Aang comenzó a explicarle a Sokka.

—¿Y porque no le enseñas tu? —pregunto con obviedad Sokka. —¿O tu Lin? Después de todo eres la princesa. —

Asentí, esa no era una idea tan mala pero estaba indecisa. No quería romper ninguna regla de mi tribu.

—Eso es. —dijo Katara emocionada. —Aang me puede enseñar en la noche todo lo que el maestro le enseñe y Lin nos puede supervisar para corregirnos así Aang tendrá con quien practicar y yo aprenderé agua control, así todos seremos felices. —

—Yo no estoy feliz. —dijo Sokka enojado.

—Tu nunca lo estas. —dije.

—Vamos, chicos. —dijo Katara.

Aang y yo nos levantamos y la seguimos.

Llegamos a un lugar perfecto, estaba escondido y tenía un rio cerca.

Aang tomo un poco de agua y la fue manipulando.

—El maestro Pakku dijo que solo se trata de hundir y flotar. —hizo un movimiento y le paso el agua a Katara.

—Lo tengo. —dijo feliz cuando pudo hacer el mismo movimiento que había hecho Aang.

Pero de repente el agua comenzó a moverse como loca alrededor de Katara.

—Wow, sí que aprendes rápido. —dije sorprendida.

—Eso fue asombroso. —dijo Aang.

—Esa no fui yo. —dijo Katara.

Al mirar al puente pudimos ver quien había sido. Pakku nos miraba enojado.

—¡Solo le mostraba unos movimiento! —grito Aang.

—Me has faltado al respeto a mí, a mis enseñanzas y a mi cultura. —dijo severo.

—Lo siento, yo…—

—Ya no eres bienvenido como mi pupilo. —Pakku lo interrumpió. —Y usted princesa, debería ser más respetuosa y llevar a cabo las reglas de su pueblo. —dio media vuelta y se fue.

Mire al suelo triste.

—No estés triste, Lin. —dijo Aang dándome un abrazo. —Lo resolveremos mañana temprano. —

Asentí y nos fuimos a nuestro cuarto a dormir.

Al día siguiente me levante más temprano que los demás para ver si yo, como princesa del pueblo, podía ayudar en algo.

—Lo siento, Lin. —me dijo Arnook cuando le termine de contar lo que había pasado la noche anterior. —No creo que el maestro Pakku quiera recibir al Avatar como su pupilo, él es muy orgulloso. —

—¿Seguro que no podemos hacer algo? —pregunte.

—No puedo obligarlo a hacer algo que no quiere. —

—No creo que Katara se tome de buena forma esta noticia. —dije. —En poco tiempo ella vendrá a pedirte lo mismo que yo. —

Un guardia se acercó a nosotros e hizo una reverencia.

—Señor, los amigo del Avatar y el Avatar piden una audiencia con usted. —

Lo miré como diciendo "Te lo dije".

—Llama a los sabios, a la princesa Yue y a Pakku, por favor. —

El guardia hizo una reverencia y se fue.

—Quiero que estes con nosotros en la audiencia. —me pidió.

—Por nada del mundo me la voy a perder, son mis amigos los que la piden. —dije.

—Lo sé pero quiero que estes a lado mío como la princesa. —

—Está bien, solo te digo que seré neutral. —

Al poco tiempo legaron las personas que Arnook había solicitado. Cada uno tomo su posición e hicieron pasar a mis amigos, estos se sorprendieron al verme sentada a un lado del jefe.

Katara le conto todo lo que había pasado, lo cual ya sabía.

—¿Qué quieres que haga? —pregunto Arnook. —¿Qué obligue al maestro Pakku a que tome a Aang como su pupilo de nuevo? —

—Si, por favor. —pidió Katara.

—Creo que él podría cambiar de opinión si te tragas tu orgullo y te disculpas. —

—{Uy, eso no se va a poder.} —pensé haciendo una mueca. —{Katara es muy orgullosa y obstinada.} —

Y como sabía que iba a pasar, Katara lo miro mal pero sorpresivamente accedió.

—Estoy esperando, jovencita. —dijo Pakku con una sonrisa burlona.

Negué, esto no iba salir bien.

—¡No! —grito Katara haciendo que el hielo debajo de sus pies se agrietara. —¡De ninguna manera pediré disculpas a un viejo amargado como tú! —los jarrones que estaban a un lado de nosotros se rompieron. —¡Estaré afuera, a ver si eres tan hombre como para pelear! —todos se sorprendieron.

—{Típico de Katara.} —pensé sonriendo divertida.

—Ella no quiso decir eso. —dijo Aang.

—Yo creo que sí. —dijo Sokka.

—Oh, claro que lo quiso decir. —dije sonriendo, me levanté, asentí a los demás con la cabeza. —Si me permiten, necesito ir a apoyar a una amiga. —y con toda la elegancia del mundo salí corriendo detrás de Katara.

—Estas loca, Katara. —dijo Sokka cuando alcanzamos a una muy enojada Katara en las escaleras. —No ganaras esta pelea. —

—Lo sé y no me importa. —dijo enojada.

—No tienes que hacer esto por mí puedo encontrar otro maestro. —dijo Aang preocupado.

—No lo hago por ti, alguien tiene que hacer reaccionar a ese tipo. —

—Solo no dejes que te congele las manos o que te congele la parte superior del cuerpo. —le aconseje. —Y muévete mucho, no te quedes en un solo lugar. —

Asintió.

—¡Veo que decidiste aparecer! —le grito Katara a Pakku, el venia bajando las escaleras. La ignoro y siguió caminando. —¡No vas a pelear! —

—Sigue con tus clases de curación con las mujeres en donde perteneces. —le contesto sin dejar de caminar.

Katara hizo un látigo de agua y le pego justo en la cabeza.

—Bien, ¿Tantos deseos tienes de aprender? pon atención. —dijo Pakku.

La pelea era impresionante, no era una pelea muy pareja para Katara pero ella lo compensaba con agilidad y determinación

Cuando la pelea termino estaba impresionada, había sido una gran pelea, aunque al final Katara hubiera perdido y hubiera acabado atrapada como le dije que no quedara.

—Esta pelea termino. —dijo Pakku yéndose.

—¡Vuelve aquí! ¡Aún no he terminado! —grito Katara intentando liberarse.

—Yo creo que sí. —dijo Pakku.

El camino unos pasos y de repente se detuvo para recoger algo del piso. Era el collar de Katara.

—Pero…este es mi collar. —dijo Pakku.

—¡No lo es, es mío! ¡Devuélvemelo! —grito Katara.

—Lo hice hace sesenta años para el gran amor de mi vida… para Kanna. —

—¿Mi abuela iba a casarse contigo? —pregunto Katara.

—Wow… pero que giro tan inesperado. —le susurre sorprendida a los chicos, ellos asintieron igual de sorprendidos.

—Lo talle para tu abuela cuando nos comprometimos. —dijo triste Pakku. —Pensé que tendríamos una larga y feliz vida juntos...yo la amaba. —

—Pero ella no te amaba, ¿Verdad? …—

—Vamos, Katara, échale sal a la herida. —susurre.

—…era un matrimonio arreglado. —dijo Katara. —Gran-Gran no hubiera permitido que tus tontas reglas dirigieran su vida, es por eso por lo que se fue, ella fue una mujer muy valiente. —

De repente Yue comenzó a llorar y salió corriendo.

Sokka nos miró a Aang y a mí.

Rodé los ojos y dije:

—¿Qué esperas? Ve por ella. —Sokka salió corriendo.

Sabía que el problema era entre ellos dos y aunque ellos fueran mi familia, no me tenía que entrometer.

Al final de toda la pelea y el drama, Pakku accedió a volver a tener a Aang como su pupilo además de enseñarle a Katara, y por último me pidió que estuviera en sus clases por si Aang no hacía caso, no creo que tenerme ahí haga mucha diferencia pero le dije que ahí estaría.

A la mañana siguiente Katara y yo íbamos corriendo a su primera clase, se nos había hecho algo tarde.

—¿Qué están haciendo? —nos regañó Pakku cuando llegamos. —Es pasado el amanecer llegan tarde. —

Sonreímos.

Pakku tomo posición y Katara y Aang lo imitaron, yo solo me senté para tomar aire.

—¿Qué espera, princesa? No por ser maestra, no va a practicar lo que ya sabe. —me dijo Pakku.

Resoplé y comencé a entrenar junto con ellos.