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Quince. El pergamino de los maestros agua.

Aang se encontraba totalmente desesperado, caminando de un lado a otro en la montura de Appa mientras volábamos. Ya hasta me había mareado de tanto verlo.

—¿Podrías sentarte? Cualquier obstáculo y saldrías volando. —dijo Sokka un poco irritado mientras sostenía las riendas de Appa. —¿Qué te molesta? —

—Lo que me dijo el Avatar Roku. —explicó Aang. —Debo dominar todos los elementos antes de que llegue el cometa. —

—Bueno… ya dominas el elemento aire y solo te tomo ciento doce años. —dijo Sokka con una sonrisa burlona. —Estoy seguro de que dominaras dos elementos más antes del verano. —

—Sokka, guarda silencio. —lo regañe. —Solo lo vas a poner más nervioso. —

—Ya, ya, yo solo decía. —me contestó.

—Ni siquiera he comenzado con el agua y todavía nos faltan semanas para llegar al polo norte. —dijo desesperado. —Díganme ¿Qué es lo que hago? —

Lo tome de la mano.

—Aang, cálmate. —lo jale para que se sentara a mi lado. —Si quieres puedo enseñarte yo, después de todo yo ya domino el elemento. —le sonreí y luego miré a Katara. —También a ti te puedo enseñar lo que se Katara. —

—¿Enserio? —preguntaron con una sonrisa.

Asentí

—Solo tenemos que buscar una fuente muy grande de agua. — me asome por la montura.

—Encontremos un charco para que chapoteen. —dijo Sokka con una sonrisa.

Al final terminamos encontrando un rio con una enorme cascada. Era increíble.

Rápidamente Appa se zambulló al agua para poder descansar y como era de esperarse, Aang también quiso ir pero entre Katara y yo lo detuvimos.

—Genial, y yo que hago. —dijo Sokka.

—Puedes limpiar entre los dedos de las patas de Appa. —dijo Aang dándole una rama.

—Entonces, mientras ustedes juegan con agua yo tengo que hacer el trabajo sucio sacando lodo de los pies gigantes de un bisonte. —dijo Sokka con los brazos cruzados.

—También tiene insectos. —dije con una sonrisa.

—Mmm…—se encogió de hombros y tomo la rama. —Está bien. —

—Bueno, chicos. —dije viendo a Aang y a Katara. —¿Comenzamos? —

—Claro. —dijo Katara.

Aang solo asintió con una sonrisa.

—Bueno, comenzare con movimientos básicos. —dije. — Tal vez alguno de estos ya te los sepas tu Katara pero con estos movimientos empezó mi maestro cuando comencé a entrenar. —les sonreí y me volteé mirando al rio tomando posición. —Este es un movimiento muy básico, todo tiene que ver en el movimiento de la muñeca y controlando tu energía, todo lo que tienen que hacer es empujar y jalar, empujar y jala. —hice el movimiento haciendo que una ola se moviera junto conmigo.

—Oh, ese ya me lo sé, tarde meses en lograrlo. —dijo Katara mientras hacia el movimiento generando una pequeña ola que se movía apenas.

—Katara, acomoda mejor tu postura y mueve tus muñecas con más fluidez. —le dije mientras la ayudaba a acomodarse y luego le enseñaba como mover mejor la muñeca.

pAsintió de mala gana y me hizo caso. El movimiento del agua fue más potente y fluido.

Sonrió para sí misma al ver el cambio.

—Ahora sigues tu Aang, enséñame lo que tienes. —dije.

Aang se levantó de donde estaba y comenzó a hacer los movimientos.

—Mueve tu muñeca ligeramente más abajo con cada movimiento y lo harás mejor. —le sugerí.

—¿Así? —me pregunto haciendo lo que le había dicho.

—Si, así. —le sonreí.

—No te frustres si no te sale a la primera Aang, yo tarde demacia…—Katara no termino de hablar porque un emocionado Aang la interrumpió.

—Miren ya lo logré. —

—Muy bien Aang. —lo felicité.

Katara lo miro mal.

—Wow, no puedo creer que seas tan rápido. Me tomo dos meses aprender eso. —dijo Katara irritada.

—Si, pero tú lo aprendiste por tu cuenta. —dije. —Eso ya es un logro muy grande. —

Ella sonrió.

—¿Y qué sigue? —preguntó Aang.

—Bueno el siguiente se llama "Flujo de agua", se trata de tomar un poco de agua y moverla a tu alrededor. Sabiendo este movimiento pueden aprender mejor los demás. —dije mientras les hacia una demostración.

—Ese también me lo sé, me fue un poco más difícil de aprender. —dijo Katara.

—A ver, enséñame tus movimientos para ver si es necesario que mejores algo. —

Katara tomo un poco de agua del rio y comenzó a moverla de una lado a otro. Lo hacía bien pero estaba un poco rígida.

—Lo haces muy bien, Katara. —ella me sonrió. —Solo trata de no estar tan rígida, nosotros como maestros agua tenemos que movernos como ella, como si fuera una extensión más de nuestro cuerpo. Intenta moverte con más fluidez. —

Ella comenzó a practicarlo como le dije y le salió mucho mejor.

—Sigues tu Aang. —dije.

El de inmediato le tomo truco a este movimiento y comenzó a mover el agua que había tomado a su alrededor.

—Excelente. —dije.

Pude ver como Katara se enojaba y dejaba de controlar el agua que tenía haciendo que esta cayera de manera brusca en el agua.

—Toda esa demostración fue innecesaria. —dijo mirándolo mal.

—Lo siento. —dijo Aang apenado.

—Déjalo, Katara. —dije amable. —Solo esta emocionado. —

—Bueno. —dije llamando su atención. —El siguiente movimiento se llama "La Onda", se trata de hacer una ola grande y poderosa, así. —dije mientras hacia un movimiento rápido y fluido formando una enorme ola y después con cuidado la solté. —¿Vieron cómo fue mi postura? Solo tienen que mover las manos hacia abajo mientras levantas las muñecas. Este movimiento es pura energía. Intenten sentir el agua como si fueran parte de ella. —

Asintieron.

Katara fue la primera en intentarlo. Sus movimientos fueron rígidos y lentos, todo lo contrario que le había dicho. Y como resultado obtuvo una pequeña ola que rápidamente perdió potencia.

—Buen intento, Katara. —la felicite. —Intenta juntar las piernas y hacer el movimiento más rápido. —sugerí.

—Lin, ¿Está bien así? —me pregunto Aang haciendo el movimiento a la perfección y formando una ola gigante.

—Wow. —fue lo único que pude decir.

Lo único malo de su movimiento fue que no tubo cuidado a la hora de bajar la ola y solo la dejo fluir, haciendo que fuera directamente hacia Appa y Sokka.

—Ya entendí ese movimiento. —dijo Aang contento. —¿Qué más sigue? —

—El siguiente es…—comencé pero Katara me interrumpió.

—Suficiente practica por hoy. —dijo irritada y con el ceño fruncido.

—{¿Quién se cree para interrumpirme?} —pensé.

—Si. —dijo Sokka desde el rio. —Es mejor. Ya practicaste como arrojar nuestras provisiones al rio. —

Pude ver como nuestra comida ya iba muy lejos rio abajo, no tenía tiempo de recuperarlas.

—Lo siento. —dijo Aang apenado. —Se que hallaremos un lugar donde conseguir más cosas. —

—Mi vida ya era difícil cuando solo dominabas el aire. —dijo Sokka.

—Vamos, Sokka, no te enojes. —dije. —Lugo conseguimos más cosas. —

Al final terminamos caminando entre las calles de un pequeño mercado que estaba en la costa. Todo era muy entretenido.

Katara, Aang y yo nos encontrábamos en ese momento esperando a que Sokka saliera de un puesto de frutas para poder seguir con nuestro recorrido.

—Tenemos tres trozos de cobre del dinero que nos dio el Rey Bumi, compremos algo útil. —sugirió Sokka.

—Eh…de hecho solo son dos trozos de cobre. —dije.

—Si, no pude evitar comprar este silbato. —dijo mostrando el silbato que habíamos visto en uno de los puestos.

Entonces Aang tomo aire y lo soplo. Todos nos tapamos los oídos pero el silbato apenas hizo ruido.

—Oh…—dije decepcionada.

—Ni siquiera funciona. —dijo Sokka.

Momo fue el único que chillo y se tapó los oídos.

—Vez hasta Momo piensa que no sirve para nada. —

Aang cambio su expresión a una más triste.

—No te ofendas Aang. —dijo Katara. —Pero desde ahora yo llevare el dinero. —

Ella extendió la mano y Aang se lo dio.

Yo me iba a ofrecer para llevarlo pero es mucha responsabilidad y prefiero enfocarme en otras cosas.

Decidimos seguir con nuestro recorrido por el mercado. Estábamos caminando cerca de la costa donde había mercados flotantes, hasta que un hombre nos intercepto.

—Oigan, puedo ver por su ropa que son unos aventureros, deben de estar interesados en unas exóticas curiosidades. —nos guiño el ojo.

Eso nos llamó la atención a Aang y a mí.

—Claro. —dijo Aang.

—¿De qué tipo? —pregunté con curiosidad.

—Eh… no estoy seguro. —dijo dudoso. —Pero las tengo. —nos sonrió mientras nos jalaba hacia su barco.

Todo dentro del barco era totalmente raro. Estaba caminando cuando de repente me tropiezo con Katara, la cual estaba viendo una extraña estatua de un mono con ojos de rubí. No pude quitarle los ojos de encima al mono, me daba una vibra totalmente rara.

—Nunca había visto un ejemplar de lémur tan fino. —esas palabras nos sacaron del trance a Katara y a mí, volteamos y lo que vi no me dio buena espina, era un hombre con una aura azul índigo oscuro que significaba manipulación e interés. Además llevaba en el hombro un loro iguana que no me gustaba. —Esta bestia vale mucho, si hay alguien que esté interesado en negociar. —

—Momo no está a la venta. —dijo Aang.

Me acerque a Aang.

—Miren esto, chicos. —nos dijo Katara, haciendo que desviáramos la mirada del tipo que quería a Momo. —Es un pergamino de los maestros agua. —

Nos lo enseñó, tenía dibujos de diferentes técnicas que obviamente yo ya me sabia. Pero había algo que se me hacía familiar en ese pergamino, se parecía mucho al que el maestro Chen había hecho para mí cuando apenas estaba aprendiendo lo básico.

—Se me hace conocido. —les dije. —Déjame verlo un momento. —

Lo tome mirándolo más de cerca y como suponía era el mismo que el maestro me había dado, lo sabía porque en la parte de abajo tenía mi nombre, ¿Cómo había llegado ahí? Se suponía que se lo había dado a mi hermano para que se lo diera a futuras generaciones.

—¿Dónde lo consiguió? —le preguntó Aang.

El señor se acercó a mí y me lo quito de las manos.

Lo mire con el ceño fruncido.

—Digamos que lo conseguí en el Norte a un precio razonable…gratis. —dijo y guardo el pergamino.

—Un momento. —dijo Sokka de repente. —Marinos comerciantes…con mercancía de sospechosa procedencia…y con reptiles voladores en el hombro… ¡Ustedes son piratas! —gritó.

—Nosotros nos consideramos comerciantes de alto riesgo. —dijo el tipo que nos había llevado ahí.

—¿Y cuánto quiere por el pergamino? —preguntó Katara.

—Tiene un comprador. —dijo el tipo del reptil. —A no ser que lleven con ustedes en este momento doscientas piezas de oro. —

—Nada de eso. —dije entre dientes. —Ese pergamino es mío. Si mira ahí tiene mi nombre y como dice mi nombre…me lo llevo. —

El pirata soltó una carcajada.

—El pergamino ya cambio de dueño, muchachita. —lo mire mal. —Son doscientas piezas de oro. —

—Me lo voy a llevar quiera o no. —

—Esto ya no me parece nada gracioso. —

—Lin, Aang. —nos llamó Katara. —¿Podemos irnos ya? Siento que nos miran muy raro. —

—Se va a repentir de a verle robado a la Tribu Agua del Norte, Pirata. —le di una última mirada y salimos de ahí.

—¿Por qué tuvimos que irnos, Katara? —preguntó Aang.

—Si… empezaba a explorar su colección de bumerangs. —

—Estaré tranquila una vez que nos alejemos de ahí, ¿Qué no vieron como por poco Lin golpea a ese sujeto? —preguntó ella.

—Lo hubiera hecho si no nos hubiéramos ido tan rápido. Ese pergamino me lo dio mi maestro de agua, el maestro Chen. —

—Hubiera sido genial ver cómo le pateabas el trasero al estilo Ānníng. —dijo Sokka con una sonrisa.

Le sonreí.

—¡Hey ustedes! ¡Vuelvan aquí! —grito alguien a nuestras espaldas.

Voltee y era uno de los piratas.

—¡¿Qué?! ¡¿Quieres pelea?! —le grité.

En ese momento un montón de piratas saltaron del barco.

—{Oh… son muchos, no creo que podamos con todos.} —pensé nerviosa.

—Creo que si quieren pelear. —dijo Katara nerviosa.

Salimos corriendo, metiéndonos entre los pasillos de los puestos para poder perderlos. Esquivamos gente, pusimos obstáculos para que los piratas no nos atraparan, congele el piso haciendo que unos cuantos se resbalaran y aun así no paraban.

Seguía corriendo mientras me hacia una pregunta.

—¿Por qué nos querían atrapara con tanto empeño? No creo que haya sido por casi golpear al que parecía su líder, ¿O sí? —

Seguimos corriendo hasta que nos topamos con puesto de coles que estaba justo en medio del camino. Saque el agua de unas cuantas coles y se la avente en forma de bolas a los piratas, no me espere a ver si les había dado o no, lo único que pude escuchar fue un gran estruendo y un: ¡Oh, mis coles!

Corrimos y corrimos hasta que nos terminaron acorralando, entonces Aang les lanzo una ráfaga de aire y todos agarrados de su planeador, salimos de ahí.

—Yo admiraba a los piratas pero ese tipos son terribles. —dijo Aang una vez que llegamos a donde estaba la cascada.

—La verdad no me sorprende su actitud, son unos idiotas. —dije mientras me sentaba a un lado de Aang y ponía mi cabeza en su hombro.

—Lo sé. —dijo Katara con una sonrisa. —Es por eso por lo que tome…esto. —saco el pergamino de los maestros agua.

—¡Genial! —dije feliz.

—¿Qué hiciste qué? —preg6unto Aang.

—Ahora veo porque querían atraparnos. —dijo Sokka. —Robaste su pergamino. —

—Prefiero llamarlo comercio de alto riesgo. —dijo ella con una sonrisa y los brazos cruzados.

Aang y yo comenzamos a reír.

—Sokka, ¿De dónde crees que lo sacaron? —pregunto Katara.

—Si, Sokka. De seguro se lo robaron a algún miembro de mi familia. —dije. —Me alegra que Katara lo haya tomado. —dije.

—Eso no importa. —dijo y volteo a ver a Katara. —Pusiste nuestras vidas en peligro, sabiendo que Lin te podía enseñar a como chapotear en el agua. —

—Lo sé pero…eh… estas son técnicas que Lin nos puede enseñar pero es por si se le olvida alguna, además lo tome porque para ella significa mucho este rollo. —dijo Katara.

—Gracias, Katara. —agradecí. —Aprecio mucho que lo hayas hecho por mí. —estire la mano para que me lo diera y poder guardarlo.

—Eh… quisiera echarle un vistazo primero, si no te molesta. —dijo ella rápidamente y casi abrazando el rollo.

—No… claro que no. —la mire extrañada.

Algo me olía mal, no creo que Katara haya robado el pergamino por mí.

—Bueno, lo hecho, hecho esta, ahora a practicar lo que viene ahí y si algo no nos sale, Lin nos puede guiar, ¿Verdad? —

—Claro que sí, Aang. —dije dándole una sonrisa que lo hizo sonrojar y darme una sonrisa boba.

—Solo quiero intentar esta técnica. —dijo Katara dándole el pergamino a Aang para que lo sostuviera. —Y después lo podrás guardar, Lin. —

—Está bien. —

Se puso en posición.

—El látigo de agua. Se ve fácil. —dijo.

Del rio comenzó a flotar un poco de agua pero como le había dicho a Katara muchas veces, ella estaba muy rígida e hizo movimientos muy bruscos y desesperados. El látigo termino dándole justo en la frente.

Sokka y yo comenzamos a reírnos, había sido algo muy tonto de ver.

—¿De qué se ríen? —preguntó enojada.

—Lo siento, pero te lo merecías. —dijo el. —Les mintió, no le gusta como enseñas, Lin, y solo le interesa enseñarse a sí misma. —

La mire seria.

—La vedad ni me interesa. Mientras Aang aprenda algo, está bien por mí. —dije con una sonrisa que aparentaba amabilidad.

—¡Pero si me gusta como enseñas, Lin! —gritó irritada y luego miro a Sokka. —¡Y Lin tendrá el pergamino cuando logre hacer el látigo de agua! —

Volvió a intentarlo.

Otra vez hizo los movimientos mal y termino pegándole a Momo.

—¡Ah! ¡Porque no puedo hacer algo tan tonto! —

—Lo lograras. —dijo Aang. —Solo tienes que cambiar tu peso depende del movimiento. —hizo el movimiento a la perfección.

—{Talento puro.} —pensé orgullosa.

—Vez, la clave para dominar el agua…—no termino de hablar cuando Katara lo interrumpió.

—¡¿Podrías cerrar tu bocotá solo un momento?!. —le grito muy enojada. —¡Aunque no lo creas tu infinita sabiduría aburre en ocasiones! ¡Ya que tienes el don natural! ¡¿Por qué no tiramos el pergamino a la basura?! —termino de gritarle.

Al ver la cara a punto de llorar de Aang hizo que algo en mi hirviera. Sentía como mi cara se comenzaba a poner roja del enojo de ver a alguien gritándole a mi alma gemela.

Me pare de inmediato y corrí hasta estar enfrente de Aang enfrentando a Katara.

—¡¿Quién te crees que eres?! Tú no tienes ningún derecho a gritarle así. No es su culpa que tu no puedas hacer el movimiento —dije. —Si vas a ponerte así es mejor que me des el pergamino. Y más te vale que te disculpes con él. —estire la mano para que me diera el pergamino.

Su cara cambio a una de arrepentimiento cuando volteo a ver a su hermano y el la miro enojado. Luego miro la cara de Aang y dio un paso hacia atrás.

—Cuanto lo siento Aang. —dijo apenada. —Lin tiene razón. No sé qué me sucedió, amigo. ¿Pero sabes? Ya no volverá a pasar. —me volteo a ver. —Ya no quiero el pergamino, Lin, es mejor aprender de ti, lo siento. —me dio el pergamino.

—Está bien, Katara. —le dije seria.

—¿Y qué hay de Momo? —dijo Sokka, voltee a ver a Momo el cual se estaba sobando el trasero en donde lo había golpeado Katara. —Él es la real víctima. —

—Lo lamento, Momo. —dijo Katara acariciándolo.

—¿Y qué hay conmigo? Te recuerdo que…—

—¡No más disculpas por hoy! —grito ella.

—Bueno. —dije mucho más calmada. —Ya que todos estamos mejor y se dijeron las disculpas que se tenían que decir. ¿Qué tal si vamos a descansar y ya mañana temprano les enseñó otras técnicas del agua control? —

—¡Si! —grito Aang emocionado.

—Eso sería muy amable, Lin, gracias. —dijo Katara.

—Ya está decidido. Vamos a dormir. —dijo Sokka levantándose de la roca en donde estaba sentado.

Nos subimos a Appa y buscamos un lugar abierto en el bosque que estuviera cerca del rio. Una vez lo encontramos, aterrizamos y comenzamos a formar el campamento. Ya todo listo platicamos un rato y después caímos rendidos, después de todo había sido un día lleno de emociones.

Al día siguiente después de una buena noche de sueño, me desperté con toda la energía para comenzar una nueva lección. Pero algo estaba mal y fuera de lugar.

En primera Katara no estaba y en segunda mi bolso estaba todo revuelto, busqué el pergamino y no lo encontré.

—¿Pero cómo se atrevió a husmear en mis cosas? —dije irritada de la actitud de Katara.

Aang y Sokka se despertaron.

—¿Qué paso? —preguntó un adormilado Aang.

—Katara, no esta y se llevó el pergamino. —les dije.

—¿Se llevo el pergamino? —pregunto Sokka. —Se obsesiono con esa cosa. Es cuestión de tiempo, nos meterá en problemas. —

Justo cuando termino de hablar una cuerda le rodeo las muñecas y lo jalo hacia adelante.

Los piratas nos habían encontrado.

Rápidamente nos pusimos en guardia y comencé a pelear con ellos. Derribe a unos cuantos bloqueando su chi para que no pudieran moverse. Pero vi que Aang estaba en problemas adentro de una red y al momento de ir ayudarlo me distraje y terminaron capturándome a mí también.

—Los tenemos, vámonos. —dijo uno de los piratas y comenzaron a arrastrarnos por el suelo.

—¡Hey! ¿Acaso yo no valgo un secuestro? —escuche que grito Sokka.

Lo atraparon con una red y lo arrastraron justo como a nosotros.

Nos arrastraron por el bosque hasta llegar al rio que estaba cerca, ahí nos sacaron de la red y nos ataron las manos. Y fue cuando me di cuenta de que Zuko también estaba ahí, tenía mi pergamino y Katara estaba amarrada en un árbol detrás de él.

—Bien hecho. —dijo Zuko.

—Lo siento, chicos, todo fue por mi culpa. —dijo Katara apenada.

—No, Katara, no es…—

—En realidad sí. —interrumpió a Aang el tío de Zuko.

Asentí, si era su culpa.

—Denme a los niños. —demando Zuko a los piratas.

—Dame primero el pergamino. —dijo el pirata jefe.

—¿Piensa entregar al Avatar y a la Ānníng por un tonto trozo de papel? —pregunto Sokka al pirata.

—{Que astuto.} —pensé sonriendo para mis adentros.

—¡No lo escuches! Trata de generar problemas entre nosotros. —dijo Zuko.

—¿Ellos son el Avatar y la Ānníng? —preguntó el pirata.

—Claro, les aseguro que les causaran más ganancias en el mercado que ese pergamino. —dijo Sokka.

—¡Cierra la boca, insecto de la Tribu del Agua! —grito Zuko.

—Si, Sokka, será mejor que cierres la boca. —dijo Aang preocupado.

—Yo solo decía. No es un buen negocio. —les dijo Sokka. —Imagínense lo que pagaría el Señor del Fuego por esos dos. Podrían dejar de trabajar. —

—Quédate con el pergamino. —le dijo el pirata a Zuko. —Compraremos cien de esos con lo que ganemos con los niños. —

Los piratas dieron la vuelta y nosotros con ellos.

—¡Lamentaras haber roto nuestro trato! —grito Zuko.

El junto con sus soldados comenzaron a atacar a los piratas provocando una enorme pelea entre los dos grupos.

Los piratas tiraron al suelo bombas de humo así que era muy difícil de ver a mi alrededor.

Como pude me arrastré por el suelo aun con las manos atadas hasta que en frente de mi cayó un machete con el que me pude soltar.

—¡Aang! ¡Sokka! ¡¿Dónde están?! —grité.

—¡Aquí estoy, Lin! ¡Sigue mi voz! —gritó Aang.

Seguí arrastrándome esta vez esquivando las armas que volaban intentando ir por donde escuchaba su voz pero era inútil. No podía ver nada.

—¡¿Dónde?! —volví a gritar

—¡Estoy aquí! —volvió a gritar. —¿Sabes qué? ¡Mejor yo te encontrare! —

Después de un rato al fin pude salir de esa bola de humo y por casualidad me encontré a Sokka saliendo detrás de mí y Aang que salto por encima de nosotros, tomo mi mano y nos gritó:

—¡Corran! —

Nos terminamos reuniéndonos con Katara, la cual intentaba empujar un barco que era obvio no se iba a mover.

—Chicos. —los llame. —Tenemos tres maestros agua en el equipo ¿Porque intentar empujarlo hacia al agua cuando podemos traer el agua hacia él? —

Los tres nos pusimos en posición y comenzamos a mover el agua para que el barco pudiera flotar.

—Todos a bordo. —dijo Katara una vez que el barco floto.

A los pocos minutos ya nos encontrábamos en medio del rio navegando.

—Sokka ¿Puedes hacer que vayamos más rápido? —

—No sé cómo. Esta cosa no es de la tribu del agua. —dijo el.

Antes de que pudiéramos hacer algo los piratas ya nos habían alcanzado y habían abordado el barco.

Comencé a lanzar ráfagas de aire, chorros de agua y a bloquear el chi de todos los piratas que se me ponían en el camino. Aang y Katara también se unieron a mi para poder defendernos de los piratas, llego un momento donde quede muy impresionada, ya que Aang hizo una ola muy grande que hizo que los piratas salieran disparados fuera del barco y Katara había hecho el látigo de agua a la perfección esta vez.

—¡Muy bien, chico! —los felicite.

—Gracias, Lin. —agradeció Katara. —Pero no lo hubiera logrado sin ustedes. —

—¿Podrían terminar de felicitarse y ayudarme? —dijo Sokka a nuestras espaldas con dificultas. Un pirata lo había tomado por detrás mientras que Sokka tenía retenido a otro con sus piernas.

El pirata que lo tenía por detrás lo tiro hacia la proa del barco. Entonces Aang fue a ayudarlo, tirando por la borda a los piratas con un poco de aire control.

—¿Estas bien, Sokka? —le pregunte una vez que llegue a su lado.

Asintió.

—¡Chicos, miren! —miramos hacia el frente.

Íbamos hacia una enorme cascada.

—Oh no. —dijo Aang para después sacar el silbato en forma de bisonte y soplarlo justo cuando un pirata lo iba a atacar.

—¡Te has vuelto loco! —le grito Sokka después de deshacerse del pirata. —No es momento de tocar la flauta. —

—Muy bien chicos. —llame la atención de Katara y Aang. —Es momento de poner en práctica lo que les enseñe. Empuje y jalen, empujen y jalen…—

Poco a poco el barco fue bajando la velocidad y volteo hasta quedar de forma horizontal a la cascada.

—Sigan así mientras yo nos dirijo a la orilla. —dije.

Comencé a mover mis brazos formando círculos como si estuviera nadando. El barco se fue moviendo poco a poco ya que la corriente era muy fuerte.

—Lo estamos logrando. —sonrió Katara.

—Si pero hay otro problema. —Sokka señaló hacia un lado donde venia un barco directo hacia nosotros.

Los barcos colisionaron haciendo que nosotros saliéramos volando cascada a bajo. Pero en ese momento como caído del cielo, literalmente, llego Appa volando a rescatarnos. Después de todo el silbato si había funcionado.

—Sabía que el silbato me serviría. —dijo Aang. —Gracias, Appa. —

—Si… te debemos una. —concordó Sokka.

Appa soltó un bramido.

—Lin, Aang, les debo una disculpa. —nos dijo Katara. —Es que tu solo elogiabas a Aang porque aprendía muy rápido las técnicas para dominar el agua que quise competir con él y puse a todos en peligro. Lo siento mucho. —

—Está bien, Katara, solo que para lo próxima dinos como te sientes y no nomas descargas tu frustración con nosotros. —le dije.

—Además ¿Quién necesita ese tonto pergamino? —

—Yo. —dije desanimada. —Era lo único que me quedaba de mi antigua vida. —

—No te desanimes, Lin. —dijo Sokka. —Te tengo un regalo. —

Lo voltee a ver, no lo podía creer, tenía mi pergamino.

—Gracias. —dije con una sonrisa y lo abracé. —Eres el mejor. —

Tome el pergamino y lo guarde en mi bolso.

—{Al menos aún me quedaba algo de mi antigua vida.} —pensé feliz.