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Siete. El Gurú.

*Día uno*

Al día siguiente después de cenar me dirigí hacia donde me había indicado el gurú Pathik. Él ya se encontraba ahí con las piernas cruzadas y los ojos cerrados, estaba meditando.

Me senté enfrente de él y esperé hasta que terminara…

…Pero me aburrí.

—Entonces… ¿Me va a ayudar a controlar el estado Ānníng? —

—Claro. —dijo con los ojos aun cerrados.

—Eh… ¿Cómo? —pregunté.

—Debes lograr el equilibrio en tu interior para que tú y el Avatar logren traer equilibrio al mundo. Y el primer paso para lograr ese equilibrio es este. —dijo sacando un vaso con liquido extraño color amarillo. —Bébelo. —

Lo tomé con duda y le di un sorbo. Inmediatamente lo escupí, era totalmente asqueroso, era una extraña combinación de plátano y cebolla.

—Sabe a plátano con cebolla. —dije con disgusto.

—Eso es lo que tiene. —dijo tomándose todo el vaso que tenía en la mano. —Mmm…—saboreo. —Bueno vamos. —se puso de pie.

—¿No es demasiado tarde? —dije ya que después de un día de entrenamiento estaba totalmente cansada.

—Nunca es tarde para el aprendizaje, Lin. —

Asentí y lo seguí.

Llegamos un arroyo que estaba al pie de las montañas, este estaba verde y no fluía bien el agua porque estaban obstruidos por las hojas y maleza.

—Para controlar el estado Ānníng debes abrir todos tus chakras. —me miro. —Dime ¿Que sabes sobre los chakras? —preguntó.

—Los chakras son…eh… ¿Qué son? —dije con una sonrisita.

—Tendremos que comenzar desde lo básico. —dijo.

Tomo una rama, se agacho cerca del arroyo y comenzó a mover las hojas y maleza que estaban en él.

—El agua fluye en este arroyo como la energía fluye por tu cuerpo. Como vez el agua pasa por diferentes estaques antes de seguir fluyendo. —señaló los estanques con la rama que tenía. —Esos estaques son como nuestros chakras. —

—Los chakras vendrían siendo estanques de energía en nuestro cuerpo, ¿No? —pregunté.

—Exacto. —sonrió. —Si solo hubiera agua este arroyo fluiría puro y limpio, sin embargo la vida es difícil y caen cosas en el arroyo, ¿Y qué crees que pasa? —

—¿No fluye y se contamina? —dije con duda.

—Si. —dijo y quito con la rama las cosas que obstruían el arroyo. —Pero si abrimos el camino entre los estaques, la energía fluye. —

El arroyo comenzó a aclararse poco a poco y el agua fluyo totalmente limpia.

—Vamos. —me dijo mientras caminaba hacia una cueva cercana. —Te enseñare a abrir el primer chakra. —

Asentí y lo seguí. Llegamos a una cueva donde había una gran plataforma, a como pudimos subimos y nos sentamos uno enfrente del otro.

—Hay siete chakras en nuestro cuerpo, cada estanque de energía tiene un propósito y se puede bloquear con un tipo específico de emoción. —me miro serio. —Debes saber que abrir los chakras es un experiencia intensa y si empiezas el proceso no puedes parar hasta abrir lo siete chakras, abriremos un chakra por día, así que ¿Estas lista? —preguntó.

Asentí con determinación.

—Hare todo lo que me digas. —cerré los ojos mientras el comenzaba a hablar.

—Primero abriremos el chakra de la tierra, se ubica en la base de la columna tiene que ver con la supervivencia y se bloquea por el miedo. —

En ese momento llego a mi mente un recuerdo que creía perdido. Desde muy temprana edad me dedique a entrenar arduamente, tanta era mi vanidad al saber que era la Ānníng que un día cuando una tropa de piratas quisieron atacar nuestra tribu me escape de los brazos de mi madre para poder luchar contra ellos pero al finar solo termine siendo una chiquilla sin experiencia que puso en peligro la vida de los que intentaron protegerme. Dure mucho tiempo en poder reponerme de ese duro golpe. Tenía miedo de poner a alguien en peligro por mi estupidez.

Una lagrima cayo por mi mejilla.

—Deja que eso miedos fluyan por el arroyo. —

Me relaje y deje que el miedo dejara mi cuerpo.

—Abriste en chakra de la tierra. —

Sonreí.

*Día dos*

Nos encontrábamos en una plataforma en el interior de una cueva que era cubierta por un par de cascadas.

—Ahora abriremos el chakra del agua. —creo que era algo obvio. —Este chakra tiene que ver con el placer y lo bloquea la culpa, concéntrate y mira toda la culpa que pesa en tu alma. —

Cerré los ojos y me concentré.

La verdad no tenía tanto de que sentirme culpable, lo único malo y que había hecho fue lo de los ataques de los piratas pero solo el miedo se había ido, la culpa seguía ahí.

—¿Por qué te culpas, Lin? —

—Mi imprudencia y vanidad casi hace que muera gente que se supone que debía proteger, gente de mi pueblo, gente buena. —

—Acepta la realidad, todo eso ya paso. No dejes que nublen y envenenen tu energía, si vas a ser una de las influencias positivas para el mundo es necesario que te perdones. —

Asentí lentamente aun con los ojos cerrados y suspiré.

Una paz me lleno el alma.

*Día tres*

Esta vez estábamos sentados en la saliente de una montaña.

—El tercer chakra es el chakra del fuego, se ubica en la base del estómago. Este chakra se vincula con la fuerza de voluntad y se bloquea con la vergüenza, ¿De qué te avergüenzas? —

A mi mente llego otro recuerdo, no sé como pero casi todo lo malo que sentía en mi interior provenía de aquel primer recuerdo de los piratas. Me acuerdo de que mi padre me había gritado enfrente de todos por ser tan imprudente, los demás me miraban tan mal que creí que nunca volvería ser la misma, nunca sentí tanta vergüenza en mi vida.

—No bebi interponerme en una guerra de adultos. —susurre. —Ese no era mi lugar. —

—No lograras el equilibrio, si sigues con esos pensamientos…déjalo ir. —

Tomé aire y lo solté a los pocos segundo. No debía sentir vergüenza por algo que había pasado hace años.

*Día cuatro*

Esta vez estábamos en el patio del templo en donde estaban las estatuas de los antiguos Avatares y Ānníngs que pertenecieron a los Nómadas Aire.

—El cuarto chakra se encuentra en el corazón, se vincula al amor y se bloquea con el dolor, deja salir todo el dolor y aflicción. —

En cuanto cerré los ojos pude ver a mis abuelos enfrente de mí, sonreí y caminé hacia ellos, estaba a punto de tocarlos hasta que se convirtieron en humo y desaparecieron.

Mis abuelos habían muerto hace ya varios años, pero mi hermano y yo los queríamos tanto que cuando llego el día de su partida al mundo de los espíritus, nos rompió el corazón.

—Las pérdidas de la vida son algo común. —dijo el gurú. —Tienes que dejar ir a aquellos que ya pasaron a una vida mejor, debes tener en cuenta que ese es el ciclo de la vida y nada es eterno. —

En mi mente vi como mis abuelos me regalaban una sonrisa desde el cielo y después se iban caminando pacíficamente.

Las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas.

Sonreí.

Ellos no estarían físicamente conmigo pero su recuerdo siempre estaría en mi corazón.

*Día cinco*

Ya era el quinto día y esta vez nos encontrábamos dentro del templo a los pies de la estatua de la Avatar Yangchen.

—El quito chakra es el chakra del sonido, se encuentra en la garganta, es el de la verdad y se bloquea con las mentiras las que nos decimos a nosotros mismo. —

En mi mente se presentó una frase que me decía frecuentemente cuando era más pequeña.

—Son muy poderosa y puedo bloquear el chi, puedo contra todos. —había pensado en ese momento. Muy en el fondo sabía que me había mentido a mí misma, pero no quise aceptar.

—No soy tan fuerte como creí. —susurre.

—No todo en la vida es la fuerza y no siempre tienes que enfrentar las cosas sola solo porque creas que tienes un gran poder. —dijo el gurú.

Cerré los ojos.

Recordé las veces que mis padres, mi hermano, mi maestro y otros miembros de mi tribu me ayudaron en momentos difíciles cuando mi fuerza no fue suficiente como creía.

—{Tengo que aceptar que no siempre seré la más fuerte} —pensé.

Lo deje ir, suspire, abrí los ojos y mire a Pathik con una sonrisa.

—Muy bien hecho, Lin. Abriste el chakra de la verdad. —

*Día seis*

Nos habíamos sentado en las escaleras de uno de los templos y ya estaba atardeciendo.

—El sexto chakra es el chakra de la luz, se encuentra en el centro de la frente y tiene que ver con el discernimiento, se bloquea con la ilusión. —dijo viendo hacia el frente. —La ilusión más grande en este mundo es el de la separación, las cosas que crees que están separadas en realidad son parte de lo mismo. —

—Como las cuatro naciones. —

—Si, somos un solo pueblo pero vivimos separados, pero estamos conectados, todo está conectado. —dijo. —Hasta la separación de los cuatro elementos es una ilusión. Si abres tu mente veras que todos los elementos son uno, cuatro partes de un todo. —

*Día siete*

Era el último día y nos encontrábamos en el techo de uno de los templos.

—Este es el último chakra, ¿No? —pregunté.

—Si, cuando abras este chakra podrás salir y entrar del estado Ānníng a tu voluntad. —contesto. —Y cuando estés en ese estado tendrás completo control y conciencia de todas tus acciones. —

—Empecemos. —dije decidida.

—El chakra del pensamiento está ubicado en la corona de la cabeza, es pura energía cósmica y se bloquea con los lazos mundanos, medita sobre que te ata a este mundo. —

Pensé en mis padres, mi hermano mayor, mi maestro, mi pueblo.

—Ahora deshazte de esos lazos, déjalos fluir por el arroyo, olvídalos. —

Eso me saco de mi trance.

—¡Que! No me quiero olvidar de mi familia, ni de mi pueblo, yo los quiero y los amo. —

—Tienes que aprender, la energía cósmica del universo no podrá fluir dentro de ti. —

—¿Por qué tengo que hacer eso? —pregunté.

—Tienes que aprender a desligarte. —dijo serio. —Para poder aprender a dominar el estado Ānníng debes abrir todos los chakras… entrégate. —

Suspire.

—{Lo siento} —pensé y visualicé a mis seres queridos.

—Está bien. —dije. —Lo intentare. —

Comencé a pensar en todas mis ataduras.

—Piensa en todas tu ataduras y déjalas ir. —

Y eso hice…las deje…ir.

—Deja que la energía cósmica fluya. —

Sentí un inmenso poder, uno que nunca había sentido antes pero al mismo tiempo también pude sentir una paz. Me sentí y me vi volando, flotando en el espacio, totalmente plena y feliz. Me pare sobre un puente de energía y ahí fue cuando me vi, vi una versión de mí misma gigante y a esta le brillaban los ojos de un color morado brillante. Era mi parte Ānníng.

Me fui acercando a esta versión gigante de mí. En cada paso que daba me sentía más en paz y sentía que todo en mi interior se comenzaba a acomodar. Cuando estuve enfrente de mi parte Ānníng está bajo hasta que me tubo en un esfera de energía cósmica.

Cerré los ojos y nos hicimos una.

Al abrirlos pude ver al gurú Pathik enfrente de mi con una sonrisa.

La verdad no me sentía muy diferente, solo me sentía más en paz. Creí que cuando dejara ir los lazos ya no sentiría ningún tipo de sentimiento hacia esas personas, pero no, todo seguía igual.

—Me siento…más en paz conmigo misma. —dije.

—Este proceso se trataba de eso, necesitabas estar en paz en el interior, para tu poder dar paz. —sonrió. —Ahora podrás utilizar el estado Ānníng cuando quiera. Pero tienes que recordar que este poder es muy grande, tienes que utilizarlo con responsabilidad y solo en una emergencia. —

Asentí.

Nos bajamos de la torre y caminamos hacia la fuente de agua más cercana.

Me concentre y active el estado Ānníng en ese momento sentí un gran poder y pude manipular mucha más cantidad de agua que nunca antes en mi vida.