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Cambiando una vida.

Bajo el siempre tórrido y abrazador sol que inmisericorde campeaba por todo lo alto de aquel diáfano cielo azul podía vislumbrarse una moderna camioneta todo terreno haciendo gala de su potencia corriendo raudamente al filo de los límites de velocidad establecidos en aquel abandonado camino de tierra situado en el medio de la nada que era la inmensidad de aquel tórrido desierto.

De pronto aquel vehículo disminuyó su velocidad hasta detenerse a un costado de ese desolado camino. Ahí un joven hombre de gruesa contextura descendió del puesto del conductor para avanzar unos metros y ganarse delante de una gigantesca roca que le permitía acometer la finalidad de atender cierta necesidad fisiológica de características urgentes. Luego de concluir tamaño proceder, aquel hombre pretendió devolverse hacia su vehículo para proseguir en su camino cuando en eso tuvo la ocurrencia de mirar al suelo, donde apareció justo frente a sus pies la profunda huella aparentemente fresca de un vehículo que se había salido del camino y que había avanzado algunos metros por el desierto hasta perderse en una zanja muy profunda que había tras de sí, según dedujo al recorrer con su mirada el trayecto de la huella. Fue así como, sin pensarlo demasiado, recorrió en paralelo el trayecto dibujado por esa huella hasta llegar al borde de aquella zanja. Fue en ese momento cuando su avance se interrumpió por los gritos de otro joven de semejante edad, quien desde el interior de la camioneta le llamaba.

-¡¿A dónde vas Chuck?! Estamos más que atrasados, y si seguimos así, el viejo nos matará.

-Parece que un vehículo se accidento recientemente. Veré que pasó.

-Espera, te acompaño-. Dijo el otro joven mientras tomaba un rifle que siempre llevaba en el vehículo, por si las dudas, y descendía de la camioneta para secundar a su acompañante. Juntos, se acercaron al borde de la zanja y vieron una camioneta negra toda accidentada que se encontraba caída y volteada en el fondo de la zanja. A pesar de su lamentable estado, efectivamente todo indicaba que el accidente había ocurrido muy recientemente.

-Chuck, vigila bien. Iré a averiguar-. Señalo el otro joven, quien aprovecho la presencia de una pendiente menos inclinada para así descender y ver qué había pasado. No tuvo muchos problemas para llegar y acercarse al vehículo siniestrado el cual, producto de la sombra que aún había en el fondo de esa zanja, ocultaba la evidencia de que dicho aparato había sido de alguna manera incendiado. En principio pensó que se trataba de un vehículo robado que habían posteriormente destruido a fin de eliminar evidencias. Práctica nada inusual en aquellos lados. De hecho, estuvo tentado a hacer la vista gorda y decirle que no había problema y que regresara al auto.

Sin embargo, dicho propósito comenzó a frustrarse cuando a medida que se acercaba percibía un cada vez más penetrante y desagradable olor a carne quemada que parecía comenzar a descomponerse.

"Por el amor de Dios, que no sea un crimen, que no se trate de la escena de un crimen". Anhelaría el joven mientras se agachaba para ver de mejor manera el interior del artefacto siniestrado. Pero al asomarse a su interior, aquel hombre no pudo evitar horrorizarse al encontrar en el interior de aquel vehículo a una pequeña persona apenas reconocible y completamente carbonizada. Eso definitivamente no era un accidente, y era mucho mas que un crimen, parecía ser mas bien un espeluznante y horrible acto de barbarie que asqueo a esa persona y la hizo imprecar una fuerte palabrota que resonó en todo aquel lugar.

-¡Mierda!

-¿Pasó algo?-. Fue la pregunta que aquel joven le hizo a su compañero ahí abajo.

-¡Hey Chuck! ¿El viejo todavía está en el auto?-. Demando saber ese joven con gran inquietud en su voz.

-Si. Ya está empezando a gritar como todo un desquiciado, y si no vienes pronto se enfadará aún más-. Respondió el aludido, sin entender que estaba pasando.

-Pues dile que baje y venga a ver esto pronto, antes de que tengamos que llamar a la policía.

-¿A la policía dices? ¿Acaso es algo grave?-. Fue la temerosa interrogante de Chuck.

-Amigo, me temo que esto se trata de algo verdaderamente grave.

-¡Oh mierda! Al viejo no le gustará nada esto.

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Varias horas mas tarde, en un sitio diametralmente opuesto; una tensa reunión secreta se realizaba, donde uno de los presentes debía dar cuenta sobre asuntos de capital importancia. Y aunque en esos momentos su rostro aún aparentaba exitosamente lo contrario; desde hacía largo rato que, para sus adentros, Gendo Ikari estaba más que molesto en ese salón oscuro, donde daba explicaciones a personalidades tan desconocidas y oscuras como el sitio donde estaba. Quienes se comunicaban e interactuaban con él por medio de avanzados sistemas de proyección tridimensional a distancia; reunidos bajo el nombre de "Consejo Especial de Naciones Unidas para el Proyecto de Complementación Humana" y que acababan de darle una noticia que, con toda seguridad, aquel adusto hombre no esperaba.

-Dígame, ¿Por qué el repentino silencio, señor Ikari?-. Pregunto uno de los miembros del comité al Comandante con un tono que, por más que trató de escrutar, no supo si era el reflejo de la inquietud más hipócrita que hubiera escuchado o, por el contrario, se trataba de una sorna tan mal disimulada que no era sino evidencia del desprecio que verdaderamente aquellos hombres debían tenerle.

-No esperaba ser informado de tamaña determinación tomada por Alemania-. Comento el mandamás de NERV, en esta ocasión con menos éxito en su labor de encubrir su molestia por la ocurrencia de un suceso que, se suponía, no debería de haber sucedido jamás.

-Al parecer, y dados los últimos incidentes acaecidos en Norteamérica, la rama alemana seguramente decidió que lo mejor sería mantener un mayor control sobre la unidad segunda. Y en vista de las recientes circunstancias, tal petición le pareció más que razonable a este comité-. Dijo otro de los miembros de esa comisión.

-Sin embargo la tercera rama debió informar directamente a esta Comandancia sobre ese cambio de parecer. Esos son los protocolos convenidos a los cuales debemos ceñirnos-. Espeto el Comandante.

-Los imprevistos nunca han sabido de protocolos-. Respondió con cierto aire a desafió aquel vocero.

-Como fuere, puede que formalmente tenga razón Señor Ikari. Pero a juzgar por los planes que usted mismo señalo recientemente para efectuar la activación de la unidad tercera, todo indica que los alemanes efectivamente hicieron lo correcto después de todo-. Sentenció la proyección de un anciano caballero, quien se desempeñaba como el líder de esa comisión.

-Sin embargo, la determinación de Alemania hará que carezcamos de un piloto para probar dicha unidad-. Señalo Gendo.

-De seguro no habrá problema con ello. Es sabido que Marduk tiene preparada una nómina de candidatos. Solo es cosa de saber seleccionar al nominado que sea mas adecuado y prepararlo para posibilitar la activación-. Respondió otro de los miembros.

-¿Aun cuando ello signifique incurrir en un retraso significativo en la marcha del plan?

-Señor Ikari. Como Comandante en Jefe de esta organización, no existe otro responsable por todos los retrasos más que su persona. Sin importar como, el plan debe estar listo a fin de cumplirse a cabalidad dentro del cronograma fijado. Para ello este comité confió en su persona para llevarlo a cabo. Mientras todo se acomode al plan, los detalles sobre como proceder son su problema, no el nuestro. Suponemos que, a estas alturas, dicho punto ya se encuentra lo suficientemente claro como para tener que explicarlo ahora. ¿No es así?-. Terminó preguntando el mayor de los ancianos.

-Siempre lo he tenido en claro, señor Presidente.

-Nos alegramos profundamente que así sea. Después de todo no creo que sea conveniente para nosotros, y mucho menos para usted, buscar reemplazantes para el cargo a estas alturas del programa-. Resolvió otro de los miembros de dicha organización.

-Señor Ikari. La unidad tercera llegara al Japón como acordamos. Estamos seguros que cumplirá puntual y escrupulosamente con su parte. No quisiéramos vernos obligados a tomar medidas a causa de nuevos retrasos o inconvenientes-. Concluyo con severidad el líder de aquel consejo antes que todas las proyecciones desaparecieran, quedando ahora dicho salón completamente oscuro, salvo una mortecina luminaria blanca sobre su puesto.

Una vez hecho esto, en silencio Gendo Ikari se levantó y abandonó ese lugar con una parsimonia que disimulaba el hallarse profundamente molesto por la ocurrencia de tamaña contrariedad. Ya que sabía bien que, en condiciones normales, esa pretensión planteada por la tercera rama jamás habría tenido oportunidad alguna de tener éxito; a menos que esta contara con el apoyo del Comité o, peor aún, que tuviera el aval de las manos que en verdad estaban tras su aparente voluntad.

Pero por el momento, al Comandante solo le quedaba acatar lo que ellos ordenaran mientras esperaba que los hados se tornaran favorables, y bien sabía que tarde o temprano ello sucedería. Y cuando ellos menos se lo esperaran, el regresaría a esa mesa para imponerle a aquellos ancianos los términos de la relación.

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-Así que la sección alemana finalmente hará efectivo su derecho de supervisión. Justo ahora que estamos ad portas de recibir al Eva 03. Es inconcebible que tomaran de improviso esa determinación sin siquiera enviarnos un miserable correo electrónico. Ellos no tenían ni la más mínima razón que justifique tal proceder-. Señalo visiblemente molesto el anciano profesor Fuyutsuki al hombre quien fue en alguna oportunidad su discípulo.

-Todo esto es francamente imposible de entender. ¿Cómo anticiparon los detalles de nuestros planes de activación para la unidad tercera?-. Inquiriría ahora Ritsuko.

-Quizás efectuaron análisis parecidos a los nuestros y también concluyeran que habría sido mejor candidata posible para emplearla como piloto de pruebas de una unidad cuyo gemelo sufrió un accidente tan estruendoso. De ser así, ellos simplemente quisieron eliminar de raíz esa posibilidad-. Teorizó el anciano profesor.

-Es un enfoque plausible. Aun así no tendría razón de ser, sobre todo si consideramos que dicha unidad se activará sin un motor S2 y que por ahora carecemos de la posibilidad de obtener otro modelo-. Le replicó la facultativa.

-Ello pese que los datos teóricos del motor S2 están resguardados en Alemania a nuestra disposición. Y aún tenemos los Evas y a esta instalación.

-Con menor razón procedería la supervisión pretendida. Pero lo que verdaderamente preocupa es que solo nosotros tres sabíamos de la identidad de quien oficiaría como piloto de pruebas, todo lo cual hace que la teoría del descarte del riesgo deba descartarse por ser demasiado rebuscada-. Sentenció ahora el Comandante Ikari.

-Además, sería demasiado aparatoso hacer tal requerimiento por un piloto-. Agrego la blonda mujer.

-Como fuere, tendremos que adaptarnos a la idea que las cosas por aquí comenzaran a verse alteradas. Pero lo no que sabemos es si ese personaje que enviará la rama alemana será completamente de fiar-. Cuestiono el anciano segundo hombre de a bordo.

-Por ahora y mientras no se revele como un obstáculo, le dejaremos actuar según los caprichos del Comité. Que haga lo que quiera, con tal de dejar tranquilo a los ancianos. De todas maneras le mantendremos vigilado-. Señalaría el Comandante.

-Como fuere, que pasará con la activación de dicha unidad. ¿Regresaremos al plan original?, ¿O usaremos ahora a la piloto de la unidad prototipo?-. Volvió a preguntar Ritsuko tocando un punto importante.

-Temo que en esta ocasión no podremos utilizar ninguna de dichas opciones. En su lugar utilizaremos a quien califique como el cuarto elegido.

-¿El cuarto? Pero este todavía no ha sido hallado. Y aunque lo tuviéramos listo de inmediato necesitaríamos realizar análisis preliminares de compatibilidad y luego, proceder a registrar todos sus datos en el núcleo en el Eva 03, y entre ambas labores fácilmente nos tomarían mas de 24 horas, aun trabajando a plena capacidad.

-Por ahora no contamos con más opción. Ellos insisten que la prueba debe llevarse a cabo lo mas pronto posible y aún no estamos en condiciones de contradecir esos designios. ¿Podrá encargarse de todos los preparativos profesor?-. Señalo Gendo.

-Tendremos que hacerlo. No tenemos alternativa-. Respondió el anciano caballero.

-De todas maneras quiero que todos los experimentos preliminares programados se realicen como se habían planeado, y que la colección de los datos operativos de los pilotos en conjunto con el sistema de simulación se lleven a cabo. Tan solo por si no se hallare al cuarto elegido, o si este fuere inútil para la tarea. Y una vez que termines ese trabajo te centrarás en la selección del cuarto elegido. Te encargaras de ello Ritsuko.

-Entendido-. Afirmó la aludida sin más opción, antes de marcharse de aquella vasta oficina de la Comandancia y de cerrar la puerta. Oportunidad en la cual, luego de dejar transcurrir algunos segundos, el anciano subrogante se dirigió a su superior.

-Ikari. La pérdida de la unidad 04 fue un suceso verdaderamente terrible. Más ahora que el Comité nos está imponiendo demasiada presión.

-En verdad todavía no comprendo por qué se quejan tanto los ancianos. El retraso del programa no alcanza al dos por ciento y el proyecto estará listo para cuando llegue el momento, solo se requieren realizar algunos ajustes mínimos para ello-. Sentencio Gendo, sin parecer compartir del todo la preocupación de su colega.

-Pienso que el comité no está realmente preocupado por la marcha del proyecto. Sino que ellos deben estar ahora demasiado ocupados, revisando y reexaminando la agenda por completo.

-Es más que obvio. Como todo accidente, fue un suceso imprevisto y no programado. Tendrán que saber hacerse a esa idea.

-Uno que puede convenirnos demasiado.

-Ya es tiempo que los ancianos aprendan que no todo el proyecto puede predecirse en base a los pergaminos. Por detallados que puedan ser, estos no siempre lo van a decir todo; los imponderables existen, deberán aprender a lidiar con ellos. Espero que este suceso pueda ilustrarles en tal sentido.

-¿Crees Ikari que el comité se encuentre en pánico?

-Es algo plausible. En todo caso, debemos aprovechar la posibilidad de que, finalmente, la hermética puerta comenzará a abrirse, y entonces tomaremos el control de la situación.

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Más avanzada la jornada, en otras dependencias del cuartel central, tres capsulas con sus respectivos pilotos en su interior aguardaban desde las entrañas de sus unidades Evangelion la orden necesaria para entender la prueba por terminada y así dar término a aquella extensa jornada de controles y testeos. Y mientras ello sucedía, los últimos datos de aquella prueba de sincronización terminaban de ser registrados y analizados por los sistemas de MAGI.

-Estos resultados son difíciles de entender. El rendimiento de los Evas parece incrementarse a una tasa superior a la sincronización de los pilotos-. Señaló Maya Ibuki a su superiora, la doctora Akagi, para luego continuar agregar. -¿Es posible que esta dicotomía se deba a que ahora todas las capsulas de los Evas se equiparon con el sistema "Dummy plug"?-.

-Es posible. Pero no hay indicios que señalen alguna interferencia del sistema con el normal funcionamiento de los Evas o con la sincronización de los pilotos. De hecho, si bien el sistema se instaló en todas las unidades, en ningún momento se activó. Por ahora solo necesitamos saber si su instalación es compatible con el funcionamiento de los Evas y si a su vez este incidía de alguna manera con los pilotos.

-¿Y logramos responder esas interrogantes?-. Inquirió algo inquieta la joven mujer.

-No del todo. Todavía necesitamos llevar a cabo más pruebas a fondo, que requieran el uso del sistema de simulación en pleno funcionamiento.

-¿Y cuándo probaremos dicho sistema?-. Inquirió ahora Misato con interés. Después de todo, lo relativo al manejo de los Evas era también parte de su responsabilidad.

-Posiblemente dentro de pronto. Pero antes de ello debemos concentraremos en la llegada y la activación del Eva unidad tercera.

-¿Acaso lo activaremos con el sistema de simulación?-. Pregunto la Mayor apartando tenuemente a Ritsuko tanto de Maya como de los operadores ahí presentes, ello a fin de confirmar la información dada la jornada anterior. Sin embargo, la respuesta que daría no solo no confirmó nada, sino que abriría ahora muchas más dudas que antes.

-No.

-¿No?

-El alto mando pretende usar un piloto humano.

-¿Y quién será dicho piloto?

-El que califique como el cuarto elegido -. Dijo la jefa científica, causando que la sorpresa de Misato adquiriera ahora proporciones mayúsculas con dicha mención.

-¡¿Hablas del cuarto?! ¿Acaso ya lo hemos encontrado?

-En verdad, todavía no.

-¿Todavía no? ¿Y cómo le asignaremos un Evangelion a un perfecto extraño?- Pregunto Misato, entendiendo aún menos.

-Porque ya tenemos a un candidato preseleccionado.

-¿Cómo es eso?

-Descubrimos un prospecto que puede ser prometedor. Pero por ahora no puedo decir más.

-¿Y cuándo lo informarán?

-Por ahora no podemos hacerlo oficial. Pero si todo sale bien, deberíamos principiar esta otra semana con un nuevo piloto en nuestras filas.

-¿Hablas en serio?-. Pregunto con bastante escepticismo la Jefa de Operaciones.

-¿Por qué la pregunta?

-Porque si debo serte honesta, todo lo que dices suena a improvisación.

-Tenga confianza en mi Mayor. Se lo que hago.

-Con tal que no sucedan las mismas cosas que pasaron la última vez que dijo esa frase, supongo que todo estará bien-. Dijo la oficial de NERV no sin poca intensión a su blonda amiga. Un comentario que en verdad no gustó en demasía, pero que por ahora no tendría más opción que dejarlo pasar junto con esa mujer que regresaba a sus posiciones; todo ello antes que sus cavilaciones fueran interrumpidas por el llamado de la Teniente Ibuki avisando que todos los resultados ya estaban listos y que era hora de realizar otras pruebas.

-Muy bien, guarda los datos y regístralos, mientras prepara a los pilotos para la realización de la última ronda de pruebas. ¿Podrás hacer eso?

-Por supuesto. La he visto hacer eso una infinidad de veces.

-Excelente. Porque en esta ocasión tendré que dejarte a cargo del resto de las pruebas.

-Dejarme a cargo de las pruebas. ¿Pero porque?-. Preguntó Maya con algo de inquietud.

-Porque no podré continuar con la supervisión de estas. Antes debo encargarme de cierto asunto importante e impostergable a resolver.

-¿Tiene alguna vinculación con la pronta llegada de la unidad tercera?

-Tú lo has dicho. Pero por ahora no puedo decirte más que eso.

-Entendido-. Le respondería una operaria que no tendría más opción que asentir y aceptar lo ordenado. Debiendo ahora no solo supervisar la prueba, sino que además, dirigirla.

Y mientras aquella asistente hacía esos menesteres, Ritsuko emprendió raudamente sus pasos hacia su oficina. Donde, tras colgar su característico delantal blanco en un perchero, reparó que sobre su escritorio había un sobre de oficio sellado que, a juzgar por el código de origen, provenía directamente desde la Comandancia. Al abrirlo extrajo una carpeta con los datos de la cuarta persona elegida. Y mientras lo leía con detenimiento, no evitó pensar que en verdad Katsuragi tenía algo de razón al decir que la selección se hizo basándose en algo parecido a la improvisación. Aun así, los datos denotaban que, por extraño que pareciera, tal selección fue, después de todo, la mas acertada. Impresión que se acrecentó cuando, tras desbloquear su computadora de escritorio, y de hacer un par de indagaciones, vio en su pantalla la actualización de los resultados de la prueba que hasta hacia poco rato atrás había supervisado. En especial, los referentes a la piloto quien, hasta hacia tan solo pocas horas atrás, había sido preseleccionada por el alto mando para realizar dicha tarea.

Ante esto, Ritsuko sonrió unos momentos, antes de retomar su atención hacia al interior de aquel sobre, que contenía un conjunto de papeles.

-El departamento legal siempre es tan eficiente cuando se lo propone-. Dijo para sí misma la facultativa luego de examinar de manera más somera aquellos documentos, antes de separarlos y guardarlos en otra carpeta que luego pondría en un portafolios. Ello, mientras el monitor de esa computadora seguiría centrándose durante algunos instantes más en los datos de aquella piloto de origen extranjero, antes que esa información desapareciera y fuera sustituida por la definitiva oscuridad de aquella pantalla.

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Era la hora de almuerzo en cierta escuela secundaria pública de Tokio-3, donde dos muchachos aguardaban en fila su turno para almorzar. Uno de ellos, quien vestía casi siempre de buzo deportivo dirigió la palabra a su amigo, un chico bajo de lentes y quien tenía una permanente obsesión con todo lo militar, aventándole una peculiar observación.

-¿Te has fijado que cada vez menos gente viene a la escuela?

-¿Y eso debería ser un problema?-. Pregunto el chico de lentes y amante de todo lo militar, sin comprender el propósito de la pregunta hecha por su amigo.

-Supongo que debería serlo. Recuerdo que a principios de año la escuela estaba llena de alumnos, pero a poco andar las clases comenzaron las batallas, y lentamente uno a uno nuestros compañeros se fueron, hasta quedar los mismos que asisten siempre.

-O casi siempre-. Le espetó su amigo.

-Cierto. Ayanami hace rato que no viene. Aunque, a estas alturas, ha faltado tanto que es más sorprendente verla en la escuela. Y que el demonio rojo falte a la escuela no me importa. Pero últimamente hasta Shinji ha faltado mucho. De hecho, ni él ni los otros ha venido durante toda esta semana. ¿En verdad crees que todo esté bien con ellos?

-¿Sabes? Tus capacidades para expresar afecto y empatía sí que sorprenden. ¿No serás tú quien está mal?-. Comento el chico de anteojos con cierto contenido sarcástico en su voz.

-¡No molestes!

-¿Sabes? Sufres y te complicas más que protagonista de telenovela barata. Si estas tan preocupado por Shinji ¿Por qué no le llamas? Después de todo, ya sabes su número.

-Claro que lo sé, le he llamado tanto al celular como a su casa. Pero siempre pasa que o no contestan, o dicen que está ocupado en la organización donde trabaja.

-Se llama NERV-. Inmediatamente le corrigió aquel petiso muchacho, con esmero digno del mejor pedagogo.

-Como sea, ¿crees que haya pasado algo malo o que hay algo tan grande que deban mantenerlos ahí encerrados por tanto tiempo?

-Es posible. De hecho, no debería contarte esto, ya que es ultra secreto, pero por ser mi amigo te contaré-. Dijo todo misterioso Kensuke, bajando la voz y acercándose a su amigo a medida que se iba diciendo esas palabras.

-Ya cuenta.

-No puedo contarlo así como así, necesitamos hablar en un lugar mas privado.

-¡Quieres dejar tus tontos jueguitos y decirme de que se trata todo esto!

-¡Y ustedes dos quieren dejar de gritar y tener la amabilidad de avanzar y tomar sus bandejas para retirar sus almuerzos!-. Espeto aún mas enfada una cocinera que atendía el lugar con cara de muy pocos amigos. Orden ante la cual los muchachos no tuvieron otra alternativa que agachar la cabeza y tomar sus órdenes en silencio. Todo ello, mientras algunos puestos mas atrás, una chica que oficiaba como delegada de clase negaba con su cabeza por el comportamiento de ese dúo. En especial, por el de uno de ellos.

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Una pequeña oficina con un escritorio atestado hasta el tope de papeles no parecía ni por asomo el mejor lugar para almorzar, por mucho que dicha comida hubiera sido adquirida en la no lejana cafetería del trabajo. Mucho menos si esa merienda tenía que ser compartida con otra persona. Sin embargo el frenético ritmo de trabajo de los últimos días no le habían permitido a Misato salir de su oficina, mucho menos tener el tiempo de salir para juntarse aunque fuera por un momento con cierto personaje masculino a quien no había visto en varios días y que ahora estaba ahí compartiendo la merienda que había traído, así como algunos otros datos no relacionados con la comida. Como cierta revelación que de inmediato dejo muy sorprendido a ese funcionario de enlace por resultarle absolutamente inesperada. Al punto tal de pedirle confirmación a esa mujer con otra pregunta.

-¿Acaso hablas en serio?

-Pues dicho de esa manera resulta de veras bastante difícil de creer, ¿No es cierto?-. Respondería con otra pregunta aquella Mayor.

-Ciertamente, no voy a negarlo. De todas maneras, no deja de resultar sorprendente saber que planeaban utilizarla como piloto de pruebas de la unidad tercera.

-Pues así debió haber sido. Todo indicaba que el alto mando en verdad pensaba emplearla para realizar la activación de prueba la unidad tercera.

-¿Y lo sabía?

-Se suponía que debía informárselo ahora, una vez terminadas todas las pruebas y que su nominación hubiera sido oficializada. Pero como definitivamente no será asignada para esa tarea ya no tiene sentido alguno que lo sepa. De hecho, quizás lo mejor sea que la identidad del piloto no sea conocida por los pilotos. Al menos, no hasta que la prueba se efectúe.

-Tienes razón. Es mejor que Asuka nunca conozca sobre estos planes. Aunque quizás hubiera sido bueno para ella haber realizado la prueba de activación. Quien sabe, quizás podría haber influenciado para mejorar su estado de ánimo.

-En verdad dudo mucho de eso. Después de todo, y a diferencia de los otros pilotos, nunca llegaron a efectuarse pruebas de sincronización con otra unidad distinta a su Eva. Además, a ella le gusta demasiado su unidad, por lo que quizás asignarle otra no sea una buena idea.

-Con seguridad Ritsuko sabrá esos detalles mejor que nosotros.

-Cierto. Y con seguridad sabrá que ocurrió para que el alto mando abandonara esa idea que parecía tan segura y decidieran emprender la búsqueda del cuarto elegido.

-¿El cuarto elegido?-. Pregunto Kaji con bastante curiosidad.

-Así es. Tendremos un nuevo piloto.

-¿Y ya saben quién es?

-Eso es lo que más me intriga. Todavía no sabemos quién será el nuevo elegido. Creía que ya estaban predeterminados de antemano o que, por los menos, se escogían con algo de anticipación. Pero tal parece que esto no es del todo así.

-Pues así parecía ser.

-Pues fíjate que no me parece tan así-. Señalo aquella mujer con un tono de voz que aquel varón fue incapaz de descifrar.

-¿A que te refieres?

-Pues debería ser yo la confundida. Y tú deberías ser quien lo entiende. Después de todo, sabes todo acerca de Marduk y sobre Adán. ¿Verdad?

-Ignoro a que te refieres.

-No mientas. Sé bien que lo sabes.

-Vaya. Y yo que creía que tan solo pretendías compartir un almuerzo conmigo. No pensaba que me traerías aquí para pedirme ayuda. En verdad me cuesta creerlo.

-Pues comienza a creerlo. Porque aquí pasa algo muy malo. Se supone que ya deberíamos tener a un piloto para la unidad tercera. Pero estamos a poco menos de 48 horas de recibir una nueva unidad y ni siquiera sabemos quien realizará la prueba de activación.

-A lo mejor piensan emplear el nuevo sistema de simulación que acaban de terminar.

-No será así.

-¿Y que puedo hacer yo?

-Quiero que me digas la verdad.

-Me pones en una situación difícil. Porque en verdad solo puedo decirte una cosa-. Dijo el hombre mientras tomaba un pequeño potecito plástico de salsa para luego ir a dejárselo al lado de Misato.

-¿A que te refieres?-. Demando saber ella, dejando pasar algunos segundos antes que el estuviera lo suficientemente cerca como para decirle al oído lo que parecía ser la verdad.

-Al parecer el Instituto Marduk nunca fue real, sino que una fachada de NERV.

-Una cubierta, ¿Pero de qué?

-Has oído alguna vez de la clave 707.

-¿707? Acaso no es el código del curso donde estudian los pilotos.

-Correcto.

-¿Y que tiene que ver el curso de los pilotos con Marduk?

-Piénsalo un poco, es cosa de lógica. Si todos los elegidos asisten al mismo curso…

-…entonces quien sea el cuarto elegido debería ser seleccionado del mismo curso que los tres. ¿Por qué no lo pensé antes?

-Eureka-. Dijo el hombre congratulándose de la exitosa deducción de Misato. Aun cuando para sus adentros no se encontrara tan seguro respecto a si esa conclusión que resultaba de toda lógica fuera en realidad correcta.

-Sea como fuere, tengo ciertas aprehensiones respecto a todo esto. ¿Porque todos los pilotos fueron asignados al mismo curso? ¿Y porque tienen que ser precisamente esos chicos?

-Son demasiadas preguntas, y por desgracia no tengo las respuestas para ellas.

-¿Lo averiguaras?

-Cuando tenga alguna información, te la entregare.

-Perfecto-. Dijo la joven Mayor, antes de sonreírle a ese hombre y formularle una pregunta.

-¿Podrías hacerme un favor?

-El que quieras-. Respondió galantemente el hombre, lo que hizo que Misato se animara a solicitarle algo muy importante. Algo que, sin embargo, le dejaría más que perplejo.

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-¡¿Qué paso que cosa?!-. Declamo profundamente sorprendido Susuhara a su amigo, mientras este último hacía enérgicos ademanes con las manos para que no exagerara y bajara la tonalidad de su voz, al atraer la atención de buena parte de la escuela una vez más.

-Silencio amigo, baja la voz.

-Lo siento-. Dijo el joven muchacho, no sin antes dedicarle al resto de los espectadores un poco diplomático grito de: -¡Y ustedes que miran tanto, mejor vuelvan a sus asuntos!-.

-Bien-. Respondería Kensuke luego de que todo retornara a la normalidad. –Como te comentaba, hace algunos días una de las bases que NERV tiene en medio del desierto allá en los Estados Unidos desapareció sin dejar rastros. Y en esa base estaban construyendo y probando el Eva 04. Como podrás imaginarte, algo como eso debió haber sido muy grave; tanto como para que hayan decidido mantener a los pilotos aislados e incomunicados durante todo este tiempo-.

-¿Pero cómo pudo haber desaparecido un armatoste así como si nada? ¿Acaso exploto?

-Eso es lo que nadie sabe a ciencia cierta.

-Y entonces, ¿Cómo supiste que desapareció ese Eva?

-Créeme, no es tan difícil como suena. Recuerda que mis padres trabajan en NERV. Así es que solo fue cosa de escuchar una conversación por aquí, otro poco por allá, hurgar algo allí y allá y ¡Voila! Así obtengo la información.

-¿Y quién iría a pilotear dicha unidad?

-Ni idea. Como tampoco sé quién va a pilotear el Eva 03.

-¿El Eva 03?

-Pues claro, la otra unidad que los norteamericanos construyeron y que van a traer aquí para efectuar su activación. Rayos, ¿Quién será el afortunado que irá a pilotearlo?

-Pues si no lo sabes tú, menos yo-. Le respondería Touji, de forma algo fastidiada debido a que no sentía mayor interés por todas aquellas cosas que pudieran relacionarse con la guerra en general y con los Evas en particular; a diferencia de su petiso amigo, quien no había demorado demasiado en comenzar a fantasear con lo que eran consideradas como simples tonteras por parte de Susuhara.

-¡Rayos! En verdad como me gustaría ser piloto de Eva. Sería espectacular sentarse ahí adentro y pilotear esa maquinaria para experimentar como se siente, aunque fuera por una sola vez. Y llegar a entrar en combate montado en el Evangelion. ¡Guau!, eso de seguro debe de ser la experiencia más asombrosa que pueda imaginarse.

-Deberías dejar de hablar tantas tonteras-. Interrumpió Touji, algo mosqueado, a su amigo.

-¿Y porque dices eso?

-Porque habría que estar muy mal de la cabeza como para pilotear una cosa como esa.

-Mejor habla por ti. Lo que es yo, lo que más me encantaría en el mundo sería poder pilotear esa cosa.

-Si claro, solo falta que le pidas a la señorita Misato que te enliste como piloto-. Dijo aquel joven a modo de broma. Una que, sin embargo, hizo que el semblante del chico de lentes irradiaría optimista inspiración a la luz de una idea que, al parecer, no se le había ocurrido.

-Pero que buena idea Touji. ¡¿Cómo diablos no se me había ocurrido antes?! Creo que aún tengo su número registrado en el teléfono. Voy a llamarla inmediatamente aprovechando que todavía quedan algunos minutos de recreo. Tan solo espero que no se encuentre muy ocupada-. Señalo esperanzado aquel muchacho antes de incorporarse de su puesto y salir con desesperación rumbo hacia los techos de la escuela, donde de seguro creía que podía comunicarse de mejor manera con esa mujer que debía tener el tan anhelado pase mágico para pilotear aquel nuevo Evangelion.

Ante este hecho, el chico de buzo solo atino a hacer una ligera negación con su cabeza, reprobando lo que creía era una insensatez de su amigo. Como intuía que ya no vería a su amigo antes del regreso a clases, se levantó de ese lugar pensando en vagar durante un rato por allí antes de regresar al aula. Sin embargo, sus pasos no se alejaron mucho antes que estos fueran ahora interrumpidos por la aparición de una pecosa muchacha quien desde hacía ya un buen tiempo quería hablarle y que en esta ocasión parecía haber encontrado finalmente el momento preciso para hacerlo.

-¿Touji?-. Fue el dubitativo llamado de esa muchacha que hizo detenerse al aludido y voltearse para mirarla.

-¿Qué deseas, jefa de clase?-. Preguntaría él, algo cansado y, porque no, molesto.

-¿Podríamos hablar un momento?-. Contra preguntaría ella con una tonalidad algo más tímida que la altisonancia característica acostumbrada a escucharle en su labor de delegada de clase. Notable cambio de actitud que sorprendió a ese muchacho, al punto de hacerle abandonar su postura defensiva para adoptar una posición y tono más conciliador.

-Claro. ¿Por qué no?

-Ok. Sin embargo, me gustaría que pudiéramos hablar en un lugar algo mas cómodo.

-¿A que te refieres con eso?-. Pregunto el chico sin entender del todo.

-Ven. Será mejor que me acompañes al salón y en el camino te cuento ¿Te parece?-. Fue la invitación que le haría con no poco entusiasmo en su voz. A decir verdad el muchacho no estaba muy convencido de acompañarla a preparar el salón para las clases de la tarde. Sin embargo, en su lugar decidió acompañarla para escuchar todo aquello que quería decirle. Después de todo, si pudo escuchar las locuras de Kensuke sin problemas, ¿Qué mas daño podía causarle escuchar las ocurrencias con las que podía salirle ahora la jefa de clase?

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Casi de manera simultánea con lo anterior, un moderno y elegante sedan último modelo de color oscuro como la noche y de vidrios completamente polarizados reducía su velocidad hasta estacionarse en las inmediaciones de dicha escuela, vehículo desde el cual se vería descender a cierta blonda facultativa científica para dirigir sus pasos hacia el edificio de la escuela. No teniendo gran dificultad para encontrar prontamente las dependencias de la dirección, a las cuales luego de llegar procedió a golpear sus puertas.

-¿Con el director de la escuela?-. Pregunto aquella mujer una vez que la puerta fue abierta.

-Sí. Soy yo ¿En qué puedo atenderla?

-Permítame presentarme. Mi nombre es Ritsuko Akagi. Doctora y jefa de operaciones científicas de NERV-. Respondió ella, mientras le facilitaba una tarjeta de presentación.

-Muy bien doctora Akagi, ¿Dígame qué puedo hacer yo por usted?

-Pues, me gustaría hablar con usted unas palabras muy importantes. Ojalá, en privado.

-Pues, pase usted-. Indico el hombre algo extrañado, mientras hacia un ademán para permitir el ingreso de esa mujer a su oficina para luego cerrar la puerta, donde una conversación muy importante comenzaría a cambiar para siempre una vida.

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-Muy bien, ¿Sobre qué querías hablar?-. Pregunto el joven muchacho a esa pecosa muchacha quien en esta ocasión parecía encontrarse inusualmente risueña, como si ella estuviera contenta tan solo de estar junto a él caminando a paso calmo por los corredores rumbo hacia el salón de clases.

-Es acerca de un deber que me encargo el maestro.

-Ah sí, ¿Y de que deber se trata?

-Sabes que tengo la responsabilidad de preparar los boletines escolares. Pero además, esta semana tengo ahora la responsabilidad de entregarlos. El problema es que, en verdad, no creo que pueda alcanzar a entregarlos todos.

-¿Y no hay nadie más que pueda hacer ese trabajo?- Después de todo, siempre son dos los que hacen ese trabajo.

-Así es.

-Entonces podrías pedírselo al otro responsable. Yo no me encargaré de eso sino hasta la próxima semana.

-Touji, aunque seas asignado jamás haces ese trabajo-. Le comento ella con cierta molestia que, extrañamente, no parecía ser tan verdadera en esta oportunidad. -Además, la otra asignada era Ayanami. Pero ella no ha venido en toda la semana-.

-¿Y necesariamente tengo que ser yo quien te acompañe en esa labor?-. Cuestiono el muchacho, sin muchas ganas a decir verdad.

-Bueno, si en verdad no quieres hacerlo, pues…-. Le respondió con lentitud y no poca decepción en su tono de voz aquella chica. Uno que le hizo sentir pésimo por haber proferido tal acto de desatino y que le hizo torcer su voluntad, todo con tal de evitar que el rostro de esa muchacha siguiera ahondándose en la decepción, aun cuando no comprendiera entonces porque había terminado diciendo lo que diría.

-Esta bien jefa de clase-. Señalo con cierta resignación el muchacho al darse cuenta que en esta ocasión no escaparía del deber. –Te ayudaré con tu tarea-.

-¿Lo dices en serio?-. Pregunto con nuevos bríos en su rostro Hikari.

-Claro que sí. Después de todo, cuando un hombre empeña su palabra siempre debe cumplirla-. Le respondió el muchacho en tono algo severo que, sin embargo, en esta ocasión no lograba esconder cierta perplejidad y sorpresa al ser tomado por sorpresa por el ahora iluminado rostro de esa chica. Uno que develaba que, bajo el comportamiento siempre serio y algo odioso de esa muchacha, se escondía una chica algo tímida con un corazón de oro, una entereza a toda prueba que desafiaba su fragilidad y una belleza tan abnegada como frágil que siempre estaba ahí pero que nunca parecía sobresalir salvo en situaciones muy especiales. Como parecía serlo en esta ocasión. Esa visión asusto en esos momentos a ese aparentemente recio joven y le hizo dudar, obligándose a apartar de su mente aquellos pensamientos referentes a esa muchacha, escapando de regreso a lo que había motivado toda esta situación.

-Y bien, ¿qué tendría que hacer yo?

-En realidad… ¿Podrías acompañarme a llevárselo después de clase?

-¿Llevar que cosa?, ¿y a quién?-. Pregunto algo perdido el joven.

-¿Pues a quién mas va a ser? Hay que llevarle una copia del boletín escolar a Rei.

-Pero no tengo ni la más mínima idea de donde vive ella. Además, no se qué tan correcto sea que un hombre vaya solo a casa de una chica sin que se preste a malas interpretaciones.

-Descuida. Por lo que averigüé, no vive muy lejos de donde vivimos nosotros. Sería cosa que me acompañaras y en el trayecto vamos a dejárselo. ¿Qué te parece?

-Pues bien, supongo entonces que no habrá más remedio. Muy bien Rei. ¡Allá vamos!-. Señalo el muchacho con una pequeña exclamación, a modo de expulsar de esa forma las tensiones que se acumulaban dentro de su ser. Todo ello, bajo la mirada acompañante de Hikari, en cuyos ojos se asomaba la felicidad por finalmente haberse atrevido a dar el primer paso para establecer una cercanía con aquel muchacho del cual ella estaba por largo tiempo secretamente enamorada.

Pero no paso mucho para que algo imprevisto apareciera entre ellos defiriendo la felicidad. Algo que tomo la forma de un funcionario paradocente quien abrió la puerta y asomo su cuerpo en la sala para hacer una sola pregunta.

-¿Se encuentra aquí Touji Susuhara?

-Si, soy yo-. Respondió el aludido.

-Le llaman desde la dirección. Requieren su presencia inmediatamente-. Señalo con cierta severidad aquel hombre.

-¡De la dirección!. ¡¿Pero qué hiciste ahora?!-. Le reprendió la delegada del curso.

-¡¿Yo?! Pero si yo no he hecho nada.

-Si claro, lo mismo dijiste la última vez que te llamaron…

-¡Hey! Eso se trató de una loca ocurrencia de Kensuke y fue a mí que me castigaron. Además, te juro que en verdad no he hecho nada…

-Señor Susuhara. ¡¿Quiere dejar de dar tantas explicaciones a su noviecita y acompañarme a la dirección?!-. Requirió ese hombre con una pregunta que jamás tuvo intencionalidad de tal, al borde ya de perder la paciencia. Ante esto, el muchacho, visiblemente incomodado, decidió componerse y acompañar con no muy buena gana a ese hombre a la dirección. Seguramente todo no era mas que el producto de un desafortunado malentendido, pero lo esclarecería todo y, de paso, le demostraría a Hikari y al impertinente del paradocente que su mala fama era inmerecida y que el no era pendenciero o problemático como le creían.

Fue en medio de esas cavilaciones que llegó a las puertas de la dirección del liceo, donde golpeo la puerta para luego anunciarse con el lenguaje mas formal que conocía.

-Soy Touji Susuhara. Me mandaron a llamar para presentarme aquí.

-Un momento-. Se escuchó la voz del director, mientras aguardaba unos instantes antes de abrirse la puerta para develar a este abriendo la puerta para dejar pasar a ese muchacho. Y una vez ahí adentro, lo primero en que reparo fue en la presencia de una rubia mujer, quien estaba sentada en una de las sillas del escritorio del director.

-¿Tú has de ser Touji Susuhara?-. Pregunto ella.

-Si, soy yo-. Respondería con algo de timidez el aludido, sin saber para que la querría ella o, incluso, quien podía ser.

-Muy bien. ¿Podría permitirme hablar con Susuhara un momento, a solas?-. Pediría ella al director. Quien, luego de asentir en silencio, abandono el lugar cerrando la puerta tras de si.

-¿Para que me llamaban?-. Pregunto con inquietud el muchacho a aquella extraña la que, al notar la inquietud del joven, decidió distender un poco el ambiente, presentándose.

-Soy Ritsuko Akagi. Doctora y jefa de operaciones científicas de NERV.

-Muy bien doctora. ¿Para qué me necesita?-. Señaló inquieto e incómodo ante esa mujer.

-No necesitas estar de pie, puedes sentarte-. Le ofreció la mujer, a lo que el muchacho accedió, casi de manera automática.

-Escúchame bien. Te mandamos a llamar porque tengo algo muy importante que decirte-. Señalo aquella mujer, antes de formularle una proposición que haría que todo lo que ese chico estuviera pretendiendo o pensando en esos momentos pasara repentinamente a un irrelevante último plano.

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Ryouji Kaji deambulaba calmadamente por los pasillos de NERV algo contrariado por la solicitud que hizo Misato. Una que, al principio no parecía ser tan usual, pero que durante el último tiempo ya se había comenzado a transformar en toda una constante. En todo caso, lo que verdaderamente contrariaba de tal sobremanera a ese hombre no era tanto el pedido de buscar a Shinji y Asuka para llevarlos al departamento y cuidarlos hasta que ella regresara, sino que la información que había obtenido de Misato contrariaba, una vez mas, todo lo que creía saber. ¿Cómo podía ser que el alto mando de NERV estuviera casi improvisando la selección del cuarto elegido, mientras los norteamericanos parecían contar con alguien listo para tal cometido? Durante todo este tiempo todas las evidencias apuntaban a que NERV debía ser el maestro de las marionetas; pero por primera vez, podía pensarse que todo este tiempo había estado equivocado y que tal vez NERV no era el arquitecto de la historia. Que incluso la organización presidida por Gendo Ikari debía bailar al son de compases impuestos por titiriteros mayores. ¿Pero quién podría ser el gran titiritero que manejaba a tantos a la vez? En verdad, quien quiera que fuere debía tener un gigantesco poder como para controlar tan bien a tantas entidades a la vez. Como fuere, él debía continuar indagando mas en ese asunto. Pero primero, debía llegar al vestíbulo de los camerinos donde, para variar, ya se escuchaba a lo lejos el ruido de una discusión que, otra vez para variar, era protagonizada por precisamente aquellos a quienes debía buscar.

No lejos de ahí los pilotos en cuestión estaban en el vestíbulo que antecedía a la entrada de los camerinos una vez más discutiendo sobre los resultados arrojados por las recientes pruebas, donde otra vez los mejores índices fueron adjudicados al tercer elegido; lo que desató, una vez más, la consabida molestia de la chica pelirroja, quien estaba reprochándole a ese chico el haberla nuevamente superado.

-Por más que trato no comprendo cómo ganaste las pruebas de sincronización. ¡Con seguridad debieron estar alteradas!-. Dijo profundamente molesta Asuka, ello mientras el destinatario de esas palabras no parecía prestar atención a la molestia de su compañera.

-¡¿Acaso me estas escuchando?!- Volvería a espetar molesta aquella chica ante la aparente ignorancia que de ellas hacia su compañero.

-Si te escucho. Solo que no entiendo tu molestia-. Le respondió, sin muchas ganas.

-¿Acaso me estas tomando el pelo kínder? ¡¿Cómo puedes decir una cosa como esa?!

-Claro que no. Solo que estas enfrascada en una competencia donde nadie más compite.

-¡¿Pero qué demonios quieres decirme con eso?!

-A que dudo mucho que Rei tenga interés en competir contigo.

-¡No hablaba de la niña modelo!-. Dijo la pelirroja con profundo sentido de irritación en esas palabras.

-¿Y sabes? A decir verdad no me importa si soy el primero o el último en esta competencia que te has inventado-. Respondió inesperadamente aquel muchacho, para luego agregar. -En lo personal, solo me importa realizar las misiones, que sobrevivamos a ellas y que lo sigamos haciendo hasta el día en que todo termine-.

-Ese es un pensamiento asqueroso. Es propio de perdedores-. Señalaría Asuka, sulfurándose mas por esa última aseveración.

-Tal vez tengas razón. Pero es lo que siento cada vez que subo al Eva; y eso lo sabes.

-¡Uf!. Contigo definitivamente no se puede-. Respondería la pelirroja, buscando de esa manera dar por terminado aquel intento de conversación.

-Pero yo sí puedo y debo hacerlo. ¿No es así?-. Replicó repentinamente Shinji de manera bastante mosqueada.

-¿A que te refieres?-. Pregunto ahora Asuka con perplejidad añadida ahora a su molestia.

-A que siempre es lo mismo. Eres incapaz de interesarte aunque sea un poco en lo que pasa a tu alrededor. Y sin embargo siempre debo soportar todas tus rabietas, yo si debo soportar tus volubles estados de ánimos y tus aún más extraños cambios de humor.

Ante dicha declaración de voluntades enérgicamente proferidas por el tercer elegido ella intentó oponer algo, pero no brindaría oportunidad alguna para ello, de hecho, aprovecho el ímpetu para seguir. -¿Sabes? La otra vez dijiste que no te gustaban algunas cosas sobre mi forma de ser. ¿Y sabes qué?; en estos días he pensado mucho en ello, mientras busco como ver las cosas desde una mejor perspectiva, de esforzarme por encontrar algo bueno a todo lo que ha pasado desde que llegue a este lugar. Pero pese a todo, aún no sé que quieren los demás quieren de mí. Y, sobre todo, no sé qué quieres de mí.

-¡¿Que te hace pensar que pueda querer algo de ti?!

-Pues algo has de querer, ya siempre me pides y exiges de una u otra forma que cambie. Incluso, la otra vez dijiste que debía cambiar mi forma de ser. Pero no sé bien para que debiera hacerlo, o porque quieres que cambie.

-Te equivocas rotundamente. ¡No quiero nada de ti!

-No fue eso lo que me dijiste la otra vez.

-Uno dice tantas cosas…

-Pero no siempre se habla con la verdad desde lo más hondo del alma. Y sé que esa tarde de domingo lo hiciste. ¿Y sabes qué? Me gustó ver abrir tu corazón y que enseñaras que, a pesar de tu carácter, en verdad eres una gran persona-. Concluyó el joven piloto.

-¿Qué… que quieres decirme con todo esto?-. Cuestionaría sorprendida la chica alemana.

-Que a pesar que no entiendo el porqué de tu carácter, y aunque sé que te cuesta aceptar a los demás, con el tiempo aprendí a darme cuenta que bajo tu aparente carácter de espanto eres una chica buena y de nobles sentimientos. Solo que, tal vez, nadie lo había notado. O nadie tuvo el valor de decírtelo. O, quizás, nadie fue tan idiota como para intentarlo antes-. Señalo el chico ante la abrupta perplejidad que se reflejaba vívidamente en los ojos de la alemana, lo que extrañamente animo a ese muchacho a continuar. –Quizás por ello, me tomaré la molestia de decirte que así como tú quieres algo de mí, yo también quiero algo de ti. Por lo que más quieras, no quiero que me odies, no quiero que me veas como un rival o que pienses que soy tu enemigo. No lo soy. No te odio y no quiero vencerte porque no quiero pelear contra ti, todo lo contrario; me gustaría que fueras capaz de confiar en mí y que pudieras aceptarme como soy. Así como he aprendido a confiar en ti y a aceptarte tal como eres. No tenemos porque llevarnos mal, vivimos juntos, luchamos juntos y mas que mal todo lo que hacemos lo hacemos juntos-.

-¿A… a que te refieres con todo esto?-. Preguntó ante aquel repentino silencio forjado aquella muchacha completamente desarmada, ello mientras una pequeña e inesperada aceleración en su corazón comenzaba a acrecentarse con paso firme, sensación que hacia comenzar a concebir en lo más hondo de su ser una ilusión que en esos momentos no supo o, quizás, no quiso entender, pero que si pudo sentir. Ello mientras el tercer elegido tragaba saliva y se armaba de valor para decirle a esa chica con la mayor determinación que tenía dentro de sí lo que pretendía.

-Quisiera que seamos amigos. Quisiera que pudiéramos darnos una oportunidad para vivir en paz y en armonía. Pero sobre todo, quisiera que nos diéramos una oportunidad. Tan solo quisiera que tuviéramos una oportunidad para que hagamos bien las cosas.

Tal solicitud la sorprendería profundamente. En verdad, no la esperaba de alguien como él; sin embargo, esa sorpresa era a su vez algo que parecía haber esperado ansiosamente de alguna manera durante largo tiempo. Y, pese a todo, esas palabras parecían menores a las que de veras necesitaba. Como fuere, dicha solicitud la encontró desarmada y ello se reflejó en su rostro; lo que motivó al tercer elegido a titubear para sus adentros y a cuestionarse sobre que tan buena idea había sido aventarse con tamaña propuesta con la que, en una de esas, bien podía estar arriesgando su propia integridad.

Sin embargo, no pasó demasiado tiempo antes que ella decidiera expresarle a su colega de labores su determinación en tono que quizás podía parecer bastante extraño; quizás, hasta algo despectiva, pero que, viniendo de ella, podía parecer perfectamente esperable.

-Eres muy tonto, ¿Lo sabías?

-¿A qué te refieres?-. Pregunto el tercer elegido, quien no dejaba de estar extrañado por esa clase de respuesta. Sin embargo esta situación se volvería mas extraña cuando, en vez de emplear palabras para precisar o desarrollar mejor sus dichos, ella respondió obsequiándole una ligera sonrisa prístina y brillante, carente de toda inquina o ironía; que solo puede brindarse por una alma que de un momento a otro es capaz de hallar la paz dentro de si, abrazando las cosas relevantes mientras deja atrás las intrascendencias que la aquejan.

Y así, cuando finalmente el ambiente se pacificó por completo, haciendo que aquel silencio prolongado pasara para ambos de ser algo incómodo a transformarse en un grato estado, fue cuando el hombre con coleta saldría del sitio escondido donde secretamente estuvo durante tan largo rato y dirigió lentamente sus pasos hacia el vestíbulo de esos camerinos; alegrándose para sus adentros porque posiblemente por primera vez aquella normalmente orgullosa chica estaba siendo sincera tanto consigo misma como con alguien mas, y precisamente aquel muchacho había sido el afortunado. Lo que seguramente sería muy bueno tanto para ella como también para él. Después de todo, y si sus sospechas resultaban ser verdaderas, ambos jóvenes necesitarían estar juntos para saber afrontar los desafíos que avecinarían.

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Continuará…

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