Por los siguientes tres meses, Kain estuvo deambulando por todo el Continente del Cielo. Para empezar, Sylvaril le aconsejo que se mantuviera alejado de la raza alada (sus congéneres). Son gente sabia, aplicada en las artes y la ciencia, pero muy recelosa con los extraños. Y lo último, es que se mantenga alejado de la zona norte por varios motivos. Uno de ellos es que es una tundra de hielo y el otro es que cerca de ese lugar hay un laberinto. Son lugares que por lo menos, cualquiera que esté por debajo de un rey de cualquier estilo de lucha, debería evitar.
Después de eso el viaje fue…¿Cómo decirlo? Tranquilo sería la palabra más acertada. Aunque el lugar estaba casi deshabitado, vivían todo tipo de animales y plantas, al menos el sector Sur del continente. A Kain le llamaron la atención una especie de leones marinos cubiertos de escamas. Tenían grandes melenas y afilados colmillos. A diferencia de sus pares del mar abierto, estos tenían colas similares a las de una serpiente en vez de aletas. Cuando los veías reptar en el agua, se veían increíbles. Por otro lado, ellos se agrupaban en grandes manadas. Por lo menos podías contar grupos de treinta o cuarenta de ellos. Les gustaba ganarse al sol durante todo el día y raramente se alejaban de los lagos.
Otra criatura estrafalaria era una especie de búho-oso. Eran enormes, casi cinco veces más grandes que un oso normal. Aún quedaban vestigios de plumas en sus patas delanteras pero eran inútiles. Con el tremendo volumen de masa corporal, era difícil que volaran. Su boca conservaba la típica forma de las aves, pero tenían dientes. Por otro lado, a los bebés no se les notaba y solo le comenzaban a crecer cuando llegaban a la adultez. Por su parte, los adultos tenían mandíbulas poderosas que trituraban los huesos de sus presas. En su mayoría vivían en soledad, con pequeñas camadas de tres o cuatro crías. Su alimentación principal era a base de pescado. No obstante, de vez en cuando se acercaba uno que otro ciervo, y con la fuerza y brutalidad de los búho-oso, los convertían en su alimento.
Kain en su curiosidad atrajo a un pequeño, que si lo veías por separado, jamás se te pasaría por la mente que se llegaría a transformar en esas enormes moles. Era una cría bastante joven que no debe haber tenido más de uno o dos meses. Solo pudo jugar con él por par de minutos. Después de ese tiempo se escucharon monstruosos rugidos por toda la arboleda. El bebé búho-oso comenzó a rugir y al instante se escuchó un terrible temblor. Un enorme búho-oso de cuatro metros de alto por tres de ancho comenzó a correr. Chocaba contra los árboles, doblaba los más viejos árboles y tiraba o quebraba a los más jóvenes. Kain reacciono a tiempo, dejo al cría en el suelo y después dio un salto para esconderse entre los árboles. No fue suficiente. Una vez que llego el padre, olisqueo a su cría, la lamio y empezó a olfatear al intruso. Se paro sobre sus dos patas traseras. Era aún más enorme, con facilidad alcanzaba los seis metros de altura. Kain se preguntó ¿Cómo esa pequeña cosita (el cría búho-oso) podía llegar convertirse en esa monstruosidad?. El padre siguió oliendo, buscando por entre las ramas. Kain tuvo que correr por los árboles, para mantener la distancia hasta alejarse lo suficiente. A lo lejos se escuchaban los rugidos del enorme búho-oso, sus pesados pasos remecían la tierra.
Ahora, dejando la rica fauna del lugar, el resto del ecosistema era normal. Desde el norte hasta la mitad del continente estaba cubierto de hielo. El resto era un mundo llego de vegetación y animales. Todo estaba protegido por una enorme montaña que dividía de principio a fin el continente, como si fuera una gran barrera. La región oeste fue la más extraña. En el lado norte de la cordillera había hielo y al otro lado había una zona cálida y desértica. Los wyvern que vivían en la región del Abismo del Dios Dragon, viajaban hasta esa zona, depositaban sus huevos y los calentaban hasta que nacieran. Los criaban durante un par de semanas y después los dejaban a su suerte. En ese lugar crecían los wyvern cazando todo tipo de reptiles. Algunos más listos, viajaban a la zona central del continente. Donde todo era más boscoso y se alimentaban de animales más pequeños. Según lo que le contó Sylvaril, los wyvern nacían en el continente del cielo, pero viajaban cuando se hacían adultos e iban a buscar parejas al Abismo del Dios Dragon. Así funcionaba el ciclo y de esa manera podían subsistir. La gente alada no atacaba a los wyvern, ni siquiera los iban a ver. Según Sylvaril son un tribu pacifica, alejada de las estúpidas luchas territoriales. Así que como son los únicos en el continente del cielo, el continente mismo vive así. Cada uno vive en su rincón y no molesta al otro. Los animales no se aventuran en las ciudadelas de la gente alada y estos últimos no perturban la flora y la fauna.
Ahora, volviendo al tema en cuestión, la mitad del continente del cielo estaba congelado y nadie sabe por qué, ni siquiera la gente alada. El hielo alcanza con facilidad los cincuenta metros por encima del nivel de la tierra. "Oculta algo", dicen los viejos de la tribu alada. Sin embargo nadie se atreve a visitar tal lugar, ni siquiera los mejores magos. Es un lugar helado al extremo. Sin alimento y sin agua sería una muerte segura.
-Un lugar encantador- dijo Kain con una gran sonrisa. Ahora estaba en la enorme montaña que funcionaba como barrera contra el hielo. Por un enorme precipicio, podías ver como el hielo trataba de trepar por la montaña sin mucho exito. Al menos entre el hielo y la cima habían tres mil metros de profundidad. Considerando que la misma montaña medía mas de cuatro mil metros. La información que le dio Sylvaril estaba equivocada. Bueno, también había que tomar en consideración que ella dejo estas tierras hace mas de cuatrocientos años.
Kain comenzó a descender de la montaña. Por el lado norte del continente todo estaba helado y gracias a la montaña, daba la impresión de que era de noche. Después de un par de horas de escalada. Descendiendo por piedra en un principio para finalizar con hielo puro, Kain llego a la base de la montaña. Como le dijeron, nada podía vivir aquí. Si su propio cuerpo no fuera tan resistente, con unos diez minutos habría muerto de hipotermia. -Vaya lugar- susurro Kain. Algo que también susurraba era el gélido viento. Se movía por la superficie del hielo sin obstáculos. Kain encendió su vista espectral sin tener la mayor esperanza de encontrar algo. Nada. Solo hielo, ni siquiera habían espíritus errantes en el mundo espectral.
-Esto me trae algunos recuerdos- dijo Kain y comenzó a caminar. Era mucho menos helado en esa época. Cuando viajo con Carmen por toda la región del Invierno Eterno. Al menos el hielo no era tan espeso y si perforabas podías pescar una que otra cosa en la costa. Aquí en el continente del cielo, no debe haber nada. -¿Qué clase de maldición cayo aquí?- murmuro mientras seguía avanzando.
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Después de una semana de intensa caminata, Kain estaba pensando en volver. Su cuerpo estaba empezando a perder poco a poco su calor, el ambiente se volvía más gélido a medida que avanzaba y para su sorpresa, él touki no funcionaba con el frio. Siempre pensó que el touki podría impermeabilizarlo contra las cosas, así como lo hizo con el agua. Sin embargo, con el frio no funcionaba. También pensó que a lo mejor él mismo era el problema. Que siendo incapaz de condensar una contundente capa de touki, el frio lo abrazaba. El hecho era que podía sentir como el frio penetraba sus huesos. A cada día se hacía más difícil avanzar y esto se estaba volviendo más peligroso.
-Una vez más- dijo Kain mientras encendía su vista espectral. Todos los días hacia lo mismo, avanzaba hacia el norte siguiendo una línea recta y una vez al día miraba a la distancia para ver si había algo interesante, pero no había nada. Hoy, hubo una diferencia. Era una pequeña señal de energía espectral. Sin embargo estaba lejos. Por los menos a dos días de viaje -¿otro valle de los Valar?- susurro para sí mismo. Ponderando sus posibilidades y lo enigmático que era este territorio decidió aventurarse.
Al final, el lugar estaba más lejos de lo que Kain supuso, fueron tres terribles días de intenso frio. Para colmo, el lugar estaba a unos cien metros bajo el sólido hielo. ¿No era esto mala suerte?. Dándose el ánimo, Kain comenzó a derretir el hielo poco a poco. En la superficie era de un color blanco. Después de un par de metros el hielo se volvió azul combinándose con un verde cristalino. A cada paso que podía avanzar, él hielo se volvía más oscuro. Hasta que al llegar a la marca de los quince metros todo era oscuridad. También está el hecho de que Kain ya no podía avanzar más. Se cayó sobre su trasero, se abrazó a sí mismo y comenzó a tiritar. No se veía nada, así que lanzo el hechizo "emitir luz". La luz parecía dispersar el frio y en medio de contemplarla, Kain abrió los ojos con asombro al recordar algo útil. Se dio un golpe en la frente que hizo eco por toda la caverna de hielo. Estirando sus congelados dedos lanzo el milagro "Luz Solar Dadivosa". Que grande era este hechizo en estos momentos. En su momento, Kain lo encontró engorroso, casi obsoleto por su coste de fuerza y concentración. Sin embargo, ahora era más precioso que la lanza de luz solar. Que la magia de cristal y la misma oscuridad. Su calor era reparador. No tenía la potencia como para derretir el hielo, pero le devolvió su movilidad. Veinte minutos más tarde, Kain continuo con su trabajo.
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Una día mas tarde, por fin Kain había acabado de derretir el hielo. Como recompensa de todo su esfuerzo llego a un lugar inesperado. No fue un Valle de los Valar. En muchos sentidos era algo mas valioso. Sin embargo, se pregunto porque estas cosas no podían estar en lugares mas cómodos. Como esa vez en la costa de Legnica. Bueno, dejando de lado su mal humor. Se encontró con uno de los templos del conocimiento. Al igual que otras veces, solo había una puerta con inscripciones en doce tipos diferentes de lenguas. La misma advertencia seguía vigente:
"Amigo viajero. Tú que vienes de más allá del origen. Dejo esto para que te ayude en tu viaje. Solo ten cuidado de tus deseos de destrucción. El templo te podría matar".
-Nah- dijo Kain de buena gana y lanzo una última vez luz solar dadivosa. El calor le devolvió ese sentimiento de plenitud. Pensando en la persona que supuestamente creo el milagro, dijo -Gwynevere, si te llego a conocer, te daré las gracias-. Entonces canalizo su energía del alma y entro en el templo.
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Como siempre, el templo tenía el más exquisito diseño. La primera vez fue como descender por una torre en espiral. La segunda vez fue como estar en la casa de un aristócrata chino. Esta vez era más frio. Como si fuera un castillo abandonado. Había todo tipo de diseños. Algunos grabados en las paredes, pero nada en especial. Nada que evocara grandes bestias o animales sagrados. Solo un par de lanzas grabadas en las murallas. Kain avanzo por un largo corredor mientras las murallas grises eran iluminadas por lámparas. Él sabe que esto es solo una proyección espiritual. Sin embargo, no deja de ser impresionante. Al final del camino. Una enorme escalera en forma de caracol baja por una enorme torre. Por lo menos puede contar doscientos metros entre el principio y el fin de la escalera. La torre en su base es ancha y se pueden ver un centenar de estatuas repartidas a lo largo y ancho de la pared. Kain asintió -así que de ahí vienen los grabados de lanzas-. Todas, las cien estatuas portaban dos lanzas tan altas como ellas. Parecía que cada estatua hacía un movimiento, similar a un kata de karate.
Kain continuo descendiendo por las escaleras mientras miraba como los dibujos de lanzas se repetían por todo el mural, pero poco a poco fueron cambiando. Ya no eran solo lanzas, sino que describían las luchas de un guerrero contra seres de luz. Contra miles de guerreros. Contra demonios. Contra dioses. Era como si la persona dueña de este pequeño espacio hubiera luchado contra todo el mundo. Al final de las escaleras se veía un mural donde el dueño de este espacio quedaba solo, con dos lanzas apostadas a los lados de un trono. Estaba solo en un enorme castillo. Kain soltó un suspiro al ver tal paisaje, el recordó a su yo vampírico. Después de eso salió de las escaleras y camino hasta las estatuas. Cada una se veía detalladamente elaborada. Era una mujer de pecaminosas proporciones. Hermosa sería una forma bastante simple de describirla. Tenía el cabello largo hasta las caderas. Llevaba un atuendo exótico, muy apretado, como si fuera hecho de cuero. Llevaba un velo sobre su cabeza y portaba dos magnificas lanzas.
-Siento que la he visto en alguna parte- murmuro Kain.
-No lo creo- replico una voz arrogante y fría. Esas palabras vinieron desde la espalda de Kain. Se dio la vuelta en un súbito movimiento y lo primero que vio fueron dos intensos y hermosos ojos rojos como rubís.
-o-
-No recuerdo haberte conocido- dijo la modelo original de las esculturas. Era cierto que las esculturas estaban bien hechas. Sin embargo, no podían atrapar la belleza de la modelo original. Ella, ¿Cómo describirlo? Era una reina. Arrogante, sabia, soberbia y fría. Aunque era solo la imagen de un recuerdo y no tenía un alma, conservaba la sensación de la original.
Kain todavía la recuerda de aquella vez. Ella lo había convocado a esas aterradoras tierras llenas de oscuridad y muerte. Aún conserva su figura gravada en los más profundo de su alma. Su elegante cabello morado, esos ojos rojos como la sangre. Esa pecaminosa figura. Su ropa negra y esos maravillosos velos que te permiten tener una buena vista de todo.
Kain asintió y le dijo -aquella vez me convocaste a tu castillo, querías que acabara con tu vida-
La reina de la Tierra de las Sombras se acercó, sus ojos se habían encendido con esperanza y le pregunto -¿puedes?-
-Puedo- contesto Kain en un tono cargado de duda
-¿Por qué no estas seguro?-
-Bueno, en esa época yo lo iba a hacer. Sin embargo, apareció un espíritu superior y me prohibió comer tu alma-
-Que mal. Bueno, dejando de lado esas cosas. ¿Haz venido a aprender?-
-Así es ¿Cuál es el conocimiento que me puedes dar?-
-Ninguno-
-¡Que!- exclamo Kain con incredulidad -pero si estos templos siempre dan conocimiento a quienes puedan entrar-
-Es verdad- asintió la reina -pero no te lo puedo dar, tienes que aprenderlo por ti mismo. Si logras rescatar algo, será mediante trabajo duro-
Kain soltó un suspiro de alivio, la miro con una sonrisa y le pregunto -¿empezamos?-
-Claro, por ahora, aprende los cien patrones de movimientos de las estatuas. Cuando hayas terminado ven de nuevo-
-¿¡Eh!?-
-Nada que ¿¡Eh!?. No pongas esa cara de tonto. Ponte a trabajar-
Ella se desvaneció de la vista, mientras Kain quedaba algo sorprendido. Soltó otro suspiro y empezó a mirar una a una las esculturas. Cada una reflejaba una posición de combate. En su base habían palabras que explicaban la razón del movimiento. Ocupando dos lanzas en lugar de una, era un estilo bastante extravagante. Sin embargo, Kain no dudo. Estos templos siempre le han dado conocimiento bastante satisfactorio. Kain tomo la posición de la primera estatua y se encontró así mismo imitando a la escultura. Igual que en las artes marciales, un pie iba delante del otro, los brazos estaban extendidos como si estuvieran listos para reaccionar al instante, tanto para el ataque como para la defensa. Las piernas no muy separadas una de la otra, buscando el equilibrio de la posición y manteniendo la naturalidad. Sin embargo, otra cosa era con dos lanzas y Kain no las tenía. Parece que la reina sintió su incomodidad, porque al instante aparecieron dos lanzas de acero. No tenía un gran diseño, pero funcionaban para la ocasión.
-Continua- se escucho la orden por toda la habitación. Kain asintió y continuo memorizando el contenido de las estatuas y las posiciones.
-o-
Según la reina, la lanza era el rey del campo de batalla, aunque tenía muchos deméritos por su longitud y peso, tenía muchas más virtudes. La distancia, la capacidad de penetración y su versatilidad tanto al largo como al mediano alcance. Al corto alcance se podía compensar con el combate cuerpo a cuerpo cubriendo así, los tres tipos diferentes de distancias. El estilo de combate de la reina era uno basado en la velocidad y la precisión. El bloqueo existía en cierto modo, pero su estilo se basaba más en esquivar y golpear. Ella decía "si tu enemigo lanza un golpe pronunciado, lo esquivas y lo apuñalas en su punto vulnerable". Eso abarcaba cualquier órgano interno o un lugar que sangrara demasiado. Como la carótida, el corazón, los riñones, pulmones y articulaciones. A lo mejor no vencerías con tu primer golpe, pero tendrías ganada gran parte de la lucha.
Ahora, lo más fácil fue aprender las cien posturas que dentro de todo eran solo una guía para el objetivo final del estilo de lucha. Si hubiera que colocar una estimación de tiempo, a Kain le tomo dos días memorizarlo todo. La parte difícil vino cuando le toco sobrevivir. La reina de la Tierra de las Sombras estaba contenta con el progreso, tanto así que empezó con el curso intensivo. Eso consistía en luchar durante dos semanas seguidas, sin dormir ni descansar. El templo era un lugar especial. Era un mundo espiritual. Sin embargo, ahí radico el peligro, el alma estaba expuesta.
El estilo de la lanza de la reina era uno muy particular. El primer nivel consistía en un sistema similar a cualquier arte marcial con una serie de movimientos guías, con sus pros y contras. Hasta ahí todo bien. Requería sus sacrificios e intenso entrenamiento para llegar a un nivel satisfactorio. En el segundo nivel es donde empezaba el real aprendizaje, combinabas tu energía del alma con las lanzas creando así un tipo de arma única que hiere a nivel espiritual impidiendo la regeneración por métodos normales (la hemorragia está OP). No obstante, para lograr esto tu nivel de control sobre tu energía del alma y el mana tenía que ser brutal. Según ella muy pocas personas alcanzaban a llegar a ese nivel. Una en diez millones, aseguro.
En el último nivel, deberías ser capaz de materializar un arma desde el núcleo de tu alma y con esta serías capaz de herir la divinidad de los dioses. Similar a la Segadora del Alma, se convierte en un arma espectral. Claro, no puedes consumir las almas de tus enemigos. En eso la Segadora de Almas es única. Sin embargo, te permite destruir las divinidades.
Por otro lado, la reina solo debería ser una forma de recuerdo espiritual, solo debería ser el remanente de cierto conocimiento que se guardó en el templo, pero no fue así. La reina materializo dos hermosas lanzas rojas e invito a Kain a practicar. Durante esas dos semanas, Kain estuvo siendo cortado y apuñalado. Practico, lucho y persevero hasta que no le quedaban fuerzas. Hasta que su alma estuvo tan cansada que se olvidó del mundo. Se olvido de sus hijos, de sus esposas, de su madre, de su hermano, se olvidó de todo. Él era ese momento. El momento en que eludía una peligrosa estocada. El momento en que devolvía el golpe. El momento en que era apuñalado en su cabeza, en su estómago y en sus pulmones de forma consecutiva. No estaban ahí como un cuerpo físico, pero existía el dolor, la agonía de no morir, no rendirse y continuar luchando por su vida. Sintió la misma sensación de peligro que con Midir. La reina se abalanzaba sobre él con sus dos lanzas carmesí, como si fueran las enormes fauces del dragón eterno, listo para destrozar su alma. Kain corría, se escondía, evadía una letal estocada y trataba de conectar su lanza derecha. Pero era esquivado y otras veces apuñalado. Al final, lo único que le quedaba era un sentimiento triste de impotencia. En términos de capacidad de combate, había aumentado sus fuerzas un treinta por ciento. Era algo significativo. Sin embargo, en términos de rendimiento, solo llegaba al treinta por ciento del potencial de esta técnica. Ahora podía vencer Orsted con facilidad, pero no podía sacar todo el potencial de esta técnica. Ni siquiera había alcanzado la perfección del primer nivel de la técnica.
La reina acorralo una vez más a Kain, lo apuñalo con la ira de los dioses. Le atravesó el lado izquierdo del pecho, dejando a Kain clavado en la pared.
-¿Qué sucede?- le pregunto la reina con su habitual tono frio y arrogante -pensé que viniste por el conocimiento ¿Esa es toda tu determinación?-
Kain respondió como pudo mientras una lanza le perforaba el "corazón" -no tengo el talento necesario. Este es mi limite-
-Eso es irrelevante. Para progresar con rapidez necesitas talento, pero para llegar a lo mas alto necesitas perseverancia. ¿Te levantaras y seguirás luchando o este es el fin?-
-A lo mejor…-
-Demasiado ingenuo. Persevera o morirás aquí y ahora-
Una vez más, la reina retiro su lanza y volvió al centro de la habitación, con una de sus lanzas golpeo el suelo que parecía de concreto. El golpeteo genero un nítido tintineo, como señalando el inicio de un round más. Ella miro a Kain con sus ojos carmesí. Su rostro era inexpresivo como siempre. Kain por otro lado, camino recompuso su determinación y empezó a pensar en cómo adaptarse. Una vez más, los dos se reunieron en el centro y la reina dijo -este será el último round, si fallas, morirás aquí-
-o-
Kain había perdido la noción del mundo. Ya no se preocupaba por el tiempo, ni por su familia ni por sus necesidades. Solo seguía entrenando. Luchando sin descanso hasta que un día, la reina detuvo su entrenamiento.
En medio del salón rodeado de estatuas, la reina dijo en un tono solemne -bien, con esto es suficiente. He grabado en tu alma mi estilo de lucha. Puedes sentirte agradecido-
Kain levanto su ceja izquierda. Era raro que esta mujer estuviera tan tranquila. Por lo general, cuando no te daba tiempo para asimilar el conocimiento, te perseguía con sus lanzas por toda la habitación.
Kain le pregunto -¿Qué tipo de engaño es este, maestra?-
-¡Idiota!- lo reprendió la reina -este es el fin de tu entrenamiento. En este tipo de cuerpo no te puedo seguir entrenando-. Kain cometió el error de mostrar una sonrisa llena de satisfacción y recibió una gran patada en su rostro. Su cuerpo se elevó y cayó a unos cinco metros de distancia. La reina lo miró desde la distancia y añadió -no te sientas satisfecho. Ni siquiera haz dominado el primer nivel de mi técnica. Desde ahora en adelante, todo dependerá de la dedicación que le des-
Kain había alcanzado el cuarenta por ciento del primer nivel en términos de rendimiento. Era un monstruo a los ojos de la reina. Ni siquiera su mejor estudiante había avanzado a tal velocidad. Sin embargo, estaba disconforme. Después de conversar y conocerlo mejor, se decepciono. Este muchacho no era un héroe. Al contrario, condenaría al mundo para proteger lo que ama. Así era él.
Kain se levanto del suelo y le dijo -gracias por tu valioso conocimiento. He aprendido todo tipo de técnicas, pero puedo decir, que lo que me haz dado es invaluable-
La reina bufo indignada y le respondió -elogiarme no te dará nada, estúpido-
Kain se paró derecho y la miro con seriedad -si llego al mundo en el que existes. Cumpliré tu deseo- dijo en un tono solemne
Ella negó como queriendo evitar que su yo real se lleve una desilusión aun mas grande y contesto -no es necesario-
-Tengo la capacidad-
-Primero concéntrate en aprender mi técnica. Después piensa en eso. Además, por lo que me dijiste, este mundo no es en donde existo-
-Cuando perfeccione tu técnica, iré a tu mundo, te venceré y me comeré tu alma. De esa manera tu existencia desaparecerá-
La reina lo miro durante un instante. Evaluando si era una mentira o una verdad. Ella asintió en un movimiento lento y le dijo -Scáthach-
-¿Qué es eso?-
-Mi nombre-
-Espero que nos volvamos a reunir, Scáthach-
-También lo espero, Kain- respondió la reina con una sonrisa sincera
-o-
Otra vez en el mundo físico, Kain se encontró con el milagro "luz solar dadivosa". En el mundo espiritual del templo había pasado casi un año. Sin embargo en el mundo físico no había pasado ni un minuto. Kain se sentó en el suelo y medito para constatar esto. Al cabo de diez minutos, el milagro por fin se disipo.
-Bueno, ahora debo apresurarme. He gastado mucho tiempo tratando de encontrar este lugar- dijo Kain. Él empezó a buscar la salida de la cueva. Comenzó a subir la cuesta que lo sacaría a la superficie, pero un crujido de rocas lo detuvo. Al instante siguiente, la puerta del templo se rompió generando un gran estruendo y polvareda. Kain miró impresionado, nunca antes había pasado esto. Se pregunto ¿Cuál sería la diferencia?.
-Es mejor que le pregunte al viejo Xiao- murmuro.
Se acerco a los escombros, tomo un trozo de piedra y le inyecto su energía del alma. No hubo reacción. Ahora la puerta del templo era roca común y corriente. Kain encendió su vista espectral para cerciorarse. Realmente se había vuelto piedra común y corriente, no había el menor signo de energía. Al final, dejo todos los escombros en su lugar y camino para salir de las cuevas de hielo.
Kain entrenado por Scáthach ¡casi nada!. ¿Me pregunto si abre dejado demasiado potenciado a Kain?
jajajajajaj
mañana más...