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Charla

—Por eso te digo que es imposible que me creas lo que tengo que decirte en este momento, sin embargo podrías escuchar lo que tengo que decirte, total el tiempo es el responsable de entrar en razón a las personas que ignoran la realidad y se encierran en sus propias ideas y creencias—Respondió Martin pausadamente y con lentitud, tratando de no insistir demasiado con su idea, tras tomarse una pausa algo estratégica como para dejar meditar a Abel sus palabras el joven comentó de forma pragmática:

—Piensa un poco y no me creas lo que tengo que decirte, pero acaso desde que viniste a este pueblo no comenzaron a ocurrir algunos eventos sobrenaturales?, o particularmente estrenos?

—Si, pero todo es explicable por ejemplo tal vez estemos en temporada de niebla y por otro lado…—Comenzó a justificarse Abel

—¡Me importa tres carajos tu mundo, amigo!—Grito Martir descaradamente interrumpiendo a Abel maleducadamente , no obstante no parecía estar molesto y todavía no se ponía de pie, por lo que más que enojado parecería estar tratando de interrumpir la dirección de esta charla de forma nada sutil

—...—Abel se quedó en silencio y le dio un ojeada a la salida, por suerte el camino estaba despejado hasta la salida, o al menos eso era lo que alcanzaba a ver dado a que la espesa niebla en el patio podía esconder muchos peligros esperándolo.

Viendo que el hombre estaba por salir corriendo por la ventana, Martin lo detuvo diciendo:

—Escucha y no te olvides de esto: no me cuentes tu mundo y no se lo cuentes a nadie, todos acá estamos hechos mierda, eso me incluye y por supuesto que te incluye a voz también, ya que nadie llega a este lugar como protagonista siendo un santo. Y como no eres un santo, me gustaría enterarme lo menos posible acerca de cómo es tu vida en el mundo real, para así evitarme el disgusto de saber a qué clase de enfermo mental es el que estoy ayudando. Al menos así podría dormir tranquilo inventando mi propia historia acerca de tus problemas que te llevaron a este sitio.

Tras comprobar la salida, Abel escucho lo que el joven decía a la distancia y se vio forzada a responder lo que pensaba

—Mira muchachito mi vida tiene muchísimos problemas…—

—No me interesan—Interrumpió Martín Bruscamente

—Gracias por salvarme la vida, pero me jode bastante que me interrumpas de esta forma, te prometo que no te dire nada de mi vida, te lo garantizo…—Comentó Abel de forma bastante madura y algo más calmada, recordando a sí mismo que debía llevarle casi 10 años a este mocoso—Como te decía, en mi vida hay muchísimos problemas, pero estoy bastante, pero bastante seguro de que soy una buena persona y un buen catolico, por lo que no creo que sea justo que dios me mande a sufrir tantas desgracias.

—Dios no te trajo acá de eso estoy seguro…—Comentó Martin con calma de forma bastante misteriosa—De todas formas no tienes que ponerte a la defensiva, probablemente seas un buen tipo, yo soy un buen tipo tambien, solo tengo algunos ligeros problemitas que me terminaron mandando a este lugar por suerte.

—¿Por suerte?, cruzarte con un asesino te parece algo afortunado?—Preguntó Abel con incredulidad.

—No, yo no me cruzo con esas cosas y deja de mencionar las cosas que te encuentras en este mundo, vamos, viejo, me acabaste de decir que no lo harias…—Respondio Martin algo molesto.

—Pero por que te enojas por que te diga lo que acaba de ocurrir hace unos minutos, que acaso no viste el demente que me perseguia?—Respondió Abel de inmediato.

—No, no lo vi, ese es el problema que te estaba mencionando hace un rato, es complicado tener una conversación si no entiende donde carajos estas o siquiera recuerdas que nos habíamos visto en el pasado…—Respondió Martin frotándose la cara con incomodidad—Haber dejame explicarte las cosas básicas, por mas que tu no las creas, considera que lo que te digo es real para mi.

—Bueno, cuéntame acerca de este misterioso mundo. Yo prometo que te escucharé, muchacho, solo te pido que si tu amigo vuelve aparecer por esa puerta le digas que soy tu amigo y que me deje volver al estacionamiento sano y salvo— Comentó Abel de forma muy práctica, reconociendo que era buena idea seguirle un poco la corriente al joven con el cuchillo; ciertamente en estos momentos Abel tenia la confianza de que podía escapar si lo deseara y obviamente es lo que tenía planeado hacer luego de esta charla, pero si lograba convencer a este joven con sus palabras y asi lograr que nadie lo persiguiera en su escape, sería más conveniente.