91: Mi nuevo rol.

"Muy bien, no entiendo qué están haciendo. Pero les permitiré dar sus últimas palabras o últimos rezos antes de que les corte la cabeza"

Para descansar puse la espada en mi hombro, sintiendo el peso de esta, siendo sorprendentemente bajo, o quizá era yo muy fuerte. Nah, era bajo. Uno de los efectos era que el peso correspondía a lo absorbido en unas 24 horas.

x: "T-tu... eres el héroe de los desastres... Tú... ¡Has vuelto!"

"Ajá... Dame tu otra espada, la necesito para matar unos idiotas."

El joven de cabello oscuro me la entregó.

Sin dudarlo ni un poco y sin siquiera el buscar una mejor razón para no darme aquella arma que parecía que hasta tenía un poco de apego por él. Pero su mirada me mostraba una admiración considerable, una que hasta me hacía recordar a mi cuando miraba a los héroes de mi vida anterior.

X: "Es mi sueño ser como usted, mi padre me contó como entró en un portal rojo y salió vivo, él fue quien a usted le clavó una lanza."

B: "¿Un portal rojo?"

La mirada y la expresión de su compañero se veía entre atemorizada y aceptando la muerte, aquellos que salían de portales rojos parecían no tener exactamente una buena reputación con el resto de los seres humanos. Pero podía ser una cuestión de superstición o algo similar.

"Explicación, YA."

Dije sin siquiera pensar un poco en que mi voz era demasiado fuerte, tanto que ellos se cubrieron un poco.

X: "Las personas que salieron de portales rojos se los conoce normalmente como los 7 Reyes Rojos. Estos poseen los pecados como una forma de ser la contraparte de los campeones de los distintos reinos. Además, son reyes porque por su enorme poder no les fue nada difícil el tomar control de ciertas áreas metropolitanas que no poseían la fuerza necesaria como para detenerlos. Incluso el Rey de la lujuria logró que algunos campeones y reinos se dieran la vuelta para estar a su favor."

"Eso… Eso fue útil, gracias. Ahora debo ir a matar a esos 7 idiotas."

X: "Ellos están muy lejos de tu alcance, lo puedo asegurar. Aquel que controla la Ira y quien maneja la Gula simplemente son bestias. Imparables, imposibles de detener, hicieron la promesa de que una vez todos los campeones mueran iban a consumirlo todo. Es extraño que enserio hay aquellos que les dan apoyo."

Sonreí un poco egocéntrico. El hecho de que sean Besta y Rem aquellos que vienen a buscar la destrucción del todo me entregó un poco más de ánimos para ir contra ellos, aunque tenía que hacer que mi nombre como una bestia aumente su fama, con tal de hacer salir a sus guardias y ejércitos para eliminarlos con más facilidad que de tener que cazarlos en medio de sus palacios. Por instantes pensé en eliminar a los cuatro que estaban aquí, simplemente cortar sus cabezas y devorar sus cuerpos, pero era un poco hijo de puta de mi parte, por lo que suspiré con algo de vergüenza por no poder terminar mi trabajo una única vez y les di un golpe en la cabeza con el mango del arma para desmayarlos. Mi siguiente objetivo fue obvio para mi tranquilidad, encontrar a la directora, a mi madre y a Alexandra. Por esas razones el reino de los orcos fue mi primera opción, pero en estos días no estuve en ningún lugar al cual las noticias lleguen rápido, inclusive me mantuve en un único bosque con el objetivo de que todos mis ataques no parezcan una mera coincidencia.

Necesitaba no pensar demasiado en ello, pero todavía existe la posibilidad de que Alexandra esté con Gerome por caer en su magia. Con mi fuerza actual solo había uno al cual podría atacar, e incluso no estaba al 60% seguro de mi victoria. Esto era un desastre para mí, aunque era todo con un objetivo totalmente claro. El derrotar a los 7 Reyes Rojos y quien sea que se meta en mi camino. Probablemente traer mucha muerte en mi paso y el exterminar a más de un clan o gremio o asociación, pero no estaba aquí para tener tanta piedad. Mi viaje iba a ir por varios lugares, también atravesar un bosque lleno de monstruos, pero lo curioso fue que en ese bosque pude sentir un par de energías bastante interesantes. Se sentían apenas, por lo que oculté mi aura al máximo, para así lograr ver… Una aldea de goblins, con la bandera de los desastres colgada en ella. Con mi mirada simplemente buscaba a su líder. De todos modos, no logré ver mucho, estaban haciendo sus hogares con magia de naturaleza, así que me bajé para poder dar una mano en su construcción.