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Señor Presidente: Usted es el padre de mis trillizos

—M... ¡Marissa! ¿Son mis hijos? —Los ojos de Rafael no se apartaban del rostro adorable de los niños. —No, Rafael. No lo son —dijo Marissa con una sonrisa fingida—. No son tuyos. ¿Recuerdas? —pestañeó de manera bastante dramática—. ¡Nunca nos casamos! Valerie Aaron, la hermana mayor de Marissa Aaron, dejó plantado a su novio ciego el día de su boda y se fugó. Para salvar las apariencias, la familia de Merissa le rogó que se casara con Raphael Sinclair. ¿La ironía? No se le permitió decirle a su esposo ciego que ella no era Valerie sino Merissa Aaron. El día de la exitosa cirugía ocular de Raphael, Marissa se enteró de que Valerie había vuelto para tomar su legítimo lugar como nuera de Sinclaire. Marissa intentó explicarle a su esposo que ella era la que estaba casada con él, pero él no le creyó. En vez de seguir convenciéndolo, la desconsolada Merissa decidió dejar la ciudad sin contarle su secreto. Raphael Sinclair era la definición clásica de una belleza impactante y era el único heredero del grupo de industrias Sinclair. ¿Qué haría él cuando se enterara que todo este tiempo la mujer que le ofreció su amor y su cuerpo no era Valerie sino su hermana menor Marissa Aaron? ¿Cómo reaccionaría al saber que era el padre de los bebés que Marissa llevaba en su vientre? ¿Iría tras Marissa para recuperarla? ¡Y la pregunta del millón! ¿Podrá Marissa alguna vez perdonarlo y volver a amarlo?

JessicaKaye911 · Thành thị
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260 Chs

65- Error del pasado

—Desde el anuncio solo había pasado una hora y Kate pasó todo este tiempo observando el rostro de Marissa.

—El modo en que su cara se tornó gris cuando anunció su logro. Aunque el señor Sinclair le había dicho específicamente que no le contara a nadie lo sucedido en esa habitación. Pero esto del premio no debería incluirse en eso. ¿Verdad?

—Estaba hablando de Amir y su propiedad. Inicialmente, estaba enojada. El señor Sinclair estaba acosando a su prometido por culpa de esta señora.

—Pero entonces el resultado final fue demasiado bueno. ¡Le había regalado un café!

—¡Guau!

—Necesitaba celebrarlo esta noche. 

—Podía sentir que Marissa no parecía tan feliz y animada como antes del anuncio, pero hoy era su día.

—¡El día de Kate!

—Bostezó y luego lo reprimió, recordándose a sí misma que estaba en su asiento de la oficina y no en su cama.

—¡Dios! Oh, hermano. No tenía ganas de hacer nada hoy. Su café de ensueño le estaba subiendo a la cabeza.

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