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Dominio de Douluo: La Maestría del Corazón Oscuro (Español)

Sumérgete en las páginas de 'Dominion of Douluo: The Dark Heart's Mastery', una novela que te arrastrará a las profundidades de un mundo gobernado por la fuerza y la astucia. En una aldea envuelta en misterios, un niño es abandonado bajo la sombra de una antigua niebla, marcando el inicio de una era de sangre y conquista. Xue Sha, el niño elegido por el destino, crece bajo la tutela del jefe de la aldea, pero dentro de él arde el fuego de un espíritu oscuro y poderoso. Su corazón, un abismo de ambiciones insondables, late al ritmo de un tambor de guerra que augura la caída de imperios y el ascenso de un nuevo orden. 'Dominion of Douluo: The Dark Heart's Mastery' es una historia de poder desenfrenado, donde cada victoria se tiñe con la sangre de los caídos y cada sonrisa esconde una traición. El protagonista, un villano de una inteligencia y fuerza sobrenaturales, teje su camino a través de masacres y manipulaciones, desafiando a los dioses y a los hombres por igual en su búsqueda de dominio absoluto. Con cada capítulo, serás testigo de la transformación de un niño en un tirano, de un protector en un conquistador. Las páginas de esta novela están impregnadas de la esencia misma de la ambición, y cada giro te sumerge más en un mundo donde la oscuridad es el mayor aliado y el miedo, la herramienta más afilada. Prepárate para una historia que no solo rompe los límites del bien y del mal, sino que los redefine. 'Dominion of Douluo: The Dark Heart's Mastery' no es solo una novela; es una experiencia que te desafiará a mirar más allá de la superficie y a cuestionar todo lo que creías saber sobre el poder y la dominación.

Iosif_72 · Tranh châm biếm
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36 Chs

Capítulo 11: La Alerta de la Flecha

Aldea Ba Hu Zhuang

El jefe de la aldea subía las escaleras de madera que crujían bajo su peso. En una mano sostenía un vaso de leche fresca, todavía emanando un tenue vapor en la frescura nocturna. Con un toque suave pero firme, golpeó la puerta de la habitación de Xue Sha antes de girar el pomo y entrar sin esperar respuesta.

La tenue luz de la luna se filtraba a través de la ventana, bañando la estancia en un resplandor plateado que revelaba la figura de Xue Sha sentado en la cama. Sus piernas estaban cruzadas en la postura de loto, y su respiración era tan pausada y profunda que apenas perturbaba el silencio de la noche. Al percibir la presencia del jefe de la aldea, Xue Sha abrió los ojos lentamente, mostrando un destello de sorpresa.

El jefe de la aldea se acercó con pasos silenciosos y depositó el vaso de leche en la mesita de noche, junto a un candelabro de bronce que proyectaba sombras danzantes sobre las paredes de madera. "Ya es tarde, Xiao Xue. Es hora de dormir; no es bueno que te desveles meditando tanto tiempo", dijo con una voz que, aunque amable, llevaba el peso de la experiencia y la preocupación.

"Solo estoy tratando de comprender mejor la técnica", murmuró Xue Sha, su mirada todavía fija en el espacio vacío frente a él, como si pudiera ver los hilos invisibles del qi fluyendo a su alrededor.

El jefe de la aldea asintió, comprendiendo la pasión del joven por el aprendizaje. "Bien", dijo, cambiando de tema con una transición suave. "Por cierto, casi se me olvida mencionarlo, pero en tres meses comienzan las clases en la academia junior de la ciudad de Nuoding. ¿Te gustaría asistir?"

La propuesta tomó a Xue Sha por sorpresa. "¿No podrías enseñarme tú?, Siendo un Rey Espiritual seguro que eres mucho mejor que los profesores, que solo son Ancianos Espirituales como mucho", replicó con una mezcla de esperanza y reticencia en su voz.

El jefe de la aldea soltó una risa suave, una que no necesitaba palabras para expresar su negativa. La sonrisa en su rostro era cálida, pero sus ojos reflejaban una firmeza inquebrantable.

Viendo la sonrisa del jefe de la aldea, Xue Sha entendió que no había lugar para la negociación. Con un suspiro de aceptación, asintió. "Iré a la academia."

"Es una buena decisión", afirmó el jefe de la aldea, satisfecho. "Ahora, bebe la leche. Te ayudará a dormir. Y no olvides apagar las velas; necesitas descansar bien para tus entrenamientos."

Con un "Buenas noches" cálido y paternal, el jefe de la aldea salió de la habitación, cerrando la puerta con cuidado. Xue Sha tomó el vaso y bebió la leche, sintiendo cómo el líquido tibio y reconfortante bajaba por su garganta, llevando consigo la promesa de un sueño tranquilo.

"Buenas noches", respondió Xue Sha en voz baja, aunque el jefe de la aldea ya había partido. Apagó las velas con un soplo suave, y la habitación quedó envuelta en la oscuridad. Se recostó en su cama, dejando que el cansancio del día lo llevara lentamente hacia el mundo de los sueños.

Mientras tanto, el jefe de la aldea, tras despedirse de Xue Sha, comenzaba a descender las escaleras que conducían a la planta baja de su hogar. Sus pasos, ahora más lentos y contemplativos, resonaban en la quietud nocturna. Llegó a su oficina, un espacio austero pero lleno de carácter, donde cada mueble y objeto contaba una historia de servicio y dedicación a su gente.

Se sentó en la silla detrás de su escritorio de madera maciza, que mostraba las marcas y rasguños de años de uso. Se colocó unas gafas de montura sencilla, que le conferían un aire de sabiduría y experiencia. Ante él, un montón de papeles esperaba su atención: documentos de la aldea, solicitudes de los aldeanos, informes de cosechas y más. Con un suspiro, tomó la pluma y comenzó a trabajar, sumergiéndose en las responsabilidades que conllevaba su cargo.

La noche avanzaba silenciosa, y el único sonido en la oficina era el rasgueo de la pluma sobre el papel. De repente, la tranquilidad se rompió con un silbido agudo que cortó el aire. Una flecha irrumpió por la ventana abierta, pasando a escasos centímetros de su rostro y clavándose con fuerza en la pared de enfrente.

El jefe de la aldea se levantó de un salto, su corazón latiendo con fuerza ante la sorpresa y el peligro inminente. Con una mezcla de temor y urgencia, se acercó a la flecha, observando cómo la punta temblaba aún por el impacto. Su mirada se tornó preocupada, consciente de que un mensaje de esta naturaleza no presagiaba nada bueno.

Con manos que delataban una ligera inquietud, extrajo la flecha de la pared y examinó el compartimiento cilíndrico que llevaba adherido. Desenroscó la tapa con cuidado y extrajo una carta cuidadosamente enrollada.

El jefe de la aldea, con la carta en mano, comenzó a descifrar el mensaje, pero no había tinta que manchara el papel. En su lugar, encontró una serie de perforaciones cuidadosamente realizadas, cada una moldeando la silueta de caracteres chinos. La preocupación inicial dio paso a la ira mientras leia la carta.

Tras unos momentos de profunda reflexión, tomó una decisión. Se levantó y, con la carta en mano, se acercó a la vela que aún ardía sobre su escritorio. Con un gesto firme, sostuvo el papel sobre la llama. Las perforaciones parecían danzar en el aire caliente antes de que el fuego consumiera el mensaje, transformándolo en ceniza y humo que se elevaba hacia la oscuridad.

Sin demora, salió de su casa y se adentró en la noche. La luz de las velas que brillaba a través de las ventanas de una casa cercana le sirvió de guía. Llegó a la puerta y llamó con urgencia. Un hombre de semblante somnoliento apareció, en su mediana edad, y que se parece al que desperto el espiritu marcial de gato. Su nombre era Zhu Long.

"¿Jefe, qué sucede a estas horas?" preguntó Zhu Long, bostezando y tratando de despejar el sueño de su mente.

Pero al encontrarse con la mirada grave del jefe de la aldea, Zhu Long se tensó, su postura pasó de la relajación al alerta. "Es una emergencia. Convoca a los demás y venid a mi casa", instruyó el jefe de la aldea con una voz que no admitía réplica.

"¿Qué ha pasado?" inquirió Zhu Long, ahora completamente despierto.

"El joven maestro está en peligro", fue la respuesta concisa y llena de gravedad.

Zhu Long asintió con severidad, consciente de que cada segundo contaba. Aceptó la orden y salió de su hogar, dirigiéndose a otras casas para reunir a otros hombres de la aldea.

Mientras tanto, el jefe de la aldea regresó a su hogar, donde los esperaría en el comedor. Encendió una pequeña estufa de hierro y colocó sobre ella una tetera de porcelana finamente decorada con motivos de dragones y fénix. Seleccionó cuidadosamente unas hojas de te de una caja de madera tallada, vertiéndolas en la tetera con movimientos ceremoniosos. El agua comenzó a hervir, y vertió el líquido caliente sobre las hojas, que se desplegaron lentamente, liberando su aroma.

Tomó una pequeña taza de te, la sostuvo entre sus manos para sentir el calor y la llevó a sus labios, saboreando el te verde amargo y reconfortante. La bebida era un pequeño consuelo ante la tormenta que se avecinaba, pero le brindaba un momento de paz para reunir sus pensamientos y prepararse para lo que vendría.

Después de beber la taza de té, el jefe de la aldea escuchó el sonido de pasos aproximándose. Uno tras otro, seis hombres entraron en la estancia, liderados por Zhu Long, todos con expresiones sombrías que presagiaban la gravedad de la situación. El jefe de la aldea les hizo un gesto con la mano, indicándoles que lo siguieran mientras se dirigía hacia su oficina.

Al entrar, se sentó en su silla de madera tallada, que crujía bajo su peso, mientras los demás permanecían de pie, formando un semicírculo frente a él. La tensión en la habitación era palpable, y uno de los hombres, incapaz de contener su inquietud, rompió el silencio con una voz que destilaba una mezcla de ira y ansiedad.

"¿Quién se atreve a querer matar al joven maestro?", preguntó, con un tono que sugería que estaba más que dispuesto a enfrentarse al peligro.

El jefe de la aldea tomó un profundo respiro antes de responder, su mirada se desplazó lentamente sobre cada uno de los hombres presentes, asegurándose de que comprendieran la magnitud de la información que estaba a punto de compartir.

"Acabo de recibir una carta de un infiltrado que tenemos en el Salón de los Espíritus", comenzó, su voz era baja pero firme. "Hoy, durante una reunión, se habló de querer matar al joven maestro por negarse a unirse al Salón de los Espíritus. También me han dicho que vendrán en tres días."