Hechizo Animus Umbrae

-Como te fue con las clases?- le pregunto dumbledore a flitwick al dia siguiente de las clases adicionales de rigel.

-Es muy talentoso, logro levitar la pluma, sin decir el encantamiento ni el bastón- respondió el aun sorprendido profesor de encantamientos.

-Supongo que le enseñaron antes de venir a la escuela- supuso.

-Pero eso es peligroso, todo lo saben, los niños no controlan su magia, por eso no se les permite recibir lecciones antes de ingresar a una escuela- dijo en tono preocupado.

-No recibió clases de ningún mago, su mansión estaba bajo un poderoso hechizo que no permite la entrada de nadie. Solo los que pertenecen a la familia Lestrange pueden ingresar- recordó la vez que fue a la mansión y no se le permitió la entrada.

-Entonces como es posible que sepa realizar encantamientos con tanta experiencia. incluso logro dominar el hechizo 'Lumos' de ese diario antiguo- hablo mientras hacia resaltar la dificultad del diario que le entrego el director dumbledore.

El diario de Aelarion.

Un mago obsesionado con las estrellas y llego a crear hechizos que el mismo llamo, magia estelar. Su comprensión de la magia iba más allá de los conocimientos convencionales. A medida que exploraba los secretos del cosmos y las estrellas, desarrolló una habilidad para canalizar la magia de manera única y poderosa. Los hechizos que Aelarion realizaba eran impresionantes, pero replicarlos resultaba enigmático para otros magos.

Generaciones de magos intentaron descifrar los secretos de la magia estelar, pero la mayoría solo lograba resultados parciales o impredecibles. La leyenda creció, y la magia estelar se convirtió en un símbolo de un potencial elusivo para muchos.

Con el tiempo, Aelarion desapareció de los registros históricos, y su destino quedó envuelto en misterio. Algunos dicen que alcanzó un estado de unión tan profunda con la magia que se convirtió en una leyenda viviente, una presencia que sigue guiando a los magos con corazones sinceros y determinación incansable.

Ahora el joven Lestrange tenia la única copia del diario. Una copia que transcribió el mismo dumbledore del original, con la intención de evitar que accediera a magia tan peligrosa.

Pero estaba seguro que se daría cuenta, hay demasiados espacios en blanco que se disimulo con borrones y hojas arrancadas. Pero hay las suficientes pistas como para saber la identidad de la nueva magia.

-Aprendió la magia de su elfina, Tilly- dijo con una amable sonrisa.

-Pero como es posible, para los Lestrange es indigno de una mago aprender magia de un elfo domestico, ellos preferirían nacer como squib que aprender su magia- el sabia muy bien los prejuicios de los sangre pura.

-Los niños, son tan inocentes. Puede que no lo hayas visto Filius, pero el joven lestrange ama a su elfa domestica como una madre. no lo culpo y a su elfina tampoco, después de todo crio al joven con todo el amor que se le puede ofrecer a un bebe. Mira la edad que tiene, a que edad crees que su elfina se hizo cargo del bebe?- dijo con una suave risa recordando como se comportaba cuando estaba con la elfina domestica de los lestrange.

-Crees que sabe de sus padres?, no creerá que es hijo de esa elfina verdad?- pregunto.

-Oh lo sabe, lo sabe, conoce muy bien a sus padres biológicos y lo que hicieron- respondió recordando como la expresión de lestrange cambio cuando dijo su apellido. El esperaba esa reacción de las personas cuando se enteraron de su descendencia. intento disimularlo pero no escapo del ojo vigilante del director.

-Crees que el descubrirá la magia estelar?- pregunto con curiosidad.

-Creo que el joven lestrange se dará cuenta con el tiempo y espero que para entonces sea merecedor del diario original- respondió luego de pensar unos momentos.

Ambos llegaron al comedor donde no vieron al joven lestrange pero si dejo su marca. Una cuarta parte de la mesa de Slytherin se encontraba llenando de comida nuevamente.

-Si que come bastante ese muchacho- dijo divertido.

Luego del almuerzo. rigel se encontraba en la clase de Defensa Contra Las Artes Oscuras. quien dirigía la clase era una profesora llamada Patricia Rakepick. Una maga de cabello naranja de mediana edad con una apariencia distinguida y una presencia imponente.

-Buenos días clase, mi nombre es Patricia Rakepick y seré su maestra este año de Defensa contra las artes oscuras. Este día estudiaremos a las arpías- expuso entusiasta. Parecía que le emocionaba la idea se ser profesora en Hogwarts.

Durante las clases explico como las arpías y como identificarlas. La clase no fue aburrida debido a que la profesora también hablaba de experiencias propias sobre sus encuentros con las arpías y como se defendió de estas.

Al finalizar la clase, Lestrange se quedo a petición de la profesora.

-Ocurre algo profesora?- pregunto con curiosidad.

-Si, Lestrange en realidad quería pedirte algo- respondió con una sonrisa.

-Claro, profesora, si esta en mi poder- dijo pobremente.

-La capa que llevas, Lestrange, es un lethifold?- pregunto acercándose a su capa.

-Si, profesora, lo tengo desde que era un niño- dijo dudoso.

-Es sorprendente, una de las bestias mas oscuras y misteriosa sobre tus hombros como una capa cualquiera. Me permitirías estudiarla, solo serán unas semanas- dijo con una sonrisa que no pudo ocultar su codicia.

-Lo siento profesora, pero no puedo- respondió directamente.

-Y a que se debe tu respuesta, joven lestrange?- pregunto, esta vez mas seria.

-Simplemente, no quiero separarme de mi amigo, si eso es todo profesora, nos vemos la próxima clase- dijo cortante antes de marcharse sin esperar la respuesta de la profesora.

-Tranquilo Vorago, nadie te pondrá las manos encima- dijo con seriedad a la capa sobre sus hombros.

La capa lo abrazo, envolviéndose en su cuerpo, sin restringir sus movimientos, durante un momento antes de soltarlo.

Alba, salió de su hombro y le dio un picotazo.

-Tranquila alba, no te pongas celosa- dijo con una sonrisa mientras acariciaba su cabeza.

~El hechizo no es tan parecido al de sung jin woo~ pensó mientras se dirigía la clase de historia de la magia.

Historia de la magia fue la clase mas aburrida en la que hubiera estado. El profesor Binns, era un fantasma que hablaba en el mismo tono siempre, haciendo que diera mas sueño que curiosidad su clase.

Rigel se dedico a leer el diario luego de escuchar 5 minutos al profesor hablar.

~Necesito experimentar~ se dijo a si mismo cuando salió de la clase, no quería esperar toda una semana para seguir practicando.

~Debo ir a la sala de los menesteres~

Antes de ir hacia la sala, decidió a buscar a hagrid.

Salió del castillo y fue directo hacia su cabaña.

Toc Toc

Dio 2 golpes fuertes en la puerta de la pequeña cabaña de aspecto tosco.

Se escucho un ladrido y una voz pregunto.

-Si?, quien es?- pregunto a través de la puerta.

-Hola, hagrid, mi nombre es Rigel Lestrange y vengo a comprarte dos de tus gallinas- respondió.

-Comprar mis gallinas?- pregunto con curiosidad mientras abría la puerta.

-Si... Estaba leyendo el libro de encantamientos y quiero practicar el hechizo de levitación en un ser vivo- explico

-Practicar hechizos?- dijo en voz baja.

-Descuida, te pagare por las gallinas- aseguro mientras mostraba 10 galeones en su mano izquierda. en la derecha sostenía el bastón.

-Claro, Claro, toma las gallinas que necesites y no te preocupes por el dinero, te las regalo- dijo con una sonrisa incomoda, ingreso al gallinero y tomo dos gallinas grandes y gordas.

-Gracias hagrid- dijo mientras tomaba la gallina y se marchaba de vuelta la castillo.

-Que raro muchacho para que querrá la gallina?- se pregunto y el guardabosques se imagino por un momento a sus padres. Magos oscuros que practicaban los hechizos imperdonables en muggles.

-No, no, es imposible, solo es un estudiante- se dijo a si mismo. al ingresar noto en la mesa que habia en el centro de la cabaña, una pequeña torre de galeones.

Al ingresar al castillo le pregunto a uno de los cuadros en el pasillo la ubicación de la cocina.

-Puedes guardarlo en tu interior sin matarla?- pregunto a vorago. Al ver que le respondía que si, metió la gallina que agitaba sus alas asustada en su capa.

Fue a la cocina donde la encontró repleta de elfos domésticos, se encontraba en estos momentos preparando la cena. La escena de lo elfos correteando por la enorme cocina, hizo que se le formara una sonrisa en su rostro.

~Después de esto le escribiré una carta a tilly~ se propuso

Los elfos al ver como ingresaba un estudiante, supusieron que tenia hambre y rápidamente se amontonaron al rededor de el, llevando sobre sus manitas bandejas con comidas.

-Descuiden, estoy bien, no tengo hambre aun- respondió pero cogió un trozo de cada bandeja que habia para hacer que se dispersaran sonrientes.

-Desea un alimento en especial?, lo que sea, podemos prepararlo- dijo un elfo entusiasmado por complacerlo.

-De hecho quería ver si era posible que me dieran una gallina muerta, a de ser posible cuanto mas reciente haya sido sacrificada, mejor- solicito a los que varios elfos corrieron con gallinas en lo alto ignorando como a alguno aun le caían un par de gotas de sangre sobre sus cabezas.

Rigel eligió un par que aun tenían tics en sus patas y tomándolos por el cuello los sujeto con una mano y partió.

Se dirigió hacia el séptimo piso, donde encontró el tapiz de Barnabas el chiflado. luego empezó a caminar de lado a lado pensando en su mente.

~Un lugar donde experimentar, Un lugar donde experimentar~ se repetía mientras caminaba.

Luego de dar varias vueltas, Rigel noto que en la pared vacía frente al tapiz ahora habia una puerta.

Al ingresar noto como habia un gran salón en un lado habia varias mesas con distintos tipos de instrumentos medico, varios telescopios junto a una bola de cristal incluso vio un caldero.

Al otro lado estaban desperdigados, decenas de maniquíes.

-Esto servirá, Alba, Vorago- dijo y el cuervo emergió de su sombra y vorago se despego de sus hombros.

-Tengo que experimentar en un ser vivo si quiero que funcione, un maniquí no me ayuda en nada- se dijo mientras pedía a vorago que los expulsara.

Las gallinas dieron unos aleteos asustadas y corrieron unos metros antes de detenerse y empezar a rascar el suelo.

Rigel coloco las gallinas muertas sobre la mesa y se concentro.

~Vuelve, Te ordeno que surjas para mi~ pensó con todas sus fuerzas mientras se enfocaba en las gallinas inertes e imaginaba que sus sombras estuvieran vivas. En ninguna de las gallinas ocurrió nada fuera de lo común.

Luego de varios minutos solo se escucho el cacareo de las gallinas.

Rigel decepcionado y con alba y vorago viendo sobre su hombro, se rindió.

Su atención ahora fue a las gallinas que caminaban, ignorando de su fatídico destino.

-Alba, mata a una gallina, quiero intentar algo- solicito a lo que el enorme cuervo se abalanzo sobra un gallina y de un simple zarpazo con su potente pata acabo rápidamente con ella.

Rigel se acerco a ella y repitió el proceso.

~Vuelve, surge de las sombras~

Esta vez ocurrió algo diferente y como hace varios años, se repitió. De la sombra de la gallina empezaron a emerger retazos de niebla oscuras que envolvían con delicadeza el cuerpo de la gallina.

-'Surge'- repitió esa palabra y las sombras envolvieron la gallina y como si consumiera su cuerpo, lo cubrió por completo, la sombra creció de tamaño y ante el ahora se encontraba una gallina de doble de su tamaño original y de aspecto mas salvaje, dio aleteos probando sus nuevas alas, el pico ahora era mas curvo como el de un depredador aéreo y de cuerpo mas esbelto.

La gallina empezó a correr y aleteando sus alas despego, emocionada empezó a volar al rededor del salón, hizo un chillido fuerte que hizo que la gallina que habia en el suelo se fuera a esconder debajo de una mesa.

Luego de unas vueltos, bajo el vuelo y descendió con torpeza a los pies de rigel, se inclino, con su pico tocando el suelo y sus alas bajadas, como una damisela que se levanta el vestido.

Gracias, Gracias por mostrarme como volar, amo.

Sus pensamientos fueron entendidos por rigel.

Rigel se inclino y acaricio la enorme gallina.

-'Te Libero'- dijo pensando en la liberación de la sombra y rigel observo como la enorme gallina se disolvía entre sombras antes de desaparecer.

Rigel entonces observo la ultima gallina debajo de la mesa y con una chasquido hizo que flotara a un metro de el.

Dio otro chasquido y como su una espada la hubiera atacado, la cabeza de la gallina se separo limpiamente del cuerpo.

~Levántate, sírveme~

-'Surge'- y la sombra volvió a consumir a la gallina y salió una idéntica a la anterior.

Esta vez hizo que alba y la gallina se ocultaran en su sombra y con vorago sobre sus hombros salió del salón.

Bajo hasta el primer piso y se dispuso a buscar a un estudiante. sin que este se diera cuenta hizo que la gallina se pasara a su sombra. lo logro sin que lo notara el estudiante de 3 año.

~Necesito alguien mas fuerte~ pensó.

-Lestrange- mientras pensaba escucho una voz fría y estricta lo llamaba.

Al girarse noto como el profesor Severus Snape, el profesor de Pociones lo llamaba, y por su expresión sabia que no iba a ser bueno.

-Si, profesor- pregunto en cuanto lo tuvo enfrente, un hombre alto y delgado, con una apariencia pálida y sombría.

-Donde están las gallinas Lestrange?- pregunto.

-Gallinas, profesor?-

-No finjas Lestrange, varios estudiante te vieron con gallinas muertas en tu mano subiendo las escaleras. Donde están?- pregunto fríamente.

Rigel hizo como que buscaba en su túnica y saco de vorago el cuerpo de las 2 gallinas.

Apenas las saco, Snape movió su varita e hizo que desaparecieran, probablemente a la basura.

-Planeas una broma, lestrange?- pregunto con un toque de ira en su voz.

-Nada de eso profesor, solo practicaba un hechizo- mintió nuevamente.

-No me creo eso, la próxima vez que te vea haciendo algo que no debes, te descontare puntos, Lestrange, estas advertido- luego de amenazar se marcho, aunque su vista se detuvo un segundo en vorago.

~Apenas llevo 2 días aquí y snape ya me puso bajo su radar, al menos no se dio cuenta de la sombra~ pensó mientras observaba como la sombra de snape se habia vuelto un poco mas oscura que de costumbre.

Se marcho directamente hacia su casa y una vez acostado, cerro los ojos.

~Puedo sentirla, esta lejos, posiblemente en el comedor~

Abrió los ojos con una sonrisa, mientras sacaba un libro de pasta marrón y en blanco.

Animus Umbrae

Es la capacidad de transformar la naturaleza de un cadáver mediante la influencia de la sombra de un ser vivo.

Este fenómeno mágico ha sido objeto de estudios previos propios, los cuales han revelado que la sombra, una vez fusionada con los restos mortales, adquiere una indestructibilidad inusitada, como se ha evidenciado en el experimento donde una pluma arrancada de un cuervo se desintegró, solo para que una nueva pluma emergiera de manera regenerativa en el espacio previamente vacío.

La ejecución exitosa de este hechizo requiere una convergencia mental y emocional por parte del mago, quien debe concentrarse con notable intensidad en la idea de que el animal se alza de su propia sombra. Posteriormente, el mago debe pronunciar con precisión la palabra designada, en este caso, "Surga" (la palabra es elegida por el mago), que actúa como el catalizador del proceso mágico.

Un aspecto fascinante de este hechizo es la afinidad única entre la sombra y el conjurador. La sombra resultante manifiesta una lealtad inquebrantable hacia el mago que la invocó, lo que le permite esconderse en su sombra y obedecer sus instrucciones. Además, la sombra tiene la facultad de camuflarse en la sombra de otro mago, lo que le confiere la capacidad de pasar inadvertida en entornos mágicos y mundanos.

La comunicación es otro rasgo intrigante que caracteriza a esta entidad surgida de las sombras, ya que exhibe una habilidad excepcional para comprender y responder a las intenciones y pensamientos del mago conjurador. Sin embargo, las capacidades de la sombra aún no se han sometido a pruebas exhaustivas, y aunque se ha observado un aumento en su tamaño al fusionarse con los restos mortales, su eficacia en situaciones de combate sigue siendo incierta.

se enfatiza la advertencia de "No probar en humanos".

La creación del Hechizo de Animus Umbrae ha revelado posibilidades tan fascinantes como peligrosas. A medida que reflexiono sobre la esencia de mi propia invención, surge una advertencia urgente en mi mente. Si bien su potencial es innegable, su aprendizaje y aplicación desenfrenados podrían resultar en un rápido estigma de magia oscura, oscureciendo sus genuinas intenciones de reunirnos con nuestras mascotas y amigos al momento de su muerte. El acto de alterar la naturaleza misma a través de la sombra lleva consigo un inmenso poder que, de no ser manejado con extrema cautela, podría desencadenar consecuencias imprevistas. Además, surge un temor aún más apremiante: el desequilibrio ecológico y la caza indiscriminada de las criaturas cuyas sombras se requieren para este hechizo. Es mi responsabilidad y deber garantizar que esta creación se use con sabiduría y prudencia, manteniendo la integridad de la magia y la preservación de las especies en armonía.

Luego de escribir en varias paginas cerro el libro y lo guardo en Vorago.