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Desde las sombras silentes.

Varias horas mas tarde, sobre las pasarelas situadas por encima de las jaulas especiales situadas en el interior de las dependencias del cuartel central de NERV, podían verse a dos importantes personajes que en silencio se encontraban juntos de pie mientras veían debajo suyo como la dantesca unidad Eva 01 estaba siendo limpiada gracias al empleo de portentosos equipos tanto humanos como mecánicos. Y mientras los gigantescos sistemas de duchas y mangueras eran utilizados, la blonda mujer ahí presente principiaba aquel dialogo.

-Técnicamente la operación resulto ser un éxito perfecto. El Eva 01 junto con su piloto lograron ser rescatados exitosamente del interior del ángel, y al final no fue necesario el bombardeo proyectado. Los análisis y estudios no han detectado hasta ahora el más mínimo rastro de radiactividad o de alguna otra clase de alteración o daño ambiental, y todos los informes que habían sido preparados para dar cuenta a todos los organismos relacionados terminaron siendo innecesarios. Tan solo el primer ministro, así como los Presidentes de Estados Unidos y Rusia recibieron reportes sobre los misiles. Informes que ninguno de ellos, por supuesto, objetaron en lo mas mínimo; por lo que no deberíamos tener problemas con otros organismos.

-Hizo un buen trabajo doctora-. Respondería aquel hombre maduro de lentes de mirada y facciones severas y que respondía al grado de Comandante en Jefe de NERV.

-En verdad agradezco mucho sus palabras Comandante Ikari. Sin embargo, temo que esta vez no logran ser capaces de hacerme sentir halagada en lo mas mínimo.

-¿A que se refiere con eso Doctora?-. Preguntó ligeramente extrañado aquel hombre, sin que ello consiguiera apartar la vista del gigante que tenía en frente suyo.

-A que nunca antes había experimentado tanto horror en mi vida como al ver el Evangelion de la forma en que lo vi esta mañana, escapando desde el interior del ángel con tan furibundo ímpetu. Desde ese instante que no he podido dejar de preguntarme sobre que tan seguros podemos estar respecto a que los Evas se encuentren de nuestra parte. Es posible que, en realidad, y en lo mas profundo de su ser, nos odien-. Señalo Ritsuko al comentar a ese hombre las apreciaciones acerca de la batalla desencadenada tan solo hace algunas horas atrás y que, al parecer todavía la tenían profundamente impresionada.

-Para que ello ocurra sería necesario que los Evas tuvieran por si mismos alguna clase de consciencia. Pero ellos fueron creados precisamente para limitarse a ser tan solo meros ejecutores de designios que no pueden manejar-. Respondió el aludido muy seguro de su respuesta; quizás, demasiado seguro para gusto de la mujer.

-Pero el Eva probó tener voluntad escapando por si mismo de ese espacio extraño contra todas las posibilidades; y sabemos perfectamente que no es la primera vez que el Evangelion ha operado ajeno a nuestro control. Si pudiéramos probar que en verdad poseen una voluntad propia distinta de la del piloto, ¿no supondría eso cierto nivel de consciencia?

-Entonces sería perfectamente posible que algo como ello pudiera ser así doctora. Sin embargo debemos reconocer que incluso en esta era de ciencia y tecnología tan sofisticada y avanzada, todavía existen demasiadas cosas que, por mas que hemos tratado todavía no hemos logrado comprender del todo, aun cuando podamos tener algunas ideas, e inclusive, algunas nociones sobre ellas. Y una de las razones de ello es, precisamente, por la imposibilidad que tenemos los humanos para poder entendernos claramente.

-Sea como fuere una cosa resulta indiscutiblemente clara. Si los pilotos llegan a descubrir toda la verdad que existe tras los Evas, jamás nos lo perdonarían.

-Y por eso, es de crucial importancia asegurarnos que ellos jamás lleguen a saberlo. Jamás.

-A veces me pregunto si esos chicos no están cargando sobre sus hombros con el peso de una cruz demasiado grande como para que la soporten solos.

-Por el momento no tenemos otra opción. Pero muy pronto tendremos operativo el sistema de simulación. Y si todo resulta bien, el sistema de simulación pronto podrá reemplazar toda necesidad de emplear a los pilotos. Por eso quiero que dicho sistema sea instalado en todos las unidades tan pronto como se encuentre finalizado.

-Aun cuando el sistema de simulación tan solo sea eso, una simulación, un artificio que se limita a imitar los patrones de pensamiento del piloto. Todavía no hemos sido capaces de digitalizar y sintetizar el alma o el espíritu humano. Ello, sin contar con que el sistema aún presenta algunos problemas no resueltos.

-Al menos parece ser capaz de transmitir exitosamente un patrón de ondas al Eva. De ser así este entenderá que cuenta con un piloto en su interior y podrá sincronizarse con él. Por ahora será suficiente con que se sincronice y logre hacer mover al Eva. De seguro, lo demás podrá resolverse con el tiempo.

-Entendido-. Señalo Ritsuko mientras un denso silencio se formó entre ellos dos. Uno que incomodo de sobremanera a esa mujer, al punto de hacerla hablar respecto a otro tema que también le incomodaba.

-Hablando de cosas, creo que la Mayor Katsuragi ya está comenzando a sospechar demasiadas cosas sobre esto, Comandante.

-Ya veo. Con los derroteros que están tomando los acontecimientos esa posibilidad se vuelve un escenario cada vez mas plausible. Pero por ahora no deberíamos tener demasiado problema con aquello.

-Creo que por el momento podremos seguir lidiando con Misato sin grandes inconvenientes. ¿Pero que hay sobre aquel hombre? Al parecer ha comenzado a husmear mas allá de lo recomendado.

-Por ahora le dejaremos ser. Todavía puede resultarnos de gran utilidad-. Termino de sentenciar ese hombre antes de marcharse de aquel lugar dejando a Ritsuko sola quien, sin observar a quien se retiraba, retomaba sus atenciones contemplando a aquel ejercito de trabajadores que incesantemente se afanaba en terminar de remover esmeradamente haciendo uso de sus mangueras a presión todo vestigio de la sangre enemiga que había cubierto casi por completo a esa unidad morada quien, a pesar de la limpieza, no dejaba por cierto de verse amenazante, intimidación que una vez mas asustaría a esa mujer al rememorar lo que había visto y vivido hace algunas horas atrás, cuando apenas despuntaba el alba.

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Eran casi las diez de la mañana del día siguiente, pero a esas horas el ajetreo de la vida cotidiana reanudada a esas alturas casi por completo se tornaba cada vez más intenso en todos lados, incluyéndose a un céntrico local de Tokio-3. Dicho local ofrecía una terraza para los clientes que desearan servirse algo al aire libre, la cual era bastante agradable a la vista ya que esta tenía varias mesas con sombrillas para brindar sombra a los clientes, rodeado todo esto con maceteros alargados con pequeños arbustos que brindaban privacidad a los clientes, separándolos tanto de la calle como de las personas que transitaban por ella.

Pese a la hora, la terraza del local ya presentaba algunos clientes, uno de ellos, un hombre con gafas de sol y vestido en forma casual, que tomaba despreocupadamente una taza de café mientras leía el periódico del día fumando un cigarrillo. De pronto ingresó un nuevo cliente, que paseó distraídamente por el lugar hasta que se sentó en la mesa contigua al hombre de lentes, quedando sentado de espaldas a él. Una camarera llegó a tomar su pedido y el hombre pidió un café negro.

-Llegas tarde.

-Vaya, en verdad lo siento mucho amigo, pero sabes perfectamente bien como son las cosas en el trabajo. Para nosotros la puntualidad nunca lo fue todo. En todo caso, es un buen lugar el que escogiste para encontrarnos. Las camareras son lindas-. Comentó Kaji, en voz baja, también, moviendo apenas los labios, mirando apreciativamente a la camarera que pasó frente a él, obsequiándole una sonrisa seductora, que para su alegría arrancó un leve sonrojo de la joven mujer.

-No tienes remedio amigo-. Comentó el hombre de gafas de sol, negando apenas con la cabeza mientras cambiaba la página de su diario.

-Bien, supongo que no me trajiste aquí para darme lecciones sobre puntualidad y moral-. Señalo Kaji antes de detener su casi imperceptible pausa con otra pregunta. -¿Es seguro este lugar?

-Totalmente. Lo verifiqué antes e instalé discretamente unos dispositivos de interferencia electrónica, por si algún ocioso quisiera escuchar a distancia-. Comentó el hombre, pasando a otra hoja del periódico.

-Si eso llega a pasar, no soy yo el que trajo a ese "alguien" hasta acá. Nadie me siguió-. Dijo Kaji.

-No lo pongo en duda. Solo es por precaución. Tú sabes-. Comentó el hombre con una sonrisa. -En todo caso, tengo una información que de seguro te será de mucho interés-.

-Déjame adivinar. Esa información tiene relación con los sucesos de la madrugada pasada.

-Técnicamente no, pero a la vez si se vincula-. Contesto crípticamente ese otro hombre.

-¿No puedes dar una respuesta mas clara?

-No puedo ni quiero arruinarte la sorpresa.

-Tú y tus respuestas. ¿Por qué nunca me sorprenden?-. Le cuestiono retóricamente Kaji, con una pequeña sonrisa.

-¿Sera acaso porque hemos tenido que aprender a saber desenvolvernos en un mundo siempre lleno de sorpresas?

-Aun así, el operativo efectuado durante la madrugada de ayer si que sorprendió a todo el mundo; incluso a mí, por cierto. En verdad aun no se como denominar a eso; si gallardía mas allá de todos los límites, o frenético e irresponsable ímpetu suicida. Cuatro ojivas dirigidas a un mismo punto. Si las cosas hubieran salido mal, el resultado de eso hubiera hecho que Chernobyl pareciera día de campo.

-Sea como fuere, sospecharás cual fue la conclusión a la que arribó el coronel. Y ya te imaginaras como se torno su siempre flemático semblante apenas se enteró de todo esto. No podía dejar de preguntarse cómo había sido posible que semejante operativo pudo haber ocurrido impunemente bajo sus narices sin que él supiera nada de nada hasta varias horas mas tarde, cuando todo ya se hallaba consumado. Por lo que está como loco buscando cabezas que cortar.

-Gracias por el aviso, amigo. Evitaré pasar por su oficina durante algún tiempo; solo por si acaso-. Comentó Kaji, para luego sonreír a la camarera que trajo su café. –Después de todo, imagino que no va a dejar las cosas así-. Continuó una vez se retiró la camarera.

-Efectivamente imaginas bien. Una autorización para lanzar 4 ICBM con ojivas termonucleares no se da todos los días y tampoco es algo que pueda otorgarse así no mas tan solo porque una agencia cualquiera lo solicite, por mucho que esta se encuentre adscrita al sistema de la ONU. Es más, el que nosotros mismos no supiéramos nada hasta que los misiles ya hubieran llegado hasta aquí es aún mas preocupante. Por lo que todos estamos desde ahora en "Código Amarillo".

-Vaya, las cosas se van a poner cada vez mas interesantes-. Comentó Kaji, luego de tomar un sorbo de su café.

-Tú lo has dicho. Incluso el Coronel decidió enviarla para investigar directamente desde aquí.

-¿Acaso ella está aquí?-. Inquirió aquel hombre con no poca sorpresa, a juzgar por el tono de sus palabras.

-Da la casualidad que fue sido enviada de antemano para coordinar todo lo relativo a los modelos de producción norteamericanos. Sabes que no se mucho sobre las unidades, además que no es mi área. Con seguridad todos los detalles los sabrás mejor que yo.

-No creas. En verdad no esperaba verla por acá.

-¿Acaso existe alguna historia previa, o algo que deba saber?

-No te hagas el irónico ahora-. Contesto algo molesto Kaji, apretando los dientes.

-Como fuere, y después de lo que sucedió ayer, entenderás que era previsible el cambio de asignación.

-¿Acaso volveremos a los viejos tiempos?

-Lo dudo mucho. De hecho, es muy probable que en lo sucesivo te veas mas con ella que conmigo.

-Eso significa que…

-…que por ahora mi participación llegara hasta aquí. Pero descuida, seguiré manteniéndote bien informado. Después de todo, nuestros caminos nunca suelen andar demasiado alejados los unos de los otros-. Termino de pronunciar aquel hombre mientras cerraba y doblaba el periódico para luego ponerse de pie y marcharse, dejando un par de billetes sobre su mesa. Se puso el periódico bajo el brazo y pasó junto a la mesa de Kaji rumbo a la salida, mientras decía algo en un tenue tono de voz, casi como si estuviera pensando en voz alta. 

-No olvides chequear bien el encargo. Te sorprenderás-. Señalo el hombre mientras pasaba al lado de Kaji antes de hacer abandono de esa terraza. Quedando en solitario aquel hombre en ese sitio que ahora ya no estaba tan solitario como antes.

Con discreción, Kaji observo lo que había sobre su mesa, reparando en un paquete de cigarrillos y un mechero que no estaban ahí un momento antes, junto a su taza de café, y procedió a sacar y prender un cigarrillo, guardando el mechero y el paquete de cigarrillos en un bolsillo de su chaqueta, no sin antes constatar que dentro de aquel paquete se hallaba una pequeña tarjera de memoria.

No sabía bien que podía ser esa sorpresa que le había dejado su colega. Pero sea lo que fuere de una cosa podía estar bien seguro. Toda esta situación solo podía tratarse de algo verdaderamente grande. Tanto como para que el Coronel haya ordenado movilizar a su otra compañera a Tokio-3, decretando de paso un "Código Amarillo".

"Definitivamente las cosas van a empezar a colocarse cada vez más interesantes por aquí". Terminaría de reflexionar Kaji con una sonrisa, mientras terminaba de beber su tasa de café.

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Varios días mas tarde, y en un lugar muchísimo mas distante, podía vislumbrarse la noche caer mientras daba esta la bienvenida al frenético brillo multicolor que sin demora comenzaba a repletar de luminosa vitalidad aquel artificial paisaje situado en medio de aquel agreste desierto; uno donde el neón y el fulgurante brillo de las luces gustaban de mostrar su poderío a intensidades tales que desafiaban exitosamente a la normalmente ciega oscuridad, invitando de paso a todos los que ahí se encontraban a no dudarlo más y dejarse llevar abiertamente a perderse con gusto en la emoción y la locura. Pero a pesar de toda aquella artificiosa luminosidad, y por debajo de todo aquel vívido neón, siempre podía encontrarse un lugar para las sombras. Y bien podía apreciarse ello en uno de los niveles subterráneos del aparcadero de uno de los tantos hoteles que ahí se encontraban, donde un grupo de hombres elegantemente vestidos descendía desde un amplia van oscura, mientras de manera disimulada observaban con atención y detenimiento dicho lugar, en búsqueda de confirmación visual de la seguridad de aquel recinto.

No transcurrieron demasiados instantes antes que apareciera por la puerta que conectaba dicho estacionamiento con el hotel un hombre encargado del aseo quien despreocupadamente pasó al lado de aquellos hombres sin inmutarse por ello, mientras empujaba un carrito que cargaba las gigantescas bolsas negras de basura que se arrojarían en los contenedores externos. Un detalle que podría parecer casi insignificante, salvo porque tras su paso dejo caer una basura en forma de un raído envoltorio plástico de chicle que únicamente decía una palabra estampada como publicidad:

"Ready".

Aquellos hombres discretamente se miraron a sí mismos y asintieron tácitamente con la mirada. Era esa la señal convenida para indicar que la operación ya estaba lista. Uno de ellos tomo un celular y disco un número previamente programado. Apenas marco, prontamente le contestaron y, ante esto, el hombre solo formuló una pregunta en un idioma foráneo.

-¿Cómo se ve mama?

-Mama descansa plácidamente esta noche-. Sería la respuesta proporcionada al otro lado de la línea en idéntico idioma. Era esa la señal convenida que necesitaban para certificar que todas las señales de video del recinto ya habían sido alteradas y que tanto la llegada de aquellos hombres como la acción que pretendían efectuar a continuación no sería registrada por las cámaras del recinto las que, en su lugar, mostrarían en los monitores una escena constante que se replicaría sin cesar una y otra vez.

-¿Ya está listo el regalo?-. Pregunto el hombre llamando a otro número pre programado en idéntico idioma foráneo.

-Envuelto y listo para entregar.

-Ok-. Respondió ese hombre, colgando su teléfono móvil para instruir a otro de los presentes a que mandara con un teléfono que este tenía un mensaje de texto con un mensaje ya redactado de antemano y que únicamente decía una sola palabra clave que permitiría al resto del equipo que se encontraba dentro del hotel dar inicio al operativo. Una palabra que era de significado simple y alcance elocuente.

"Ahora"

Varios pisos más arriba, un hombre y una mujer juntos hacían abandono de un cuarto como si fueran un matrimonio normal que anduviera en placenteras vacaciones en esa ciudad turística. Ligeramente detrás de ellos, un chico silente de unos catorce años salía de aquella habitación siguiéndole tímidamente y en completo silencio, permitiendo que el hombre a cargo cerrara la puerta y apresurara sus pasos para acompañar a su mujer e hijo a tomar el ascensor; el cual no demoró demasiado en llegar.

Mas abajo, en el zócalo del hotel, un vehículo oscuro previamente estacionado comenzó a salir de su sitio y lentamente se acercó hasta quedar muy cerca de la van oscura situada en las cercanías de la entrada subterránea al hotel. Con seguridad, el plan estaba ya muy pronto a tener éxito y solo faltaba que ellos aparecieran para que todo estuviera ya culminado.

Mientras tanto, el ascensor que debía descender directo hasta el subterráneo efectuó una inesperada detención en uno de los pisos intermedios, recogiendo a una pareja de jóvenes muchachos de rubia cabellera platinada que parecían ser excéntricos multimillonarios que estaban quizás algo pasado de copas o algo por el estilo. Seguramente habían tenido un grandioso día en el casino y, de seguro, pretendían rematar juntos la noche de una manera también grandiosa.

-Disculpe, pero este ascensor va bajando-. Espeto algo impaciente y molesto el hombre en el ascensor al ver a esa pareja.

-Descuide, nosotros también bajamos-. Señalo de una manera quizás excesivamente risueña aquella joven mujer, una que llamaba la atención por poseer un vívido maquillaje y que vestía un atuendo demasiado ligero que fácilmente hacían resaltar con generosidad todos sus correctamente bien dotados atributos femeninos. Los mismos que fácilmente podían hacer pensar que se trataba de alguna clase de chica de dudosísima respetabilidad quien, pese a las protestas de la pareja, de todas maneras entró al elevador junto a su acompañante, quien presiono el botón de cierre de puertas haciendo que el dispositivo volviera a su marcha descendiente. Haciendo que el final del descenso se tornara por instantes en algo incómodo, pero nada que fuera capaz de alterar en demasía los planes. O, al menos, eso era lo que pensaban ellos.

Faltando pocos pisos para llegar, la energía eléctrica intempestivamente se interrumpió y todos los ocupantes quedaron atrapados. Una situación incómoda y embarazosa que normalmente no habría pasado a mayores de no haber sido por un detalle.

Justo antes del corte de energía los celulares de la estrafalaria pareja recibieron de manera simultánea un mensaje de texto. Una situación en principio meramente anecdótica que, sin embargo hizo que las hasta entonces despreocupadas caras de esos jóvenes adquirieran un repentino semblante serio, amparados gracias a la oportuna cubierta de las sombras formadas por ese brevísimo instante en que la oscuridad entro a gobernarlo todo en aquel reducido recinto.

La otra mujer que estaba en el ascensor aprovecho la oscuridad para tener bien a mano el revolver que discretamente guardaba dentro de su chaqueta. No supo si fue a causa de su entrenamiento o si por mera intuición femenina, pero ella jamás sintió confianza en el excéntrico dúo que había abordado el ascensor.

Pero para su desgracia su suerte, junto a la del resto de los presentes, ya se encontraba echada de antemano. Apenas la iluminación de emergencia del elevador se activó, la aparente mujer de la calle saco raudamente de su estrafalario bolso un dispositivo con el cual inyectó sedante al cuello del sorprendido niño mientras lo agarraba con fuerza y esperaba que el sedante hiciera su efecto, ello mientras el joven acompañante raudamente desenfundaba un arma con la cual encajó un certero tiro entremedio de las dos cejas de la otra mujer. Sorprendido por esta situación, el marido de la mujer abatida intento reaccionar, pero un certero disparo del joven a las rodillas de este lo hizo tambalear y caer en el instante preciso para que dicho sicario le propinara sin dilaciones el fatal tiro de gracia que le remató en el acto.

Terminada la operación, ella rediscó su celular y, apenas se escuchó tono del otro lado de la línea ella pronuncio en su idioma nativo una simple frase:

-Fase uno culminada.

No se registraría respuesta alguna desde el otro lado de la línea. En su lugar la comunicación se interrumpió a la vez que la electricidad regreso y el ascensor descendió raudamente los pisos que faltaban hasta llegar al subterráneo iluminado por la misma energía de emergencia. Lugar donde la pareja de jóvenes tranquilamente caminaba junto a un muchacho medio adormecido que se sostenía y caminaba por inercia hasta llegar a la salida que daba al estacionamiento subterráneo, donde una van negra les estaba esperando para llevárselos. Una vez en el interior del vehículo, este no demoró demasiado para hacer raudo abandono de aquel lugar, mientras que en su interior el excéntrico joven millonario esperaba recibir señal en su celular desde el otro lado de la línea, para que llegado ese momento pudiera decir:

-Fase dos exitosa.

Y mientras aquel vehículo procedía a efectuar raudo abandono del lugar condiciendo por aquella concurrida avenida principal, la electricidad paulatinamente iba regresando a ese hotel mostrando de manera claramente visible los cuerpos inertes de una pareja en el interior de uno de los ascensores. Ello mientras los cuerpos de un grupo de agentes uniformados yacían inertes por todo aquel estacionamiento, todos rematados por los certeros disparos de tiradores que demostraban que los planes secretamente elaborados que estos pudieron haber tenido en verdad nunca llegaron a ser tal.

"Vaya, vaya. ¿Pero quién lo hubiera imaginado? Incluso en la siempre vívida y frenética ciudad que se precia en llamarse a sí misma como "La capital mundial de las segundas oportunidades", hay quienes nunca llegaron a tener tan siquiera una miserable oportunidad." Razonó susurrante con bastante ironía tiempo después de sucedidos todos estos acontecimientos un hombre que estaba al frente de los múltiples monitores de control del casino y que, hasta entonces, había observado en silencio desde su privilegiado puesto todos y cada uno de los detalles involucrados en la situación. Satisfecho porque dicha jornada había concluido, aquel hombre se levantó tranquilamente de su asiento y dirigió sus pasos hacia un baño cercano, donde se veía a un golpeado hombre amordazado y semiinconsciente quien estaba amarrado sobre la cubierta del inodoro, haciendo grandes esfuerzos para recuperar rápidamente el sentido, esfuerzos que solo sirvieron para vislumbrar a ese hombre quien le apuntaba con un arma a su cabeza.

-Muy bien, Sacha-. Diría aquel hombre luego de ver la identificación del sujeto que colgaba en una credencial de su pecho. -En verdad pienso que puede ser muy interesante tu trabajo. Sin embargo, creo que definitivamente no es para mí. Así que, puedes quedarte con el-. Terminó de sentenciar cáusticamente aquel hombre, antes de asestarle un tiro en la cabeza de ese desesperado hombre que trataba de gritar, volándole con ello la tapa de los sesos.

Y una vez que su labor hubiera terminado, aquel caustico sujeto tomo sus cosas, cerrando con llave tanto el baño como el cuarto de control de vigilancia, para luego dejar aquel lugar e ir a perderse con rumbos desconocidos por aquella bulliciosa y frenética ciudad del desenfreno y el pecado mundialmente conocida como "Las Vegas".

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 Algunas horas más tarde, y al otro lado del orbe, cuando en aquel lugar se encontraban ya en otro día, y los relojes allí situados indicaban que eran unos cuantos minutos pasados del mediodía, podía verse caminando por las grises y laberínticas dependencias del cuartel central de NERV a la Mayor Misato Katsuragi emprendiendo rumbos a su oficina. Como casi todos aquellos que laboraban en ese lugar ella se encontraba cansada; y con toda razón. Llevaba ya varios días durmiendo poco, por no decir prácticamente nada, y todo por culpa tanto de la operación de rescate acaecida a principios de semana, como por todas las maratónicas e interminables juntas y reuniones sobre el combate que les sucedieron durante el resto de esta. A esas alturas lo único que en verdad deseaba esa mujer era que de una buena vez por todas las horas transcurrieran raudamente y que aquella jornada finalmente terminara para así largarse de inmediato a su departamento. Inclusive, ya tenía hasta el panorama ideal bosquejado en su mente: tomaría un buen baño de tina, luego bebería unas cuantas cervezas bien frías y de ahí dormiría de buena gana hasta que se aburriera. Creía merecérselo con amplia justicia luego de haber soportado jornadas tan tensas y agotadoras donde por poco ella y todo el resto de los habitantes de la ciudad fortaleza bien pudieron ser exterminados para siempre de la faz de la tierra. Solo que antes de poder marcharse tranquilamente para solazarse en la realización de su panorama ideal primero necesitaba regresar a su oficina a buscar algunas últimas cosas que aún debía estudiar, analizar y contestar; cosas que todavía se encontraban pendientes y que era imperativo resolver para no seguir postergando su tan anhelado descanso. Debido a ello, aquella mujer no había programado reuniones ni visitas y tampoco las estaba esperando. En especial, no esperaba que la estuviera aguardando una mujer a la cual ella jamás había visto y que no pareciera pertenecer ni a la organización donde trabajaba ni a las Fuerzas de Autodefensa del Japón. Parecía tratarse de alguien civil que estaba esperando pacientemente sentada en el vestíbulo de entrada a su oficina.

Aprovechando que ella no parecía haberse dado aún cuenta de su presencia, Misato examinó de reojo a esa mujer. No parecía ser muy alta, quizás de porte semejante al de ella, o quizás ligeramente más pequeña; poseedora de una cabellera algo ondulada no muy larga la cual le llegaba hasta la altura de los hombros, de color castaño claro, casi meloso, que enmarcaba un rostro de tez blanca y ojos castaños, los que parecían evidenciar que dicha mujer no era oriunda del Japón o de algún otro país del oriente asiático. Más bien sería europea, o quizás norteamericana; con toda seguridad bien podría ser oriunda de la tierra del Tío Sam.

-¿Puedo ayudarla en algo?-. Le pregunto Misato a esa mujer desconocida cuando esta finalmente pareció percatarse de su presencia.

-¿Hablo con la Mayor Misato Katsuragi?-. Le respondería con una contrainterrogante formulada de manera algo seca la desconocida, utilizando para ello un japonés más que aceptable, aunque no del todo fluido, lo que sumaba un punto más a la idea de su carácter extranjero.

-¿Acaso nos conocemos?

Ante este requerimiento, la aludida prontamente se puso de pie mientras extraía de uno de los bolsillos interiores de su chaqueta una placa identificatoria con una tarjeta que revelaba sus datos, enseñándoselos a Misato mientras procedía a identificarse.

-Soy agente comisionada de la Organización de las Naciones Unidas para la coordinación de operaciones especiales. Carol Parker.

-Carol Parker-. Diría Misato mas bien para sí misma que para la contraparte, confirmando de paso que ella era extranjera. Cosa extraña, ya que por regla general los comisionados de la ONU que pasaban por el cuartel central de NERV casi siempre solían ser japoneses o, muy excepcionalmente, de alguna otra nacionalidad de Asia.

-Me dice que proviene de la comisión de coordinación de operaciones especiales, ¿No es así?-. Inquirió Katsuragi.

-Así es.

-Pues debo comunicarle que mi departamento no es el encargado de esas operaciones. Para ello debe dirigirse a la sección de coordinación. Si desea contactarlos necesita salir de este piso y dirigirse derecho hacia donde…

-Mayor Katsuragi. Se perfectamente bien donde se encuentra la sección a donde gentilmente pretende remitirme. Ya fui informada de ello. Sin embargo, antes de dirigirme hacia allá necesito primero hablar con usted inmediatamente y, de preferencia, en un lugar más privado, si ello fuera posible-. Termino de reseñar la mujer a propósito que ambas se encontraban en un vestíbulo y no en la oficina.

Para sus adentros, Misato suspiro de resignación ante el arribo de tamaña impertinencia. Justo cuando creía que por ese día todos sus problemas finalmente ya estaban por terminar, aparecía de improvisto esa persona para indicarle que aquella infinita jornada aún parecía prometerle demasiadas sorpresas para depararle.

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Recostado, el muchacho conocido con la denominación clave de tercer elegido lentamente abrió sus ojos para contemplar una escena que, en principio, se presentaba de manera bastante borrosa ante él. Pero prontamente, y a medida que sus ojos comenzaban a acostumbrarse a la claridad de aquella habitación, comenzó a distinguir un techo extraño que, sin embargo, desde hacía ya un tiempo que no le parecía tan desconocido. Con dicha idea en su mente movió la cabeza para reconocer de mejor forma ese lugar, con toda seguridad un cuarto de hospital; como todos los demás en que había estado alguna vez. Y, en efecto, bien podría este suponer que estaba en cama de un cuarto del vasto complejo clínico situado dentro del geofrente. Exceptuado por el hecho que en esta oportunidad aquél muchacho no estaba solo.

En una silla sentada al lado de aquella cama estaba una chica tradicionalmente silente, quien parecía estar profundamente absorta leyendo un libro. Intrigado tanto por la actividad de ella como por el hecho de su presencia, aquel muchacho trató de moverse un poco más a fin de advertir de mejor manera cual era el título de la obra que aparecía impreso en la portada y que había sido capaz de concitar el interés de esa aparentemente poco expresiva chica. Pero el movimiento realizado por ese muchacho hizo que aquella cama resonara, capturando ahora la atención de la muchacha, quien suavemente cerraría el libro y levantaría su mirada para dirigirse al tercer elegido.

-No deberías esforzarte-. Le señalo aquella muchacha al ver a Shinji tratando de incorporarse.

-¿A que te refieres?-. Pregunto algo confundido aquel convaleciente.

-Por hoy nos encargaremos de todo.

-Pero ahora estoy bien, ya me siento mejor.

-Excelente, me alegro por ti-. Replicó la peliazul con un tono levísimamente más intenso que la monocorde tonalidad habitualmente empleada por ella. Un cambio de actitud que a oídos de cualquiera podía no parecer excesivo, pero para alguien como ella eso era demasiado, y Shinji lo sabía bien. De ahí su sorpresa al escucharla decir aquella afirmación positiva que parecía expresar verdadera satisfacción de su parte, perplejidad que se vería acrecentada al ver a esa muchacha levantarse a fin de emprender rumbos fuera de la habitación.

-¡Rei, espera!

La aludida detuvo su andar y volteo su rostro para contemplar al tercer elegido quien la había llamado con vívido interés.

-¿Si?-. Pregunto la muchacha de forma suave, pero con cierto dejo de interés en el tono de su voz.

-¿Cómo… como fue que llegué hasta aquí?-. Preguntó con cierta timidez el chico.

-¿No lo sabes?-. Cuestionó la chica, no sin poca perplejidad en su tonalidad.

-En verdad no lo tengo bien en claro. Apenas recuerdo que estaba atrapado en el interior del Evangelion y luego la puerta de la cápsula se abrió, y creo que vi a Misato aparecer y llorar sobre mí. Pero en verdad, no estoy seguro de cómo fue que salí de ahí.

-Lo importante es que ya estás aquí-. Le contestó la peliazul con cierta satisfacción en su voz. –Ahora debes descansar-. Termino ella de señalar antes de volver a voltearse y marcharse.

-¡Ayanami!

-¿Dime?-. Señalo la aludida volviendo a voltearse una vez más. Pero en esta ocasión Shinji no supo que decir, por lo que tan solo pudo detenerse a mirar con profundo detenimiento a esa jovencita quien, por alguna razón, parecía sentirse en esa ocasión más cercana y familiar que lo normalmente acostumbrado. Era esta una sensación demasiado extraña como para que el pudiera ser capaz de comprenderla, mucho menos se sentía capacitado para poder explicársela a esa muchacha. Fue por esa razón que aquel muchacho tan solo pudo atinar a sonreírle mientras dejaba escapar de sus labios lo único que en esos momentos se sintió capaz de decirle.

-Gracias.

-¿Porque?-. Pregunto Rei, bastante confundida por aquel imprevisto e inexplicable agradecimiento.

-No lo sé. Quizás pueda sonar demasiado estúpido y, con toda seguridad, puede que así sea. Pero por alguna razón sentía que necesitaba decírtelo.

La jovencita no supo que decir, pero después de verle sonreír tras decir aquellas palabras, y sin proponérselo, ella supo devolver la sonrisa con otro gesto tímido, su propia sonrisa; la misma que ilumino el ambiente por unos instantes antes de que Ayanami volteara su rostro y regresara a su faceta habitual antes de abrir la puerta y abandonar aquel cuarto. Permitiéndole de paso ver a ese paciente como, oculta tras aquella puerta, estaba escondida la otra piloto asignada de la serie Eva quien, al saberse inesperadamente descubierta se escondió, aparentemente molesta, pero en realidad esa chica se escondió porque en una extraña actitud ella se había sonrojado y, lo que era peor, Shinji la había descubierto en su sonrojo. Y por ello Shinji ahora estaba riendo leve pero graciosamente y de buena gana.

Molesta ante todo esto, la pelirroja bufo un pequeño refunfuño mientras trataba de asomarse a la puerta sin ver al paciente para así cerrar la puerta y hacer abandono de aquel lugar cual verdadera damisela ofendida. Pero el tercer elegido pareció advertir eso y por ello hizo esfuerzos para contener su risa y así poder llamarla.

-Espera Asuka.

-No-. Le señaló bastante molesta aquella damisela.

-¿Quieres que diga que lo siento por estarme riendo?

-Deberías hacerlo.

-Pero creía que mis disculpas era de aquellas cosas que más odiabas de mí-. Señaló el muchacho efectuando una particular e inesperada psicología inversa que, a juzgar por los resultados, en esta ocasión pareció funcionar, al ver a esa muchacha dejándose por un momento de tanta tontería y animándose a entrar con algo de mala gana a ese cuarto hospitalario cerrando la puerta tras de sí con cierta fuerza, como si tuviera la necesidad de exteriorizar de esa manera su molestia.

-Muy bien kinder, ya estoy aquí. Ahora dime, ¿me pediste que entrara para que vengas a hacerte el galante igual que con la primera niña? Porque si es así te advierto desde ya que eso no funcionará conmigo.

-No Asuka. En verdad te llamaba para hacerte una pregunta.

-¿Cuál pregunta?-. Dijo la muchacha algo mosqueada, ello mientras en el fondo intuía la pregunta que quería formularle.

-¿Tu sabes acaso como escapé del ángel?

-Ni idea. Tan solo sé que saliste del maldito ángel reventándolo y evitando que todos nosotros muriéramos aniquilados.

-¿Aniquilados? ¿Por qué?

-¡¿Por qué?! ¡¿Y más encima todavía preguntas?! En verdad sí que eres un grandísimo idiota.

-¿Pero porque dices eso?

-Porque por tu culpa el alto mando pensó en sacarte del interior del ángel con un bombardeo termonuclear e incluso hasta lanzaron cuatro misiles con ese propósito-. Espeto esa chica con un leve escalofrío recorriéndole la espalda al rememorar lo increíblemente cerca que estuvieron todos de morir.

-¿No estarás hablando en serio, cierto?-. Pregunto el muchacho bastante incrédulo, mirando ahora a la chica con ojos violentamente abiertos, como si fueran platos.

-Pues claro que si idiota. Por poco y le hacen un agujero al mundo tratando de rescatarte. Esa explosión bien hubiera hecho que Hiroshima pareciera petardo mojado. ¡Y todo esto se debió nada menos que a tu grandísima idiotez e incompetencia! Jamás vuelvas a ser tan idiota en una misión ¿Lo oíste bien muchachito? ¡Jamás!-. Le grito Asuka con una tonalidad que en esta oportunidad excedía la habitual molestia característica de ella para dejar entrever claramente algo de pavor tras esas palabras, algo inédito en alguien como ella, pero que sin embargo tenía perfecto sentido si se piensa que ella misma pudo estar al borde de ser incinerada a causa de un estallido termonuclear.

-Está bien. En verdad no quería provocar tantos problemas. Yo…, lo siento mucho.

-¡Uf! Contigo definitivamente no se puede. ¡Eres demasiado idiota!-. Termino gritando Asuka antes de marcharse molesta de aquel lugar cerrando con furia la puerta, dejando tras de sí a un perplejo Shinji quien no solo continuo intrigado por no saber cómo pudo escapar del interior del ángel, sino que también sumo a sus dudas el hecho de saber ahora que había estado al borde de haber intentado ser rescatado mediante bombardeo atómico. El saber eso de golpe fácilmente podía dejar pensando en demasiadas cosas a cualquiera, en especial a alguien como Shinji, quien comenzó a divagar en angustiosos pensamientos que se veían agravados por la proliferación de un olor que había comenzado a percibir desde que había despertado y que ahora lejos de desaparecer parecía estar haciéndose cada vez más persistente y profundo.

-Sangre, aún puedo sentir el olor a sangre-. Señalo el muchacho luego de percibir que aquel ocre y pesado olor aún se encontraba fuertemente adherido a él, como si de una pesada estela profunda e invisible se tratara.

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Una vez dentro de la oficina de Misato, ambas mujeres tomaron asiento. Una de ellas delante del escritorio, la otra tras de el en un asiento mucho más amplio y cómodo, que en verdad poco podía hacer en esos momentos para aliviar la abierta incomodidad de la dueña de ese puesto, que lo último que deseaba era perder tiempo con aquella burócrata proveniente de la ONU recién llegada que, seguramente, creería por su rango que tenía todo el derecho de hacer allí lo que quisiera. En verdad, Misato no estaba para perder el tiempo con tinterilladas, y prontamente se lo hizo saber de inmediato sin ambigüedades ni rodeos.

-Le advierto que tengo demasiado trabajo que hacer el día de hoy, así es que rogaría que sea lo más breve posible.

-Descuide. Tampoco tengo gran interés en perder el tiempo aquí-. Respondería esa otra mujer a la no tan indirecta advertencia de Misato.

-Pues, si todo esto no es más que una pérdida de tiempo, dígame entonces, ¿Qué hace aquí?

-Bien, entonces seré breve. La sección que represento tomó conocimiento de ciertos antecedentes que permitirían presumir fundadamente que durante el transcurso de la última batalla se lanzaron tanto desde la Federación Rusa como desde los Estados Unidos de América misiles que normalmente están equipados con armamento nuclear, y todo parece indicar que dichas cabezas nucleares no habrían sido retiradas al momento de su lanzamiento. Si lo anterior fuere cierto, creo que usted sabe muy bien que ello significaría una flagrante violación inducida por esta organización de la moratoria sobre empleo de armas de destrucción masiva establecida en los acuerdos de paz y de desarme post guerra.

-Mire señora Parker…

-Señorita-. Espeto la funcionaria.

-Muy bien, señorita. Más allá de sus elucubraciones, ignoro de donde usted pudo inferir que utilizamos armamento nuclear para la operación contra el ángel. Simplemente solicitamos a los países en cuestión que concedieran autorización para lanzar misiles equipados con la nueva generación de bombas N2 para destruir al ángel. Armamento que, como debe saber, no está sujeto a la moratoria impuesta por las convenciones internacionales mencionadas.

-Tal vez, pero no deja de ser bastante extraño que hayan sido equipados misiles de tan grueso calibre para lanzar bombas que perfectamente pudieron enviarse en misiles más ligeros que no están tan abiertamente afectos a la moratoria-. Señalo Carol con toda intensión.

-Es posible. Pero eso fue lo que recibimos. Y, de seguro, comprenderá que en una situación tan desesperante como en la que estábamos no nos enredaríamos en minucias sobre la procedencia o a las características de estas armas. Ahora, si la comisión a la que representa desea saber más detalles, le recomendaría consultar a la OIEA o contactar directamente con las oficinas respectivas de los países involucrados. De seguro ellos estarán encantados de recibir sus comentarios-. Respondió Misato devolviendo la intensión.

-Pero si los misiles solo estaban equipados con bombas N2, ¿Por qué no usaron las reservas disponibles en este país?

-Porque todavía no tenemos disponibles en nuestro arsenal las bombas de nueva generación, ello precisamente gracias tanto a los recientes recortes presupuestarios, así como a los retardos causados por injerencias generadas por influencia, entre otras cosas, de gente que proviene de ciertas comisiones que no enunciaré, pero cuyos representantes muchas veces suelen encontrarse mucho más cerca de lo recomendable-. Respondió Misato nuevamente con intensión a la mujer que tenía en frente suyo, quien se molestó notoriamente con el comentario. Pero la Mayor no dio oportunidad alguna a que ella contrargumentara y de inmediato continuó. –Además, si hubiéramos usado todas nuestras reservas de N2 sobre el objetivo con seguridad no solo habríamos agotado nuestro arsenal, sino que nuestros cálculos claramente indicaban que probablemente hubiéramos fracasado en nuestro objetivo, por lo que dicho ataque habría sido completamente inútil. Y todo ello sin considerar en detalle todos los eventuales daños colaterales que habían sido causados a esta ciudad. Daños que con toda seguridad habrían sobrepasado largamente los objetivos de la operación.

-Según los más recientes datos oficiales entregados tanto por su organización, así como por su gobierno señalan que en el Japón se encuentran inventariadas 992 bombas N2 en su arsenal. Una sola de esas armas tiene capacidad suficiente para arrasar y devastar poblaciones enteras, pero no son capaces siquiera de provocar siquiera un rasguño a un simple enemigo individualmente considerado. ¿Dígame Mayor, qué clase de enemigo es aquel no puede ser destruido con una simple bomba N2?

-Uno que ha develado permanentemente su capacidad para ser inmune a nuestro armamento convencional.

-¿Y por eso decidieron emplear armamento atómico?

-Veo que usted porfiadamente continuará insistiendo con ello, ¿no es así?-. Señalo Misato, evidenciando su molestia una vez más.

-Hablo acerca de lo que percibo, ya que veo que por aquí parecieran hablar con demasiada ligereza sobre el uso del armamento atómico.

-Señorita Parker. Por lo que escucho, debo imaginar que usted no es de aquí.

-¿Y eso que tiene que ver?

-¿De casualidad es usted norteamericana?-. Contrapreguntó Misato

-¿Eso tiene alguna relevancia para usted?

-Respóndame la pregunta señorita.

-No responderé una pregunta que no viene al caso.

-Por lo que aprecio, pareciera que lo es.

-Como fuere, todavía no comprendo el objetivo de su pregunta, si en verdad tuviere alguno.

-Como sea, permítame decirle algo. Por si usted no lo sabe, el primer país en ser bombardeado por armamento nuclear fue Japón en 1945; y creo que está de más recordarle que país se atrevió en su oportunidad a dar tamaña e innecesaria orden genocida-. Espetó con dureza Misato al imaginar de donde provendría ese personaje que, a estas alturas, ya le fastidiaba en demasía. -Y de seguro sabe bien que durante la tercera guerra mundial sufrimos un intempestivo y horroroso bombardeo termonuclear en la antigua Tokio matando en el acto a más de dos millones y medio de personas; y todo esto gracias aliarnos con viejos enemigos para ser arrastrados a una guerra respecto de la que no teníamos ni arte ni parte. Teniendo en consideración todo lo anterior, ¿Tiene usted cara para insinuar que somos incapaces de dimensionar todas las implicancias de un bombardeo atómico sobre nuestras cabezas? No se ofenda señorita, pero en verdad pensaba que los burócratas tenían al menos algo de criterio y sentido común.

-No acepto ser calificada peyorativamente-. Espeto la agente sin gritar, pero con profunda molestia en su voz.

-Discúlpeme si se ofendió con mi último comentario, pero comprenda que tampoco puedo aceptar como si nada que un funcionario externo a NERV venga hasta mi oficina a demandar antecedentes a fin de justificar invenciones que carecen de todo sentido, salvo el de cargar onerosos viáticos con cargo a la ONU. Máxime si dicho funcionario pretende justificar su cometido actuando con notorio y evidente exceso en sus atribuciones.

-Le recuerdo que como comisionada de la Organización de las Naciones Unidas para coordinación de operaciones especiales tengo plena facultad para recabar todos los antecedentes que estime pertinente…

-…siempre que esté en misión formal para tal fin.

-Estoy comisionada en la delegación especial de la ONU para coordinación. Eso ya de por si me da potestad suficiente para indagar los antecedentes que estime necesarios.

-Sin embargo, no recuerdo que haya hecho entrega de un requerimiento formal de la Comisión para tal efecto…

-Mayor Katsuragi, no trate de escabullirse con burdos tecnicismos procedimentales.

-Mire señorita, ignoro cómo funcionan las cosas de donde usted viene. Pero aquí nosotros seguimos procedimientos. No puedo saltármelos.

-Sin embargo, todo parece indicar que hace tan solo unas pocas noches atrás los tecnicismos no fueron problema para su organización. Una interpretación demasiado conveniente, ¿no le parece?

-Señorita Parker. No aceptaré insinuaciones infundadas, menos de alguien cuyo nombre no aparece registrado dentro de la nómina de comisionados de la ONU.

-Si desconfía tanto de mí, puede cotejar mi identificación con los de la nómina habilitada. Podrá ver que mi nombre aparece en ella-. Respondió Carol enseñando una vez más su identificación de manera desafiante.

-No necesito cotejar sus antecedentes porque esta reunión ya no tiene propósito de ser. De inmediato la remitiré con operaciones estratégicas, de seguro ellos sabrán proporcionarle todos los antecedentes que usted necesite-. Respondió Misato, con la voz delatando que estaba llegando ya al borde de su paciencia.

-¿Acaso pretende usted oponer su burocracia a mi burocracia? Porque si fuere así, mucho me temo que no nos estamos entendiendo…

A estas alturas toda la paciencia de Misato para soportar a, según ella, tan altanera burócrata derechamente estaba a punto de agotarse. Pero si la Mayor no termino incurriendo en ningún acto de desatino contra aquella extraña fue únicamente porque la campana terminaría salvándola en forma de un oportuno llamado telefónico que interrumpió los dichos de la mujer visitante, quien tuvo que quedarse con las palabras a decir en la boca mientras quien debía escucharla prefería dar más importancia a la inmediata atención de aquel teléfono.

-¿Diga?-. Contesto Misato para escuchar lo que decían al otro lado de la línea, al terminar el comunicado la Mayor tan solo respondería con un lacónico "entendido" para luego de algunos breves instantes culminar aquella comunicación con un: -OK. Gracias por la información, iré en seguida-.

-¿Acaso ha sucedido algo?-. Inquirió la comisionada luego de ver a Misato colgar el teléfono.

-Pues sucede que se requiere inmediatamente mi presencia, por lo que esta reunión necesariamente quedará hasta aquí-. Señalo Misato mientras se ponía de pie sin manifestarse apenada en lo mas mínimo por este suceso.

-Lo entiendo. En verdad también tengo cosas que hacer-. Replicaría ella mientras también se ponía de pie.

-Muy bien-. Concluyo la Mayor mientras esta tomaba sus llaves y abría la puerta, dejando el espacio para que esa otra mujer hiciera abandono del lugar; señal inequívoca de que, al menos por ahora, las instalaciones de NERV seguirían vedándole a la recién llegada las respuestas que tanto requería.

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Al día siguiente otra jornada comenzaba en la ciudad fortaleza donde sus habitantes esperaban que, tras el último ataque, la rutina finalmente pudiera regresar a la normalidad. Situación que, en una ciudad como Tokio-3, nunca se sabía bien cuánto tiempo podía durar antes que la tranquilidad fuera nuevamente quebrantada por la llegada de otro de esos desconocidos enviados que venían desde quien sabe dónde y que respondían al irónico nombre de "ángeles". Con la finalidad de estar mejor preparados para esa llegada que podía ocurrir en cualquier momento, los tres pilotos Evas fueron citados desde temprano para ser sometidos a las habituales pruebas de sincronización. En especial, el alto mando estaba muy interesado en conocer cuál sería la situación del tercero de los elegidos; por esa razón a Shinji lo mantuvieron en observaciones desde muy temprano en la mañana, dándole el alta solamente para prepararlo para las pruebas.

Mientras se esperaba que todo estuviera completamente preparado, Asuka estaba en camino hacia la plataforma de entrada de su unidad Evangelion esperando que todo estuviera listo para la prueba del día. Pero la muchacha pelirroja decidió detener sus pasos mientras caminaba sobre uno de los puentes para contemplar de mejor manera a su preciado Evangelion unidad segunda. Y al verlo, la pelirroja no pudo evitar recordar el desenlace de la operación de rescate, donde el Eva 01 escapó de las tinieblas mientras efectuaba una abierta demostración de portentosa y descontrolada furia.

A pesar de los días transcurridos, aquella desconcertante visión todavía no le proporcionaba tregua alguna a dicha muchacha, la misma que desde su más tierna infancia había sido meticulosamente preparada para convertirse en una excepcional piloto de elite, y en solo cosa de unos días había sido derrotada por un muchacho que no solo parecía carecer de todo entrenamiento previo, sino que además lo había hecho montado en un Eva el cual, se suponía, era técnicamente inferior a su modelo. Y para agravar las cosas durante la última batalla; tanto ese muchacho como su Evangelion escaparon de su captor de manera tan portentosa que ella no solo nunca se había esperado, sino que lo hizo con una exhibición de poderío que Asuka nunca había imaginado posible tanto para un piloto como para un Eva.

"¿Por qué ese muchacho podía hacer eso y ella no?, ¿Cómo era posible que un simple Eva modelo de pruebas demostrara ser mejor y mas poderoso en la batalla que su unidad especialmente diseñada y producida para el combate? ¿Acaso ese Eva tenía alguna particularidad o algo especial de lo cual su unidad se encontraba privada? O, quizás más intrigante aun, ¿acaso la verdadera particularidad se encontraba radicaba en la figura del piloto?". Todas esas dudas iban sucesivamente asomando en la cabeza de esa muchacha a medida que ella una y otra vez procedía a repasar cada vez con pulcro y cuasi maniático detallismo todos sus recuerdos sobre el desenlace de la batalla. Y todas estas interrogantes incrementaban en esa muchacha su decidido anhelo de superar su nivel de sincronización, pero esta vez no solo lo haría para superar al tercer elegido y demostrar una vez más que ella era y debía ser considerada siempre como la mejor de todos los pilotos, sino que para ver si de esa manera ella podía llegar a ser capaz de lograr en batalla proezas y hazañas como la que ella había presenciado durante la mañana anterior.

Pero varias horas después, los resultados demostraron ser abiertamente decepcionantes para ella. Porque si bien ella había superado una vez mas sus mejores registros, no logro obtener el mejor porcentaje de la prueba. Para empeorar aún más las cosas, sus avances habían sido opacados por Shinji quien volvía a superar sus propios registros. Todo esto lo hacía sin que él pareciera esforzarse en lo más mínimo. Y para terminar de sacar de sus casillas a esa muchacha, el tercer elegido parecía comportarse casi como si estuviera apenado por esa situación; como si pilotear el Evangelion fuera una pesada cruz antes que un digno motivo de orgullo.

Y eso ultimo era lo que más detestaba de aquel muchacho por sobre todas las cosas, esa personalidad timorata y cobarde que casi siempre veía de él en la vida cotidiana, la misma que casi siempre parecía ser suplantada a la hora del combate por una personalidad decidida y arrojada que no parecía dudar a la hora de tomar riesgos o iniciativas con tal de lograr el cometido de la misión. Y no pocas veces Shinji parecía ser el que literalmente terminaba salvando la jornada.

Y el solo pensar en eso hizo que la rabia volviera a su ser y cesara su calma para volver a emprenderlas a empellones contra su, a estas alturas, mas que maltratado casillero.

 

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Otro día, temprano otra jornada había ya comenzado donde nuevamente, se suponía, deberían haberse efectuado nuevas pruebas para así lograr corregir y perfeccionar los resultados obtenidos durante la jornada anterior; continuándose así con un ciclo que parecía destinado a ser interminable mientras durara la lucha contra los ángeles. Pero en esta ocasión no transcurrió demasiado tiempo en el cuartel central de NERV para que toda otra agenda de imprevisto tuviera que ser forzosamente cancelada y sustituida por el análisis frenético de un suceso verdaderamente inesperado.

Las imágenes obtenidas desde los satélites resultaban sin duda alguna elocuentes. En ellas podía vislumbrarse como en el medio de un recóndito y clasificado sitio del inmenso desierto de Nevada, una gigantesca onda expansiva fácilmente visible a simple vista procedía a extenderse por la superficie de todo el perímetro de aquella instalación seguida inmediatamente por la gigantesca expansión de una furibunda y uniforme mancha de un color rojizo tan denso y pesado que, por momentos, más bien parecía ser negruzca a los ojos del espectador. Sombra espesa que velozmente parecía arrasar y devorar todo lo que ahí estuviera antes de que desapareciera por completo, incluyendo a las señales de audio y video, las que al final terminaron siendo sustituidas por la irrupción plena y uniforme de la estática.

-¿A que hora sucedió esto?-. Demandó Misato una vez que la estática de las gigantescas pantallas fuera rápidamente reemplazada por la puesta a negro de estas con la visualización de una leyenda en ingles que traducida rezaba: "Evangelion 04 – Unidad Desaparecida".

-Exactamente a las 16:00 P.M UTC/GMT de ayer-. Respondió una de las operarias.

-¿Y eso a que hora de aquí equivaldría?

-A las 01:00 en la madrugada de hoy, horario del Japón.

-¿Dicha información ha sido corroborada?-. Preguntó ahora el Vice Comandante Fuyutsuki.

-Así es señor; nuestros satélites, así como los reportes de los aviones de reconocimiento lo han confirmado-. Respondió otro de los operarios presentes.

-Entonces, ¿esto quiere decir que la segunda rama de NERV en Norteamérica verdaderamente desapareció por completo?-. Señalo el anciano hombre, aun con una profunda cuota de incredulidad en su voz tras haberse enterado que una de las ramas de la organización simplemente se había desvanecido así sin más, como si de un gigantesco acto de ilusionismo se tratara.

-Las secciones de investigación y administración están frenéticas. Y la de coordinación se ha vuelto todo un caos-. Respondió Hyuga.

-¿Pero al menos contamos con información respecto a lo que sucedió?-. Pregunto Misato.

-Por el momento tan solo podemos intentar teorizar en base a las imágenes que hemos visualizado aquí, así como a los pocos datos que tenemos disponibles. Según estos, tanto el Evangelion unidad cuatro como la integridad de la infraestructura de la segunda rama, así como el personal que estaba presente y todo lo que se encontraba en un rango de aproximadamente ochenta y ocho kilómetros a la redonda fue completamente destruido-. Informo Maya.

-Si nos atenemos a la última información disponible relativa a su plan de trabajo, parece altamente probable que ellos se encontraban trabajando en la instalación del motor experimental S2 construido y diseñado por la rama alemana-. Espeto otro de los operarios.

-El accidente pudo haber sido ocasionado por múltiples factores, los cuales pueden variar desde estructuras insuficientes hasta errores de cálculo en el diseño. En total existen 32.768 posibilidades plausibles según MAGI-. Señalaría ahora la Doctora Akagi.

"Seguramente sin considerar el sabotaje". Pensó Misato para sus adentros, ello antes que sus cavilaciones resultaran interrumpidas por una interesante interrogante formulada por Hyuga.

-¿Pero en estricto rigor lo sucedido no se trató de una simple explosión, verdad? Es como si la segunda rama simplemente hubiera desaparecido, ¿No es así?

-Aunque todavía no estamos en condiciones de asegurarlo a ciencia cierta, un examen más acucioso de los indicadores parecen asegurar con meridiana claridad que la causa más probable podría atribuirse a un desencadenamiento descontrolado del campo AT de la unidad cuatro; el que, de manera imprevista paso a invertirse de manera precipitada, deviniendo todo en un colapso masivo de dicho campo AT a un nivel tal que bien pudo haber terminado concentrando toda su potencialidad en algún punto del corazón de dicho núcleo quizás no más grande que el tamaño de una partícula atómica o, inclusive, aún menor; generándose con ello un nivel tal de concentración que perfectamente pudo haber desencadenado una fenomenología conocida en física y en matemáticas abstractas como "Singularidad".

-Y dicho eso en palabras más simples, ¿qué demonios significaría la singularidad?-. Preguntó Misato, sin entender nada de lo dicho por Ritsuko.

-Dicho en términos más pedestres, significa que probablemente se generaró una violentísima concentración de energía inconmensurablemente cuantiosa y poderosa en un espacio tan reducido y en un lapso de tiempo tan breve, que pudo ser capaz de provocar una alteración tan significativa en la estructura espacio temporal situada tanto en la unidad cuarta como alrededor de esta que terminó desencadenándose como un desgarramiento de dicha estructura espacio-temporal, tal vez de manera muy semejante a como lo haría un "agujero de gusano". También, existe la posibilidad que dicha ruptura podría haber provocado que tanto el Evangelion unidad cuatro como las instalaciones de la segunda rama fueran en realidad absorbidos por la emergencia de un súbito Mar de Dirac; de una forma idéntica, o al menos parecida, a lo sucedido con el Eva 01 tras la última batalla-. Respondió la blonda facultativa.

-¿Entonces eso significa que los Evas pueden ser capaces de generar agujeros de gusano o esos famosos Mares de Dirac?-. Pregunto Misato, no sin poco temor ante las significancias de tamaña perspectiva.

-En la actualidad puedo asegurarle con total certeza que ninguna de esas opciones resulta posible para nuestras unidades.

-¿Pero…?-. Intento inquirir una no muy convencida Mayor Katsuragi tras un largo mutismo de la doctora. Ello, antes de ser ahora Misato la interrumpida.

-Pero si el Evangelion unidad cuatro se encontraba con su motor S2 instalado y plenamente operativo al momento de la activación, y si dicho motor sostenidamente se encontraba operando por sobre su máxima capacidad durante un prolongado lapso de tiempo, existe la posibilidad de que un abrupto descontrol haya terminado originando singularidades que produzcan agujeros de gusano o que nos conduzcan a la emergencia de entradas a un Mar de Dirac. Aunque aún en el evento de que se verificara dicho escenario, tales posibilidades deberían ser en principio más teóricas que reales.

-¿Qué tan teóricas?

-Inferiores al cero coma cero cero cero un por ciento.

-Sea como fuere. ¿Significa todo esto que el Evangelion 04 así como el famoso motor S2 se perdieron para siempre?-. Inquirió la Mayor.

-Mucho me temo que así es. Como también las esperanzas de desarrollar Evas con menores limitaciones y mayor autonomía.

-Nos obligan a utilizar cosas sin permitirnos comprenderlas…

"Como los Evas", terminó pensando para sí misma la doctora, mientras Misato seguía cuestionando los hechos sucedidos, ahora al anciano profesor.

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Continuará…

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