´´Ñieeee´´ ´´Fisss´´ ´´Prrrm´´. Ya basta, haced que se detenga, oscurantistas asquerosos, ocultistas degenerados, sucios malversadores, ¡Criaturas repugnantes!. Bajo el himno de aquellos pensamientos Aisha observaba como Kevmel y Tyler subían por las escaleras cuyos crímenes acústicos no tenían nada que envidiar a los crímenes de los facinerosos que residían más allá de la puerta plantada al final de las escaleras.
Estaba indignada, indignada con la madera, indignada con la construcción, indignada con sus compañeros, el pelo de su cola estaba erizado y parecía que en cualquier momento iba a saltar al cuello de alguien.
Pnicas observando como crecía de forma desenfrenada la ira en el interior de su compañero se agachó un poco y colocó sus manos en los oídos de la misma.
—Aguanta un poco más por favor—Dijo suplicante.
—Tienes las manos muy frías—Replicó Aisha tratando de quitárselas de las orejas.
—Ah bueno, discúlpame, solo trato de ayudar—Ahora el indignada era él.
—No es que no lo note, pero ayúdame con una manta si puedes.
—¿De donde quieres que saque una manta?
—Ah no sé, quizá podrías llevar una de repuesto contigo.
—Si tuviera una de repuesto significaría que normalmente llevo u-
—Dejad de discutir por eso—Intervino Kevmel desde la cima de las escaleras.
Casi como si de una iluminación de tratara, como si una bendición hubiera caído desde los cielos cubierta de los rayos de luz más radiantes, Aisha contempló aquella escena como un milagro, Pnicas por otro lado, la observó con extrañez y no fue hasta que Stuart le dio unos ligeros toques en la pierna con sus patas hasta que se dio cuenta de que su pobre y desdichada persona no podría comprender iluminación de su compañera, incluso apartó sus manos de las orejas de Aisha para no participar en aquel acto.
—Vamos a inspeccionar un poco el lugar, cuando veamos que es un buen momento os daremos una señal—Anunció Tyler desde el marco de la puerta.
—¿Y de qué tipo de señar se trata?—Preguntó Stuart.
—No va a ser nada del otro mundo—Respondió Kemvel—Simplemente necesito que os quedéis cerca de la puerta principal, la que tiene guardia, si prestáis mínima atención sabréis daros cuenta.
—Está bien, aunque aún así debemos de fijar un tiempo, si tardáis mucho podría ser debido a que os hayan capturado y en ese caso deberíamos de socorreros, ¿Qué tal media hora?—Propuso el perro infernal.
Las miradas fueron intercambiadas, todos parecían de acuerdo, no era ni mucho ni poco tiempo, además las misiones de infiltración solían ser rápidas, por lo menos las que consisten en bandidos, sin nada que objetar Stuart recibió la aprovación de sus compañeros al verlos asentir, el par disfrazado estuvo a punto de adentrarse, pero fueron detenidos en seco por la voz de Pnicas.
—Un momento, lo del tiempo acordado está bien y eso pero....—Pronunció con inquietud—¿Vamos a tener que contar cada segundo y minuto? ¿Lo vamos a tener bien calculado para saber cuándo a ocurrido algo y cuándo no?
Realmente sonaba un poco paranóico, pero Pnicas era un guerrero, diferentes misiones se debían de haber llevado acabo y un segundo más o un segundo menos era suficiente para inclinar la balanza, la señal podía ser muy obvia y ellos saber más o menos cuanto tiempo había pasado, pero de nada les servía si contaban más o menos 30 minutos.
Más o menos es la medida universal para determinar una hora al igual que el sobre ´´¿Qué hora es?´´ ´´¿Cúanto tiempo ha pasado?´´ ´´Sobre las 5´´ ´´Más o menos 20 minutos´´ ¿Qué quiere decir más o menos? Hasta donde llegaba el pensamiento de Pnicas un más o menos mal planteado significaría pensar que ya había pasado la media hora y al no recibir ninguna señal adentrarse en la guarida cuando en realidad esa más o menos era más menos que más, lo que significa que ellos se meten en la guarida, Kevmel y Tyler hacen la señal cuando su más o menos lo dicte y su plan falla porque ellos no están ahí, todo por no contar metículosamente en el tiempo, si tan solo tuvieran algo para medir bien el tiempo....
—Ah, si lo que te preocupa es el tiempo yo puedo hacer algo—Pronunció Aisha con condescendencia, como si se rebajara al nivel de Pnicas—Acércate.
Pnicas dudó por unos escasos segundos, después se encogió de hombros y fue con Aisha.
—Muéstrame tu muñeca.
Pnicas lo hizo sin rechistar y tras dejar su muñeca a total merced de Aisha ella comenzó a efectuar un juego de manos sobre esta, al principio no ocurrió nada, pero léntamente una estela de color azul claro comenzó a seguir el movimiento de las manos de Aisha después de eso un especio de polvo de diamantes cayó de sus manos como si de arena se tratara, se acomodó en la muñeca de Pnicas y formó un reloj.
—Cuando digas las palabras ´´Márcame media hora´´ Se activará y cuando pase el tiempo especificado se terminará el hechizo.
—Oh—Dijo sorprendido—Esto es extremadamente útil.
—Nosotros también deberíamos de tener u-—Tyler pronunció aquellas palabras a la vez que se movía con intenciones de bajar las escaleras, pero la sed de sangre despedida por su compañero lo detuvo en seco.
—Será mejor que utilices esas alas para algo más que llamar la atención—Sentención con total seriedad la kitsune.
—Está bien—Respondió mientras alzaba sus manos en señal de rendición.
Sin más el ángel cornudo alzó un poco el vuelo desde el porche, Aisha pensó que se iba a salir con la suya, pero lastimósamente Tyler tuvo que colocarse al borde del primer escalon para no chocar contra el pequeño techo de madera que allí había un vil e infame ´´Ñieee´´ penetró en los oídos de Aisha, ya lo tenía decidido, después de completar la misión destruiría las escaleras de madera, todas en general, y las reemplazaría por piedra, el proceso con Tyler no se complicó mucho, fue cuestión de repetir el conjuro y en un santiamén tanto Pnicas como Tyler tenían un reloj mágico, otra cosa que sorprendió a Tyler fue que nada más recibir aquel reloj sus alas habían desaparecido, el tenía la capacidad de hacerlas desaparecer, pero no se lo había comunicado a sus compañeros, parecía ser que Aisha las había escondido con ilusiones, así como sus cuernos.
—Aseguráos de activarlo al mismo tiempo, ya que estamos esperando por esto intentemos que sea totalmente idóneo—Dijo Kevmel desde el marco de la puerta, esperando aún por entrar a la guarida.
Kevmel no confiaba mucho en que lograran coordinarse a la perfección, lo que es más, sabía que realmente daba igual un segundo arriba o abajo, o por lo menos así lo creía, pero ya que se estaban tomando la molestia como mínimo quería una buena coordinación a la hora de que activaran el conjuro.
Una nota mental que le dijera ´´Pnicas ha decidido hacer esto ahora para que no tengamos que usar la cabeza para contar y poder centrarnos más en la misión, así no hay error, además han puesto el tiempo a la perfección así que por lo menos ejerció de forma meticulosa su pequeña paranoia´´.
—No te preocupes, yo he lanzado el hechizo puedo hacer que inicien al mismo tiempo.
—Muy bien entonces.
Tyler regresó con Kevmel por medios aéreos, ya que si trataba de ir caminando probablemente Aisha le trataría de arrancar las piernas y Kevmel dio el primer paso en el interior de la guarida, tyler estuvo a punto de hacerlo, pero entonces se quedó observando a Aisha muy fíjamente.
—¿Tengo algo en la cara?
—No...—Respondió alargando la o.
—¿Entonces?
—Creo que está esperando a que le digas que has activado el hechizo—Interrumpió Stuart.
—Ah....—De un momento para otro se aclaró la gargante y recitó—Marcales media hora.
Tras esas palabras ambos relojes brillaron con una luz azul clara pero intensa que léntamente se atenuó, para cuando volvió a su color original inició la cuenta.
—Luego nos vemos—Colocó rápidamente su dedo índice y el del medio en su cabeza y luego los llevó al frente, tras ese signo se adentró a la guarida y dejó la puerta entrecerrada.
—¿Qué hacemos ahora?—Preguntó Pnicas.
—Esperar en la otra puerta—Respondió Stuart.
—¿Se os ocurre algo para pasar el rato?—Intervino Aisha.
—Antes estábamos hablando de barcos—Dijo el caballero.
—Puedes unirte a la conversación si quieres.
—Está bien.
Y sin más que hacer en aquel lugar inóspito y de colores grisaceos el ahora grupo de 3 se dirigió hacia la puerta principal, expectantes por cualquier tipo de señal pero teniendo como tema principal de su conversación aquello que es naútico.
Los largos y estrechos pasillos de la esperpéntica guarida eran recorridos con suma cautela por el par de infiltrados, llevaban apenas 2 minutos allí metidos, y todavía no habían visto a ninguno de los maleantes cuyos crímenes los ponían en su punto de mira.
El silencio era abrumador, ni siquiera podían apreciar el canturreo de los pájaros, ya fuera las asquerosas condiciones climáticas del exterior o por la muy llamativa falta de ventanas ¿Acaso quieren evitar que salga sonido de aquí? ¿O prefieren que no hayan para evitar que alguien salte por ellas? O que se meta claro está....
El casi laberíntico camino terminó por, tras otros 3 minutos de caminar, llevar a Kevmel y Tyler a un cruce espacioso, tenían 3 direcciones para escoger con 1 puerta cada una y unas escaleras que iban tanto hacia arriba como hacia abajo, situadas estas en la segunda puerta.
Ellos hacían esta distinción de segunda puerta dado a que desde la dirección de la que venían tenían al frente una puerta, la primera, a la derecha otra, la segunda y la izquierda otra, la tercera ¿Por qué es la de la derecha la segunda y no la de la izquierda? Al encontrarse unas escaleras allí no pueden evitar darle más importancia a aquello que se ve más cargado, es por eso que al encontrar aquello en su campo de visión no pudieron evitar mirar hacia allí primero, si hubieran entrado por la puerta del frente era seguro que la puerta de las escaleras habría sido la primera en su orden.
—¿Nos dividimos?—Preguntó Tyler.
—No—Respondió rápidamente—Si nos separamos, encontramos a algún bandido y nos hace una pregunta estaremos muy mal posicionados, es mejor que vayamos juntos, aunque no sepamos responder a preguntas concretas que deberíamos de saber como supuestos bandidos nos podemos respaldar dando alguna excusa, si te preguntan por algo como ´´¿Has visto a X compañero?´´ Y dices que no para ahorrarte problemas, pero resulta que ellos están seguros de que él está ahí, será mejor si estoy yo para respaldarte e invertar una excusa—Explicó entre susurros.
—Ciértamente, dos son más creíbles que uno ¿Qué puerta deberíamos de revisar entonces?
—La de la derecha tiene pinta de tener a alguien dentro por estar más cerca de las escaleras, prefiero mirar la de la izquierda, si resulta ser un almacen o algo así podemos usarlo a nuestro favor.
—En eso tienes razón, si noqueamos a alguno de ellos puede ser un buen lugar para guardarlo. Si no te importa ve tú primero, tu disfraz es mejor que el mío.
En eso Tyler tenía razón, a pesar de haber logrado al hazaña del sombrero sus facciones faciales seguían siendo muy finas para ser las de un bergante, si Kevmel hablaba más y él se limitaba a cubrirle las espaldas sin dar mucho a pie a conversación o a que la gente se fijara en él sería mejor.
Kevmel asintió ante la petición de Tyler, ya habían hablado mucho en aquel lugar de sepulcral silencio y no quería continuar haciéndolo, al final acabaría atrayendo a un espíritu antes que a un bandido o por lo menos llamaría la atención en ese lugar concreto.
El nigromante caminó hacia la puerta, esta vez los tablones de madera no chirriaban, recordó por un instante a su compañera, quizá estaría disfrutando de ello, pero no era tiempo para ese tipo de pensamientos, se sacó a la kitsune de la cabeza puso su mano sobre el pomo de la puerta, giró hacia la derecha y tras un ligero ´´Click´´ grave se abrió.
Efectivamente, el lugar era un almacen, había sido una buena predicción, ¿Cómo lo sabía? Solo hacía falta verlo, estaba lleno de cajas, no tenía ventanas, aunque eso no era novedad, y era muy simple como habitáculos, cuatro paredes, techo y suelo, un cubo.
Kevmel se adentró en el almacén y le hizo una señal a Tyler para que lo siguiera, una vez los dos estuvieron dentro el nigromante cerró la puerta y con ello toda la luz del lugar de desvaneció, era obvió, sin ventanas y únicamente una puerta no podía pasar otra cosa.
—¿Puedes ver?—Preguntó el ángel.
—Si, poseo una buena visión, incluso cuando los lugares están oscuros , tú también ¿No?.
—Si pero de todas formas vamos a buscar un interruptor, si a algún bandido le da por entrar y nos ve sería sospechoso que estemos deambulando por el almacén a oscuras.
—Vale, por cierto ¿Cuánto tiempo llevamos?
—8 minutos.
—Perfecto.
El par comenzó a revisar y a mover cajas, todo para buscar el dichoso interruptor, pero no lo encontraron, con algo de frustración Kevmel apoyó las palmas de sus manos sobre una caja, ahí fue cuando todo comenzó a torcerse, ya que desde su interior se escuchó un pequeño chillido.
Rápidamente el par comenzó a buscar al otro con la mirada, en cuanto se encontraron saltaron las chispas ´´Prepárate´´ No necesitaban decirlo, Kevmel empujó un poco la caja hacia Tyler, había un candado, este intentó abrirla, incluso utilizó su lanza, pero no había remedio, el ángel observó al nigromante ´´Puedo abrirlo, pero haré mucho ruido ¿Tienes algo mejor?´´ Transmitió aquel mensaje con solo su mirada y un gesto, el de apartarse de la caja y dirigirse hacia la puerta para cubrirla.
Kevmel se agachó para ponerse a la altura de la caja y sin recurrir a su libro la abrió mediante un hechizo, Tyler no se fijó mucho en como este había sido lanzado, solo alcanzó a escuchar un ´´Pues ábrete entonces y revela tus secretos´´Por suerte en los hechizos, o por lo menos en los que él conocía, no hacía falta gritar cuando los lanzabas, así que Kevmel pudo hacer eso en silencio.
Kevmel removió el candado y abrió la caja, no podía creer lo que veía en su interior, una mujer humana con ropas rotas y sucias, atada de manos y pies con un trapo en la boca, esta al ver el rostro disfrazado de Kevmel comenzó a sollozar.
—Shh.... No te preocupes.... No soy un bandido—La cara de Kevmel se transformó de forma drástica a su aspecto original—Solo es un disfraz.
La mujer estaba totálmente atónita, no sabía que creer, la sorpresa fue suficiente para suprimir el llanto, pero aún así no parecía muy esperanzada.
—Kevmel—Musitó Tyler—Oigo pasos.
—Maldición no me va a dar tiempo a-
Kevmel fue interrumpido por el sonido de la puerta abriéndose, un bandido de apariencia bastante estandar para lo que habían visto hasta ahora, pero si había algo que llamaba especialmente la atención es que su camiseta era de manga corta y los brazos que tenía eran masivos, casi era preferible pelear contra aquel tipo si utilizaba una cimitarra antes que recibir un puñetazo.
—¿Ehm?—Musitó con voz ronca— Vosotros dos ¿Qué haceis a-—El bandido interrumpió sus propias palabras al ver la caja de la mujer abierta— ¡Ja! ¿Otra vez Jansen?—Dijo mientras miraba a Kevmel, este último adoptó nuevamente el rostro de bandido y se giró.
—Así es—Habló con una voz idéntica a la del hombre que atendió a Aisha, eso sorprendió a Tyler—Para las tareas que tenemos que hacer uno intenta relajarse cuando se puede.
—¡Pero bueno ya es la cuarta vez esta semana y solo van dos días! Se te ve entusiasta chaval, aunque pensé que te gustaba más la súcubo del fondo norte—Comenzó a carcajear.
Tanto Kevmel como Tyler se miraron ¿No es la única? ¿Tienes más mujeres y de diferentes razas aquí metidas?
—Pero por mucho que te duela no puedo dejarte que las uses ahora, sabes, si las vendemos hechas una mierda no nos darán casi nada por ellas, voy a alimentarlas un poco ahora y a asearlas, y ya de paso....—Le dio unos golpecitos con el codo a Tyler, estos fueron acompañados por unas risas perversas.
—Ah claro—Musitó Tyler para que el bandido no escuchara mucho su voz, la cual estaba cargada de asco.
Kevmel chasqueó la lengua, había aceptado sacrificar esta vez a las personas capturadas, pero aquella mujer lo estaba observando, tenía toda la cara llena de lágrimas, verdaderamente no quería, Kevmel no sabía si era porque ya había experimentado ese sufrimiento o por si sabía que lo que se le venía encima iba a ser horrible.
El nigromante retiró lentamente el trapo de la boca de la mujer, el bandido no se dio cuenta porque los sollozos se escuchaban igual de ahogados y Kevmel utilizaba su cuerpo como barrera visual, después de eso señaló a Tyler.
—Ves a por la comida que ha mencionado nuestro compañero, lo podemos ayudar un poco antes de hacer lo que nos han pedido.
—Hoy estás generoso ¿No Jansen?
El bandido no se había dado cuenta del truco ´´Envío´´ es un hechizo que te permite comunicar un mensaje mental a una criatura que puedas ver y a la cual señales, la criatura no te puede responder de ninguna forma pero mientras te entienda le llegará tu mensaje.
´´Sal del almacén pero quédate en la puerta y cuenta hasta treinta, después entra y haz lo que tengas que hacer´´ Los ojos de Kevmel eran filosos como cuchillas.
—Ah bueno, que se le va a hacer, vuelvo en un rato con lo necesario—Tyler se dio media vuelta y cruzó la puerta.
—Por cierto.
—¿Qué ocurre Jansen?
—Ven un momento, quiero que veas como llora esta zorra, si es así ahora imagínate después.
—Ja... La vida me ha dado estos brazos y estas manos para tapar bocas, no la voy a escuchar mucho, aunque quiero ver como solloza la perra—Sonrió de forma perversa, se acercó a Kevmel y se inclinó para ver a la mujer.
—¿Hm? ¿Dónde está el trapo?
—Aquí estúpido degenerado—Kevmel le propició un puñetazo en la cara al bandido y le metió el trapo en la boca.
El bandido no cayó, apenas se movió un poco por el impacto, pero observó con una ira descomunal al que creía que era su compañero, con una mano agarró de la muñeca a Kevmel para sacarse el trapo de la boca y con la otra lo agarró del cuello.
—Mala idea por tu parte imbécil.
—¿Ah sí? No lo creo—Respondió un poco ahogado—¡Hazlo!—Sentenció.
El bandido se sorprendió, por instinto natural trató de girarse a ver que era lo que pasaba, pero no pudo, casi como si del silbido del viento se tratara una lanza se incrustó con una velocidad y fuerza absolutas en su garganta.
El bandido cayó tras aquel ataca tan poderoso, intentó pedir ayuda, pero sus cuerdas vocales habían sido perforadas así como su vena yugular, se desangró de forma lenta y dolorosa en el suelo, lo último que pudo ver antes de morir fueron las miradas de sus asesinos, la mirada gélida afilada como cuchillas de Kevmel y la mirada de desprecio de Tyler el cual ni se molestó en agachar un poco la cabeza para mirarlo, sus pupilas habían descendido todo lo posible y lo miraban como un cacho de basura inmunda.