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El sendero

El viento soplaba, la niebla se movía con su misticismo característico y pese a que el infernal silencio perduró sin cambio alguno, el tiempo seguía pasando y la caminata del viudo siguió extendiéndose por unos cuantos segundos más, luego minutos y dentro de poco tendríamos que estar hablando en horas.

Notando la evidente anomalía, Abel muchas veces se vio tentado a retroceder para atrás por donde había estado caminando, claramente su corazonada no le estaba fallando: había pasado de largo el estacionamiento entre la niebla espesa. Sin embargo volver para atrás, también significaba exponerse ante el malvado guía que lo buscaba, por lo que el joven siguió alejándose del pueblo abandonado, confiando en que la niebla se disipara con el terminal de la mañana y el entrar del medio día. Pese a ello, lo lógico y esperable no estaba sucediendo y la niebla, espesa y misteriosa, seguía envolviendolo en su manto etéreo.

—Lo peor de todo es que todavía no me estoy cruzando con la ruta, asi que podría estar realmente perdido donde dios vaya a saber…—Murmuro Abel preocupado y al mismo tiempo consternado. El hombre había estado caminando por un poco más que una hora y sin embargo, no logro encontrar el estacionamiento, por tanto lo lógico es pensar que se lo salto y siguió de largo. No obstante, de ser así la cuestion entonces el viudo al menos debería haberse cruzado con la ruta por la cual había venido. No había manera de confundirse la ruta, ya que indudablemente terminaria pisando la gran línea negra hecha de asfalto si seguí caminando por esta dirección, o al menos eso era lo que la intuición de Abel le indicaba, pero por desgracia todas las pistas le decían a gritos que había sido traicionado por sus instintos y por desgracia, el traidor termino mandandolo a perderse entre algunos de los senderos que rodeaban al pueblo en el medio del valle.

—Que hago?—Se pregunto a si mismo Abel dándose la vuelta tratando de ver inútilmente entre la niebla, para acto seguido mirar el suelo que lo rodeaba con cuidado—Estoy recorriendo un sendero, de eso no tengo duda, la diferencia en el pasto es obia y incluso se nota como los arbustos temen crecer por este camino, o mejor dicho lo intentan solo para ser podados por los guías, el problema es que tambien se nota que estos arbustos no han sido podado hace mucho tiempo. Y eso no es bueno, el sendero original al estacionamiento estaba mas cuidado y prolijo que este…

Tras meditar su situacion, Abel con calma se quedo en silencio, tratando de tomar una decisión acerca de cómo continuar a continuación. Por un lado, claramente la multa lo asustaba, pero desde la otra cara de la moneda, entre pagar una multa y perderse en el medio de la naturaleza, exponiéndose a que cualquier accidente termine siendo una fatalidad, claramente el hombre sensato no lo dudaría y elegiría no arriesgar su vida por un poco de dinero y un tramite mas engorroso de lo que le gustaría asumir.

—Ah…Golden Valley, en que gran cagada me metiste, ya me estoy empezando a arrepentir de este viaje espiritual…—Suspirto Abel mirando con frustacion como la continuación del sendero se escondia entre la niebla. Unos segundo largos pasaron, hasta que finalmente el hombre maduramente asumió sus errores y decidio darse la vuelta, para emprender el viaje de regreso al pueblo.

—Si dios esta de mi lado cuando llegue al pueblo, el guía me estará buscando por otro lado y no me lo cruzaré en el camino de regreso…—Murmuro Abel con resignación, mirando con atención el sendero, mientras que sus palabras reconfortan el miedo oculto en su corazón de perderse esta baga ruta hacia el pueblo.

Los segundo fueron pasando y se transformaron en minutos, los cuales ya rozaban las horas, mientras esto ocurría el hombre perdido siguió caminando por el sendero como único guía, notando con cada vez más preocupación la extrañeza de que la niebla madriguera no parecía tener la intención de menguar su intensidad. Ciertamente un fenómeno natural tan místico como esta niebla densa y molesta, había comenzado a llamar la atención del viudo, pero por desgracia un hombre de ciudad como Abel, no sabía hasta qué punto era normal ver un dia tan neblinoso a estas latitudes del país.

Según los recuerdos del hombre perdido, durante el hermoso mes que duró su luna de miel en su anterior visita a Golden Valley nunca se cruzo con este fenómeno natural, aunque Abel si recordaba ver niebla en la mañana, y de hecho el hombre alegremente recordó como su reciente esposa, Ana, habían quedado maravillada por lo espeluznante y hermoso que se veía el pueblo con sus calles escondidas entre las niebla, pese a ello, como era de esperarse, la mañana paso y la niebla se disipó completamente antes de que el sol reinará altivamente los cielos.

—Mmmm, que carajos es esto?…—Preguntó Abel en voz alta saliendo del trance provocado por los bellos recuerdos de recordar su primera luna de miel. La extrañeza del hombre provino de una silueta familiar escondida entre la niebla, por la reacción del viudo uno entendía que claramente que esta no era la silueta del guia que supuestamente lo perseguía, sino mas bien se trataba de la silueta de un simple y banal objeto inanimado, el cual para ser sinceros era bastante frecuente en esta área del país. El único gran problema es que si el sendero que el viudo estaba siguiendo era el camino de regreso al pueblo, entonces esta silueta claramente debía ser una simple ilusión óptima, dado que no tenía sentido alguno encontrarse con tal objeto en su viaje de regreso.