Rápidamente, Abel salió del trance y miró el viejo cartel de bienvenida roto entre sus manos, luego alzó la cabeza para ver cómo la silueta estaba un poco más cerca, comprendiendo de inmediato la cruel verdad si él podía ver la silueta de este hombre: entonces también el otro hombre debía poder distinguir su silueta entre la niebla!
Más preocupado que enojado, Abel sintió el incómodo tacto de la madera astillada y rota en sus manos, el cual le recordaba a gritos que se había metido en un problema y uno muy serio, el viudo acaba de romper una de las estructuras históricas más importantes de este pueblo y claramente eso podía traer consecuencias legales y económicas serias.
Por desgracia la justicia no sería indulgente con un padre que había perdido a su hija y la excusa del mensaje del asesino no serviria para zafarse de este problemon en donde había terminado por su imprudencia, ciertamente en primer lugar el mensaje pudo ser escrito aún pudo ser escrito por uno de los antiguos trabajadores de la mina, y se ser así claramente su valor histórico era indudable y probablemente los guías sabían de la existencia del mensaje, pues el mismo tampoco estaba tan oculto, puesto que para verlo uno solo debía mirar la parte de atrás del cartel de bienvenida estando lo suficientemente cerca para distinguir el tallado en la madera.
Comprendiendo que no podia dejarse atrapar por el hombre escondido de la niebla, Abel agradecio a los antiguos dioses haber echo tan espesa esta niebla y tiro la maderas en sus manos para correr por un demente hacia una escapatoria incierta. Por desgracia la niebla espesa no le ayudaba a encontrar el sendero de regreso al estacionamiento, sin embargo aún tenía la intuición para guiarlo.
Si en el frente había un guía viniendo a ver quien había estado provocados semejante ruido en la entrada del pueblo fantasma, entonces indudablemente por atras deberia estar la salida del pueblo abandonado, es decir el sendero hacia el estacionamiento y mas importante aun la escapatoria del castigo de Abel!
*Plaf, Plaf,Plaf*...Abel corrió como un desgraciado buscando escapar de la silueta que se aproximaba, sin perder el tiempo mirando para atrás, el hombre se concentró en el suelo que tenía el frente, esquivando con la destreza de un desperado las piedras, troncos caídos y arroyos que se aparecían ante el esporádicamente frente a sus ojos.
Tras correr hasta casarse, Abel forzosamente tuvo que tomarse un descanso para tomar aire y con la respiración agitada se dio la vuelta bruscamente para ver qué tan lejos estaba la silueta del hombre que lo condenaría a una multa exorbitante.
*...*...Luchando con tratar de recuperar su respiración sin hacer tanto ruido, el hombre trato de ver tras la espesa neblina que lo envolvió, pero por suerte dios no lo había abandonado y su hizo prevalecer justicia divina al librarlo de la condena de los hombres, puesto que Abel no pudo ver la silueta de ningún ser vivo tras la densa neblina detrás de él.
No obstante, el miedo seguía estando en el corazón del viudo por lo que mientras su respiración volvía a la normalidad, Abel no dejo de observar en silencio el sendero por el cual habia estado corriendo. Finalmente, el hombre sintió que su cuerpo le permitiría seguir corriendo,no obstante fue entonces que Abel entendió que ya no era necesario correr puesto que al parecer había escapado del guia que lo había ido a buscar, llegando a esa conclusion el hombre miro el camino a sus alrededor, clarament este debía ser el sendero hacia el estacionamiento, puesto que otra cosa no había en esta dirección. Sin embargo, el hombre había estado corriendo como desquiciado por unos cuantos minutos, lo suficiente como para haber llegado y pasado de largo el estacionamiento. Y pese a ello, Abel no pudo cruzarse con ninguna señal de haber llegado a su destino durante toda la huida.
Con miedo a que la intuición lo hubiera traicionado, Abel procedió a continuar caminando por el sendero por el cual había huido pensando que era muy posible que se confundieran las distancias recorrida dada la situación incomoda en donde había terminado. Dada la densa neblina que que lo había protegido de ese malvado guia y su aún más diabólica multa el camino entre la montaña no era del todo visible, sin embargo aún podía verse lo que ocurría unos pasos delante de él y apoyándose con sus ojos el hombre prodigio caminando por unos cuantos minutos más, siempre deteniéndose cada unos pasos buscando escuchar si los pasos de alguien mas podían ser oídos atrás de él, pero por fortuna solo el silencio de tumba que envolvió este lugar maldito le respondía.