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UN ETERNO FINAL

Un final para el moribundo, un final para los reyes, un final para los soberanos, un final para los humanos, un final para la paz. Todo siempre tiene un fin. Solo el tiempo puede preservar, en todo lo que existe y en todo lo que será. El cambio no importa, el cambio desaparece con el tiempo, solo el final preservara. Pero ¿Qué es el final? Adrián se preguntó, mientras miraba a su alrededor, todo loque conocía se habían vuelto parte de este desolado paisaje. ¿Es esto el final? Se siguió preguntando. “No, este no será mi final” - miro al cielo, el cual era rojo sangre, lo miro tan fervientemente, y cerro sus puños con un gran odio. Sus gritos empezaron a salir. ¡Yo decidiré que final quiero para mi vida! ¡Yo decidiré mi propio destino! – Grito hacia el cielo, diciendo que este no será su fin. El será propicio de su propia vida, de su propio final, de su ultimo suspiro.

Dario_Lidford · Sejarah
Peringkat tidak cukup
86 Chs

CAPITULO 24: ¡VERDAD ABSOLUTA! PARTE 3

Según su entendimiento, la pareja no diría a nadie sobre Adrián, después de todo ellos querían las plantas que él tenía. Y no merecía la pena contar a los demás.

Solo así podían salvar a su hija. 

En ese tema, estaba más o menos seguro, que podía estar por el momento a salvo.

Pero tampoco podía volver. Necesitaba conocer el alcance de sus habilidades.

En la mañana podría esconderse dentro de la niebla, y por las noches podría intentar cazar bestias con las maldiciones para probar sus habilidades. 

O esto era lo que Adrián pensaba, pero sabía que las esencias malignas se seguirían acumulando en su cuerpo, si no hacia algo para detener su avance. 

Después de volver a la niebla, Adrián empezó a entrenar, tenia que entender que podía hacer, ahora con la mascara del Diablo Celestial, tenia que mirar hacia un rumbo diferente. 

El tiempo sigo transcurriendo.

Paso un mes, luego dos meses. Varios aventureros y cazadores, se adentraban a la ciudad prohibida. Sin embargo, había un cuento el cual era pasado de boca en boca. Si tenías suerte y estabas a punto de morir, podías gritar "Quiero pagar cien monedas por mi vida" Cuando alguien decía esas palabras.

Esa persona salía con vida de la zona norte de la ciudad.

Fue un evento inesperado y sospechoso lo que atrajo una gran cantidad de miradas.

Muchos decían que podían notar a un niño caminando en la niebla, pero nadie lo había visto claramente.

Todo esto lo atribuyeron a las maldiciones de la ciudad prohibida.

Nadie sabía si podías pagar por tu vida antes o solo estaba esa promoción por estos meses. Pero el hecho era que todo lo que habías conseguido debía ser de vuelto, una vez que la niebla perdonaba tu vida, debías devolver todo lo que habías robado. 

Un suceso extraño, en una ciudad maldita. 

Después de permanecer dos meses en la ciudad maldita.

Adrián volvió a mirar a su alrededor. La niebla ya no representaba ningún peligro, sin embargo, cada vez había más gente entrando y saliendo. Adrián ya no se encargaba de estas labores, simplemente mandaba a su niebla. 

En los dos meses que había pasado, pudo recorrer libremente toda la parte norte de la ciudad, aquí existía una secta muy poderosa de alquimia, y se especializaban en la crianza de plantas y la fabricación de píldoras. 

Mientras el tiempo pasaba, Adrián empezó a leer todos los libros de las bibliotecas abandonadas. 

Aunque por la falta de un maestro no pudo hacerlo bien al principio, tuvo que pensar en muchas formas de cultivar plantas espirituales. 

"Una planta espiritual, se nutre de la energía misma del cielo y de la tierra, mientras más complicado sea cultivarlas, o hayan sido cultivadas por más de mil años, serán las preferidas de todos los cultivadores" – Eso fue lo primero que leyó en la guía de principiantes hacia la introducción del cultivo de plantas. 

"Cada planta es diferente" – Fue lo segundo que logro comprender, incluso con bastantes libros le tomaría bastante tiempo comprender todo lo que decían sus contenidos, no era un genio, pero podía recordar claramente cada página, una vez que se esforzaba por recordar algo, eso se le quedaba pegado y no se le olvidaba, aunque eso tomaba su tiempo. 

 Una cosa era comprender y el otro recordar, solo era bueno en una cosa.

Sin embargo, no se dio por vencido, y empezó a leer toda la biblioteca de la que antes fue la secta del Señor Píldora.

Otros cinco meses pasaron, Adrián ya había casi un año en este lugar. 

Cientos de libros se podían ver apilados en el piso de la calle, a la vez que adelante suyo había un huerto, de las varias semillas que consiguió, había logrado cultivar bastantes, y muchas de ellas crecieron favorablemente. 

Sin embargo, había descubierto un hecho impactante.

"Porque, ¿mi sangre?" – Adrián descubrió algo importante en estos últimos meses, y esto estuvo relacionado a esa extraña mascara.

Aun no entendía como funcionaba, incluso cuando grito ¡Verdad absoluta! Con todo pulmón no funciono, aunque quería entrenar con la mascara no podía, no sabia que es lo que hacía, así que mejor paso investigando el cultivo de plantas. 

Pero en su investigación, cuando subió hasta la cima de la Secta del Señor de la píldora, hasta el ultimo pabellón, una trampa se activó, y varios hilos de seda, cayeron sobre el tratando de matarlo.

La niebla fue quien resistió toda la trampa, pero uno de sus brazos fue herido, y su sangre cayo sobre las semillas que había guardado. 

Nunca pensó que su sangre, hiciera que las semillas se convirtieran en plantas milenarias.

O eso es lo que podía ver luego de consultar con bastantes libros. 

"Esto, es bastante problemático" – Fue lo que pensó, sabia que debía tener cuidado de ahora en adelante, no podía dejar que su sangre se esparciera por todo lado, si eso pasara, se volvería objeto de codicio, y quizás podría hasta acabar muerto. 

Por el momento Adrián ya tenia un huerto con cientos de plantas. Algunas que había cultivado el, y otras que se habían vuelto así por su sangre. 

"Creo, que es momento de volver" – Adrián miro hacia la lejanía, tenia que volver donde el boticario Gu, incluso si en su cabeza estaba grabado cada pagina de como hacer píldoras, no podía hacerlo, sentía que algo le faltaba, y el boticario Gu era el único que podía ayudarlo.

Además de que quería ver si el Abuelo estaba bien.