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Yumichika Ayasegawa.

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[CAPÍTULO ÚNICO.]

"Vanidoso."

—¿¡Que?! ¡No! Por favor capitán con cualquiera menos Ayasegawa...— rogó la pelinegra mientras miraba a Zaraki.

El capitán del décimo primer escuadrón suspiro pesadamente. Estaba al tanto de la desagradable y tensa relación que tenían Malory y Yumichika.

Aunque no había mucho que pudiera hacer, la misión requería de dos oficiales y ellos dos eran los únicos disponibles.

—Yumichika es el único oficial disponible para la misión— respondió Kenpachi mientras continuaba revisando el papeleo en su escritorio.

Malory no tuvo de otra más que aceptar su trágico destino.

Sabía que la misión con Yumichika sería un asco total; pero no creía que ella terminaría siendo el asco total.

—Agh, ahora aparte de fea también apestas— se quejó Yumichika a su lado mientras cubría su nariz.

—¡Cállate Ayasegawa!— exclamó Malory, irritada por la actitud vanidosa del Shinigami que la acompañaba —Estoy así por tú culpa, porque si hubieras liberado tu estúpido Shikai todo hubiera sido diferente— reclamó molesta.

El silencio se formó entre ambos, tenso e incómodo. Como siempre era todo desde que ellos dos se conocieron por primera vez.

Malory suspiro pesadamente mientras se dirigía hacia la cabaña que alguna vez le perteneció a ella cuando vivía en el Rukongai. Debía darse un baño antes de regresar al cuartel de la undécima división.

Estando en la cabaña todo era silencio, Yumichika se quedó en la sala mientras ella se bañaba.

Saliendo de la ducha se dirigió hacia su habitación donde aún había unos cuantos yukatas que guardaba en el ropero. Comenzó a secar su cuerpo desnudo cuando la puerta se abrió de golpe.

—Oye fea tu coci...—ol j9 jcb las palabras se quedaron atoradas en la garganta de Yumichika cuando vio el cuerpo desnudo de Malory.

Ella le miró con sorpresa mientras volvía a envolver su cuerpo desnudo con la toalla.

—¡Q-que quieres Yumichika!— exclamó con un sonrojo en sus mejillas y levemente molesta.

La puesta se cerró de golpe una vez más. Malory suspiro tratando de tranquilizar sus nervios mientras comenzaba a ponerse el Yukata negro con lirios azules bordados por toda la parte inferior del sencillo y hermoso vestido.

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Respirando hondo abrió la puerta, esperaba encontrarse a Yumichika en la sala o cocina, pero no había rastro de él. No se dignó a buscarlo, no quería verlo después del incidente que pasó hace algunos minutos atrás.

Camino hasta el baño para dejar la toalla cuando:

—A-ah~ Malory...~— roncos gemidos se escuchaban adentro de aquella habitación.

Un sonrojo se extendió por las mejillas de Malory sintiendo que sus piernas temblaban cuando reconoció la voz de Yumichika adentro del baño.

No entendía el impulso de su cuerpo por entrar, ¿no se suponía que odiaba a Yumichika?

Suspiro entrecortada mientras se alejaba sigilosamente hacia la cocina, quizá comer algo le ayudaría a olvidar lo que escucho.

Pasaron minutos cuando Malory escucho pasos acercándose hasta donde ella estaba, una vez más sus mejillas ardieron, y agradecía estar de espaldas y no ver a Yumichika a la cara.

—Ah, ya estás arreglada fea— comentó Yumichika con una seriedad que sorprendió a la pelinegra.

Se mordió la lengua para reclamarle. -Si soy tan "fea" como dices, ¿por qué te has tocado pensando en mí-, pensó Malory, pero suspiro en su lugar.

—Cállate Vanidoso— siseo molesta mientras terminaba de lavar los trastes.

Su cuerpo se tensó al sentir unas manos sosteniendo sus caderas con fuerza.

—Dilo otra vez... Te reto...— Susurro peligrosamente Yumichika a su oído.

Un escalofrío recorrió toda la columna vertebral de Malory en el momento que el aliento del Ayasegawa hizo contacto con su oreja. Sentía que estaba en peligro, pero... Le gustaba ese peligro.

No juegues con fuego. Te puedes quemar.

—Vanidoso.

—Te lo advertí...~

Yumichika comenzó a morder su cuello, suaves mordidas que dejarían marcha en su piel. Aunque eso no le importaba, estaba disfrutando.

Las inquietas manos del Ayasegawa comenzaron a quitarle el Yukata con desesperación casi arrancándolo del cuerpo de Malory.

Un jadeo escapo de los tentadores labios de la pelinegra, excitada y sorprendida por la desesperación del quinto oficial.

—¿Sabes Malory...?— la voz de Yumichika era ronca y se sentía tan bien cerca de su oído —Me tienes tan caliente desde hace tiempo... La forma en que mueves tus caderas al caminar, tu suave voz, y el cómo rebotan tus pechos cuando entrenas o combates contra alguien... Solo necesite de verte desnuda para confirmar que te deseo debajo de mí, gimiendo por más mientras yo te doy tan duro que no podrás caminar correctamente al día siguiente...— aquellas palabras enviaron suaves descargas por todo el cuerpo de Malory.

—Ah~ No me hables así...— Susurro Malory con las mejillas ardiendo de un rojo carmesí intenso.

—Silencio cariño. Lo único que quiero que salga de tu hermosa boca son esos sensuales gemidos...— sentenció Yumichika mientras comenzaba a quitarse la ropa.

Tomando sus caderas con firmeza, alineó su miembro en la entrada húmeda de la pelinegra. Suspiro placenteramente, cuanto disfrutaría de estar con ella.

Malory ahogo un gemido cuando sintió como Yumichika se introducía en su interior de una ruda estocada, llenándola por completo.

La forma tan ruda y profunda en la que él la poseía solo la hacía gemir ruidosamente; apoyando sus manos en el borde de la barra de madera del lavabo, ¿cómo explicar lo bien que la hacía sentir?

—¡Ah! Yumichika... voy a...

Un ruidoso y sensual gemido abandono la boca de Malory en el momento que una placentera corriente eléctrica recorrió su cuerpo hasta llegar a su zona íntima y explotar en un delicioso y magnífico orgasmo.

Ayasegawa soltó un ronco gemido cuando sintió como las paredes vaginales de Malory lo apretaban de manera deliciosa haciéndolo eyacular dentro de ella.

—Ah mierda... Sigue apretándome cariño~— Susurro Yumichika con una sonrisa maliciosa.

Tomando a Malory de las caderas la alzó en sus brazos y la cargo hasta llevarla a la habitación. —No creas que hemos terminado mi linda Malory... Te he deseado desde hace tiempo que lo único que puedo pensar ahora es en follarte hasta que me dejes sin absolutamente nada de sem...

Malory lo beso, interrumpiendo su sucio discurso sobre lo que haría toda la noche.

—Menos charla y más acción Yumichika...— interrumpió Malory con una sonrisa juguetona.

Ayasegawa rió suavemente mientras la dejaba con suavidad sobre el futón y se subía encima de ella, sus ojos lilas se oscurecieron reflejando deseo y lujuria.

Tomo las manos de Malory, juntándolas y poniéndolas por encima de su cabeza, aprisionado con su mano izquierda aquellas delicadas manos, mientras que con la derecha la tomaba de la cadera y la elevaba unos centímetros sobre el colchón, metiéndose entre sus piernas para continuar con la tan esperada segunda ronda.

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Suspiro exhausta, no sabía cuánto tiempo Yumichika y ella estuvieron teniendo sexo. Fueron muchas horas.

Incluso podría decir que en menos de cuatro horas amanecerá.

—Yumichika— jadeo cansada Malory mientras se acomodaba aún lado de él en la cama, abrazándolo. —¿Por qué nunca me dijiste lo que sentías por mí...?

El quinto oficial suspiro mientras abrazaba a la pelinegra a su lado.

—Creí que me odiabas por siempre decirte Fea y de más cosas. Pero lo cierto, Malory, es que eres la mujer más hermosa que he visto en mi vida...— Susurro Ayasegawa mientras besaba la frente de la mujer que sostenía en sus brazos.

Deseando que ese día no acabará.

—Jamás odiaría al Vanidoso que me hizo el amor...— rió suavemente mientras besaba su mejilla.

Yumichika rió con ella. Sin duda, Malory era una hermosa y exótica joya que deseaba conservar solo para él. Soltó un suave y satisfactorio suspiro cuando la observo dormir abrazada a él, desnuda, despeinada y hermosa.

Su corazón dio un vuelco, y sonrió con suavidad. Si eso era amor. Entonces lo aceptaba.

Amaba a esa bella mujer que lo llamaba Vanidoso. Pero ciertamente, ahora él era SU Vanidoso...