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1/2. Furuoki Ōtokawa.

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[CAPÍTULO 1/2.]

"Enemigos."

Quincy. Ella es una Quincy, por lo tanto, su enemiga principal, pero simplemente eso no le importaba ahora. Solo quería pelear, o dormir, estaba cansado por haberse quedado despierto hasta altas horas de la noche revisando papeles.

—Terminemos con esto de una vez, mujer Quincy...— habló con seriedad Ōtokawa mientras desenfundaba su Zanpakutō.

—Mi nombre es Malory Ishikawa, capitán idiota— respondió molesta la Quincy de cabello negro mientras tensaba la cuerda de su arco hecho de reishi.

Apuntando al capitán, respiro antes de soltar la flecha. ¿Cuál era la diferencia de uno más...?

Daba igual, había llegado hasta él después de haber matado a casi cien Shinigamis. Lord Yhwach estaría orgulloso de ella, si tan solo le prestará atención.

—Eres lenta mujer Quincy— la voz del capitán del décimo escuadrón le saco de sus pensamientos.

Estando apunto de atacarla, de que el filo de la Zanpakutō de aquel hombre tocada su suave y tersa piel. Actuó rápido y con su rápido Hirenkyaku se alejó del hombre ojeroso.

—¡Capitán idiota!— exclamó molesta mientras el doble de sus flechas se disparaban más rápido.

El Shunpo de Furuoki era excepcional, cosa que sorprendió a la Quincy.

–¿Ese es el poder de un capitán del Gotei 13? Es sorprendente...–, pensó para sí misma la mujer mientras sostenía su arco hecho de reishi.

—¿Ya dejaste de jugar niñita?— la frialdad era absoluta en la voz de aquel hombre de cabello largo y negro con mechas de color menta. —Soy el capitán del décimo escuadrón, Furuoki Ōtokawa y mi espada es lo único que te atravesará mujer Quincy...

Malory se sonrojo ante las palabras que salieron de la boca del capitán. –¡Mal pensada de mierda!–, se golpeó mentalmente avergonzada de haber pensado un diferente significado para las palabras.

—C-cuida tus palabras capitán idiota— tartamudeo con las mejillas ardiendo de un rojo intenso.

Ōtokawa frunció el ceño confundido y levemente molesto, jamás nadie se atrevió a insultarlo tanto. Sonrió con malicia mientras la observaba detenidamente.

—¡Pervertido!— la exclamación de la mujer lo hizo bufar con molestia.

—Tsk, ¿Qué ahora ya no se puede mirar a una mujer por qué ya soy un "pervertido"?— Furuoki se quejó mientras se cruzaba de brazos.

Luego miro a Malory y sonrió levemente, tenía una idea. Enemigos o tal vez... ¿Amantes?

La idea no le disgustaba en lo absoluto, de hecho, no le interesaba que ella fuese una Quincy y estuviera del lado de Yhwach.

—Eres muy hermosa— declaró, su fría voz se suavizo al igual que la seriedad en su mirada menta.

El sonrojo de Malory creció más, era la primera vez que alguien le declaraba lo hermosa que era su apariencia. Pues entre sus compañeros Quincy, ella era la menos interesante.

Era por esa razón que su tan amado Lord Yhwach no la miraba más que como una niña inmadura que necesitaba mejorar sus habilidades.

Pero ese capitán, su enemigo, le estaba alagando. Y probablemente la miraba como una mujer, la hermosa mujer que ella realmente es.

—No quieras engañarme Shinigami— respondió con una expresión seria y desconfiada, apuntando nuevamente su arco de reishi hacia la dirección del capitán.

Furuoki suspiro, al menos la había dejado de llamar "capitán idiota". Sin embargo, él no estaba jugando; hablaba tan enserió.

No le gustaban los juegos, jamás encontró placer en darle vueltas a un tema. Le gustaba ser directo, y si quería algo, lo decía.

—No te engaño Mujer. Eres hermosa, y me encantaría que compartiéramos una noche juntos. Claro, si así tú lo quieres— respondió con seriedad, sin embargo, sus palabras eran directas y respetuosas.

Malory se sorprendió, era difícil que alguien hablará con tanto respeto aun cuando estaba diciendo abiertamente que quería tener sexo con ella.

Se quedó sin palabras, congelada y fuera de sí. Mentiría si digiera que sigue siendo virgen, es claro que no lo era, no después de vivir junto a cientos de hombres Quincys. Ellos eran respetuosos, pero no quitaba que siguieran siendo hombres y al igual que ella tenía necesidades naturales.

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—Ōtokawa, es sorprendente que hayas capturado a la única Quincy viviente que quedó— espetó sorprendido el capitán del segundo escuadrón Chika Shihōin.

Furuoki no respondió, en la reunión de capitanes discutían que hacer con la única Quincy del ejército de Yhwach que quedaba viva. Malory miró con odio al capitán del décimo escuadrón, después de esa "agradable" conversación, y que ella se negó a tener una relación íntima con el hombre de mechas menta. Se desato una pelea de la cual ella perdió, pero sorprendentemente aquel hombre no la había matado como había prometido hacerlo.

—Yo opino que la matemos como a los demás Quincys— habló el capitán del séptimo escuadrón, Shigyō Nobutsuna mirando a la bella mujer con aquella sonrisa aterradora tan característica de él.

El cuerpo de Malory tembló ante lo aterrador se aquel hombre, estaba atada con sellos de Reiatsu por lo que lo único que pudo hacer fue arrastrarse hacia atrás, evitando estar cerca de aquel hombre.

—Esa será la decisión del capitán Ōtokawa— la firme voz de Yamamoto sorprendió a todos los presentes, —Será su trabajo decidir qué hacer con esta mujer, él la capturo. Y ahora ella será su responsabilidad— agregó con frialdad mientras se alejaba junto a su teniente, dando por terminada la reunión.

Los demás capitanes comenzaron a salir, Furuoki suspiro pesadamente mientras tomaba a la mujer del brazo sin la más mínima delicadeza. Malory bufó molesta al ser obligada a camina, desde aquella pelea que tuvieron Ōtokawa no le dirigía ni siquiera la mirada.

—Se más delicado capitán idiota— reclamó la Quincy de cabellos negros mientras fulminaba al capitán del décimo escuadrón.

El hombre de mechas menta la miró, había llegado a la conclusión de que dejarla con vida sería interesante, aunque, para su desgracia o fortuna sería su obligación cuidar de ella.

—Te dije que mi nombre es Furuoki Ōtokawa— corrigió irritado por el desagradable apodo con el que la mujer lo llamaba.

—Lo sé, pero eres un capitán. Y un idiota— respondió de mala gana la de ojos dorados.

Tomándola con fuerza por el brazo, él la empujó contra la pared con rudeza, acorralando a la Quincy. Se acerca peligrosamente a ella, cara a cara, a centímetros de probar esos tentadores labios.

Pero, aunque la tentación estaba ahí. Él seguía siendo un caballero, y si ella le dijo que no cuando le propuso tener sexo. Él lo respetaría.

—Eres fastidiosa Malory...— gruñó molesto mientras continuaba caminando.

El agarre en el brazo de la mujer se suavizo y ahora ya caminaban con más calma por las calles del Seireitei que estaban siendo reconstruidas. Ninguno de los dos habló, incluso si el silencio era incómodo, o si querían que la tensión se disolviera.

Enemigos. ¿Por qué pensó que podrían ser algo más que eso...?