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Gin Ichimaru.

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[CAPÍTULO ÚNICO.]

"Solo una noche."

Oh dulce sufrimiento... ¿Qué soy yo sino esta él a mi lado?

Habían pasado unos días, o quizá semanas. Tal vez incluso meses, no lo sabía. No llevaba la cuenta de cuantas veces lloró por las noches.

¿Por qué la traicionó?

¿Por qué se fue con esa otra mujer...?

—Malory, oye... ¿Estás despierta?— la voz de su mejor amiga se escucha al otro lado de la puerta.

Ella guarda silencio, no quería hablar con nadie. ¿Dónde está su amado novio cuando necesita de él? Oh claro, debe de estar revolcándose con esa zorra.

Sollozo.

—Malory sé que estás despierta. Anda. Vamos a beber y me cuentas todo...

¿Rangiku era tan comprensiva o solo quería una excusa para salir a beber Sake?

De igual forma no importaba, solo quería beber hasta ya no estar consciente de sí misma.

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La teniente del décimo escuadrón suspiro cansada. ¿Por qué creyó que salir a beber sería una buena idea para ayudar a su amiga con sus penas?

—Malory...

—Ran-Rangiku, hip! Ne-necesito más... Quiero más Sake...— una ebria Malory pedía beber más, sus mejillas rojas y la poca conciencia que tenía comenzaban a poner de nervios a la rubia.

Matsumoto le quitó la botella de Sake, ella bebió un trago antes de dársela a la mesera que pasaba con una bandeja de bebidas.

—Nos vamos...— Sentencia mientras se levantaba de la silla y ayudaba a su amiga a levantarse.

Malory apenas podía caminar, y eso hacía las cosas más difíciles para Matsumoto que también estaba algo borracha.

—Rangiku...— la voz de Gin la hizo voltear.

La rubia miró a su amigo de la infancia. Aquel peliblanco que era el actual y temido capitán del tercer escuadrón.

—Gin... Izuru tú también estás...— Dice Rangiku sorprendida mientras sujetaba con fuerza a su amiga para evitar que cayera.

Ambos superiores del escuadrón tres se miraron y luego miraron a las dos mujeres enfrente de ellos.

—¿Qué le pasó a Malory-chan?— preguntó el capitán de sonrisa alargada con un toque de curiosidad escondido entre su voz burlona.

—Nada en particular, solo se paso de copas...— Rangiku suspiro de alivio cuando Izuru y Gin la ayudaron.

Observó a su pelinegra amiga ser cargada por Gin, mientras Izuru la ayudaba a caminar con normalidad, o al menos lo intentaba.

—¿Puedo preguntar por qué?— espetó Gin aún más curioso mientras miraba a la bella mujer que cargaba en brazos cuál princesa.

—Su novio la engañó. Y ese maldito aún no tiene los huevos para decírselo y terminar— gruñó molesta la rubia.

Ambos hombres se quedaron en silencio, era claro que ese era un tema serio y del que ellos desconocían mucho. Por lo que no les quedó más que guardar silencio y acompañar a ambas mujeres a sus escuadrones.

—Llevaré a Matsumoto-san al décimo escuadrón...— informó Izuru a su capitán.

Gin asintió ante las palabras de su teniente y los vio alejarse mientras él se dirigía hacia el tercer escuadrón. Suspiro mientras evitaba mirarla, ¿es posible que una mujer tan hermosa y tan amable como ella pueda ser engañada?

–Es claro que ese hombre es un patán...–, gruñó molesto ante ese pensamiento.

Estando en el tercer escuadrón se dirigió hacia la habitación de Malory donde al entrar pudo observar un gran desorden. Libros y ropa tirados, la cama estaba hecha un desastre. Era claro que ella estaba en depresión.

¿Puede ser el amor tan doloroso?

Respiro hondo tratando de controlarse. ¿Qué demonios le pasaba? Él nunca perdía el control de sus emociones.

Pero ella... Ella lo hacía perder el control, hacía que sus emociones fluyeran libremente fuera de su control.

Malory se removió en la cama, suspirando con pesadez cuando su cuerpo y cabeza dolieron.

—No te esfuerces tanto. Bebiste demasiado...

Se sobresaltó, esa no era la voz de Rangiku. Se levantó de golpe del futón, y se arrepintió rápidamente de hacer tal tontería. Su cabeza dolió como nunca en su vida.

—Capitán Ichimaru... ¿Qué pasó..?— Preguntó confundida mientras se tomaba la cabeza con las manos, cerrando los ojos, deseando que el dolor cesará.

—Rangiku me pidió que te trajera a tu habitación. Pero ciertamente tu habitación es un desastre— respondió Gin con calma.

—Si bueno...— Suspiro, su cabeza dolía tanto que no quería seguir hablando.

El silencio se formó a su alrededor, incómodo y extraño. Gin quería decir mil y un palabras de aliento, ¿el amor es real cuando solo uno lo siente?

Solo una noche.... ¿Qué podría salir mal?

—Malory...— Susurro Gin ante todo el inmenso silencio. Por primera vez en su vida dudo sintiéndose inseguro... —Déjame ayudarte...

Aquellas palabras confundieron a la mujer de ojos dorados. Ella miró al peliblanco con confusión, notando el intenso color azul cielo de sus ojos.

Hermosos. Era la primera vez que veía los ojos de Gin Ichimaru.

—¿A qué se refieres capitán?— pregunta la pelinegra con confusión.

—Sabes a lo que me refiero...— Susurro mientras se acercaba a ella, deseando poder tocarla. Deseándola tanto. —Solo una noche... Déjame estar contigo solo por ésta noche...— su voz era suave, susurrando con delicadeza al oído. Tentando. —Déjame hacerte sentir como la reina que eres... Hacerte olvidar...

Tentador. Suspirando con suavidad ladea la cabeza permitiéndole a Gin el acceso a su cuello, besando aquella zona sensible. Besos húmedos y suaves mordidas. Bajando poco a poco de su mandíbula a su cuello y de su cuello a sus hombros.

Conteniendo sus enormes ganas de devorarla sin la más mínima delicadeza. ¿Por qué esa hermosa mujer lo hacía perder completamente el control?

Podía ser su dulce aroma.

Su suave y tersa piel.

Esa linda y delicada voz.

Ella, todo de ella era simplemente digno de los dioses.

Suspiro mientras bajaba lenta y cuidadosamente el uniforme de esa hermosa mujer. Disfrutando de ese agradable y placentero momento.

No había prisa.

Tenían toda la noche.

Sus besos bajaron lentamente hasta esos redondos y tentadores senos cubiertos por un sensual sostén de encaje negro. Sus manos la tocaron, disfrutando, queriendo más.

—Voy a hacerte sentir especial esta noche...~— Susurro a su oído.

Aquellas palabras hicieron que Malory jadeará ante el escalofrío que le trajo aquel susurro. Sentir las manos de Gin recorriendo su cuerpo, la hacía estremecer de placer.

Deshaciéndose de ese fastidioso uniforme que no hacía más que estorbar en su camino de recorrer y memorizar el suave y tentador cuerpo de su amada.

Aunque él no se quedó atrás. Comenzaba a impacientarse, por lo que él también se quitó el haori blanco junto con su uniforme.

Tan pronto como ambos estuvieron desnudos, el capitán comenzó a besar suavemente el cuello de su acompañante mientras pasaba sus manos por sus tentadores senos, ahora sin el sostén. Los suaves gemidos de aquella bella mujer iban en aumento cuando Gin la tocaba.

La hacía sentir especial.

Como si fuera tan frágil.

Como si fuera tan perfecta.

Con una amplia sonrisa en su rostro, Gin se inclinó hacia delante plantando un apasionado besó en esos dulces y carnosos labios rojizos.

—Relájate Malory... Te haré sentir como la diosa que eres...~

El corazón de Malory comenzó a latir con rapidez cuando sintió la mano de Gin bajar con tortuosa lentitud hasta su húmeda intimidad. Tocando por encima de sus labios húmedos, Ichimaru sonrió suavemente sintiendo lo mojada que estaba su Diosa.

Deslizó su dedo por los labios internos de su intimidad, acariciando suavemente. Disfrutando de ver todas esas muecas de placer que hacía Malory cuando él la tocaba.

—Gin~

Por la diosa que es ella. Gin tuvo que tener más autocontrol del necesario para no tomarla de las caderas y enterrarse en ella de una sola estocada. Jadeo suavemente, mientras bajaba su cabeza hasta la altura de sus pechos, atrapando el pezón de su seno derecho con la boca, mordiendo y chupando con suavidad; mientras con su mano libre atendía el otro, apretando y masajeando.

Los dedos en su intimidad se movieron entrando con delicadeza a su estrecha y húmeda entrada.

Gin no dejaba de sorprenderla. Tratándola con tanto cariño. Como si fuera la pieza más costosa y delicada de un museo de obras de arte.

Sentía tanto placer que retener sus gemidos ahora era imposible.

—Ah~ Gin...~

Sus gemidos comenzaban a ser el sonido favorito de Gin, quien no dejaba de mover sus dedos en el interior de Malory, separando sus dedos cual tijeras expandiendo más aquella sensible zona. Su pulgar comenzó a trazar suaves círculos sobre su clítoris asegurándose de disparar más el placer de Malory. Queriendo escuchar aún más esos sensuales gemidos.

—Tan hermosa...~— Murmuró con voz ronca, perdiéndose en su gran e hipnotizaste belleza. —Un rostro tan angelical. Una piel tan perfecta. Tus ojos son como el oro...— continuó elogiándola mientras sus dedos simulaban suaves embestidas.

Gin jadeo suavemente, su miembro ya despierto palpitaba deseando comenzar con el tan esperado vaivén en el interior de Malory.

No podía soportarlo más, sacó sus dedos de la entrada de aquella hermosa mujer y levantando con suavidad sus caderas, tomó la pierna izquierda de su amante y la subió en su hombro dándole un mejor acceso a su entrada.

Sus gemidos se mezclaron en el momento en el que el miembro de Gin se introdujo con tortuosa lentitud en el apretado interior de Malory.

—Estás tan apretada preciosa, puedo sentir que tus paredes me succionan...~— Susurro Gin a su oído. Su voz ronca sólo la hizo estremecer.

Comenzó a salir de su entrada con suavidad, sacando su miembro casi por completo, y nuevamente volvió a meterlo sintiendo una descarga tan placentera. Un lento y delicado vaivén comenzó, llenando de un intenso placer a ambos amantes.

Gemidos, jadeos y el choque de pieles se escuchaba en aquella habitación que solo era iluminada por la tenue luz de la luna.

Una noche...

Solo eran ellos, solos en la habitación con la luna iluminando su gran secreto. Mientras el placer florecía entre ellos con cada estocada.

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Suspiro mientras se removió en el futón, sus ojos dorados se abrieron suavemente, acostumbrándose al poco tiempo a la luz solar que entraba por la ventana.

Miró a su alrededor, esa no era su habitación. Eso la desconcertó. Entonces las millones de escenas de Gin y ella anoche inundaron su mente haciendo que sus mejillas ardieran.

Una noche de placer y romance desenfrenado, que ambos disfrutaron.

Una noche en la que la hicieron sentir como la reina del mundo.

Solo una noche que recordaría por el resto de su vida...

ESTO lo dejo aquí.

Y sin decir mucho.... Que lo hayan disfrutado, ¡Adiós!

Atte: Kristymorelos ♡

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