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Algunas cosas toman tiempo

La muerte de Annabeth lo quebró. Y muchos temían que para siempre. Busco el refugio en las profundidades del mar. Pero él sabía que no podía esconderse del mundo y de sus amigos por siempre, tenía que seguir adelante. Y tal vez no sería de la forma en que él pensó que sería, pero si fue la más adecuada para ayudarlo a terminar de sanar, para volver a ser el de siempre.

EscritorDeFics · Filem
Peringkat tidak cukup
34 Chs

No cuentes conmigo

—Padre ya es suficiente… ¡quiero mis dominios ahora mismo! —Artemisa exigió tratando de permanecer firme y sin dar rastro de sus grandes temores, sabía que Dionisio había logrado vencer sus barreras mientras ella discutía con Percy.

—Tus dominios tendrán que esperar, tenemos decisiones que tomar… ahora si puedes retirarte —Dionisio dijo con una mortandad en sus palabras que hicieron que Artemisa se pusiera rígida y derrotada a la vez… la diosa orgullosa se estaba derrumbando por dentro. Pero no podía permitir que nadie viera las rajaduras internas que estaba experimentando.

—¿Dónde está Perseo? —pregunto Zeus dirigiéndose a Poseidón… el cual negó con la cabeza, pero fue Hermes el que respondió a la pregunta.

—Artemisa hizo que se sintiera en casa y se excusó de la reunión… debido a que ya no es necesaria su presencia —Zeus asintió mientras le dirigía a Artemisa una mirada de reproche mezclada con algo de compasión por todo lo que estaba pasando o estaba por pasar.

—Supongo que tendremos que decidir sin él —Apolo estaba pensativo en lo que estaba pasando y de cómo su hermana prácticamente se había despojado de la última persona que parecía no estar interesada en destapar todo este revuelto.

—Artemisa retírate —La voz de Zeus trono en toda la sala haciendo que todos prestaran atención a lo que estaba pasando.

—Es mi juicio creo que puedo escuchar lo que sea que puedan decir —Artemisa no bajaba la guardia y no se disponía a ser tratada como una acusada que tiene que esperar por su veredicto… quería esto resuelto.

—Tu testimonio ya no hace falta… sabemos lo que queríamos saber… ahora estarás de acuerdo en que las decisiones que tómenos no tendrán ninguna clase de… consideración… debido a que no quisiste colaborar —Zeus le hizo una seña para que saliera mientras que Artemisa solo podía abrir los ojos con horror de que supieran todo lo que paso y que ahora ya no pudiera hacer más para desviar la atención del veredicto del consejo.

—Dionisio —gruño ella con total ira, pero esto no hizo que Dionisio sintiera ni una pizca de temor de la ex diosa de la caza… Al contrario, Dionisio la miró de manera desafiante sin ánimo de ceder ante los últimos impulsos de Artemisa por parecer temeraria.

—Dionisio solo cumple con su deber —Advirtió Zeus viendo que Artemisa estaba ardiendo de ira. Hermes también estaba presto a detener cualquier intento de Artemisa por amedrentar a Dionisio.

—Sis… mejor vete… déjanos resolver este caso de una vez por todas —Apolo dijo lo más serio posible, no se veía resplandeciendo como de costumbre, sabía que si era lo que él pensaba Dionisio sabia ya como se habían desencadenado los hechos. Artemisa se quedó helada ante las palabras de su hermano, pero era lo mismo que con Percy… quería solo los beneficios que podía obtener de ellos.

—¡Apolo! Pensé que me apoyabas —Apolo desvió la mirada con un poco de pesar, no se sentía bien abandonar a su hermana a su suerte, pero no había nada más que el pudiera hacer… había intentado de todo para lograr que ella le contara lo que paso ese día, pero solo había encontrado hostilidad… al menos más de la acostumbrada.

—Y lo hago… lo hacía… pero obviamente no quieres ayuda de nadie —Apolo no le dirigió la mirada y eso fue lo que más le dolió a ella. No tenía a nadie más de su parte, aunque la sonrisa tranquilizadora de una pasiva Hestia le dio algo de tranquilidad. Atenea se mantenía al margen porque sabía que Percy estaba involucrado y sentía alguna clase de inclinación hacia el por haber sido el novio de su hija predilecta.

—Esto es una traición —declaro Artemisa con rabia mientras que Apolo simplemente se dedicó a mirarla de reojo, pero no pudo contenerse, asi que empezó a brillar en una luz poderosa y refulgente que casi ciega todos.

—¡No! ¡es tu estupidez! Ahuyentaste a tu mejor aliado estúpidamente con tu orgullo sin límites —Artemisa retrocedió por primera vez ante su hermano, fue necesario que Hermes se acercara a Apolo para calmarlo porque si no hubiera seguido con su discurso sobre su arrogancia.

—Ahora por favor retírate Artemisa —Zeus ordeno nuevamente esta vez con pesaren su corazón, mientras Artemisa aún estaba perpleja por la explosión inusual de Apolo.

—¿Porque no esperas en mi jardín querida? te llamaremos cuando sea el momento —Hestia ofreció mientras que todos se quedaron observando la reacción de Artemisa. Ella simplemente asintió y desapareció.

—¿Porque tu jardín? —pregunto Atenea con una curiosidad oculta que le decía que algo planeaba Hestia.

—Es un buen lugar para pensar —Hestia sonrió ligeramente, tenía la esperanza de que Artemisa dejara a un lado su arrogancia para hablar con quién esperaba por ella… o mejor dicho no esperaba que ella apareciera. Sería una conversación espinosa y larga… pero había tiempo.

Percy se encontraba sentado en una cómoda silla frente a una pequeña fuente que arrojaba pequeños chorros de agua y que Percy divertidamente moldeaba a su voluntad desviando el curso natural… porque no esperas en mi jardín, me gustaría hablar contigo cuando esto termine… fueron las palabras de Hestia cuando él se disponía a salir luego del altercado con Artemisa. Aun le dolía la mejilla del golpe que Artemisa le había dado. Se sentía enfurecido de solo recordar la arrogancia que emanaba esa diosa desagradecida. Hubiera preferido no tener que formar parte de esto, pero las evidencias lo indicaban como parte de este caso, asi que… tenía que hacerle frente.

—No tendrías que haber usado ese recurso —se dijo a si mismo mientras se golpeaba la cabeza, se sentía terrible al haber dicho que no podía recordar con claridad las cosas debido a los acontecimientos que sucedieron aquella tarde, en particular porque lo único que podría haber hecho que su memoria quedara velada fuese la muerte de Annabeth. "lo siento" susurró con pesar mientras recordaba con claridad las cosas que ese día habían sucedido… todavía era demasiado pronto como para no recordarlo… y nunca sería el momento indicado para soltarlo… o al menos asi lo veía él.

—No importa… solamente mantente al margen de todo esto —entonces escucha la voz de aquella persona que perturbaba sus sentidos desde hace unos segundos pero que no había prestado atención a ninguna presencia extraña.

—No estaba hablando contigo —Ni siquiera se giró para ver, pero podía sentir la mirada penetrante y dura de la ex diosa de la caza. Artemisa estaba estresada por todo lo que había pasado y por lo que se imaginaba iba a pasar, asi que no tenía ganas de ser simpática para nadie… menos para quien estaba delante de ella dándole la espalda.

—Ya lo sé… pero igualmente mantente al margen de todo esto —Dijo ella con un aire cansado y suspirando. Percy se giró y ella pudo ver su mirada penetrante, sus ojos se había vuelto de un verde más oscuro… su construcción facial más definida, pero aún se podía ver al héroe semidiós que había sostenido llevado una pesada carga por ella hace algunos años.

—¿Qué haces tú aquí? —gruño Percy tratando de que entendiera el mensaje oculto tras sus palabras: vete! Artemisa se retorció ligeramente en su sitio incomoda por el tono que Percy estaba usando con ella. No quería más peleas ni discusiones, pero su orgullo y ego no la dejaban pasar esta clase de tonos hacia ella.

—Podría hacer la misma pregunta —Respondió de manera seca la diosa que estaba de pie a unos metros de donde Percy estaba sentado. Pero en ese momento se levantó de su asiento y Artemisa pudo contemplar toda su majestuosidad y pudo ver lo imponente que era cuando se lo proponía. Artemisa retrocedió ligeramente y luego se maldijo por haber retrocedido ante un hombre.

—Hestia me envió aquí porque debía hablar conmigo y me dijo que esperara —Percy mantenía su mirada penetrante y dura hacia ella. Ahora que era un dios obviamente no retrocedería ante ella… no había retrocedido ni se había atemorizado de ninguno cuando era semidiós… menos ahora. Pero algo dentro de ella no podía tolerar eso.

—A mí me dijo que podría usar este lugar para pensar —Percy resoplo con fastidio mientras negaba con la cabeza murmurando algo que no llego a los oídos de Artemisa.

—Entonces buscare otro lugar donde esperarla —Percy se puso de pie y se disponía a salir cuando Artemisa puso su mano sobre su brazo, pero al ver como lo tensaba simplemente lo dejo ir.

—Espera… —pidió ella en tono más calmado. Pero Percy no tenía el más mínimo deseo de escuchar nada de lo que ella pudiera decir, ya tenía suficiente con sus problemas como para tener que cargar con el de una diosa arrogante.

—¿Qué quieres ahora?… ya no tengo ninguna obligación contigo, asi que déjame en paz —Percy dijo sin mirarle el rostro y eso fastidio aún más a Artemisa quien estaba tomando una postura más calmada, pero eran esa clase de indiferencias y petulancias las que hacían que estallara por dentro y perdiera el control de sus acciones.

—¿Asi es como tratas a una diosa? —pregunto ella con crujiendo los dientes y aparentando los puños sin temor a entablar una lucha contra el nuevo dios que tenía las credenciales de haberse enfrentado a Ares en el pasado. Artemisa no pensaba en eso cuando hablo, sino en el simple hecho de no dejar que Percy le hablara como a él más le pareciera, ella se haría respetar.

—Asi es como dicha diosa debe ser tratada —respondió Percy haciendo un énfasis en dicha… con cierta burla y desprecio hacia la diosa que tenía en frente. Percy no la odiaba… pero en estos momentos tenía el menor de los respetos por ella… porque habiendo cumplido una promesa que hizo en su estado semidiós fue objeto de su desprecio…. Asi que mientras más lejos se mantuviera para él sería mejor… pero estaba empezando a probar su paciencia.

—¡Te exijo respeto! —gritó la diosa enfurecida cuando noto que Percy se estaba burlando deliberadamente. Percy la enfrento sin desviar la mirada, el aura de Percy superaba notablemente al de Artemisa en este caso, pero eso no podía importarle mucho a Artemisa ya que era guiada por su orgullo. Percy por su parte se mantenía quieto, pero erguido y sin el menor atisbo de ceder. No esta vez… nunca más ante ella.

—Tú a mí no me vas a exigir nada… nunca más —le susurró peligrosamente. Artemisa pareció sentir que Percy no daría su brazo a torcer y gruñía rabiosamente. Percy había ganado este round, pero el altercado estaba lejos de terminar.

—Todos ustedes son iguales —susurró mientras que Percy ya se había dado vuelta para seguir su camino, pero se detuvo al escuchar lo que ella dijo. Estaba cansado de que Artemisa colocara a todos los hombre en un mismo costal… no podía creer que ella pensara que él era igual que todos los hombres que ella condenaba.

—¿Que dijiste? Ja no puedo creer que sigas con esa premisa —la pregunta no requería respuesta ya que había escuchado claramente lo que había dicho. La indignación y la locura eran evidentes en el rostro y el tono de Percy. Y eso le dio pie a Artemisa de tomar las riendas de la conversación.

—Lo digo y lo mantengo… y seguiré pensando lo mismo ¡siempre! —Le espeto con furia mientras se acercaba… peligrosamente, aunque sabía que si había algún enfrentamiento seria puño limpio ya que Percy tenía poder sobre las armas.

—Bueno gran diosa que odia a los hombres ¡No cuentes conmigo nunca más! La próxima vez no acudiré en la ayuda de tus amadas cazadoras, como se lo dije a Phoebe, quedara en tu conciencia —Eso le dolió… saber que Percy tenía en sus manos el destino de sus cazadoras era sin duda un recurso que podría destruir a la diosa… ella quería a sus cazadoras como a hijas… y aunque no quisiera tenía que reconocer que necesitaban ayuda algunas veces, más aún luego de la gran pérdida de cazadoras durante la última batalla… ella había presenciado ese momento… ella había visto con sus ojos morir a algunas… de penosas formas. El recuerdo de esos momentos la hizo estremecerse. Percy por otra parte estaba temblando de rabia… estaba harto de esa actitud…. Iría a hablar con Thalia para retirar su apoyo a las cazadoras de manera definitiva.

—No lo harías —susurró ella con la frialdad aun recorriendo su cuerpo… Percy la tenía… tenía el modo de hacerla perder el aliento y hacerla callar en su disputa. Había tocado una fibra muy muy sensible y estaba segura que él no era consciente de eso.

—Nunca digas nunca —respondió Percy haciendo una mueca de pruébame. Artemisa se maldijo por dentro por lo que estaba a punto de hacer. Tomo una respiración profunda… no se dejaría vencer. Menos por un hombre.

—Deberías avergonzarte… Annabeth se avergonzaría de tus palabras —La cara de Percy palideció. Su manos que estaban apretando los puños se relajaron… dio un paso para atrás… flashbacks empezaron a inundar su mente… uno tras otro… momentos… sonrisas… palabras… apodos… tantos recuerdos estaban explotando en su cerebro para dejar el único evento que destrozaba la felicidad de todos y cada uno de esos recuerdos… el cuerpo inerte y desangrado de Annabeth. Una ligera lagrima quería asomar… ese fue el golpe más bajo y ruin que Artemisa pudo haber usado. Percy se concentró en usar sus poderes para no dejar que las lágrimas salieran… no mostraría esa debilidad ante ella… no lo haría jamás.

—No te atrevas a decir su nombre ¡nunca! —le gritó la primera parte y su voz fue un estruendo que hizo retroceder a la diosa, quien no dudo en tomar una postura más de combate ante la amenaza de que Percy explotara en rabia contra ella. Sabía que le había tocado en lo más profundo. No se sentía orgullosa por eso, pero no dejaría que él tuviera la última palabra. —Me arrepiento de haberte ayudado ese día —eso fue un revés que ella no esperaba. Sabía que le sabía lo que esa sentencia conllevaba… no podía simplemente decir que no hubiera intervenido a su favor ese día.

—Eso no es cierto… —susurró con incredulidad, pero las palabras ya habían salido de la boca de Percy, y el asintió mientras su respiración se empezaba a calmar.

—Es cierto… me arrepiento… Es más —dijo nuevamente intensificando los recuerdos en la mente de Artemisa quien no dejo que dijera más sin antes levantar su brazo y darle una fuerte bofetada que envió a Percy al suelo.

—¡Cállate! —gritó con la voz entrecortada, con el ánimo por el suelo y con la mirada esquiva hacia Percy quien solo se froto la mejilla con resignación. Esta conversación había terminado.

—Con eso solo has confirmado que cometí el peor error de mi vida —Y luego se levantó y salió del jardín de Hestia. —Cuando quieras hablar conmigo… búscame —susurró sabiendo que Hestia tenía el control de este jardín y seguramente estaba escuchando lo que estaba diciendo. Artemisa cayó de rodilla temblando de rabia y conmoción ante lo que había acontecido. Apolo había tenido razón todo el tiempo… y ella estaba completamente sola y sin apoyo ante la ola de repercusiones que venían por haber bajado las barreras de su mente en un momento de locura. Dionisio ya lo sabía.