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Algunas cosas toman tiempo

La muerte de Annabeth lo quebró. Y muchos temían que para siempre. Busco el refugio en las profundidades del mar. Pero él sabía que no podía esconderse del mundo y de sus amigos por siempre, tenía que seguir adelante. Y tal vez no sería de la forma en que él pensó que sería, pero si fue la más adecuada para ayudarlo a terminar de sanar, para volver a ser el de siempre.

EscritorDeFics · Movies
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34 Chs

Emociones desatadas

La furia que Artemisa había desatado en él era incontenible, aparentemente estaba calmadamente tenso, pero una vez fuera del alcance de Artemisa y sus perniciosas palabras simplemente no pudo soportarlo más, había luchado tan duro para mantenerse sobrio, pero simplemente no pudo más. Las lágrimas amargas y dolorosas como ácido corrían por sus mejillas.

Annabeth… su nombre eran puñales en el corazón. El solo recuerdo de su rostro agonizante era más de lo que podía soportar. Era duro, era doloroso, era como estar muerto en vida.

Percy no pudo soportarlo más y simplemente dejo que el mar de emociones fuertes y destructivas saliera a través de él. Era como el rugido del mar embravecido, como esa tormenta anunciada que parece que estallara en cualquier momento, pero no es hasta que no la esperas que se desata.

Amargura, por la impotencia de no poder hacer nada.

Rabia, por la maldita de Gea que con sus últimos intentos se llevó a su amor.

Frustración porque la esperanza que tenia de un futuro mejor se fue aquel día en aquel campo de batalla.

Sensación de vacío, porque no había nada que llenara la soledad que le dejo la perdida de Annabeth, definitivamente estar con su padre era bueno, pero no era todo… su todo se había ido… para siempre.

En una roca olvidada a unos metros del campamento, el héroe del Olimpo llora amargamente su perdida en soledad como no había tenido oportunidad de hacerlo, excepto que esta vez está completamente desatado y se deja sentir en el mar con una agitación inusual.

No tenía ningún reparo ahora mismo la mezcla de emociones era tan fuerte que no sabía si el dolor era lo que se estaba manifestando o la rabia hacia Artemisa por su osadía por nombrar a Annabeth. Tal vez era tiempo de dejar salir todo, y darle de una vez por todas su merecido a esa diosa arrogante. Aunque él sabía que no sería capaz de dejar morir a chicas inocentes por la estupidez de una diosa y algunas de sus cazadoras, sobre todo que no le haría eso a Thalia… ella no se merecía eso.

Gruñía terriblemente mientras sus manos se levantaban invocando agua y estrellándola contra los inocentes arboles tiernos que todavía estaban creciendo en aquel campo de batalla que nuevamente estaba volviendo a sus mejores tiempos. No le importaba si Grover y Juniper luego lo regañaban por todo el caos que estaba provocando.

No se percató para nada de la presencia de cierta diosa… una inesperada diosa, que tal vez era lo último que él esperaba ver. Por el momento Percy se paseaba de un lado a otro expulsando toda la furia que existía dentro de él y que por razones obvias no podía descargar contra Artemisa.

—Percy… —Percy volvió la cabeza hacia la diosa que estaba cruzada de brazos mirando como el nuevo dios dejaba salir su furia sin destruir el campamento. Este campo traía tantos malos y dolorosos recuerdos también para la diosa de la sabiduría.

—Atenea ¿qué haces aquí? —La voz de Percy era un poco severa y provoco que Atenea frunciera el ceño y su mirada fuera un poco más dura de lo que estaba.

—¿Asi es como me recibes? —le preguntó un reclamándole la falta de cortesía. Percy sacudió la cabeza tratando de dejar atrás los pensamientos agobiantes que lo invadían. Se acercó a la diosa y abrió sus manos para tentar darle un abrazo el cual la diosa acepto gustosa. Había cambiado tanto desde la muerte de Annabeth y tal vez Percy era lo único que le quedaba que traía los recuerdos más agradables de su hija. Sintió que Percy temblaba en su abrazo asi que no lo soltó.

—Lo siento… yo… yo… —Atenea puso su mano sobre la cabeza de Percy trata de confortarlo de la mejor forma posible. Jamás había visto a un hombre tan quebrado, no había forma de unir los pedazos de la vida de Percy que la muerte de Annabeth había provocado.

—No tienes que explicar nada… Hestia me lo conto —Percy ahogo un sollozo en el hombro de Atenea, se sentía tan débil y expuesto. No le gustaba estar asi… pero no podía luchar contra ello.

—No debió hacerlo —susurró pesadamente.

—¿Quieres hablar sobre eso? —preguntó Atenea retirándose un poco para ver la cara demacrada de Percy, sus ojos rojos e inflamados, asi como el rastro sucio de lágrimas abundantes en sus mejillas.

—Creí que no querrías escucharlo alguna vez —dijo Percy cautelosamente. Atenea suspiro, no habían hablado de ese día y sospechaba que no lo haría todavía… pero quería ayudarle en lo que pudiera… se lo debía a él y a su hija.

—No te culpo… lo sabes —Percy entrecerró los ojos con algo de dolor.

—Lo hiciste al comienzo —Atenea negó con la cabeza, no negando que lo había culpado sino más bien tratando de cortar su argumento.

—No todos podemos lidiar con el dolor de la misma forma… yo estaba furiosa… sabes que era mi hija predilecta —Percy asintió mientras se sentaba, estaba tan debilitado que le costaba estar de pie.

—Ella era genial… —susurró como si fuera un delito recordarla.

—Lo sé… yo simplemente quería culpar a alguien —Atenea reconoció dándole un ligero apretón en el hombro.

—Entonces no me odias —Percy trato de averiguar dónde estaban parados…

—No lo hago… —dijo la diosa sin regalar nada.

—Pero tampoco soy de tu agrado —Percy seguía teniendo la idea de que Atenea no aprobaba la relación que tuvo con Annabeth.

—Es difícil de definir lo que siento hacia ti Percy —Percy suspiro frustrado.

—Suena como un punto neutral —Atenea sonrió ligeramente.

—Cuando besaste en aquella ocasión a Annabeth diciendo que allí terminaba la enemistad que había unido a tu padre y a mi… hizo que cambiara mi percepción sobre quién eres —Percy recordaba aquella ocasión, fue tan intenso y con tanto significado y pocas veces había visto a Annabeth tan sonrojada y trastocada por un beso.

—Era lo correcto llevaban tantos años promoviendo el odio y la rivalidad… no quería que eso siguiera entre ella y yo —Atenea asintió. Ella entendía que Percy lo único que quería era vivir… vivir la vida sin más preocupaciones.

—Y lo lograste —Ella declaró finalmente. Percy había luchado contra los dioses y había vencido, contra el ego, la maldad, la arrogancia, el orgullo y los había superado.

—No lo sé —dijo Percy con una mirada perdida.

—Porque crees que estamos teniendo esta charla ahora mismo —Atenea le sonrió tratando de contagiarle un poco, pero no era posible todavía.

—Supongo que tienes razón —Percy estaba tan metido en el recuerdo en ese momento.

—Sé que la tengo —dijo Atenea con un aire superior.

—Sabes que tu modestia siempre me impacto —Percy levantó una ceja tratando de sonar casual.

—Ella te amaba Percy —las palabras de Atenea abrieron nuevamente el caudal de emociones que se estaban aquietando lentamente. No odiaba que Atenea hubiera dicho eso, porque nunca se cansaría de que la gente reconociera el amor que Annabeth y el compartían… pero era tan doloroso que le arrancaba lágrimas.

—Lo se… y por eso me duele en lo más profundo —Atenea podía sentir que las emociones de Percy estaban levantándose nuevamente y no podía dejar que se perdiera en ellas.

—Recuerdo… aunque con poca claridad que cuando hablamos sobre la marca de Atenea… y de la misión casi suicida que le encomendé… ella estaba más preocupada por encontrarte —Percy recordaba la tensión que Annabeth vivió con todo eso de la marca de Atenea, y lo que más le molesto en ese tiempo fue no poder hacer nada para tomar esa tensión de ella —Yo simplemente me negué a ayudarla y le dije que se olvidara de ti… pero ella me dijo: Percy es todo para mi —Percy derramo lagrimas dolorosas al escuchar esas palabras. Atenea se acercó y se sentó a su lado. Percy no tenía que pasar esto solo. Tal vez ella no era la mejor oyente, pero quería compartir ese dolor en común que ambos tenían.

—Por favor no sigas… —le suplicó tratando de enjugar sus lágrimas.

—Va a llegar un momento crucial Percy… en el que tendrás que decidir qué hacer con ese dolor… dejar que te inunde completamente y pasar a ser un dios olvidado y amargado por el dolor o pensar en el poder que tienes ahora para ayudar a tus amigos… a sus hijos… y pensar en rehacer tu vida —Percy la escuchaba con atención, porque hasta cierto punto las palabras de su padre estaban inmersas en este discurso, pero ¿cómo? Como podría hacerlo, no sabía, sentía que caminaba en la oscuridad sin nadie que le guiara.

—No puedo —su voz se ahogó en su garganta, Atenea tomo su mano tratando de darle ánimos para desahogarse —No sé cómo —reconoció derrotado el héroe.

—No eres el único que no sabe cómo lidiar con esto… y supongo que tu pena es más grande que la mía —Percy se tocó el corazón con furia arrugando la sudadera que traía puesto.

—Duele tanto Atenea… no puedo expresar con palabras cuanto duele —atenea derramo una lagrima solitaria al poder casi sentir la agonía que Percy estaba experimentando y que era más fuerte y grande que la que ella llevaba sobre sus hombros.

—Juro que si repites lo que voy a decirte ahora mismo lo negare y luego me encargare de ti —Percy presto toda atención a la voz acerada de Atenea —Pero no tengo una solución a tu dolor, como tampoco lo tengo para el mío, tal vez me alivia pensar que Annabeth es feliz de que tú y yo podemos conversar sin más rivalidades y podemos hablar de ella y buscar una forma de superarlo —Percy sonrió ligeramente por la amenaza de Atenea y por la nueva óptica que tenía Atenea, tal vez si podían avanzar en su relación… tal vez Atenea podía tener algo similar al cariño.

—No sé qué hacer… busque consuelo en el fondo del mar… en el entrenamiento… en la soledad —Atenea tenía un pequeño plan que había gestado desde hace un tiempo, pero que no quería llevar a cabo a menos que Percy siguiera sumido en el dolor.

—Tal vez estas buscando en el lugar equivocado —Percy frunció el ceño, Atenea siempre tenía que usar el camino más complicado para explicar algo.

—No sé dónde más buscar… los demás lugares traen mucho dolor… están llenos de recuerdos que hacen sangrar mi corazón —Atenea sabía que estaba hablando de los campamentos. Percy sería un gran director del campamento Mestizo… pero después de su declaración estaban descartados.

—¿Puedo sugerirte algo? —Percy giro su cabeza para prestar completa atención.

—¿Qué cosa? —Atenea suspiro al recordar al hijo de Hermes… estaba casi igual de roto y desesperanzado que Percy.

—Hay un semidiós… que como tu está sufriendo… y estas a tan pocos metros de él —Percy casi podía entender de quien se trataba. Había visto el dolor encerrado en los ojos de Travis… tanto era el dolor que ni Katie podía calmar su agonía… y eso era muy fuerte.

—No sé si pueda… —Percy no se sentía en la capacidad de consolar y animar a nadie cuando su propia vida se estaba cayendo a pedazos.

—Puedes intentarlo… a veces ayudar a otros que están pasando lo mismo que nosotros es la mejor forma de superar nuestro propio dolor —Atenea trato de razonar para que Percy no abandonar la idea.

—¿Cómo puedo ayudarlo? —Atenea no sabía si decírselo, quería que Percy realmente se involucrara en el proyecto que le iba a proponer, pero si lo hacía por mera compasión no daría resultado.

—Ha perdido todo interés en las cosas y el campamento realmente se está volviendo en su tumba —Percy frunció el ceño preocupado por la condición en la que pudiera encontrarse Travis.

—Aun asi, no hay nada que yo pudiera hacer por él —expreso Percy tratando de abandonar esa idea. No se sentía capacitado para nada en estos momentos.

—¿Cuáles son tus dominios? —Percy pensó por un momento tratando de recordar… había pasado tanto tiempo que no había prestado atención a sus dominios.

—Los héroes… las armas… la lealtad —Atenea asintió, mientras que Percy no entendía hacia donde iba esto.

—Dale a este héroe un motivo para volver a empuñar un arma y un objetivo que merezca su lealtad —Percy frunció el ceño y los labios tratando de entender lo que Atenea había dicho.

—Sabes que a veces me haces sentir estúpido con tus frases filosóficas —Atenea sonrió ligeramente

—Sácalo del campamento y conviértelo en tu campeón… dale una razón para vivir y luchar, devuélvele la confianza que ha perdido, muéstrale que el mundo necesita de alguien como él… dale motivos para seguirte hasta el final —Percy pensó por un momento en sus palabras, ¿tener un campeón? Sonaba como una buena idea… él podría hacer muchas buenas cosas por los semidioses.

—Tendré que hablar con Zeus —susurró Percy.

—Ya lo hice yo —Percy levantó una ceja un poco cuestionando que Atenea tuviera ya todo preparado, como si esto fuera una trampa… o manipulación.

—Veo que solo me has llevado hacia donde tu querías —Percy dijo con algo de amargura. Atenea negó rápidamente, no quería que Percy tuviera una falsa idea de sus buenas intenciones.

—En realidad no iba a sugerirlo… pero al verte asi… era la única forma de darte un nuevo rumbo —Percy asintió ligeramente. En cierta forma había gratitud hacia Atenea… tal vez necesitaba una nueva misión para empezar nuevamente.

—¿Cuál sería mi misión? —Atenea pensó por un momento.

—Cuando recién llegaste al campamento… cuando tu pensaste que tu madre estaba muerta y Grover en problemas, ¿qué deseabas? —Percy arrugar la frente por un momento.

—Ayuda —susurró.

—Ahí tienes tu respuesta —Atenea su puso de pie porque no quería dilatar más este tiempo, era momento de que Percy se pusiera manos a la obra.

—Pero las cazadoras —Atenea desestimo con la mano.

—Ella cazan… esa es su función —sonaba un poco aburrida. Atenea hasta cierto punto estaba furiosa con Artemisa por lo que había provocado en Percy, pero sabía que ella también estaba lidiando con un problema grande…. Y después de la decisión del consejo sería más grande el problema.

—Artemisa no será muy feliz… aunque confieso que me traería mucha satisfacción fastidiarla —Percy sonrió con malicia ganándose un pequeño golpe en el hombro por parte de Atenea.

—Ella tiene otros asuntos que atender —declaró Atenea sin querer dar más información, prefería que Percy se mantuviera al margen de todo esto.

—¿Que decidieron? —Atenea negó rápidamente con la cabeza.

—Primero lo más importante… ve por él —Percy se puso de pie un poco más recuperado de todo el despliegue de energía que le había tomado desfogar sus sentimientos.

—Donde lo encuentro exactamente… no quiero ver a nadie más por el momento —Atenea cerró los ojos por un momento.

—Cabina de Deméter —Percy casi sentía pena de tener que aparecer mientras que seguramente Katie estaba con Travis.

—¿Eso no está prohibido? —preguntó con algo de diversión.

—¿No lo hacías tú también? —Atenea trato de devolver el comentario lo más ligero y gracioso posible. Afortunadamente Percy lo recibió de esa forma.

—Bueno creo que mejor me voy —Atenea asintió

—Estaremos en contacto Perseo… tu tiempo de licencia se termina pronto asi que provecha para entrenar a tu campeón —Percy asintió y en un impulso se giró para abrazar a Atenea. Ella se quedó un poco impresionada por el impulso, pero rápidamente le devolvió el abrazo.

—Atenea… Gracias —susurró Percy.

—Gracias a ti —dijo ella y luego se disolvió dejando a Percy en medio del bosque. Era momento de ayudar a un amigo que le necesitaba.