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Seis. El templo del aire del Este.

Al día siguiente, ya con mis cosas guardadas en la montura del bisonte volador y con ropa adecuada para un viaje largo, me despedí de mis padres, de mi hermano y de todo mi pueblo. Con ayuda del monje Tian subí al bisonte y partimos hacia el templo del Este.

Duramos cuatro, casi cinco días en llegar al templo. Me había asombrado todo lo que habíamos visto.

Nuestra primera parada de descanso fue en el templo del aire del norte, luego después de un día y medio, sobrevolamos Ba Sing Se, armamos un pequeño campamento para descansar una noche en un lugar llamado el cañón de la muerte, volvimos a parar cerca del final del Reino Tierra. Y al final después de tanto habíamos llegado al templo del aire del Este.

Quede totalmente anonadada. Era obvio que ninguna persona seria capaz de ir a aquel lugar sin tener un bisonte volador. El lugar era enorme, eran tes montanas conectadas entre ellas con puentes, en cada montana había, casas, cuartos, santuarios, lo que hiciera falta. Todo estaba rodeado de naturaleza y desde lo lejos podía a ver a los bisontes voladores bebés jugar entre ellos, y a los lémures volar. Todo parecía tan vivo y relajado.

—Bienvenida al templo aire del Este, joven Ānníng. —dijo el monje Tian. —Cuando aterricemos, la llevare directamente con el concejo de monjes para que le den la bienvenida, luego la llevare a su habitación en donde podrá descansar. —

—¿Los monjes me dirán que es lo que tengo que hacer? —pregunté.

—Si, ellos probablemente le dirán que descanse, tal vez mañana su maestro, el monje Wong, le dé un tour rápido, le enseñe un poco de historia sobre nuestra cultura, y ya después de eso empiece a entrenar con él. —

Asentí.

Aterrizamos cerca del establo de los bisontes, ese lugar era grandioso, había un montón de bisontes grandes y adorables bisontes bebés. Todos eran adorables.

Bajamos del bisonte del monje Tian y el me guio hacia donde se encontraban los monjes del concejo. Entramos a una pequeña sala abierta y sin techo, este solo eran un montón de enredaderas.

—Bienvenida, joven Ānníng Lin. —dijo uno de los cuatro monjes que estaban ahí, él estaba en el centro, era algo delgado, como todos los monjes no tenía pelo y tenía sus tatuajes, tenía un largo bigote canoso, era de piel morena y ojos grises. —Mi nombre es Fo y soy el encargado de este templo. —el monje Tian se fue a sentar al asiento vacío que estaba a su izquierda, él también era uno de ellos.

—Gracias por recibirme. —dije haciendo una reverencia. —Es un honor poder aprender sobre la cultura de los Nómadas Aire. —

—Toma asiento por favor. —me dijo el monje Fo

Me senté en una almohada que estaba en el piso delante de ellos.

—Bueno, creo que sería correcto que nos presentemos. —dijo el monje que estaba a la izquierda del monje Tian. —Mi nombre es Zi. —él era el más corpulento de todos los monjes, no tenía bigote y era de piel muy blanca, tenía como todos tatuajes y nada de pelo, y los característicos ojos grises de los Nómadas Aire. —Preséntense compañeros. —les dijo a los demás.

—Mi nombre es Xun. —dijo el monje que estaba del lado derecho del monje Fo. Él era delgado, parecía ser, después del monje Fo, uno de los más viejos. Tenía una larga barba blanca junto a un bigote igual de largo. Parecía ser el más serio y por alguna razón me pareció el más cascarrabias.

—Yo seré tu maestro, mi nombre es Wong. —dijo el monje que estaba a lado derecho del monje Xun. Él era de piel medio clara, no tenía bigote, y parecía muy agradable, ya que fue el único aparte del monje Tian que me había sonreído. Sabía que el sería un gran maestro.

—Gracias por tomarme como su aprendiz. —hice una ligera reverencia y luego volví a mi posición anterior.

—Por el momento puede descansar, joven Ānníng. —dijo el monje Fo. —Mañana a primera hora comenzara su entrenamiento. —

El monje Wong se levantó y se puso a mi lado.

—Sígueme, Lin. Yo te guiare a tu habitación. —

Me levanté, hice una reverencia a los otros monjes y seguí a mi maestro.

—Monje Wong, ¿Cuándo vendrá el gurú a enseñarme a usar el estado Ānníng? —pregunté.

—Puedes llamarme Wong. —me sonrió. —

Pasaremos mucho tiempo juntos, así que creo prudente comenzar a hacer amigos. Y respondiendo a tu pregunta, creo que el gurú vendrá en un año, está en un retiro espiritual, pero él no te enseñará a cómo usarlo, él te guiará en la dirección correcta a la cual debes ir. —

—Ah, yo pensé que sería más sencillo. —suspire. —Algo me dice que será difícil e imposible. —

—Algo difícil no significa nada imposible. —dijo dándome una mirada. —Simplemente significa que tendrás que trabajar duro. —

Asentí soltando un suspiro.

Seguimos caminando hasta que llegamos a un pasillo lleno de puertas y nos paramos delante de una.

—Esta será tu habitación. —dijo el monje Wong abriendo la puerta.

—Descansa bien, Lin. Vendré por ti temprano para desayunar y después comenzar con tu entrenamiento. —dejó que entrara. —Ahí en tu cama hay un cambio para dormir y en ese cajón. —dijo señalando un pequeño cajón. —Hay un cambio para entrenar y otros de repuesto. —sonrió. —Buenas noches. —

—Buenas noches, maestro Wong. —dije.

Cerró la puerta.

Fui hacia la cama, me cambie y en cuanto mi cabeza toco la almohada, me dormí.

A la mañana siguiente, me desperté, fui al baño para asearme y después fui hacia el armario para poder cambiarme. Había varios cambios todos con los mismos colores amarillos, naranjas y café, que caracterizaba a los Nómadas Aire , pero me decidí por uno que me había gustado por el estilo, era un poco diferente a todos los demás, era un conjunto que constaba de un mono corto café con un mono amarillo largo con cuello que dejaba ver un poco el que estaba debajo, también tenía un cinto rojo y con un tipo de manga que llegaba desde mi muñeca hasta mi antebrazo, me puse unas botas que llegaban por casi cinco dedos debajo de la rodilla, y me trence mi largo y blanco cabello para que no me estorbara.

Al poco rato de estar lista, Wong llego y me llevo a desayunar tal y como había dicho la noche anterior. Comimos en su mayoría frutas y vegetales, ya que los Nómadas Aire no comían ningún tipo de carne.

Después de desayunar me dio un tour por todo el templo y un poco de la historia de este.

—El Avatar anterior. —comenzó Wong. —El Avatar Roku aprendió aire control en este templo hace muchos años, incluso aquí conoció a su esposa, la Ānníng Suyin. —

Lo mire sorprendido. La verdad era que no sabía mucho de mis rencarnaciones pasadas.

Caminamos un buen tramo hasta llegar a los establos de los bisontes voladores.

—Que bonitos. —dije cunado un bisonte bebé se me acerco. Yo lo acaricie.

—Estos bisontes serán enviados al templo del aire del sur, para que los aprendices nómadas puedan escoger un guía. —

—¿Yo podré escoger uno? —pregunté esperanzada.

—Por desgracia no, como Ānníng nacida en una tribu del agua debes seguir las tradiciones de tu pueblo, es por eso mismo que no te daremos tatuajes al igual que los demás estudiantes. —

—Oh, bueno… está bien. —dije desanimada.

—No te preocupes mi joven pupila. —dijo tomándome del hombro. —Siempre podrás compartir el bisonte con el Avatar. —

—Eso me reconforta un poco. —dije haciendo un puchero.

Sonrió y seguimos con el recorrido.

Llegamos a un lugar en la parte de afuera que consistía de ocho enormes piedras que formaban un círculo, estaba algo separado del templo principal y había varios monjes meditando.

—Este es el circulo de meditación. —me susurró Wong. —Aquí venimos cuando queremos un poco de paz y tranquilidad, o cuando necesitamos un poco de claridad en nuestras mentes. —

—¿Cada cuanto tendré que venir a meditar? —pregunte.

—Cada vez que sientas que tu mente se pierde entre tanto estrés e intranquilidad. Este es el lugar más tranquilo y apartado, aquí podrás aclarar todas tus dudas contigo misma. —

Asentí.

Seguimos caminando y me fue enseñando las diferentes estatuas de los Ānníngs aire junto con sus Avatares y la de los Avatares aire y sus Ānníngs. Me dijo los nombres de cada uno, me prometí a mí misma no olvidarlos.

—Bueno, ya que hemos recorrido y te he enseñado el templo, creo que es momento de comenzar con tu entrenamiento. —dijo el monje.

—Está bien, ¿Por dónde comenzamos? —dije entusiasmada.

—Primero que nada hay que sentarnos. —

Asentí.

Nos sentamos uno enfrente al otro y el comenzó a explicarme.

—El aire control es el elemento de la libertad. —comenzó. —Los Nómadas Aire lo practicamos como método de relajación, no utilizamos este elemento con fines egoístas y para buscar problemas, lo único que buscamos es la iluminación espiritual. Dice la leyenda que los primeros maestros aire, aprendieron este control de los antiguos bisontes voladores. Ponte de pie por favor. —pidió. Nos pusimos de pie y comenzamos a hace un ejercicio con los brazos de forma lenta. —La clave del aire control es la flexibilidad, encontrar y seguir el camino de menor resistencia. —el aire a nuestro alrededor comenzó a fluir de forma agradable. —Hoy te enseñare a como redirigir una corriente de aire. —

Asentí, puse mucha atención y comenzamos mi entrenamiento.

Con el paso de los días fui aprendiendo con demasiada rapidez a cómo utilizar bien el aire control, el maestro Wong me dio mi propio planeador, me enseñó a usarlo y me dio varios consejos, como cerrar la boca, cosa que dijo muy tarde ya que para ese momento ya me había tragado un insecto, por poco y vomito en el aire.

Era tan liberadora la sensación de volar entre las nubes junto con las demás estudiantes. Lo bueno fue que ninguna me trato de forma diferente. Ese era otra cosa que se me había resultado un poco extraño, casi no había niños, pero el moje Wong me había dicho que los templos del norte y del sur eran en su mayoría para niños y los otros dos solo para niñas, y los pocos niños que había ahí se irían a los otros templos cuando su entrenamiento estuviera más avanzado.

Wong me enseñó varias técnicas de aire, como: La esfera de aire, la ráfaga, la bomba de aire, el embudo, entre otras técnicas más.

Con tanto entrenamiento no me había dado cuenta de que había pasado ya un año y que había llegado el día en el que gurú Pathik llegara al templo a enseñarme a cómo utilizar el estado Ānníng.

Me encontraba totalmente inquieta, ya controlaba la mayoría de las técnicas pero todavía no se me podía considerar maestra.

En ese momento me encontraba en el círculo de meditación junto con mi maestro cuando Nobara, una compañera llego y nos avisó que el gurú ya se encontraba aquí. Rápidamente nos pusimos de pie y seguimos a Nobara a donde se encontraba el gurú.

—Buenos días, Pathik, viejo amigo. —saludo mi maestro con una sonrisa. —Espero que haya encontrado lo que estuviera buscando en su viaje. —

El gurú era un hombre moreno, era muy delgado, yo le calculaba unos cincuenta años y tenía una barba blanca al igual que las cejas.

—Buenos días a ti también, amigo. —saludo de vuelta también con una sonrisa. —Claro que lo encontré, fue un viaje sumamente revelador. —

—Me alegra escuchar eso. —dijo Wong. —Bueno, te presento a tu aprendiz. —me puso una mano en el hombro. —Ella es la Ānníng Lin. —

—Es un gusto conocerlo, gurú Pathik. —hice una reverencia.

—Lo mismo digo, joven Ānníng. —

—Y bueno… ¿Cuándo comenzamos? —pregunté.

—Tu entrenamiento comenzara mañana por la mañana. —dijo Wong.

—Entonces…Ya me puedo ir a jugar con las demás, ¿No? —dije mientras me daba la vuelta y comenzaba a ir hacia donde las demás niñas jugaban.

—Lin. —me llamo Wong. —Todavía no terminamos el entrenamiento de hoy. —

Solté un resoplido.

—Está bien, continuemos. —

—Bueno, yo los dejos. —dijo Pathik con una sonrisa. —Nos vemos en el círculo de meditación después de la cena de mañana, Lin. —se fue.

Seguimos con nuestro entrenamiento de siempre.