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Suerte y perseverancia

Pequeña aclaración: Cada volumen es independiente del otro. Sigue su propia línea de historia y no se ve afectado por los volúmenes anteriores. Bueno, salvo por algún poder o habilidad que se viene arrastrando por el conocimiento y la personalidad del protagonista que va evolucionando. Volumen 1 Cross over entre nasuverso y Madam ou no Vanadis Volumen 2 viaje por Juego de Tronos, Señor de los anillos y Dark Soul 3 Volumen 3 Mushoku Tensei y Danmachi. Volumen 4 Naruto y muchos otros. -o- Kain, antiguo vástago del equilibrio. Renació en el mundo de Fate y vivió durante varios siglos. Sin embargo, al encontrarse con su viejo enemigo, el dios Hilden, lucho y perdió. Ahora su alma viaja a través del multiverso buscando el poder y la forma de volver a aquel mundo por la venganza. -o- Reglas del juego: 1.- No hay power up indiscriminados 2.- Todo se estudia y se gana hasta dominarlo 3.- El alma influye sobre el cuerpo, por ende, el cabello y los ojos siempre serán los mismo (ojos color lazuli y pelo blanco). 4.-La fuerza es proporcional al conocimiento adquirido, la técnica y la fuerza del alma. 5.- El nivel del mundo es proporcional al alma. Eso quiere decir que si el alma del protagonista es fuerte, irá a un mundo de mayor nivel.

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Mundo Shinobi - Señores de la guerra - 456

Kain se detuvo a la entrada del restaurante del hotel que construyeron en ciudad Tengu para las visitas diplomáticas como los kages, daimios y sus familias. En la entrada esperaban dos mujeres con una sonrisa amigable y vestidos de gala. Ambas de aspecto bonito, elegante y curvilíneo.

La primera era Abigail, de cabello oscuro y rizado hasta los hombros. Ella media 1.6 mts de estatura, pero ocupaba zapatos con un tacón de aguja que la hacían ver más alta. Tenía el rostro ovalado y le gustaba utilizar bastante pintura en los ojos, lo que la hacía ver sensual. Ella pintaba los labios de un rojo carmesí y llevaba puesto un vestido negro de una pieza que le llegaba hasta las rodillas.

Por otro lado, Elizabeth, rubia, con el cabello liso y ordenado en un moño, pero se dejaba algunos mechones ondulados que caían a los lados de su rostro. Ella se veía tierna y sensual. Sobre todo, sus labios pintados de un color rosa pastel. Llevaba un vestido de una pieza de color plateado, le llegaba hasta las rodillas y también usaba zapatos con tacón de aguja.

Kain avanzó por delante, se detuvo delante de las dos mujeres y les susurro. Elizabeth estiro sus manos y le acomodo la ropa mientras sonreía. Kain sonrió y miró a Abigail, ella acercó su mano al pecho de Kain y lo acaricio con la punta de los dedos mientras se preocupaba de que nadie excepto Elizabeth la viera. Sin embargo, Elizabeth frunció el ceño y le dio una palmada en la mano. Abigail miró a Elizabeth y le sostuvo la mirada. Elizabeth le susurro algo, lo que hizo a Abigail negar con la cabeza y mirar al techo en un gesto de fastidio.

Kain tomo la mano de cada mujer y le dio un pequeño beso en el dorso de la mano. Él soltó las manos, se dio la vuelta y volvió a tomar las manos de Elizabeth y Abigail mientras miraba a los invitados. Abigail y Elizabeth sonrieron mientras Kain decía —bienvenidos al restaurante "Entre amigas", dirigido por Abigail y Elizabeth—

Kain les fue explicando la especialidad y al mismo tiempo mirando las expresiones de los kages, daimios y familiares. Por supuesto, los hombres parecían fascinados con Abigail y Elizabeth, pero las esposas parecían bastante descontentas, sobre todo las del país de la Tierra y del Agua.

—Bueno— dijo Kain cortando con sutileza la explicación, notando que estar aquí podría complicar la situación —será mejor que lo presencien por ustedes mismos—

Kain dio un paso atrás y posiciono sus manos en los hombros de Abigail y Elizabeth. Ellas sonrieron y les dijeron —por aquí por favor—

Kain se hizo a un lado y ellas guiaron a los daimios que parecían bastante embelesados por el movimiento de las caderas.

Chiemi, la esposa del daimio de la nación del Agua se detuvo delante de Kain y su marido siguió de largo sin prestar atención a su esposa. Sin embargo, a Chiemi no le importó y en su lugar, miró a Kain con descontento —Kain-sama, toda la mañana pensé que usted era un caballero distinguido con buenos gustos. Me decepciono—

—Mi estima señora— dijo Kain con una sonrisa suave, puso las manos como si estuviera rezando y continuo —le aseguro que cuando pruebe los deliciosos tragos que prepara Elizabeth, usted estará más que feliz ¿No le han dicho que es malo juzgar a las personas por su apariencia? En cierto sentido, ellas son de origen humilde y no se pueden comparar a una dama tan refinada como usted, pero le pido que espere antes de sacar conclusiones. Créame, una vez que usted lo presencie por su propia cuenta, estará más que satisfecha—

Chiemi coloco una mirada indefensa y le preguntó en un tono mimado —¿Lo dice de verdad?—

—Por supuesto, no me atrevería a mentirle. Por favor, adelante— dijo Kain señalando con la mano

Gengetsu, el mizukage, entrecerró los ojos y quedó mirando a Kain. Gengetsu espero a que Chiemi avanzara y la siguió. Kain camino a la par y Gengetsu lo miró de reojo.

—¿No trajiste a Tsubaki-san? Pensé que ella era tu esposa y la que se encargaba de estos eventos— dijo Gengetsu con la suficiente fuerza como para que las esposas de los daimios escucharan y se desanimaran. Si esto seguía de esta manera, pronto habría problemas, y no por alguna razón seria como un conflicto limítrofe o de recursos.

—Ooh ¿Tsubaki? No, ella no vino. Ella está estudiando, tiene la idea de colocar su propio hotel en la nación del Rayo, así que compre el que existe en la capital y ella está consultando con los administradores y trabajadores. Después de eso viene la fase de remodelación y, por último, viajar a la costa y construir un hotel de lujo en donde le parezca bonito. Le recomendé que fuera lo más al norte posible, cerca de la costa. Creo que sería estimulante ver por la mañana al gran Genbu surcar el mar. No es algo que puedas ver todos los días, menos en una habitación cómoda y elegante—

Gengetsu quedó mirando a Kain y después miró a las esposas de los daimios, quienes ladeaban sus cabezas para escuchar de lo que hablaban. Chiemi era la menos sutil y ella ralentizo su avance para preguntarle a Kain. Ella era todo sonrisas y al mismo tiempo, Gengetsu entendió que su comentario tomo la dirección equivocada. También se acercó la esposa del daimio del país de la Tierra, quien parecía tener los mismos intereses de Chiemi. Por último, se unió la esposa del daimio del país del Viento. La más joven de las tres, debe haber tenido la misma edad de Kain. De cabello oscuro y largo hasta la mitad de la espalda. Tenía el rostro con forma de corazón, los ojos verdes y la nariz respingada. Su rostro y expresión era bastante agradable a la vista. Era la que se veía más tímida de todas las reinas de cada país.

Gengetsu miró por delante y se dio cuenta que los estúpidos daimios estaban enfocados en las mujeres que dirigían el restaurante en lugar de cuidar de sus esposas. Entonces Gengetsu fue consciente de algo y miró a Kain con desconfianza. Por dentro, Gengetsu se preguntó si Kain lo hizo a propósito, porque esto parecía un acto de magia, utilizando hermosas ayudantes para distraer al público mientras él hacia su truco sin que nadie se diera cuenta.

Todos entraron al restaurante con hermosa cerámicas burdeos en el piso, espacioso y con mesas redondas con manteles blancos. El techo tenía candelabros de araña dorados con luces brillantes y claras, ni parecido a la luz que podían acceder en el resto del mundo.

El ambiente era tranquilo y al fondo del salón había un piano. Una mujer rubia de aspecto curvilíneo en un vestido negro de una pieza esperaba por delante del piano. Las facciones eran tiernas, de aspecto amigable.

La pianista miró a Kain y este último asintió. Ella sonrió, se acercó al piano, se sentó con elegancia y lo comenzó a tocar. La melodía floreció y viajo por todo el salón captando la atención de todos. Lo que nadie se espero es que la joven que tocaba el piano fuera la hija menor del clan Hoshino, Honoka Hoshino. Ella era naturalmente bella igual que su madre y hermana mayor, pero Honoka era diferente de Mizusu y su fuerte estaba en las artes.

Kain se acercó a la mesa que le señalo Elizabeth. Kain se sentó en la silla y Elizabeth sonrió de forma significativa. Ella acercó su boca al oído de Kain y le susurro algunas cosas. Kain asintió y Elizabeth enderezo su espalda y fue a buscar a los garzones.

Kain miró a todos, en especial, a Chiemi. Ella lo miraba con cierta desaprobación al estar cerca de Elizabeth, pero Kain puso su sonrisa más charlatana como si todo esto fuera un truco divertido, lo que hizo sonreír a Chiemi. Su esposo, el daimio de la nación del Agua, estaba demasiado preocupado por Elizabeth y sus generosas curvas, así que ni siquiera noto que su esposa suspiraba por otro.

Kain vio a Elizabeth venir con los garzones, quienes llevaban un mueble con ruedas y una cubierta de mármol blanco con betas doradas. Ellos se detuvieron a un par de metros de las mesas de los daimios y Elizabeth comenzó a sacar botellas de los estantes internos. También saco copas y accesorios para preparar bebidas.

Kain se puso de pie, camino hasta ponerse a un lado del mueble. A lo lejos vio a Abigail venir en su dirección acompañada de un par de garzones. Ella llevaba una libreta y un lápiz igual que el resto de los garzones. Abigail era naturalmente sensual, ella era la mejor amiga de Elizabeth desde la universidad. De cabello oscuro y rizado. De actitud risueña y sensual. Ambas eran como los dos lados de la moneda. Abigail siempre coqueta en busca del amor mientras que Elizabeth solo se preocupaba de criar a su hija.

Kain miró a los daimios y después miró a Elizabeth detrás del mueble mientras posicionaba todo lo necesario para preparar tragos. Él miró a los kages, daimios y familiares —bien— dijo —quisiera presentarles a Elizabeth. Ella era la dueña de un local en la nación del Fuego. A todo esto— dijo Kain levantando el dedo índice como si se le ocurriera un idea. Él miró a Yahiko, daimio de la nación del Fuego e hizo una profunda reverencia —lo lamento, daimio-sama, me he robado las virtudes y riquezas del país para mis propósitos—

Más atrás, Elizabeth estaba fascinada y se tapaba la boca mientras sonreía, incrédula de que Kain pudiera hacer tal ridículo delante de daimios y kages, pero en cierto sentido, le gusto. Ella se mordió el labio inferior y apoyo las manos sobre la cubierta del mueble.

Por su parte, las esposas de los daimios hacían una sonrisa irónica como si les diera asco que Kain se rebajara por esa mujer de baja cuna, incluso la tímida esposa del daimio de la nación del Viento, lo desaprobaba.

Kain enderezó la espalda y miró a kages y daimios —bien, dejando a un lado las bromas. Elizabeth junto a Abigail eran dueñas de un local, pero de lo que realmente me gustaría presumir es de Elizabeth y su sentido del gusto y gran inventiva para producir tragos— Kain miró a Elizabeth y le dijo —por favor, haz tu magia—

Elizabeth asintió, tomo un recipiente grande como un vaso metálico y uno más pequeño y los dejo uno al lado del otro. Después tomo hielo y lo coloco en el recipiente. Después ella tomo el pequeño recipiente metálico, tomo una botella de licor trasparente y lo vertió en el recipiente. Ella vertió varias dosis en el vaso metálico grande y fue añadiendo otros productos como jugo de limón y arándanos. Sus manos eran agiles y su actitud enérgica, se veía en su rostro que se estaba divirtiendo. Una vez que reunió todos los ingredientes, le puso su tapa al vaso metálico y lo agito. Lo lanzó al aire, le fue dando vuelta y sonreía y miraba a todos mientras lo hacía. Lo que en cierta manera atrajo la atención de los rígidos y tradicionales, daimios y Kages.

Elizabeth termino de preparar la mezcla, abrió el recipiente metálico, lo dejo sobre la mesa, preparo cuatro copas trasparentes con una forma cónica, ocupo un pequeño colador metálico con la mano izquierda y con la derecha tomo el recipiente metálico. Entonces fue vertiendo el líquido rojo. Una vez que lo vertió todo, dejo el recipiente a un lado, tomo unas cascaritas de naranja previamente cortadas, las retorció por encima de cada trago y las uso de adorno. El aspecto era simple, pero elegante. Elizabeth miró a los kages, se puso nerviosa porque no sabía si debía ofrecerlos o solo esperar a que uno quisiera probarlo, pero ahí salió Kain al rescate.

—Aaaaah, santo cielo— dijo Kain con una amplia sonrisa, miró a los daimios y kages, sonrió como si estuviera esperando este momento con entusiasmo y les dijo —me van a perdonar, pero no me puedo contener. Después de probar los tragos de Elizabeth, por lo menos necesito tomarme uno al día—

Kain estiro su mano y tomo una copa, de paso, le guiño un ojo a Elizabeth para que sintiera la complicidad. No era justo para ella. Elizabeth estaba acostumbrada a venderle tragos a los civiles de la capital de la nación del Fuego. Enfrentarse a los kages y daimios era demasiado para ella. Sin embargo, al ver a Kain sonreír y guiñarle un ojo, ella sonrió. Kain bebió la mitad del contenido de la copa y se relamió los labios como si fuera la cosa más deliciosa de mundo.

—Bien, esto es excelente— dijo Kain mirando a Elizabeth y continuo —cada día te vuelves mejor— él miró a los kages y daimios y les dijo —¿Alguien más quiere probarlo o me los bebo todos? No me sentiré ni un poco culpable, se los digo de ante mano—

Los kages, daimios y familiares se largaron a reír y pensaron en Kain como un payaso, pero eso no importaba, lo que importaba es que este pequeño acto charlatán les dio el valor de probar el trago.

Chiemi levantó la mano y su esposo, el daimio de la nación del Agua la quedó mirando, pero ella lo ignoro y sonrió de forma amigable. Al mismo tiempo, el daimio de la nación del Agua soltó un suspiro de fastidio, pero no lo impidió.

Kain le acercó la bebida a Chiemi y todos la quedaron mirando. Ella le dio un sorbo, apartó la copa y se relamió los labios —está exquisito— dijo con una amplia sonrisa, lo cual no era mentira y por dentro le molestaba, pero debía admitirlo.

Kain repartió el resto de las copas para las esposas de los daimios y Elizabeth preparo más tragos.

Al mismo tiempo, Kokoro entró al restaurante y Kain se acercó a ella. Ellos se detuvieron a un metro del otro y se quedaron mirando. Kokoro le dio una mirada a Elizabeth, pequeña, muy diferente de ella. Tenía un cuerpo que cualquier hombre quisiera abrazar. Kokoro miró a Kain, él la miraba a los ojos, parece que sonreía, pero nunca curvo los labios. Eran sus ojos los que sonreían.

—¿Todo bien?— preguntó Kokoro

—Todo bien, amor— respondió Kain —ven, vamos, tengo una mesa para los dos—

—No crees que lo mejor sería sentarte con los kages—

—Mmmm, algo me dice que este día terminara temprano, así que no hay problema. El único inconveniente será solucionar la resaca de todos, pero ya tengo un plan para eso. Ven— dijo Kain, le tendió la mano —eres mi esposa, tú tienes que estar conmigo—

Kain llevó a la gran Kokoro Yotsuki con él. Resaltaba bastante, porque ella era más alta que él y la mayoría de los presentes. Solo Jin, el tercer Raikage era más alto que ella y por su gran volumen tuvo que ocupar dos sillas.

Por otro lado, las esposas de los daimio e incluso Elizabeth, se quedaron mirando a Kain y Kokoro. Fue como un balde de agua fría saber que una mujer tan grande y poco refinada tuviera el corazón de su interés amoroso.