Mundo Shinobi - Lo que importa es la fuerza - 113

Naoko y Kain volvieron a su casa después de ver a Itachi como a eso de las seis de la tarde. Naoko quería acompañar a Itachi, pero Kain le recordó que afuera estaba nublado y en cualquier momento caería la lluvia. Gracias a eso, Kain se pudo llevar a su madre y dejar que Itachi trabajara. El amor te pudre el cerebro e Itachi era igual al resto de los mortales. Durante la hora que paso conversando con Naoko, sus subordinados lo vinieron a buscar varias veces. Todo el tiempo recordándole que necesitaban varios registros revisados y firmados por él. Así que Kain tuvo que mover los engranajes del destino para que los dos tortolitos se separaran.

Una vez que Kain y Naoko estuvieron en casa, Naoko camino como si estuviera embelesada. Apenas si escucho las indicaciones que le dio Kain y solo lo tomo en cuenta cuando salió del alcance efectivo del genjutsu que le permitía ver el mundo físico. Naoko vio como su "visión" se apagó y todo se volvió oscuro. Sin embargo, más que sentirse triste o algo, lo acepto con resignación.

-Da igual- dijo Naoko entre suspiros -sin él, todo tiene un color tan opaco-

Entonces, se orientó por el pasillo como lo hacía antes, a base del tacto de sus pies y sus manos. Una vez que logro hacer un mapa mental, camino con total naturalidad por el pasillo y doblo por un pasillo hacia la derecha.

En ese momento, Kain estaba parado sobre su pie izquierdo, mientras se apoyaba su mano derecha en la muralla. Al mismo tiempo, con su mano izquierda se quitaba la sandalia de su pie derecho. Después hizo lo mismo con su sandalia izquierdo y dejo ambos calzados a un lado de la entrada. Miró a Naoko desaparecer en la esquina, y él también suspiro. Después negó y se preguntó como su madre podía enamorarse de alguien con una personalidad tan débil. Si Kain hubiera sido Itachi, hubiera sido más directo en muchos aspectos. Digamos que Itachi se movía como un caballo de paseos mientras Kain corría como un caballo de carreras pura sangre.

Kain alejo esos pensamientos de su mente y avanzó por el pasillo a pies descalzos. Sin embargo, solo alcanzo a dar cuatro pasos cuando de repente escucho el estruendo de una maceta de greda quebrándose. Entonces giro su rostro y escucho otra maceta estrellarse contra el suelo. Esto era serio, Mito era la mujer de las plantas en esta casa y quien fuera el demente que se estaba metiendo con las plantas, estaba buscando su muerte. Kain soltó un suspiro y camino de vuelta a la puerta, solo para ver el rostro del futuro cadáver.

-Disculpe- dijo Kain con cierto fastidio, abrió la puerta corredera y continuo -se está metiendo en problemas-. Sin embargo, sus ojos casi se salen de sus cuencas cuando vio el desastre que habían hecho en el patio del frontis. Había veinte tipos debajo de la puerta Torii. Poco a poco se estaban moviendo a lo largo del jardín, caminando sobre las plantas como si nada. Kain escucho unos pasos por el pasillo, a sus espaldas. Giro su rostro cubierto de miedo, pero para su suerte, solo era su tío. Kain tomo una profunda respiración y soltó un suspiro.

-Kain- dijo Hashirama a medida que avanzaba por el pasillo -Naoko volvió un poco rara ¿Bebió algo en la calle?-

Hashirama iba con una sonrisa divertida, de solo recordar el estado en el que llego Naoko. Sin embargo, en su rostro se dibujó una mueca de espanto. Corrió hasta Kain, lo tiro de la ropa y lo entró. Después cerró la puerta corredera y tomo a Kain por los brazos.

-¿Quién son esos?- preguntó Hashirama

-No lo sé, tío- respondió Kain asustado -solo volví con okaa-sama. La ayude a sacarse sus sandalias y ella se fue caminando de los más tranquila. Cuando yo me quite mis sandalias y me iba a ir a mi habitación, escuche sonidos en el patio y esos idiotas ya estaban aplastando las flores-

-¿Seguro que no sabes nada? ¿No te portaste mal y golpeaste a alguien en el camino?-

-No tío, para nada-

Hashirama soltó a Kain de los brazos y se agarró la cabeza con ambas manos. Tomo una profunda respiración y aguanto el aire durante unos segundos, solo para botarlo después -tu tía esta con Naoko, eso es bueno- dijo Hashirama -hazte cargo de esos idiotas y sácalos lo antes posible. Si no, tendremos un baño de sangre. Tu conoces tan bien como yo a tú sensei-

Kain ya imaginaba a los tipos aplastados a puñetazos, con las extremidades rotas y los rostros irreconocibles. Kain se estremeció de solo pensarlo -déjamelo a mi tío, trata de mantener a sensei ocupada el mayor tiempo posible. De ser posible, que no venga al patio del frontis hasta mañana. Veré si puedo hacer algo-

-Bien, haz tu mejor esfuerzo- dijo Hashirama y se fue con un rostro serio, con dirección a donde estaba su esposa. Si Mito se entera…pensó. Agito la cabeza tratando de sacar esa imagen de su cabeza.

Por otro lado, Kain volvió a abrir la puerta corredera y cuando miró el frontis, lo único que atino a hacer fue a taparse la boca con la mano. Estos idiotas, súper idiotas, se habían condenado.

Por otro lado, todos eran rubios y vestían kimonos roñosos. Eran un punto intermedio entre los civiles y los shinobis. Un tipo alto, estaba parado en medio del grupo. Sonreía mientras sus secuaces (estúpidos igual que él) rompían los maceteros y las plantas

-¿Qué haces idiota?- pregunto Kain enojado. Paso por el dintel de la puerta y cerró la puerta corredera a sus espaldas. Avanzó con los pies descalzo mientras los tipos lo miraban y el líder inclinaba su rostro hacia un lado, en una pose desafiante.

El líder del grupo era un tipo alto, delgado, de cabello alborotado. Rubio igual que el resto. Con unas ojeras debajo de sus ojos y pómulos huesudos. Andaba trayendo una especie de katana oculta en un bastón que, de manera desafiante, la llevaba en su mano derecha y la apoyaba sobre su hombro derecho.

Kain estaba a tres metros del tipo y levantó su rostro para mirarlo a los ojos. El resto de los tipos detuvieron sus destrozos y miraron a su líder, expectantes de lo que iba a hacer. El líder nunca desarmo su pose desafiante. Sus ojos eran apáticos, totalmente desprovistos de cualquier amabilidad. Ni siquiera sonrió o hizo alguna morisqueta. Solo llevo su mano izquierda al interior de su kimono y saco un kunai. Se lo lanzó a Kain en un rápido movimiento, pero fue demasiado aburrido para Kain. Este último agarro el kunai en el aire y lo devolvió en un gesto aún más rápido. El kunai voló en un ángulo ascendente y le rajo toda la mejilla derecha al líder. Este último ni siquiera se inmuto a pesar de que empezó a sangrar.

-¿Tu eres el mocoso que estaba ayudando a Okita?- preguntó líder con voz rasposa

-¿Qué pasa si es así?- pregunto Kain en un estado molesto

-Será mejor que lo dejes, o te meterás en problemas-

-¿Contigo?- pregunto Kain haciendo una sonrisa burlesca

-No, con nuestro jefe-

-Si tu jefe no es como Tobirama, dile que será mejor que deje de pretender a Okita. Ahora es mi aprendiz-

-Tu no entiendes, mocoso- dijo el líder con una mirada filosa. Bajo el bastón que apoyado en el hombro y lo tomo ambas manos. Entonces con su mano derecha, sujeto una punta y la deslizo, revelando una espada de la misma longitud que el bastón -el mundo es más grande de lo que crees. Estas jugando con fuerzas que no entiendes-

-Claro que entiendo bien- dijo Kain con una gran sonrisa. Saltó en un instante, colocase a distancia de la cabeza del líder. Este último abrió los ojos como platos, iba a decir algo, pero Kain le cerró la boca de una patada. Cayó a tierra y el resto de sus seguidores atacaron a Kain.

-Vamos, vamos- dijo Kain cayendo de pie en el suelo -si no vienen a mí, yo iré por ustedes- entonces se movió a una gran velocidad y los fue noqueando a todos de un golpe. Una vez que acabo con todos, Kain miró al techo de la casa y dijo a gran voz -Shiori-chan ¿puedes ser linda e ir a buscar a la policía?-

La anbu saltó del techo y cayó frente a Kain -Kain, te dije que un anbu…- dijo en tono molesto

-Lo sé, lo sé, Shiori-chan- dijo Kain con una gran sonrisa -pero necesito ayuda en estos momentos. Si sensei se entera de esto, habrá muchos muertos-

Shiori se quedó callada durante un momento y después asintió -Mito-sama es muy peligrosa- dijo

-¿Verdad?- respondió Kain con una sonrisa incomoda. Tomo a un tipo y lo empezó a cargar para lanzarlo fuera de la propiedad -así que ayúdame con la policía, por favor. Por los ancestros ¿en qué estaba pensando Tobirama cuando tuvo la genial idea de hacerse con esta gente? Son débiles, son tontos como las piedras, y no tienen ninguna noción del mundo shinobi-

Shiori evito rebatir a Kain, ya que, por dentro, también creía lo mismo. Sin embargo, al igual que su padre, era una devota de Tobirama. Si esté hacia algo, debía haber una razón para eso. Así que solo dejo la escena y se fue a buscar al policía más cercano.

-¿Me pregunto quién será el estúpido jefe de estos descerebrados?- se preguntó Kain mientras cargaba a uno de los tipos. Una vez que llego a la puerta Torii que marcaba el inicio de la propiedad, lanzó el cuerpo a la calle. Después fue por otro y siguió hacia hasta formar una pila de cuerpos, con el líder en la cima. Después se encaramo sobre la pila de cuerpos y se sentó en la espalda del líder. Desde lo alto miraba el jardín de su maestra, pensando que estaba mucho más allá de la salvación. Le dolía la cabeza de solo imaginarla enojada.

-Kain-sama- grito un shinobi. Kain dejo de mirar el jardín y vio que un shinobi venía corriendo por la calle. Kain ondeo su mano y el tipo corrió aún más rápido. Una vez que llego delante de Kain, dijo -Kain-sama ¿Qué le paso?-

-Nada a mi- respondió Kain con una amarga sonrisa -pero estos tipos atacaron la casa del dios shinobi. Busca gente y métanlos a las celdas. También infórmale a Tobirama que llego una especie de organización criminal infiltrada entre las filas shinobis-

-Como usted diga- dijo el shinobi y fue a buscar a más de sus compañeros. Por su parte, Kain se quedó sentado sobre la pila de cuerpos. El día estaba nublado en ese momento y a lo lejos sonaron los truenos. Entonces comenzó a caer lluvia.

-Lo que faltaba- dijo Kain y soltó un suspiro. Las gotas de lluvia comenzaron a caer una a una. Kain alzo la vista a lo lejos y vio a los civiles haciendo los últimos preparativos en sus huertos. Una vez que completaron todo lo que debían hacer, se metieron a sus chozas. Kain torno los ojos al cielo, pensando en algo y después miró al líder del grupo. Kain estaba sentado sobre su espalda, así que fue fácil de alcanzarlo. Kain levantó su mano izquierda y la dejo caer como un pesado martillo sobre el rostro del líder. Los huesos crujieron y el tipo grito.

-Maldito- grito líder furioso -cuando nuestro jefe se entere de esto te vendrá a matar-

Kain rio al mismo tiempo que tosía y le dijo -tu jefe tiene tanto cerebro como tú, idiota. ¿Sabes la casa de quien atacaste?-

-A quién le importa- grito el líder en respuesta -te voy a matar- entonces intento hacer fuerzas con sus brazos para levantarse. Kain de nuevo levanto su mano izquierda y esta vez lo golpeo el omoplato derecho. El líder grito en agonía.

-¿Por qué no me escuchas?- pregunto Kain con una amplia sonrisa -te lo digo de buena gana. Solo para que sepas en el problema que te metiste. Créeme, tu jefe no te salvara. ¿Sabes? Aquí vive el dios shinobi-

El líder estaba poniendo una mueca de intenso dolor, le habían roto varios huesos en dos simples movimientos. Sin embargo, cuando escucho lo que dijo Kain, su cerebro se desconectó del dolor de su cuerpo. Trato de girar su rostro y vio al niño de cabello blanco con una sonrisa aterradora. Demasiado inocente y sádica para alguien de su edad. Era, como si el estuviera anticipando su sufrimiento.

-Es men-mentira- dijo el líder con cierto miedo y al instante hizo una mueca de dolor, ya que su cerebro volvió a conectar el dolor con sus sentidos.

-Créelo o no, vas a morir-