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Magnifique

Entre el cosmos y un individuo, su destino en un ciclo de ignorancia, acciones qué comprometen el multiverso y un dios renegado.

Bryan_Yela · Fantaisie
Pas assez d’évaluations
32 Chs

Bajo en la montaña.

Frente al bosque me encontraba, equipado como siempre, pero esta vez debe ser diferente, voluntad y convicción de avanzar, en eso creo.

Melph se encontraba en la entrada al bosque a faldas de la montaña, no paso nada inusual, pequeñas criaturas se cruzaban por su camino, pero las flechas eran suficiente para hacerles frente.

Cualquier criatura que se pase por su camino seria abatida por un disparo fulminante que destrozará su cráneo, esparcirá su material encefálico y volverá a unirse al suelo como lo fue alguna vez.

Goblins, pequeñas criaturas que buscan su propio beneficio, el asentamiento cercano fue exterminado, un baño de sangre en una guerra unilateral, pero esto se debió al ataque sorpresa y la falta de presencia de altas variantes de mayor inteligencia.

Para un cazador que lo intento tantas veces, el terreno no era problema, simplemente se trataba de un paseo por su patio de juegos, o eso era para Melph, al menos hasta llegar donde su acérrimo enemigo, el Karebuy, aquella criatura le esperaba en la entrada del camino para su peregrinaje a través de la montaña.

Un duelo intenso se dio, un empate por segunda vez sería una deshonra, flechas pasaron cortando el aire y silbando con el viento, una y otra vez, todas bloqueadas por las garras de la criatura.

Haces de luz brillan como si danzaran entre las corrientes del viento que soplaban rosando sus rostros y permitían que la sangre derramada como brisa proveniente del mar.

Una y otra vez pequeños cortes, las flechas solo estaban generando un combate para el desgaste, y la criatura con cada flecha bloqueada, avanzaba un paso hacia su enemigo, así poco a poco se acercó.

Cuando la distancia entre ambos fue lo suficientemente corta, ambos se vieron obligados al intercambio de golpes, donde con cada acción, se ejercía la fuerza del oponente, uno y otro rosaron sus rostros de igual a igual.

Con la lluvia y el viento solitario se mezclaron sangre y sudor de ambos contendientes, entre estos movimientos, algunos cortes se escapaban y terminaban produciendo laceraciones al entorno, el ambiente era tenso, tanto que por un momento se detuvieron para analizar a su contrincante.

Poco a poco se llegaba a un punto muerto, donde las heridas que ambos se provocaron comenzaron a volverse peligrosas. Esto detuvo la pelea, otro empate, pero esta vez, la criatura se acercó sin intenciones hostiles.

-Tu apruebas, puedes seguir, yo curarte. – increíblemente, hablaba la lengua de Zoth.

De entre sus garras, pequeñas partículas celestes brotaban y penetraban la piel de Melph, cerrando sus heridas, brindando una cura momentánea al dolor.

Entre pasos desconfiados, donde después de unos cuantos procedía a voltear la mirada para ver al Karebuy de pie inmóvil vigilando su retirada, daba una sensación llena de desconfianza, pero eso no evito avanzar un poco hasta el inicio del camino.

Con suficiente distancia, en una pequeña cueva provocado por el desgaste, se vio obligado a descansar, la noche llegaba y los peligros no se hacían esperar, arrullándolo con los aullidos de bestias merodeadoras.

Después de acampar, habiendo descansado y curado sus heridas, se estaba preparado para avanzar, de esa forma aprovechar el dia.

Entre un camino pedregoso cada paso era un suplicio, pasar por los riscos y pequeños deslaves, siendo esta una travesía única, en la que, el coraje y voluntad serian puestos a prueba ante cualquier aventurero.

Entre los pasadizos pedregosos, que requerían ser cruzas con valor, aferrarse a las rocas, rompiendo sus dedos, sus uñas rotas para evitar caer con un paso en falso, siendo tentado por los vientos que soplaban arduamente como si de un voraz susurro se tratase.

Encontrándose en una situación tan situada al límite, Melph se ve obligado a descansar en una pequeña cueva, evitando viajar en la noche, donde pequeños wyrn cazan.

Mientras dormía, el sol besaba su rostro dándole la bienvenida a un nuevo día, pero no estaba solo en ese momento, frente a el se encontraba un sujeto encapuchado, cubierto entre telas grises cubriéndolo prácticamente todo rastro de piel.

-Así que ya estas aquí, al parecer poco a poco nos encontraremos. - Dijo el encapuchado con tono irónico, mientras sacudía el polvo sobre él.

Rápidamente retrocedió poniéndose en guardia, -Quien eres y que haces aquí. - Exclamo Melph mientras levantaba su arco.

-No, no, no, tranquilo chico, vengo a entregarte un regalo, mira sigue mis gestos. – Exclamo, mientras con gestos gráciles movía su mano de forma ascendente, y soltando una palabra de forma serena. - Estado. - regresando su mirada a Melph.

Atónito, eso describiría como impacto en Melph la situación al seguirle, podía ver una pantalla azul con descripciones extrañas, quizá eso era lo que todos veían cuando hacían gestos extraños en silencio, pero lo que él no sabía, es que, la pantalla de estado solo es visible para su usuario a menos que este permita a alguien verla.

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Perfil de estado:

Raza: Demiurgo (Oculto)

Titulo: Aquel que guiara a un nuevo futuro.

Privilegio del sistema: (Oculto)

Estado: Limitado por corrección; Ajuste de raza.

Fuerza: 46 (¿?)

Inteligencia: 59 (¿?)

Agilidad: 40 (¿?)

Maná: 200 (¿?)

Alma: 20 (¿?)

Clase: Arquero rúnico antiguo (magia de manifestación)

Habilidades Especiales: Flecha heroica Vykon.

Información extra: (Oculto)

..

-Que es eso de oculto? - Pregunto Melph en estado de confusión, pero no recibió respuesta alguna.

- ¿Por qué quieres salvar este decrepito mundo?, donde todos se odian y no aprecian lo que se les concedió. - Exclamo el encapuchado algo molesto mientras retiraba las telas que cubrían su rostro.

-Eres un humano?, entonces esto no es de tu incumbencia. - exclamo algo molesto levantando su voz el muchacho.

-No pequeño, te equivocas, tienes poder, pero que sentido tiene salvarlo, espero me entiendas pronto. - Susurraba el desconocido mientras se acercaba pasos lentos hacia Melph.

Mientras levantaba el arco, preparándose para disparar en cualquier momento, ¿hablo Melph -Puedo saber tu nombre? -

-Por supuesto, donde están mis modales, yo soy Gar. - Justo después de esas palabras su cuerpo se comenzaba a desvanecer en el aire, convirtiéndose en uno con el ambiente.

-El corazón del hombre se parece mucho al mar, tiene sus tormentas, tiene sus mareas y en sus profundidades tiene sus perlas también, cuando la tormenta se apodere de ti búscame. - Resonaba con el eco de la cueva, siendo acompañado de risas molestas.