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Señor Presidente: Usted es el padre de mis trillizos

—M... ¡Marissa! ¿Son mis hijos? —Los ojos de Rafael no se apartaban del rostro adorable de los niños. —No, Rafael. No lo son —dijo Marissa con una sonrisa fingida—. No son tuyos. ¿Recuerdas? —pestañeó de manera bastante dramática—. ¡Nunca nos casamos! Valerie Aaron, la hermana mayor de Marissa Aaron, dejó plantado a su novio ciego el día de su boda y se fugó. Para salvar las apariencias, la familia de Merissa le rogó que se casara con Raphael Sinclair. ¿La ironía? No se le permitió decirle a su esposo ciego que ella no era Valerie sino Merissa Aaron. El día de la exitosa cirugía ocular de Raphael, Marissa se enteró de que Valerie había vuelto para tomar su legítimo lugar como nuera de Sinclaire. Marissa intentó explicarle a su esposo que ella era la que estaba casada con él, pero él no le creyó. En vez de seguir convenciéndolo, la desconsolada Merissa decidió dejar la ciudad sin contarle su secreto. Raphael Sinclair era la definición clásica de una belleza impactante y era el único heredero del grupo de industrias Sinclair. ¿Qué haría él cuando se enterara que todo este tiempo la mujer que le ofreció su amor y su cuerpo no era Valerie sino su hermana menor Marissa Aaron? ¿Cómo reaccionaría al saber que era el padre de los bebés que Marissa llevaba en su vientre? ¿Iría tras Marissa para recuperarla? ¡Y la pregunta del millón! ¿Podrá Marissa alguna vez perdonarlo y volver a amarlo?

JessicaKaye911 · Urban
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329- Finalizó el flashback

—Intenté detenerte. Querías venir aquí porque ambos estábamos borrachos. Tus amigos no estaban ahí para ayudarte. Yo... no podía... —intentaba suprimir el hipo, pero él lo oyó—. No podía dejarte atrás, sola, en ese estado tan indefenso.

Rafael miró a su alrededor y encontró una jarra y un vaso. Fue hacia allí para servir agua y le ofreció el vaso, pero ella lo rechazó empujando su muñeca —No lo quiero —sollozó ella.

—Escucha, Val. Lo siento. ¡Vale! Yo... —se mordió los labios entre los dientes, sin saber ya qué más decir.

—Tu lo siento no es suficiente —ella espetó y empezó a llorar de nuevo—. ¡Ahora vete!

Rafael estaba sorprendido.

Ninguna mujer le había hablado así. Después de pasar la noche con él, siempre estaban contentas.

Acostumbraban a dormir con él, esperando que les ofreciera un anillo de diamantes la mañana siguiente pero acababan completamente decepcionadas cuando él les ofrecía dinero en efectivo.

¿Pero esta?

Gesperrtes Kapitel

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