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Todo por la base

El bandido había sido muy directo, la última vez el estado de embriaguez le había jugado una mala pasada, para su suerte nadie se quejó porque al final recibieron el dinero por aquella bestia, pero aun así, no podía permitirse estar borracho en ese tipo de momentos, ni tampoco en el de ahora.

—Ah si—Dijo con algo de timidez—Soy nueva por aquí y me he perdido, el clima ha cambiado bastante y no he sabido orientarme, he visto que este edifico es grande así que pensé que podría ser algo parecido a un ayuntamiento, ya sabes, un lugar donde poder preguntar.

—Oh, ya veo—Respondió con algo de malicia—Entonces has hecho bien.

—¿Es el ayuntamiento?

—No, verás, en esta ciudad no hay un ayuntamiento como tal, hay 4 edificios como estos, así es más fácil tratar con la gente y ya de paso no se tienen que mover desde la otra punta de la ciudad para ir a presentar alguna queja o preguntar alguna duda—Mintió rápidamente.

—Pues que curioso, se ve que manejan bien las cosas por aquí—Comenzó a mover su cola de lado a lado léntamente.

El bandido no puedo evitar apreciar esos movimientos, aunque cabe recalcar que apreció todo el cuerpo de la muchacha, tenía unas facciones finas, un hermoso rostro, las orejas y cola características de muchos demihumanos y un pelo blanco muy bien cuidado, aún así lo que más llamaba su atención era su altura ¿Cuál era la edad de la desconocida? Él era un ladrón, pero no le robaba a niños.

Siempre es el mismo problema con los que no son humanos, si aparece un elfo y tiene 84 años resulta que es un niño todavía, si aparece un halfling y parece un niño a primera vista por sus ropas y altura resulta que tiene 46 años y eso no es lo peor ¿Cómo manejan la edad cada uno? Que para él 84 años son muchos pero luego habla con un seminfernal y resulta que él tiene 324, pero no porque sea joven y los de su especia vivan mucho, sino porque tienen un tipo de envejecimiento chungo.

El bandido acabó por enfadarse internamente, maldecía al dios de la vida, ¿Se puede saber porqué pusiste tanta dispariedad desgraciado? Lo pones difícil para: Robar, ligar (No vaya a ser que sea una elfa de 426 años pero parezca una humana de 21, da un poco de grima pensarlo desde perspectiva humana) hablar (Porque a estos tipos siempre les parece trivialidades los asuntos humanos) hacer negocios (No vaya a ser que recuperes las ganancias a partir de 10 años, si eso no es nada ¿¡Cómo que no es nada imbécil?!).

—Discúlpame, antes de dejarte pasar necesito saber algo, como sabrán no se deja participar en asuntos políticos como la votación a no ser que se tengan 16 años, también es deber civil ayudar a niños pequeños a encontrar a sus padres antes de nad ¿Cúantos años tienes?—Terminó por dejar caer con un tono un tanto agudo.

—¿Yo? Bueno, tengo 26—Un buen número, a Aisha le gustó de forma repentina y lo dijo.

—Ah entonces perteneces a esas razas que tardan más en crecer, perdona mi ignorancia, estoy más acostumbrado al trato humano.

—No pasa nada—En realidad si que pasaba, Aisha no se sentía tan bajita como para que le dijeran eso.

—Ya veo, pasa entonces, te llevaré a mi despacho, tengo algunos mapas, si quieres te puedo dar un poco de agua también.

—Estaré agradecida.

El bandido apoyó su cuerpo sobre un lado de la puerta dejando pasar primero a Aisha, esta así lo hizo, después entró el también y cerró la puerta, instintivamente retiró su mano del mango de la cimitarra, a pesar de habe comprobado que no había peligro con aquella joven la había mentenido por defecto profesional y ahora que estaba en su hogar podía retirarla.

Aisha fue guiada como la primera vez que entró a aquel lugar, tras haber hablado con el bandido ella tenía claro que no era alguien extremadamente inteligente, pero su trabajo por lo menos lo tenía muy bien interiorizado y es que borracho o no la llevaba por los mismos lugares sin salida con pasillos más largos, ocultándole atajos por el edificio y reduciéndole oportunidades de escape.

Al final se plantaron frente a una puerta de madera que estaba medio abierta, el bandido terminó de abrirla y una vez más dejó pasar primero a Aisha, el interior del lugar era simple pero amplio, mucho realmente, Aisha se esperaba un cuchitril más limpio de lo normal, pero resultó ser una habitación ordenada de alrededor de 10 metros cuadrados, había una mesa de despacho y una silla, unas cuantas cajas a los extremos y una ventana detrás de la mesa de despacho.

—Señor, su despacho es bastante grande—Dijo con algo de admiración.

—Por supuesto—Respondió con orgullo.

—Debe de ocupar un buen puesto—Comenzó a pasearse de forma despreocupada por el habitáculo.

—Oh bueno—Se notaba la vanidad en sus palabras—Es lo que tienen los altos cargos, pero bueno, vamos a resolver tu problema—Se acercó a la mesa de despacho, se sentó en la silla, buscó entre los cajones y sacó un mapa el cual colocó en la mesa.—Ven a ver esto—Indicó señalando el mapa.

—Voy—Contestó con un tono enérgico.

Aisha se plantó frente a la mesa, lástimosamente por su altura no alcanzaba a ver el mapa que el bandido tan amablemente le había dejado colocado, solo podía ver la madera negra de la mesa la cual le daba un aire de elegancia.

—Ahm, no puedo verlo.

—Eso es cierto—Dijo con fastidio a la vez que suspiraba—¿Quieres que lo ponga en el suelo?

—No hace falta.

Entonces Aisha dio la vuelta a la mesa y se puso a un lado del bandido, este extrañado se giró a observarla, solo para encontrarse con una muy grata sorpresa, Aisha apoyó sus manos sobre las rodillas del bandido y se impulsó con estas para sentarse en su regazo, aquel hombre había pagado muchas prostitutas y de buena calidad además pero ninguna se había puesto sobre él con tanta ternura ni con la inocencia que tanto le gusta a algunos.

—¿Está bien señor? ¿Quiere que me baje?

—No todo lo contrario, es mi deber atender a sus necesidades, ya que se ha colocado ahí no tengo nada que objetar, lo que es más, la invito a quedarse para que pueda observar mejor el mapa—Soltó en menos de 5 segundos—Pero bueno, dígame ¿A donde quería ir? Le diré que nosotros estamos aquí—Colocó su dedo índice sobre una locación del mapa.

—Hm.... Bueno—Movió un poco su cola de manera que el bandido pudiera sentir la suavidad, este se estremeció un poco—Estaba buscando un lugar concreto, dicen que ha atacado un basilisco allí—Aisha no conocía le nombre de las calles ni de las gentes de la ciudad así que no podía arriesgarse a inventar algo, lo mejor era ir por lo que ella sabía y seguramente aquel bandido también.

—Ah, ya se donde se refiere, ha tenido suerte, eso se encuentra en la plaza de las 4 fuentes, si nada más salir de aquí sigue todo recto hasta ver una tienda de ropa llamada ´´Rops´s´´ gira dos veces a la derecha, continua 4 calles y va una a la izquierda debería de poder llegar en un santiamén—Su dedo índice se deslizó por el mapa indicando el recorrido a la vez que el hablaba.

—Eso es bueno, parece que no era tan difícil, gracias, no quiero seguir siendo de molestia así que me iré.

—Claro....—El bandido rápidamente se dio cuenta de que no podía dejarla ir—Un momento—La agarró de los hombros—Tengo que decirle que esto no es gratis, por lo general se necesita reserva para venir aquí y pagar una pequeña cantidad para que si lo que se viene a hacer es de menor importancia se saque un poco de provecho al menos.

—Oh vaya, pues resulta que no tengo dinero, como ya le dije antes soy nueva, venía a visitar a un familiar así que no traía dinero.

—Lo siento mucho, pero no puedo dejar que se vaya, deberá de encontrar la forma de pagar o de firmar un contrato en el que afirme que volverá aquí para pagar.

—No puedo estar por aquí mucho tiempo.... Ah ya sé, tengo una forma de pagar, normalmente no podría, pero dijo que usted tiene un buen puesto, si se trata de alguien como usted entonces debería de valer la paga con su persona.

—Ciertamente, ¿Qué ofreces entonces?

Aisha comenzó léntamente a quitarse la ropa que llevaba puesta sin abandonar la posición en la que estaba, el bandidio extasiado no esperó a que ella terminara y se la quitó toda el mismo, con una velocidad superior a la del rayo se quitó los pantalones, la colocó encima de la mesa y comenzó a disfrutar de su ´´paga´´.

El bandido embestía sin piedad, disfrutando al máximo de aquella experiencia, escuchar los dulces gemidos de la kitsune y observar su rostro de ángel cubierto de lujuría lo alejaban de la realidad para llevarlo a un mundo de placer, debido a eso no se dio cuenta de que cada vez iba más lento, si piel comenzaba a arrugarse y su carne a disminuir, cada vez tenía más sed y estaba más cansado, lo único que no disminuía era su líbido, daba igual que se estuviera consumiendo, el quería consumirla a ella, pero de un momento a otro Aisha dejó de gemir y abandonó su rostro de ternura lleno de placer, entonces el bandido volvió a la realidad y observó su terrible transformación con horror y a la kitsune que lo observaba con condescendencia, desnuda y sometida en la misma pose que la había dejado, había sido un estúpido, se había centrado en dominarla pero en realidad ella lo había dominada hasta el punto de hacer que se desvaneciera, intentó gritar, buscar ayuda, pero no tenía las fuerza, todo su ser acabó por transformarse en polvo y cenizas.

—Muy amable de su parte señor—Dijo a la nada, bajó de la mesa y comenzó a colocarse su ropa—Me alegro de que colabore tanto—dobló las ropas del bandido para poder cargarlas mejor y agarró un sombrero de una estantería—Incluso donará sus armas para la causa—Tomó también la ballesta de mano—La cimitarra no creo que haga falta—Caminó de forma despreocupada hacia la salida a la par que observaba con sus ojos rasgados el interior de la habitación por última vez.

El cielo, el entorno, las plantas, todo continuaba gris y distante, aquel lugar era la viva imagen de la más fría indiferencia, para los elementos allí presentes todo daba igual, incluso los colores de la vida, sumergidos en este mar de olas grises y atrapados en una tormenta de silencio mortífero nada ni nadie pudo darse cuenta del pequeño ojo de la tormenta que se había formado, un caballero de armadura completa con detalles rojos, un color bastante vivo, discutía apasionadamente con un ángel de alas y cuernos azules, el antagónico del rojo pero igual de vivo.

—¿Entonces si se puede hacerle daño de fuego a un elemental de fuego?—Preguntó intrigado.

—Por supuesto, solamente necesitas el suficiente poder para traspasar su inmunidad, yo en lo personal todavía no soy capaz, pero mi maestro me dijo que con esta espada debería de ser capaz de dañar incluso a un elemental de fuego—Declaró orgulloso.

—Pero si estás hablando de poder, algo más fuerte que un elemental, un dragón rojo por ejemplo ¿Podrías dañarlo?—Preguntó dando rienda suelta a el tema de las inmunidades.

—No, me temo que no, todavía no puedo, incluso esta espada tiene algunas limitaciones, pero ella crece conmigo, así que algún día seré capaz—Sentenció.

—Eso es curioso ¿Tú qué opinas Kevmel?

—¿Hm?—Apartó la vista de su libro y miró a Tyler—No me especializo en el fuego, así que no le doy mucha importancia.

—Ya—Respondió con insatisfacción y deseoso de haber escuchado otra respuesta—Pero hombre, si se puede hacer con el fuego deberá de poder hacerse con otros elementos y poderes, ¿No te interesa el frío ni el necros?—Preguntó con ganas de recibir una nueva respuesta.

—Si, pero bueno, ya llegará el momento, no puedo centrarme en esas cosas si todavía no soy capaz de lanzar hechizos de un buen nivel.

—Cierto—Interrumpió Stuart—Has estado mirando mucho el libro ¿Encontraste algún hechizo de tu agrado?

Kevmel devolvió su mirada al libro cruzó unas cuantas paginas, paseó su dedo índice con extremo cuidado en un página, la 18 para ser exactos, y se detuvó en uno concreto.

—´´Llamada de la no muerte´´—Dijo en voz alta.

En ese instante, justo cuando todos escucharon el nombre del hechizo, preguntaron al unísono ´´¿Qué hace?´´ Daba igual lo poco o muy versado que uno estuviera en la magia, si escuchaba el nombre de un hechizo quería saber lo que hacía.

—Está bien—Dijo Kevmel mirando el libro—´´Llamada de la no muerte´´

Nivel del hechizo: 4

Tiempo de lanzamiento y componentes: 30 segundos, componentes verbales y físicos (El lanzador deberá de decir las siguientes palabras (Siervo de la muerte, condenado a una vida eterna, responde a la llamada de tu señor y cumple sus comandos) También deberá de realizar los siguientes gestos (Chocar las palmas de sus manos entre ellas y mantenerlas juntas hasta que termine el tiempo de lanzamiento del hechizo)

Utilidad: Escoges un espacio inocupado en tu línea de visión, en este espacio se formará una esfera de dos metros de radio, entonces habrá un influjo de energías necróticas en la esfera y esta se volverá una cápsula negra, cuando termine el tiempo de lanzamiento del hechizo ocurrirán una de estas dos cosas a discreción del lanzador:

1. El lanzador escoge un no muerto bajo sus servicios que se encuentre a una milla de él o menos, si el no muerto escogido es del mismo nivel o menor al lanzador la cápsula estallará y aparecerá el sirviente escogido, en caso de ser de un nivel mayor la cápsula comenzará a hacerse más grande para poder albergar su poder, el lanzador podrá abandonar la pose del hechizo pero la invocación tardará un poco más de tiempo en aparecer dependiendo del desnivel.

2. La energía oscura de la cápsula de consume y de esta se originan 10 zombies y 5 esqueletos, los no muertos serán invocados sin ninguna arma pero acatarán todas las órdenes del lanzador de este hechizo, el lanzador puede optar por utilizar componentes materiales en el hechizo (Cualquier tipo de arma) si lo hace los esqueletos serán invocados con ese tipo de arma en sus manos, lo mismo ocurre con la armadura.

En caso de haber escogido la primera opción la criatura volverá al lugar desde el que fue invocada cuando el lanzador lo desee, o hayan transcurrido 2 horas, en caso de escoger la segunda opción los zombies y esqueletos desaparecerán cuando el lanzador lo desee o cuando hayan pasado 4 horas. Da igual el caso, si el lanzador muere su invocación terminará.

—Eso parece bastante útil—Dijo Pnicas sorprendido.

—Es un pequeño escuadrón improvisado, no está nada mal—Elogió Stuart.

—Oye....—Susurró Tyler acercándose a Kevmel hasta quedar cara a cara—Fíjate que podía llegar a perdonar lo del basilisco, porque él si que tiene un alma ¿Pero crear no muertos de la nada? ¡Se te ha ido la puta cabeza!—Gritó sin importarle el lugar en el que estaban.

—Relájate, son no muertos temporales—Aclaró Kevmel— ¿Por qué te importaría esto más que un basilisco? Acabas de decir que él si que tiene alma ¿Por qué un puñado de carne y huesos sin alma y producto de un hechizo debería de tener importancia?—Lo miró con mala cara declarando sus palabras con indignación.

—¡Precisamente por eso! Si tienen un alma pueden ser liberados, buscarles un nuevo motivo para su existencia, darles un descanso de verdad, una utilidad, algo para salvar sus espíritus, incluso una reencarnación, pero tú.... ¡Quieres traer a la existencia a unas criaturas para que después sean borradas! totalmente acabadas y sin posibilidad de volver ni de tener un objetivo, ¡Vas a jugar con la vida y la muerte a una escala mayor a lo divino! ¡Una sola vida es un mundo! ¡Una sola vida es un crimen monumental!

—Si se llaman no muertos...—La ira creció en el interior de Kevmel—¡Es porque no están bajo la jurisdicción de nadie! Son posibles creaciones o invocaciones, ellos no forman parte de la existencia como tal, viven en el necros, son la energía negativa, no los creas jugando con la vida, los formas con la propia energía negativa ¡Por eso no tienen alma! ¿¡No puedes comprender eso!?

—¡Claro que lo comprendo! Precisamente porque moldeaste esa energía negativa es que se han formado, no puedes simplemente darles el regalo de la vida para luego deshacerlos en un vacío infinito, ¡Es una injusticia!

—¡Se acabó!—Irrumpió Pnicas sacando su espada llameante—¡He escuchado suficiente y no creo que ninguno tenga razón! Los no muertos son criaturas que pueden no estar formadas de energía negativa y si son convocadas con magia son la propia energía del mago así que en realidad eran de su propiedad al haber pertenecido a su interior, simplemente moldeó su magia con la nigromancia para hacer energía negativa, ¡Pueden haberlos o no!

—Tch—Chasqueó su lengua—Ya lo has oído rarito, son míos—Dijo con desprecio.

—Disfruta por ahora entonces—Respondió con rabia—Y tú—Miró a Pnicas—Por tu condición pensé que lo entenderías, pero veo que solo a medias, no te preocupes, tu a diferencia de él—No miró ni señaló a Kevmel, no quería dirigirse a él—Tienes un poco de salvación.

—Tyler, deberías de considerar un poco la gravedad de la situación—Trató de convencerlo Stuart—Al fin y al cabo cada uno se desarrolla como puede y si la nigromancia existe es por algo.

—Déjalo—Contestó Tyler—Haré mi mejor esfuerzo, aguantaré las herejías, pero después de que esto acabe, se deberá responder a la autoridad.

Kevmel cerró su libro fuértemente, Stuart dio un suspiro a la par que Pnicas guardaba su espada y Tyler se relajaba un poco, la tensión aumentaba con cada segundo, pero justo antes de que nada más pudiera ocurrir la puerta del edificio de los bandidos se abrió, era Aisha y no estaba acompañada por nadie.