Lord SHEN, el villano en la película animada Kung Fu Panda 2, no es en realidad un villano y puede tener un final feliz junto a ZHANG (jefe lobo) ¿Y si los reyes de Gongmen son en verdad muy viciosos? ¿Y si la cabra adivina era en realidad una cabra maquiavélica? ¿Fue el consejo de ministros tan justo desde siempre? ¿Puede acaso la fuerza del amor oponerse al destino?
La vida en el palacio siempre fue complicada. Shen nació cuando el mundo estaba cubierto de nieve. Su madre, la cual lo amaba inmensamente, murió durante el parto.
La madre de Shen era una mujer muy hermosa, fue el primer amor del rey de Gongmen, ambos se amaron apasionadamente. Ella era ingenua y pensó que esto duraría para siempre pero él era vicioso y cruel, por lo que su verdadera naturaleza no tardaría en revelarse al notar que la reina no quedaba embarazada. Le juró lealtad pero gradualmente se distanció de ella y por fín un día nombró a la primera de muchas concubinas. El corazón de la reina se rompió, y sufrió aún más cuando sin razón aparente fue trasladada al pabellón más alejado y descuidado del palacio.
Muy pronto la reciente concubina del rey mostró ser aún más cruel y ambiciosa, con sus artimañas se deshizo de las otras concubinas pues deseaba convertirse a toda costa en la reina. Pero a pesar de sus intentos por convencer al rey de otorgarle dicho título, no tuvo éxito. Incluso intentó tener un hijo para ser favorecida, pero el rey no estaba de acuerdo.
Un heredero era crucial, el no tenerlo implicaba luchas por el poder e inestabilidad. Así que pensó en tener uno de alguna concubina… sin embargo no pudo atreverse, quizás por el amor que sentía por la reina. Enfrascado en este dilema tomó distancia de la reina esperando que sus sentimientos disminuyeran.
Mientras tanto la concubina enfurecida, pasaba el tiempo torturando a la reina. Muy a menudo iba a visitarla con una sonrisa en los labios para luego rociar su té "accidentalmente" encima y burlarse de ella por la indiferencia que le mostraba el rey. Sin obtener reacción alguna en respuesta, sintiéndose aún más frustrada, incrementaba cada día su odio.
El reino entró en guerra, fue un enfrentamiento feroz pero obtuvieron la victoria. Lo primero que hizo el rey al regresar, fue visitar a la reina. Ella curó sus heridas y le otorgó paz, solo a su lado su majestad podía olvidar la crueldad de la guerra. Esto irritó tremendamente a la concubina quien despotricaba sobre ella, iracunda se desquitaba con sus sirvientes. En múltiples ocasiones solicitó una audiencia con el rey pero este solo la evadía siendo muy cortante con ella. La concubina sabía lo despiadado que podía ser su majestad, por lo que no se atrevió a insistir.
Hubo un tiempo de relativa paz entre los amantes, el rey se recompuso de los horrores de la guerra y ambos se reconciliaron. Sin embargo, muy pronto debía viajar por un tiempo fuera del reino por asuntos políticos.
Aprovechando su ausencia la concubina dejó salir toda la ira contenida, acosó y torturó a la reina. Esta notó que estaba embarazada, temió por la vida de su hijo así que huyó del palacio. A pesar de todo, estaba muy contenta por su embarazo, ya había incluso decidido el nombre. Quiso el destino que el día del parto el rey por fin emprendiera su regreso.
El parto fue difícil, temiendo por la vida de la madre, los sirvientes que la habían acompañado, la llevaron al palacio, pero a pesar de los esfuerzos del médico la reina falleció.
El rey llegó tarde pues la nieve lo había retrasado, buscó a la reina solo para recibir la trágica noticia.
Contempló el cuerpo ya inerte de la persona que más amaba, se sintió perdido y vacío, tocó temblorosamente el rostro ahora frío de la reina, sintiendo una enorme oscuridad.
Ese día el rey sintió una repugnancia y odio terribles por la blanca nieve, ella le había impedido despedirse de la persona más importante en su vida. Estuvo de luto mucho tiempo, durante ese periodo ignoró por completo la existencia del pequeño príncipe, el cual fue cuidado por las sirvientas.
Shen compartía la resaltante belleza de su madre. Al verlo, el rey recordaba la debilidad que sentía por la única mujer que había amado y lo invadía el odio al imaginar nuevamente el tacto con esa piel fría y rostro pálido, podría renunciar a tener un heredero si así pudiera salvarla.
El albinismo del príncipe no hacía más que encolerizarlo, pues aparte del parecido físico con su madre no había nada que pudiera indicar que fuera hijo suyo.
Por otro lado, la concubina estaba extasiada por su nuevo título como reina, pero odiaba ver la estirpe de aquella mujer desagradable. No se sentiría segura hasta que también desapareciera. Ahora, como reina, no estaba dispuesta a permitir que el hijo de aquella mujer ocupara el puesto de rey de Gongmen.