Kain continúo avanzando por la cueva hasta ver la luz natural venir desde el fondo. En Konoha eran las doce del día, pero en Kumo eran las seis de la tarde. Otro gran cambio fue que en Konoha era otoño y en Kumo estaban entrando a la primavera. Así que la luz del sol era especialmente brillante a esa hora.
Kain salió de la cueva y se encontró con un jardín floral con cuatro islas de pasto y en cada isla, un árbol retorcido como un bonsai gigante que apuntaba al centro. Los árboles rebosaban de gran vitalidad, con hermosas hojas de cerezo.
Kain vio un edificio veinte metros más allá. Era el gimnasio de la familia. Algo construido por Kain como regalo para Kokoro.
Kain se acercó al edificio, se detuvo delante de las puertas metálicas y la abrió. Dentro había una pista donde Kentaro corría en círculos. El edificio tenía cien metros de largo y cincuenta de ancho En el centro del gimnasio había todo tipo de pesas repartidas alrededor de una arena de lucha libre, la técnica de combate familiar. Básicamente, Jin y su familia ocupaban su gran construcción física para desarrollar técnicas de lucha.
Kentaro noto a Kain desde la distancia, pero siguió corriendo. Sin embargo, levanto su rostro en un gesto rápido y volvió a su posición original a modo de saludo. Moreno, rubio, esbelto y bastante alto para sus once años.
Junto a las pesas en el centro del gimnasio estaba Kokoro, sostenía una barra con varios discos metálicos y los levantaba como si nada.
Kentaro trato de mostrar su genialidad y se recubrió de un manto de chakra celeste que emitía electricidad. Se movió a una velocidad abrumadora, dio la vuelta a la pista y se detuvo a diez metros de Kain. Él siguió trotando, desvaneció el manto de chakra y se acercó a Kain con una mirada burlesca —¿A qué vienes, perro?— preguntó. Se detuvo delante de Kain y se cruzó de brazos.
—Oye, retardado— grito Kokoro desde el centro del gimnasio, estaba a veinte metros. Ella soltó la barra con los discos, cayó al suelo y reboto un par de veces soltando un ruido metálico por el estremecimiento de los discos.
—¿Qué sucede, nee-san?— preguntó Kentaro, miró hacia atrás, pero se encogió al ver a Kokoro enojada. Él se cubrió la cabeza de inmediato. No importaba la razón, si Kokoro decía que estabas equivocado, estabas equivocado. Al menos, así fue para Kentaro durante toda su vida.
Kokoro llegó al lado de Kentaro y le dio un patada en el trasero —¿Cuántas veces te he dicho que llames a la gente por su nombre?— preguntó enojada.
Esa patada elevo a Kentaro cinco centímetros por sobre el nivel del suelo. Él cayó sobre sus pies, llevó sus manos al trasero y se acarició mientras fruncia el ceño. Kokoro, con su 1.9 mts de estatura, se veía increíblemente alta para Kentaro. En la opinión de este último, ella solo tenía de femenino su cabello rubio, voluminoso y hermoso. Además de su rostro de bebé. Bueno— pensó Kentaro —él dirigió su mirada a la polera oscura que ocupaba Kokoro. No andaba con la chaqueta táctica blanca, así que sus senos se veían especialmente grandes. Kentaro trago saliva al imaginárselos. Él estaba entrando a la adolescencia, así que fue bastante consciente de lo grande que eran los senos de Kokoro. Era como si le colgara una cabeza en cada seno ¿Cómo podía caminar con eso? Se preguntó.
Kokoro frunció el ceño al ser mirada de forma lasciva. Ella les había botado los dientes a varios tipos por menos, pero como era su sobrino, solo le dio una palmada en la cabeza. Sin embargo, desde el punto de vista de Kain, eso casi le arranca la cabeza a Kentaro. Este último se agarró la cabeza con ambas manos, sus ojos se pusieron llorosos.
—No necesitas golpearme, nee-san— protesto Kentaro —quieres dejarme tarado—
—¿De qué hablas? Tú ya eres tarado y deja de llamar a la gente perro esto, perro aquello o perro lo otro. No es un vocabulario adecuado— protesto Kokoro
—Va— dijo Kentaro de forma desdeñosa, bajo las manos y le grito —solo te quieres ver bien para este perro, pero se te olvida que yo soy tu familia— se dio la vuelta, le dio una mirada de odio a Kain y salió corriendo.
Kokoro se quedó de pie, se apoyó ligeramente sobre su pie derecho y apoyo su mano derecha en la cadera mientras miraba a Kentaro huir. Ella hizo una mueca incomoda y negó con la cabeza. Después miró a Kain, un poco avergonzada por la actitud de su sobrino, pero al final, sonrió. Ella se acercó a Kain, lo abrazó por la cintura y acercó su rostro. Ella era un poco más alta que Kain. Así que él tenía que levantar su rostro para que sus labios coincidieran.
Kokoro sonrió de forma maravillosa. Se podría decir que se había olvidado en tiempo récord de Kentaro. Solo miraba a Kain —te extrañe— susurro.
Kain sonrió de forma astuta, acercó su mano a la mejilla de Kokoro y la acarició. Kokoro se mordió el labio inferior. Este sentimiento en su pecho era casi incontrolable, como si pudiera correr sin límites y atravesar todo el continente sin tomar descansos. Al menos, ella se sentía de esa manera.
—¿Cómo va todo Kokoro?— preguntó Kain
—Bien, amor— respondió Kokoro con una hermosa sonrisa —ven, vamos, te lo explico todo en la ducha—
Kain tomo una profunda respiración. Solo habían pasado un par de horas desde que se levantó, pero ya lo había hecho varias veces. Él podía decir por la sonrisa de Kokoro, que no lo dejaría ir tan fácilmente.
—Ok, vamos— respondió Kain y siguió a Kokoro al vestidor.
—A todo esto— dijo Kokoro por delante mientras remolcando a Kain de la mano —todo está preparando en ciudad Tengu. La policía militar está 100% operativa. Estamos listos para la demostración—
—Eso es genial— dijo Kain mientras seguía a la gran Kokoro Yotsuki —tengo que confirmar una última vez con el daimio, pero será la próxima semana—
—No te preocupes, estará todo en orden. No te dejare mal—
—No lo dudo, Kokoro— dijo Kain —¿Qué pasa con Kentaro? Los noto distantes—
—Bueno, el mocoso— dijo Kokoro algo acomplejada, se detuvo y miró a Kain. Tenía el cabello rubio, voluminoso y hermoso. El rostro con forma de corazón, la piel morena y los ojos almendrados de color pardo. Se veía bastante tierna y esbelta. A las mujeres les costaba ganar masa muscular, así que Kokoro se veía sexy con esa cantidad de musculo. El gran misterio era como a pesar de todo el entrenamiento, la grasa se seguía yendo a los senos y al trasero ¿A lo mejor tenía que ver con el linaje de los hombres serpiente? Kain hizo una nota mental para revisarlo después.
Kokoro hizo una sonrisa incomoda y continuo —Kentaro me extraña. El otro día me dijo que era raro que viviéramos separados. Incluso se puso a llorar. Nunca espere que él se pusiera a llorar por algo así. Bueno, es un hombre, tiene que madurar. Me hace sentir mal, pero no pienso dejar lo que tengo en Ciudad Tengu—
Kain quedó mirando a Kokoro, cualquiera que la ve por su gran estatura y físico entrenado, nunca esperaría que ella pudiera poner esa cara de preocupación. Kain hizo una sonrisa de resignación y respondió —no hay nada que hacerle. Kentaro seguirá creciendo y tendrá que ser independiente—
—La culpa de todo la tiene Jin. Donde pasa ocupado con la villa, ni siquiera le pone atención a Kentaro—
—A esta altura de la vida no vale la pena encontrar culpables. Solo encontrar una forma de ayudar Kentaro—
—Sí, lo sé— respondió Kokoro y asintió. Ella se desinflo como si toda la lujuria que tuvo hace un minuto, se desvaneció. Ella se acercó a Kain y lo abrazó.
—¿Cómo está la chica Uchiha?— preguntó Kokoro
—Reika está bien, un poco triste porque dejo la casa de sus padres, pero eso es todo ¿Vas a ir a la fiesta de bienvenida?—
—Yo, no sé si sea bueno. No es como si yo fuera cercana a los otros—
—¿Eres mi mujer?— preguntó Kain
Kokoro apartó su rostro y miró a Kain con el ceño fruncido —¿Qué clase de pregunta es esa?— preguntó.
—¿Te lo preguntó? ¿Qué pasa? ¿No puedes responder?—
—Sabes que sí ¿Qué pasa? ¿Es por qué no soy virgen como las otras?—
—Nadie ha dicho nada de ser virgen o cosas así. Ya sabes que eso no me importa—
Kokoro frunció el ceño, tomo un mechón de cabello rubio y lo coloco detrás de su oreja —¿Entonces por qué?— preguntó
—Bueno, dices que no eres cercana a nadie ¿Crees que si estás conmigo, te puedes mantener alejada del resto de mi familia?—
—Yo— dijo Kokoro
—No es necesario que seas amiga de mis otras esposas, pero tienes que ser parte de esta familia. Claro, si quieres estar conmigo—
—Sabes que quiero estar contigo, pero tú sabes como soy yo. Si alguien dice algo que no me gusta, le podría botar los dientes—
—¿En serio? ¿Así de fácil?— preguntó Kain
Kokoro se quedó callada y agacho su rostro —entonces ¿Qué quieres que responda? Tú sabes como soy yo. No soy una chica refinada como esa chica Uchiha—
Kain soltó una risita, Kokoro lo miró enojada, pero él se mantuvo tranquilo. A simple vista, Kokoro no era el tipo de mujer a la que quisieras molestar. Tenía el mismo temperamento de Jin cuando era joven, rápida para los puñetazos y lenta para las palabras.
Kain acercó su mano, pero Kokoro le dio una palmada fuerte y evito el contacto. Ella miraba a Kain enojada, se sentía tonta delante de él. Un sentimiento incomodo en su pecho.
—No conoces nada de Reika— dijo Kain —solo eres tú teniendo problemas para sociabilizar con otras personas a menos que sean tus subordinados. Por otro lado, no tienes nada que temer—
—¿A quién debería tenerle miedo?— protesto Kokoro —¿A ti?—
—¿Por qué lo preguntas?—
—Por nada en especial, no eres una amenaza, solo un tipo que se cree más listo que los demás. Lleno de mentiras y manipulaciones. No soy tu juguete—
—¿Quién dijo que eras mi juguete?—
—Es que tú—
—Bien, vamos a ponerlo fácil para Kokoro-chan. Hay tres personas en la familia a las que nunca debes molestar. Una es Kaoru, ya la conociste— dijo Kain y el rostro de Kokoro se deformo en uno de disgusto. Su combate ni siquiera se le podía considerar un entrenamiento. Más que cualquier otra cosa, fue Kokoro luchando por mantenerse con vida. Ese pequeño monstruo con forma femenina fue aterrador, incluso más que su hermano. Kain soltó una risita al ver como Kokoro le tenía tanto miedo a Kaoru. Él continuo —la otra es Naomi, ella puede verse femenina y elegante, pero su poder está por encima de Kaoru—
—¿Más que la enana?— preguntó Kokoro
Kain la quedó mirando y ella se tapó la boca.
—Oye— dijo Kokoro —no le vayas a decir ¿Vale?—
Kain negó con la cabeza, pero sonrió y continuo —la otra persona es mi sensei. Tú crees que tienes un mal temperamento, pero mi sensei es pólvora. Solo necesita una chispa para estallar. Créeme, si ella te ataca, nadie te podrá salvar. Bueno, solo yo—
Kokoro hizo un puchero y asintió.
Kain se mantuvo tranquilo, sonriendo, ese rostro mimado como si fuera la expresión de una niña que fue regañada era muy lindo. Él se acercó y le dio un pequeño beso.
—Desgraciado, aprovechándote de mí debilidad— dijo Kokoro
—¿Tú debilidad? ¿Dónde está tu debilidad?— dijo Kain y agacho su mirada a la entrepierna de Kokoro.
Kokoro se tapó con las manos, dio un paso hacia atrás para alejarse y le dijo —maldito cerdo lujurioso, es en lo único en lo que piensas—
—¿Lo dice la mujer que me invitaba a tomarme una ducha?—
—No es mi culpa— dijo Kokoro, agacho su rostro y se ruborizo —eres el mejor—
—Ni siquiera quiero pensar en la gran cantidad de pretendientes que Kokoro-chan desfloro—
—Oye, no soy una puta— protesto Kokoro con el ceño fruncido
—Sí, sí— respondió Kain, tomo a Kokoro de la mano y la llevó al vestidor —la pura y virginal Kokoro fue engañada y le dieron a probar del fruto del bien y del mal—
—Por eso te odio, tonto. Solo cometí un error de juventud. Perdón por no ser perfecta como las chicas de tu casa—
Esta vez, Kokoro seguía a Kain, ella se mordió el labio inferior pensando en lo que iban a hacer bajo la ducha. Ella tomo una profunda respiración.
—Nadie ha dicho eso. Además ¿Quién no comete errores?— preguntó Kain con tranquilidad
—Palabras floridas— dijo Kokoro con un tono desdeñoso
—Sabes que esas cosas no me importan—
—Claro, lo único que te importa es el sexo, no importa con quien—
—Sí, claro, no me importa con quien—
Kokoro se quedó quieta, su rostro deformado por la tristeza y le preguntó con voz débil —¿En serio?—
Kain se detuvo al sentir a Kokoro detenerse. Él sonreía divertido por la discusión sin sentido, pero parece que la ruda Kokoro, se lo había tomado más en serio de lo que parece. Kain miró hacia un lado y soltó un suspiro. Él la miró a los ojos y le respondió —no duermo con cualquiera. Kokoro me gusta, por eso hacemos lo que hacemos. No me importa si no eres virgen y creo que como eres, estás bien, es perfecto, eres Kokoro Yotsuki. Una chica un tanto enérgica y linda. Fuerte por fuera, pero frágil por dentro—
Kokoro puso una expresión molesta, se peinó el cabello rubio hacia atrás y le dio a Kain una mirada de reproche. A pesar de lo grande, entrenada y fuerte que se veía, sus ojos se llenaron de lágrimas.
—Vamos, Kokoro, no llores, solo era una broma— dijo Kain
Kokoro se puso a llorar y se quedó mirando al suelo. Kain la abrazó, ella se aferró a él y continúo llorando.