Nawaki miraba a su abuela Mito conversar con Reika. Él miró a Kain, camino hasta él y lo sujeto del haori —nii-chan— dijo
Kain miró hacia abajo, vio al niño de cabello castaño, corto y desordenado mirarlo con cierta preocupación —¿Sí?— preguntó
—Nii-chan, tengo un problema. Necesito que vayas a la Academia hoy o no me van a dejar entrar mañana. Sensei dice que tienes que ser un adulto responsable—
—Es verdad, Kain, te comprometiste a ir— dijo Mito, lo miró y puso sus manos en jarras
Kain soltó un suspiro y se rasco la cabeza. Asintió y respondió —está bien, voy a ver que quiere el famoso sensei de Nawaki—
—Si nii-chan va con esa actitud, sensei lo regañara. Ella es muy dura con los niños desobedientes— dijo Nawaki
Kain miró hacia abajo y asintió —está bien— dijo y sonrió —nii-chan corregirá su actitud, pero antes tengo que hacer algo—
—Kain-sama— dijo una voz dulce desde el pasillo. Por el dintel entro la pequeña cultivadora de 1.5 mts de estatura, cabello oscuro y ojos color malva
Kain miró a Kaoru, hermosa y tierna, con su hanfu blanco con bordes celestes. Se veía distinguida y hermosa —¿Sí?— preguntó
—¿Reika vino con usted?— preguntó Kaoru
—Aquí estoy, Kaoru-dono— respondió Reika a un lado de Mito
Kaoru se fijó en ella y le dijo —Kaoru está bien—
—No, puedo, usted es la primera esposa— dijo Reika con seriedad
Kaoru soltó un suspiro y decidió no insistir, los Uchihas eran demasiado duros de cabeza para ella. Kaoru sonrió y le dijo —está bien, pero más importante, okaa-sama quiere comenzar lo antes posible. Llevamos horas esperándote ¿Paso algo bueno?—
Reika se ruborizo furiosamente al recordar lo que hicieron Kain y ella en la casa. Fue un buen recuerdo, pero de solo recordar cómo se comportó, le daba un poco de vergüenza. Ella no era una mujerzuela. Su madre no había educado a ese tipo de mujer. Ella le dio a Kain una mirada de reproche como si todo fuera su culpa.
—Vaya, paso algo muy bueno— dijo Kaoru sonriendo mientras se cubría la boca con la mano de forma delicada en un gesto femenino.
Kain tosió para evitar que Kaoru siguiera empeorando el humor de Reika y ambas lo miraron. Kain sonrió y le dijo —Kaoru-sama, por favor, continue con el horario. Le recuerdo que tenemos algo especial por la tarde—
—Sí, Kain-sama— respondió Kaoru, camino hasta la gran Reika, quien la superaba por más de treinta centímetros. Kaoru la tomo de la mano y le dijo —por aquí Reika—
Reika solo la siguió, pero le dio una mirada a Kain como si ella quisiera quedarse con él.
Kain miró a Mito y le dijo —tengo que ir de viaje por un par de horas, vuelvo a la hora acordada—
—Nada de eso, Kain— dijo Mito, frunció el ceño y señalo a Nawaki con la mano —te comprometiste con Nawaki, así que llegas una hora antes y solucionas este tema—
—Ok, sensei— respondió Kain con una sonrisa incomoda. Él miró hacia abajo, vio al pequeño Nawaki de seis años y le peino el cabello.
—Nii-chan ¿Puedo ir a jugar con Kurama?— preguntó Nawaki
—¿Hablamos del zorro holgazán?— preguntó Kain
Nawaki sonrió y dijo —sí, con el zorro holgazán—
—Nada de eso, Nawaki— dijo Mito, Kain y Nawaki la miraron. Mito estaba más seria que cuando regañaba a Kain —tienes tareas que hacer. Si tus notas fueran buenas, tu sensei no molestaría tanto a tu nii-chan. Así que ve a estudiar—
—Abuelita— dijo Nawaki con un puchero
—Nada de abuelita, ahora, muévete, uno, dos, uno, dos— dijo Mito
Nawaki camino con la cabeza gacha y salió de la habitación.
Kain lo quedó mirando, iba a ser una tarea bastante difícil volverse hokage con esa actitud. Él miró a Mito, ella lo miraba con altivez, como preguntándole que se traía entre manos. Kain sonrió, fue a la puerta corredera, la cerró y coloco un pequeño sello que mantenía las puertas unidas a menos que rompieras la puerta, nadie podría entrar. Fácil de romper para un maestro de sellos, pero complicado para los demás.
Kain camino hasta Mito, se detuvo a un par de centímetros de ella. Mito lo miró con desconfianza, ella le había advertido que nada de movimientos audaces durante el día. Ella tenía que poner un buen ejemplo para Tsunade y Nawaki.
Kain sonrió de forma astuta y estiro su mano para tocarle la mejilla, pero Mito miró hacia otro lado en un gesto de desprecio bastante sensual y soberbio.
Kain llevó su mano a la mejilla de Mito, se la acaricio con el dorso de los dedos en un gesto suave. Mito lo miró de reojo y soltó un suspiro. Ella lo miró de frente y acercó su cabeza. Ella apoyo su frente en el pecho de Kain y cerró los ojos.
—¿Qué te propones?— preguntó Mito con un rostro que reflejaba su rendición
—Nada ¿Acaso no te puedo tocar?— preguntó Kain con una sonrisa astuta, apoyo su mejilla sobre la cabeza de Mito
—Mmmm— dijo Mito, apartó su frente del pecho de Kain y lo miró a los ojos con desconfianza —usted no se mueve porque sí. Siempre piensa cuidadosamente lo que va a hacer—
Kain sonrió, acercó su rostro y Mito levanto su rostro para que sus labios coincidieran. Kain la beso con suavidad y ella lo correspondió. Mito se colgó del cuello de Kain, ahora él era demasiado alto para ella. Él la podía abrazar y esconderla dentro de su pecho.
Kain apartó sus labios y le preguntó —¿Lo has pensado?—
—Estás loco, Kain Uchiha— susurro Mito, lo volvió a besar. No tenía suficiente de sus besos. Kain fue reciproco.
Ellos se besaron durante un par de minutos y después se distanciaron.
Mito continuo ordenando la habitación para Reika y le dijo —déjame pensarlo un poco más. Conociéndote, lo tienes todo pensado ¿Verdad?—
—Sí— respondió Kain —tengo varias casas de seguridad. Puedes elegir la que quieras, los guardaespaldas que tú quieras. Por supuesto, eso no quiere decir que nos distanciaremos. Solo que estarás ausente de Konoha durante un par de años—
—¿Podemos esperar?— preguntó Mito, se mordió el labio inferior con una expresión de preocupación
—¿Cuánto?—
—No lo sé, por lo menos hasta que Nawaki sea autosuficiente. Todavía es muy pequeño. Además, me gustaría dejar a alguien a cargo de la casa. Tú pasas ocupado y dudo que las chicas tengan el tiempo—
—Veré por una sirvienta—
—Yo— dijo Mito, ella agacho la cabeza, pero frunció el ceño —no me importaría si es de tu agrado, pero no quiero que andes dejando tu semilla por todo el mundo—
Kain soltó un risita, pero cuando vio a Mito mirarlo realmente enojada, con una mirada punzante con una cuchilla, dejo de reír. A ella realmente le molestaba este tema.
—Lo tendré presente, sensei. Haré una lista de opciones y lo veremos entre los dos, pero no hay apuro. Al final, todo será decidido por ti cuando consideres que es el momento correcto—
Mito asintió, pero añadió —sí, pero una persona que se haga cargo de la casa es necesario ahora—
—Lo entiendo, lo resolveremos en poco tiempo—
—Lo sé, ahora vete. Tienes cosas que hacer ¿Verdad?—
—Sí, voy y vuelvo en un par de horas—
—Está bien, solo acuérdate del asunto de Nawaki, que no se te olvide ¿Entendido?—
—No te preocupes, lo tendré presente—
Mito se acercó a Kain y lo quedó mirando como si esperara que él hiciera su movimiento. Ella sentía que su corazón latía furioso. Su único hijo había muerto y pensar en tener otro, más encima a esta edad, era una locura. Sin embargo, este muchacho. No. Este hombre estaba loco y haría lo que sea para obtener lo que quería. Si él le prometía algo, lo haría. Mito había aprendido a confiar en él. Ella soltó un suspiro y frunció el ceño al ver que él no se movía.
Kain acercó su rostro y le dio un último beso.
Kain dejo a Mito y viajo a la nación del Rayo.
Sin embargo, él no apareció en la cueva llena de serpientes como lo había hecho hace tiempo o en el estacionamiento del estadio. En su lugar, apareció en una habitación subterránea con el techo, paredes y piso de piedra. Lo único que había de especial eran cuatro estatuas de demonio tengu repartidas en cada esquina. Si algún shinobi se atrevía a entrar, sería asesinado y después de eso la habitación sería desintegrada, de forma literal. Jin y Kokoro eran de confianza, pero el resto de su clan era otra historia.
Kain camino por la habitación asfaltada hacia la gran puerta metálica del fondo. Al llegar a tres metros de la puerta metálica, sonaron los pestillos y se levantó la seguridad. Kain llegó delante de la puerta, llevó su mano a la manilla, la giro y abrió. Él observo el exterior. Estaba en silencio, las escaleras que ascendían, vacías. Lo único raro eran las paredes de concreto a los lados. Estaban llenas de grafitis con una bomba del tipo esfera con mecha. Alguien había escrito el nombre de Kentaro en letras grandes, llamativas y pintorescas.
—Pequeño rufián— dijo Kain con una sonrisa.
Kain salió de la habitación y subió las escaleras. Detrás de él se escuchó como los pestillos se activaban y producían un clanc en secuencia. El sistema de seguridad volvía a estar activo.
Las escaleras eran iluminadas por un conjunto de focos en el techo y no había ningún tipo de ventilación además de la que venía de la puerta en la parte superior de las escaleras. Otro conjunto de puertas metálicas.
Kain llegó a las puertas que daban al pasillo que lo conducía al patio trasero de la mansión del patriarca del clan Yotsuki. Así de grande era la confianza de Jin en Kain, alias "A", el tercer raikage.
Kain abrió la puerta y vio a los dos guardias con la chaqueta táctica blanca de la villa. Eran dos tipos morenos, de cabello corto y rubio. Tenían más cara de maleante que cualquier otra cosa. Sin embargo, cuando vieron a Kain, sonrieron.
—¿Cómo estás hermano?— preguntó el de la derecha.
Kain trato de hacer memoria de los extraños nombres que habían tomado estos tipos siguiendo el ejemplo de "A" ¿Este se llamaba? Se preguntó Kain. Él lo recordó, sonrió y le dijo —todo bien, Samui ¿Qué cuentas?—
—Nada, perro— dijo Samui —el pequeño hermano le puso algo de color al pasillo, pero le advertimos que por nada del mundo se trate de meter a la habitación, podría ser peligroso. No te molesta ¿Verdad?—
—No, para nada, viejo— respondió Kain, ya arreglaría cuentas con Kentaro. Samui era demasiado amable con ese mocoso. Kain y Jin habían designado como una habitación exclusiva para Kain y nadie podía entrar.
Kain miró al otro shinobi, de actitud más seria. Ladeaba su rostro y lo miraba de forma desafiante, pero hizo una sonrisa burlona y le ofreció el puño. Kain acercó su puño y lo choco con el del shinobi —¿Qué cuentas, Omoi?— preguntó
—Nada, perro— dijo Omoi —aquí, tomando la fresca— apartó su puño y señalo con el pulgar a la puerta —¿Por qué no le colocas una cerradura o algo? Esta misión parece más un castigo, aunque raikage-sama le dio un nivel B de dificultad—
—Lo tendré presente— respondió Kain
Omoi asintió.
Kain avanzó por el pasillo del primer piso, una construcción de roca solida que se introducía en una montaña, por detrás de la mansión del Raikage.
Todo esto se remontaba a la barrera hecha y calculada por Kain a base de una técnica de sellado. El raikage y los ancianos quedaron helados cuando se dieron cuenta de lo que Kain había dado. Era más que un simple sistema de alarma.
Un discípulo del dios Jashin trato de infiltrarse en la villa, pero el tipo no alcanzo a dar más de un paso cuando cayó a tierra retorciéndose de dolor agónico. Eso gano mucho respeto en la mente de los ancianos del clan, por eso le habían dado este espacio a Kain y lo trataban con tanto respeto. Como siempre, ellos no apreciaban el ninjutsu médico que les había enseñado Kain, pero apreciaban cualquier forma arma ¿Acaso no entendían que con el ninjutsu medico podían salvar a sus shinobis?