1/2. Nemu Kurotsuchi.

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[CAPÍTULO 1/2.]

"Eterna despedida."

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Dicen que el amor a primera vista no existe. Pero ella descubrió lo contrario.

Sin embargo, ambas eran tan diferentes que parecía imposible intentarlo.

Parada enfrente de un hermoso campo a las afueras del Seireitei, se puso a pensar todo lo que había pasado desde que salvaron a Rukia Kuchiki de la ejecución. Suspiro pesadamente.

Había arriesgado sus poderes para que su hermano no desperdiciara su eterno potencial.

Con sus manos cruzadas encima de su pecho, solo observo el panorama. Pensando.

-Tu Reiatsu es más débil...- susurro una voz demasiado conocida para ella. Aun cuando solamente tenía una semana de haber conocido a tan encantadora Shinigami.

-Si... Es porque estoy algo cansada- mintió.

Pues sus poderes se perdían con forme pasaba en tiempo, en un abrir y cerrar de ojos terminaría siendo una humana común y corriente.

-Mientes- respondió mientras se acercaba quedando aún lado de ella -Has perdido tus poderes, Quincy.

Suspiro, creía que nadie se daría cuenta sino llegaba a decirlo. Pero al parecer se había equivocado.

-Si... He perdido mis poderes, y en cuanto regresé al mundo humano perderé toda percepción del Reiatsu- desvío la mirada avergonzada.

Su estado era deplorable y patético. Estaba segura que eso pensaba tan bella teniente; suspiro entrecortada mientras se abrazaba a sí misma.

-Debe ser muy desafortunado para ti...- respondió con una mirada tranquila y ligeramente preocupada. El silencio se volvió parte del ambiente.

Ninguna de las dos sabía que decir, con el viento soplando fuertemente, moviendo sus cabellos al ritmo más tranquilo que podría brindarle su alma.

-Si... Es demasiado desafortunado para mí- agrego con un suspiro mientras se alejaba dejando a la teniente atrás.

Nemu la miro alejarse, con un sentimiento de preocupación oprimiendo su pecho, quería hablar con ella. Decirle que su padre Mayuri podría ayudarla con una detallada investigación. Quizá podría incluso mejorar sus poderes. Sin embargo, todo cayó cuando la miro irse, por primera vez en su vida no tenía el valor que se requería para ir tras aquella pelinegra de ojos dorados.

-¿Qué me ha hecho esa mujer Quincy?- se preguntó confundida mientras se alejaba por el camino opuesto, de regreso a la Sociedad de Almas.

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Poco después de que Ichigo Kurosaki y sus amigos se fueran de la Sociedad de Almas. Todo continuo con normalidad, al menos en la doceava división. La teniente del escuadrón continuaba con sus deberes, aun cuando en su cabeza rondaba la figura de aquella mujer a la que conoció.

Humana y el opuesto de un Shinigami. Aunque ciertamente, ella no era más que un alma modificada, no era una Shinigami aun cuando cumplía con los deberes de uno. Tampoco tenía variedad de sentimientos y parecía que su corazón latía con fuerza cada vez que la imaginaba a ella.

Suspiro pesadamente mientras dejaba la carpeta llena de archivos en el escritorio del capitán, poco podría concentrarse si seguía pensando en aquella Quincy. No quería ganarse un regaño de su querido padre, así que pareció retener a tan confusos sentimientos, desconocidos para alguien tan poco experimentada en una misteriosa área como lo era el amor.

Ninguna vez había pensado en algo como eso, a pesar de que sus compañeras Shinigamis hablaban de ciertos temas en las reuniones de la Asociación de Mujeres Shinigamis. Pero pareció todo irse a la basura cuando la conoció, aquella hermosa Quincy atrapo lo que alguna vez creyó inexistente.

¿Amor? ¿Si quiera podía sentir algo como eso? ¿Estaba descompuesta?

Sacudió la cabeza, suspirando pesadamente. Esperaba que pronto el sentimiento desapareciera por completo. Solo sería cuestión de tiempo para que dejara todos esos sentimientos atrás. ¿Verdad?

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