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Capitulo 36: Primer día de clases (parte 3). 

Gracias a Callis, había pasado de una clase de diseño de moda en cierta forma o de estilo dependiendo de cómo lo vieras.

Cada villano tendría que desarrollar su propio estilo a medida que la clase avanzaba.

Para Sophie esto solo tenía un nombre.

Creación de personajes.

Pensó por un segundo que esta era una historia con apariencia preestablecida.

Pero aquí estaba Caos, bendiciéndola una vez más con una experiencia RPG, permitiéndole editar el avatar a gusto.

Junto las manos y mando una oración de agradecimiento prometiendo consagrar su primera tarea escolar a su deidad patrocinadora.

Un rato después varios alumnos habían hecho lo que habían podido, pero todos decidieron que ya era suficiente.

La mayoría de ellos solo siguieron las instrucciones del libro de afeamiento, Callis no los reprobó, pero tampoco les dio una mirada de aprobación precisamente.

Japeth había aprovechado su habilidad con sus cimitarras, aunque había fingido estar cociendo a Sophie no le engañaba.

Estaba usando su traje transformable.

Básicamente, había completado un estilo de príncipe, pero este era obviamente un príncipe oscuro, ya que vestía en rojo, sangre y negro brillante.

Ostentaba una casaca inglesa negra, con botones plata y bordados rojos, un pantalón de montar ajustado negro, también con bordados rojos y botones de plata y botas de príncipe.

Una espada enjoyada de hierro negro y rubíes colgaba de su cinturón junto a una daga a juegos.

Llevaba guantes negros de cuero, el cabello, más largo que el de su hermano, suelto y despeinado en ondulantes rizos, hasta un poco por encima de su barbilla, enmarcaba su rostro y resaltaban sus ojos azul hielo.

Aric parecía querer destronar a Rhian de su "trono" como gemelo de Japeth.

Estaba empleando el mismo atuendo solo que con los colores inversos, vestido de rojo sangre con botones de oro y bordados negros.

Con la ayuda de Sophie Adam había entrado completamente en un Estilo pirata con una versión más pequeña de lo que sería el atuendo del capitán Jack Sparrow.

El niño realmente quedó marcado por el personaje.

Su hermana incluso le había hecho una pistola de juguete y una espada de madera más realista, como la de Jacob, que era una espada larga, pero esta era un Florete, recordando por supuesto el estilo que habían utilizado en Piratas del Caribe

Aunque nadie en el salón se interesaba demasiado en el atuendo de estos 3 chicos.

La reina de la escuela había reclamado su trono.

Un flamante número 1 en una corona de llamas se alzaba sobre su cabeza mientras lucía su nuevo atuendo.

Supuesto como belleza número 1 de la escuela era indiscutible.

Así como su proclamación de encantar a jóvenes en cautos.

Al mirar el atuendo actual de Sophie cualquier conocedor solo podría pensar, en una palabra:

SÚCUBO

La chica estaba luciendo su espectacular figura con un traje que recordaba a un traje de baño de una pieza con un escote en V profundo hasta el ombligo.

En la espalda era descubierto hasta la parte baja de los omóplatos.

En la parte alta de la espalda se las había ingeniado para poder colocar unas alas de la misma piel de serpiente negra de la que estaba hecha el traje.

Y por supuesto, después de dejar suelto su cabello en risos brillantes y dorados, había colocado sobre su cabeza una diadema que simulaba unos cuernos bellamente esculpidos.

Completando todo con las uñas de plástico que había tomado antes, pulidas y modificadas para hacer dos pares de colmillos, quedaron perfectamente disimulados como si fueran reales en sus labios, logrando hacer más seductora su sonrisa.

Las chicas nunca la veían con rencor, aunque no podían negar la maldad completa de la imagen a pesar de su belleza.

Los chicos ni siquiera estaban pensando, solo procedían a humedecer el piso con su baba.

Callis entre aplausos, solo pudo felicitar a la chica mientras se dedicaba una sincera sonrisa.

— Nada mal, nada mal - repitió mientras seguía evaluando.

El grupo de Sophie y los chicos salió más que felices de la clase luciendo 3 espectaculares dos y un reinante e imbatible número 1 sobre la cabeza de la chica rubia.

Sophie sonreía con malicia mientras suponía la reacción de los príncipes.

Y con un poco de suerte.

La de cierto director.

Se había vuelto a colocar los vaqueros, pero por lo demás mantenía su estilo Súcubo intacto.

Del otro lado en la clase de belleza De Agatha.

Respiró profundamente y recordó todo lo que le había dicho Sophie tratando de no hacer muecas mientras lo hacía.

«Puedes hacerlo, puedes hacerlo» se dijo a sí misma mientras entraba en la clase.

Pero su esperanza murió a los diez minutos.

La profesora Emma Anémona, enfundada en un vestido amarillo chillón y largos guantes de piel de zorro, entró silbando en el aula de caramelo rosado.

Miró a Agatha y dejó de silbar.

Luego murmuró:

—Rapunzel también me dio mucho trabajo. —Y comenzó la primera clase, Cómo mejorar la Sonrisa.

— La clave está en comunicarse con la mirada —dijo alegremente, e hizo una demostración de sonrisa perfecta de princesa.

Con sus ojos saltones y el pelo amarillo furioso haciendo juego con el vestido, Agatha pensó que parecía un canario trastornado.

Sin embargo, sabía que la posibilidad de que ella acabara convertida en un canario estaba en sus manos, así que imitó su sonrisa dentuda como las demás.

La profesora Anémona caminó por el aula mirando a las alumnas. —Cierra menos los ojos… un poco menos de nariz, querida… ¡Dios mío, absolutamente hermosa!

Por supuesto, hablaba de Beatrix, que encendía el salón con su deslumbrante sonrisa.

— Esa, mis Siempres, es una sonrisa que puede ganar el corazón del príncipe más difícil. Una sonrisa capaz de llevar paz a la peor de las guerras. ¡Una sonrisa que puede conducir a un reino, a la esperanza y a la prosperidad!

Entonces vio a Agatha.

—¡Eh, tú! ¡No hagas muecas!

Con la atención de la profesora puesta en ella, Agatha intentó concentrarse e imitar la sonrisa perfecta de Beatrix.

Por un segundo creyó haberlo logrado.

—¡Dios mío! ¡Ahora es una sonrisa siniestra! ¡Una sonrisa, alumna! ¡Una sonrisa normal, la de todos los días!

Piensa en algo feliz.

—¡Ahora esa sonrisa es malévola! —chilló la profesora Anémona.

Agatha se dio vuelta y vio que todas sus compañeras se encogían de miedo, como si temieran que ella las convirtiera en murciélagos.

— ¿Crees que come niños? - preguntó Beatrix.

— ¡Qué suerte que me mudé de habitación! - suspiró Reena.

Agatha frunció el entrecejo.

No podía haber sido tan espantoso.

Luego vio la expresión de la profesora Anémona.

—Si alguna vez necesitas que un hombre confíe en ti, si necesitas que un hombre te salve, que un hombre te ame, hagas lo que hagas, niña… No le sonrías.

— espere un momento por favor – pidió Agatha alarmada.

Presentía que estaba a punto de recibir el peor reprobado de su vida en la clase más estúpida y fácil de esta escuela.