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Mi matrimonio forzado: la hermosa esposa no tiene memoria

Sun Hee es una joven de 18 años. Tras haber despertado de un largo coma, se enteró de que había perdido la memoria. Ese mismo día, su malvada madre la forzó a casarse con un hombre completamente extraño para ella. Sin poder negarse tuvo que aceptar aquella extraña orden. Su esposo Jin Seong es un hombre frío, rico, arrogante y poderoso, capaz de hacer desaparecer a cualquier persona del país. Ellos dos son completamente diferentes. Sus vidas cambiarán por completo y tendrán que intentar convivir juntos aunque no se conozcan. ¿Qué pasara en su relación, terminaran enamorándose? ______________________________________________ Nota de autor: La cubierta no es mía. Por favor, no resubir esta historia

Laurasiscoyote · Urban
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Capítulo 10: Sin camisa

Nadie contestaba, era el momento indicado para entrar sin qué la viera su esposo y dejarle las rosas.

Pero nada más entrar sus ojos se abrieron como platós y solto el ramo haciendo qué cayera al suelo.

—...

Seong-Jin estaba tumbado en la cama sin su camisa, su cuerpo tonificado hacía qué Sun Hee no pudiera quitar la mirada de él.

—¿Quién te dijo que podías entrar?—se percató de la mirada de su esposa hacia él.

Se levantó y se puso la camisa sin pensarlo dos veces.

—Ah...

Rápidamente, ella miró hacia el suelo y vio el ramo tirado, se agachó para cogerlo.

Afortunadamente, ninguna de las rosas quedo destrozada.

Con la mirada fija de su esposo en ella se dirigió a la ventana y colocó las rosas en un pequeño jarrón de cristal.

—¿Para qué es eso?—preguntó Seong-Jin con el ceño fruncido.

—Consideralo una disculpa.

Seong-Jin parecía sorprendido, ¿porque ella tenía qué disculparse?

—¿Una disculpa?

—Sí, aveces mi madre puede ser un poco molesta.

—Un poco engreída, codiciosa, con aires de superioridad, egoísta, incompetente.

Todo eso le causó una pequeña risa a Sun Hee, ¿realmente la primera charla larga con su esposo iba a ser sobre su madre?

Los trabajadores qué se encontraban alrededor no podían evitar apoyar la oreja sobre la puerta para escuchar la conversación.

Sun Hee salió del dormitorio de su esposo con una pequeña sonrisa en su rostro, se sorprendió al ver a los trabajadores en la puerta, apoyó su dedo en su boca para indicarles que no diría nada sobre eso.

Un poco después, ella estaba buscando perfiles de actores famosos.

¿Cómo sería ella actuando?

Realmente, la idea no le desagrada completamente.

Se levantó para ir al baño pero uno de sus diplomas sobre la mesa la detuvo.

¿Karate, ella estuvo llendo a clases de karate? En el diploma se podía ver perfectamente que ponía que estuvo asistiendo durante 10 años.

Sin poder aguantar la tentación cogió una almohada y empezó a darle varios golpes.

Desgraciadamente, el mayordomo Min Ho interrumpió su maravillosa escena de acción...

—...

—Señorita... Su comida esta lista—sin nada más que decir, salió del dormitorio mientras aguantaba la risa.

Sun Hee estaba demasiado avergonzada para mirar a alguien a la cara.

Cuando se sentó en el comedor, comenzó a comer su comida, pero de repente recordó a su esposo, provocando que se atragantase con lo que estaba masticando.

La pobre Sun Hee no podía tener más mala suerte, con la energía por los suelos se dirigió hacia el baño, deslizaba los pies por el suelo mientras intentaba sostener su cabeza con la poca alegría qué le quedaba, en cualquier momento se iba a derrumbar.

Dentro del baño, decidió darse una ducha para relajar su cuerpo, después de todo no tenía una mejor cosa qué hacer.

Mientras tanto, Seong-Jin se encontraba hablando por teléfono.

—Prepare el viaje para pasado mañana.

—Sí, joven amo.

Una voz masculina se escuchaba desde el otro lado del teléfono, la conversación era bastante seria, incluso parecía un guión.

—Joven amo le deseó un buen día.

—...

Seong-Jin colgó el teléfono sin haberle devuelto la despedida, a este hombre realmente le daba todo igual.

Salió del dormitorio y fue hacia la entrada de la mansión, enseguida varios guardaespaldas se colocaron detrás de él sin molestarlo, por primera vez se paro para observar el hermoso jardín, ¿porqué en ese momento?

La brisa llevaba el olor de las flores hacía él, era increíble lo agradable qué era esa sensación.

Él se quedó un rato observando unas flores rojas sin apartar la mirada en ningún momento...

Sun Hee seguía dándose una ducha, cuando de repente el sonido de su teléfono la interrumpió.

Al contestar escuchó una voz femenina qué no se le hizo nada familiar.

—¿Hola?

—Sun Hee, por favor, dime que eres tú.