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Capítulo 45: Dudas y remordimiento

A pesar de lo perturbado que estaba Noah, su experiencia previa le permitió recuperarse más rápido que los demás. Adam todavía luchaba para reprimir la horrible sensación que le había invadido en ese instante. Incluso le daba miedo cerrar los ojos.

—Será mejor que continuemos, distraernos nos hará bien.

Nadie escuchó las palabras de Noah, lo que hizo que mirara a los demás con cierta alarma.

Se acercó a Adam y lo ayudó a levantarse. Por fin, este pareció volver a la realidad y logró registrar lo que había dicho Noah.

—¿Estás bien?

—No —respondió Adam—, pero supongo que podríamos estar peor. ¿Cómo es que estamos vivos?

—Justo antes de que me alcanzara el hechizo logré alcanzarlo con un disparo.

Adam solo asintió. Miró el cadáver del zombie durante un segundo. Este era de un color oscuro, con venas moradas y ojos rojos. Notó, gracias al rastro de sangre, que el zombie se arrastró por el suelo, en un último intento de alcanzarlos.

Luego pasó a mirar a Miriam y Marlen, que todavía estaban abrazadas en el suelo.

—Noah tiene razón, debemos continuar.

Marlen levantó la mirada y asintió, pero luego miró a su hermana, sin saber lo que cruzaba por su mente. Miriam no respondió, por lo que Marlen intentó moverla, hasta que por fin reaccionó.

—¿Qué?

—Tenemos que continuar —dijo Marlen.

Miriam dudó por un segundo, pero luego asintió. Adam suspiró aliviado al verla, pero también sabía que tanto él como Miriam tendrían que descansar con urgencia.

Los cuatros se levantaron y abandonaron el apartamento. Por suerte, no había nada peligroso en el resto del edificio, por lo que el combate procedió en silencio y mecánicamente. Adam notó que incluso Noah estaba mucho más distante de lo que esperaba.

Al terminar, abandonaron el edificio, solo para encontrarse con Miguel, que les estaba esperando.

—Oí lo que sucedió con Jane.

Adam se sintió horrible al escuchar a Miguel. Había olvidado por completo lo que había pasado. Miguel notó la expresión en la cara de Adam y suspiró para sus adentros. Observó a los demás con atención y el único que le sorprendió fue Noah, que también parecía afectado por algo.

Miguel conocía a Noah de nombre, pues el guardia llevaba un tiempo patrullando la urbanización. Había escuchado algunos rumores que le hacían sospechar que no era tan mala persona como fingía ser, pero también todos estos concordaban en algo. A ese hombre no le importaba mucho lo que les sucediera a los demás.

Sin embargo, Miguel recordó el día anterior, específicamente la forma en la que Noah reaccionó cuando Adam fue herido. Quizás no era una persona tan fría como él pensaba.

—¿El edificio está despejado?

—Si, ese cabrón asesino está muerto. Solo espero jamás encontrar a otro [Void Zombie] en mi vida.

Las palabras de Marlen llamaron la atención de Miguel. Al principio pensó en obtener más información, pero se dio cuenta de que todos estaban agotados.

—Bueno, será mejor que volvamos al refugio. El grupo de Zack todavía no ha vuelto.

—Hablando de eso. ¿Cómo le fue a tu grupo? ¿Algún problema?

—Fue más sencillo de lo esperado. Creo que muchos de los novatos podrán obtener más niveles. Creo que en el futuro será buena idea identificar locaciones no tan peligrosas y llevar a un grupo que quiera avanzar de nivel.

—¿Algún problema con esa cosa en la plaza?

La expresión de Miguel se ensombreció

—Sí, parte de esa cosa está comenzando a invadir la planta baja del edificio, se está colando por las ventanas.

—¿Pudiste identificarla?

—Si, se llama [Monstruosidad de carne]

—¿No es un zombie?

—No. Según el Sistema, es el resultado de la aglomeración de numerosos cadáveres en un mismo sitio. El problema es que no quiere aportar más información.

—¿Cómo pudo formarse algo así con la cantidad absurda de zombies en las calles? No creo que dejaran los cadáveres intactos.

—No lo sabemos con exactitud, pero según Leonard, el día de la llegada del sistema había una fiesta en la plaza. Puede que muchos murieran en los primeros momentos del caos.

Adam recordó repentinamente aquella fiesta. Irónicamente, el recuerdo le parecía de hace años. Había pasado al lado de la plaza al volver del trabajo y había visto los puestos de comida y escuchado la molesta música.

—Entiendo, pero igual no tiene mucho sentido. Estoy seguro de que los zombies deberían haber devorado todos los cadáveres sin problemas. Algo debió retenerlos el tiempo suficiente para que se formara esa cosa.

—Creo que tienes razón, pero será mejor que lo hablemos después, tu grupo parece necesitar un descanso.

La expresión de Adam se ensombreció de nuevo. Por un precioso momento había logrado distraerse, pero ahora tenía que lidiar nuevamente con todo.

—Sí, vamos.

Miriam suspiró con alivio al escuchar a Adam y se adelantó a todos en el regreso al refugio. Marlen la siguió de cerca, preocupada.

Carlos los recibió con una sonrisa falsa.

—Me alegra verlos bien, ¿Puedo saber si todo salió bien?

—Si, está muerto y el edificio ahora es parte del refugio.

Carlos suspiró aliviado. Pero luego frunció el ceño. Había algo importante que debía preguntar, pero temía sonar insensible. Al final, luego de un momento de indecisión, decidió que tenía que preguntar.

—¿Qué piensas hacer con… Jane?

Adam se paralizó por un segundo.

—Aún no sé. No creo que podamos enterrarla.

—En ese caso propongo que la crememos —Miguel intervino en la conversación—. Creo que es la mejor idea, además, comenzamos a tener problemas con la cantidad de cadáveres de zombies con lo que tenemos que lidiar.

—Mi hermana y yo iremos a descansar, llámenme si necesitan algo —Marlen decidió interrumpir antes de que la conversación volviera a alargarse. Adam asintió en su dirección y sin decir nada más, las dos hermanas se fueron.

—Yo buscaré un cigarro, si me disculpan —Noah fue el siguiente en irse. Adam miró su espalda un segundo antes de volver a dirigirse hacia Miguel.

—Esta bien, cremaremos su cadáver en una ceremonia, junto a todos los demás que han muerto. Ahora, si me disculpan, yo también necesito descansar.

Miguel y Carlos observaron a Adam mientras volvía a su edificio.

—¿Pasó algo?

Miguel miró a Carlos algo extrañado.

—Jane murió, ¿recuerdas?

—No, no es eso —contestó Carlos—, algo más sucedió. La muerte de Jane les afectó, pero siento que ahora están mucho más perturbados.

—Pues supongo que solo hay que darles algo de tiempo.

Carlos miró al viejo militar con cierto disgusto.

—Recuerda que ninguno de ellos, con la posible excepción de Noah, ha sido entrenado para soportar tanto. Todo ellos eran personas normales antes de esta mierda. Si queremos sobrevivir, tendremos que preocuparnos porque ninguno de ellos colapse.

Miguel asintió sin decir nada.

—Otra pregunta —El militar se volteó a mirar a Carlos. Este continuó hablando —¿Cómo estuvo Alfred?

—Tiene una habilidad útil, sin ninguna duda. Creo que se está acostumbrando bien al combate.

—Es un alivio, pero por favor, si alguna vez crees que pueda estar en riesgo…

—No le daré más importancia a él que a los otros.

—Pues estoy seguro de que esto puede arreglarse. Estoy dispuesto a pagar lo que sea.

—Ignoraré tus palabras tomando en cuenta que es tu propio hijo. Pero, por favor, no vuelvas a intentar sobornarme de esta forma, es algo que odio a nivel personal.

Miguel recordó sus últimos años en el ejército con cierto dolor. Años de trabajo echados a la basura solo porque había decidido hacer lo correcto y no aceptar un soborno. Miró a Carlos por un instante, el hombre no parecía muy enojado, pero no pudo evitar pensar en la probabilidad de que el futuro se repitiera.

Por suerte, Carlos no estaba tan enojado con la respuesta de Miguel, sin embargo, pensó que tendría que buscar alguna manera de asegurarse de que su hijo no muriera de manera estúpida.

Adam, por su parte, subió a su apartamento y se acostó en su cama. Había sido un día horrible. Se sintió como un idiota al pensar en la emoción que había sentido anoche. ¿Qué era? ¿Un niño? Se dio cuenta de que quizá se había confiado demasiado. Su equipo y él habían vencido a un zombie poderoso tras otro y subconscientemente creyó que lo mismo seguiría pasando. Que la suerte jamás se le acabaría.

Deseó por un momento no haber salido nunca de su apartamento el primer día. Quizá estaría muerto, aunque también pudiera ser que el refugio lo fundara alguien más. Pensó un momento en Jane. Hubo una época en la que se sentía atraído por ella, aunque esas flamas se habían apagado. Ella le había abandonado el primer día, cuando un zombie le atacó desde un apartamento vecino. Ella se había disculpado por ello, pero ninguno de los dos había vuelto a hablar del tema.

Ahora era él el que la había abandonado. La había dejado morir cuando, como líder, debió de haber estado más pendiente. Una parte de él sabía que esto era mentira, pero no estaba muy convencido. Además, en la pelea final, no pudo hacer nada, su plan había resultado inútil y Noah había hecho todo el trabajo. De hecho, ahora que lo pensaba, en las últimas batallas siempre había terminado herido. Quizá no estaba hecho para esto.

Adam suspiró. Sus pensamientos siguieron deambulando durante media hora más entre Jane y los supervivientes que murieron el día anterior. Hasta ahora no lo había pensado, pero supuso que también era responsable por esas muertes. Se dio cuenta de que si deseaba seguir siendo el líder del refugio, tendría que volverse más poderoso. Su lanzallamas ya no era suficiente, necesitaba algo más.

Mientras pensaba en cómo podría ganar más habilidades ofensivas u otra arma, recordó algo que había olvidado. Cuando estaba limpiando el superbloque con su grupo, había agarrado un paquete especial de ingenieros que estaba en el suelo. Era hora de saber lo que contenía.