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Capítulo 44: Perdidos en la oscuridad

El zombie no tardó en volver a atacar. Desde el segundo piso, arrojó un nuevo hechizo. Por suerte, Marlen lo vio a tiempo y logró empujar a Adam antes de que la onda le diera.

Adam se sobresaltó, pero inmediatamente entendió y decidió que no podían seguir en el patio. Le señaló a Marlen las escaleras y luego procedió a ayudar a Noah a levantarse. Marlen entendió y sostuvo a su hermana de una mano. Los cuatro avanzaron despacio, esperando que en cualquier momento el zombie atacara de nuevo.

La situación empeoró cuando el zombie utilizó un nuevo tipo de magia. Disparó una onda diferente, que abarcaba un área mucho más amplia. Adam sintió un nudo en la garganta cuando se dio cuenta de que ninguno de ellos lograría esquivarla a tiempo.

El ataque los cubrió por completo y Adam sintió de inmediato que su sentido del tacto desapareció. El abrupto cambio se sintió tan antinatural que Adam casi cayó al suelo junto con Noah. Levantó la vista y observó a Marlen, que también había sido afectada. Por suerte, siguieron avanzando y entraron a las escaleras, donde al zombie se le haría mucho más difícil atacarlos.

Por su parte, Noah creyó que había muerto. Sin tacto, vista ni oído, sintió como si estuviera flotando en el espacio. Un horrible pánico se apoderó de su cuerpo y sin saber lo que ocurría, comenzó a golpear a su alrededor.

Adam recibió un golpe en la mandíbula, pero no sintió nada. Solo se dio cuenta gracias a que la inercia lo llevó a doblar el cuello hacia atrás. Se alejó de Noah y cruzó miradas con Marlen y Miriam. Adam comenzaba a tener un plan para matar al monstruo, solo esperaba que Marlen pudiera seguirle la corriente.

Sin embargo, primero intentó calmar a Noah, que estaba en completo pánico. Pero este ni siquiera se había dado cuenta de que se estaba moviendo. Por suerte, una única cosa evitó que se volviera loco, los sentidos del olfato y del gusto.

Los dos sentidos que conservaba cobraron vida de una manera espectacular. Al darse cuenta de esto, Noah, que creyó haberse perdido para siempre, se ancló de nuevo en la realidad. Olores a los que nunca le prestaba atención inundaron su mente y el sabor de su propia saliva le pareció asqueroso, pero era algo a lo que aferrarse. Aún así, esperaba que Adam y Marlen se encargaran pronto del zombie, porque sabía que no aguantaría mucho más.

Adam respiró aliviado cuando se dio cuenta de que Noah se estaba calmando, por lo que lo dejó en una esquina, fuera de la vista de la escalera, y se acercó a las hermanas.

Ambas no dejaban de observar las escaleras superiores, por lo que Adam intentó llamar la atención de Marlen tocándola en el hombro, pero maldijo al no poder sentir el contacto. Sin pensarlo mucho, empujó hacia atrás a Marlen y ella, sorprendida, le dio un golpe en la nariz. Adam retrocedió, agradeció que no pudiera sentir nada. Marlen le dirigió una mirada de disculpa y luego levantó los hombros.

Adam señaló sus ojos, luego a Noah y finalmente a él mismo. Marlen le miró confundida, por lo que Adam volvió a repetir las señas y al final imitó un golpe con un hacha de Marlen. Esta asintió luego de un tiempo y Adam esperó que hubiera entendido.

Su plan era sencillo. Adam notó que luego de cegar a Noah, el zombie parecía querer hacer lo mismo con él. Por lo que estaba dispuesto a distraerlo y darle a Marlen la oportunidad de matarlo.

Con ese plan en mente, los tres se quedaron quietos un tiempo, mientras esperaban a que el zombie hiciera algún movimiento. Por desgracia, este estaba contento con esperar a que salieran. Adam comenzó a impacientarse e intentó pensar en una manera de ejecutar su plan. Le señaló a Marlen uno de los apartamentos en la planta baja y luego se arrastró hasta la puerta, la cual abrió de una patada.

En los pisos superiores, el zombie agudizó la mirada, pues podía sentir que sus enemigos se estaban moviendo dentro del campo de silencio y parecían estar entrando en uno de los apartamentos. Irritado, intentó conseguir contacto visual con ellos, pero fue inútil.

Ayudar a que Noah se moviera fue mucho más complicado de lo que Adam esperaba, pues no había manera de hacerle saber que debía levantarse. Al final, con la ayuda de Marlen, lo movieron al interior del apartamento.

Allí se encontraron con un grupo de zombies, pero Adam los mató con facilidad. Irónicamente, sin ningún sonido era más fácil emboscar a los torpes zombies. Estos nunca fueron conscientes de que estaban siendo atacados.

Luego de que todo estuviera en orden, Adam intentó pensar en una solución al dilema en el que se encontraban. Por suerte, poco después, Noah comenzó a recuperar la vista. Nunca en su vida se había sentido tan aliviado. Al principio, todo se veía borroso a su alrededor, pero poco a poco se encontró con la imágen nítida del interior de un apartamento. Le pareció que había estado perdido en un lugar oscuro y que por fin había logrado regresar.

Adam se dio cuenta de que Noah ahora podía ver. Sabía que era el momento de moverse rápido y aprovechar esta ventaja. Se acercó a Noah y le señaló para que se preparara. Este asintió y sostuvo su pistola.

Miriam, mientras tanto, dejó de canalizar [Halo] y se sentó en uno de los muebles de la sala. Marlen estaba a su lado, pero observaba la entrada y las ventanas sin parar. Incluso a ella la situación comenzaba a afectarla seriamente. No podía esperar a terminar con el desgraciado zombie y volver a su casa.

Adam y Noah las alcanzaron y ambas se alegraron cuando se dieron cuenta de que este último había recuperado la vista. El primero, en cambio, les indicó que se prepararan.

Afuera, en el segundo piso, el zombie comenzó a impacientarse. Así que decidió preparar un hechizo que le permitiera eliminar todos los sentidos de sus enemigos. Sin embargo, tal hazaña requeriría de un ritual complicado que le exigiría una gran cantidad de energía.

Para el ritual utilizó a los Stalker, mucho menos eficientes que los cuerpos humanos, pero igual de válidos si se usaban en suficiente cantidad. Marcó el suelo con la sangre de sus débiles hermanos y dibujó un círculo perfecto. Luego se sentó en el medio y dio inicio a la canalización del hechizo.

Él podía manejar cinco energías sutilmente diferentes. Cada una de ellas era capaz de afectar uno de los sentidos de sus enemigos. Pero, para su irritación, no podía manipular todas de la misma forma. Los ataques que producían cada una de ellas eran diferentes, por lo que tejer las cinco en un solo hechizo requería toda su concentración.

Mientras tanto, Adam y los demás se prepararon para atacar. Todos salieron del apartamento y subieron los escalones con cuidado.

Con los nervios de punta y completamente paranoicos, tardaron unos minutos en subir las escaleras hasta el segundo piso, lo que estuvo a punto de condenarlos a todos. Encontraron el segundo piso completamente desolado. Adam tuvo un mal presentimiento. Uno de los apartamentos estaba abierto, por lo que entró en él sin pensarlo, seguido de cerca de los demás.

Allí encontraron una matanza. Los cuerpos de una docena de Stalkers estaban esparcidos por todas partes. Esta vez, Noah fue el primero en reaccionar. Avanzó hacia el pasillo con el revólver en mano y observó, con creciente horror, al zombie. Este estaba en uno de los cuartos al final del pasillo, rodeado por un grueso círculo de sangre y emanando una cantidad absurda de energía.

Adam, justo detrás de Noah, lo vio unos segundos después, levantó el lanzallamas y corrió hacia el zombie, pasando al lado del Guardia. Noah levantó su arma, pero en ese momento el ritual terminó y una onda invisible se expandió desde el zombie en una esfera que atravesó las paredes y el suelo. Adam fue engullido por ella en un instante, mientras que Noah, justo antes de quedar completamente a oscuras, logró apuntar y disparar sin saber el resultado.

Había vuelto a ese horrible mundo vacío, en donde no podía sentir nada, ni hacer nada. Esta vez, ni siquiera el olfato y el gusto pudieron ayudarle. Intentó conservar la calma, pero resultó inútil, aquel vacío le carcomía la cordura poco a poco. Parecía que llevaba siglos en aquel lugar y no tardó en cuestionar su propia existencia.

Todos sus sentidos se activaron tan repentinamente que Noah cayó al suelo. No fue el único, pues Miriam, Marlen y Adam también terminaron en el suelo, adoloridos. Adam gimió de dolor al sentir, por fin, el golpe que le había dado Marlen en la nariz. El sonido de su voz le sobresaltó y estuvo a punto de accionar el lanzallamas.

Miriam temblaba en el suelo, su hermana la abrazó unos instantes después, no mucho mejor que ella. Noah, por su parte, fue el primero en lograr levantarse e investigar lo que había sucedido con el zombie.

Avanzó por el pasillo, pasó al lado de Adam y entró al cuarto. Allí por fin vio con claridad lo que quedaba del peor zombie al que se habían enfrentado. La criatura había recibido el disparo en el cuello y parece que había tardado unos minutos en morir desangrado.

Noah pateó el cadáver con fuerza. Recordó con claridad el momento en el que había disparado y sintió un escalofrío. Si no hubiera acertado estarían muertos, aún peor ¿Existía alguna diferencia entre ese vacío y la muerte?. Estaba seguro de que el efecto del hechizo había terminado pronto porque el zombie había muerto.

Volvió a patear el cadáver y deseó con todas sus fuerzas tener a mano un cigarrillo. Este combate no había sido como los otros. Hasta ahora había disfrutado, a su manera, del nuevo mundo que había traído el Sistema. Pero ahora era la primera vez que había sido perturbado de aquella manera. Ni siquiera se había dado cuenta de que el zombie había arrojado un libro.

Cerró los ojos y apreció, como nunca antes, poder oír y sentir lo que había a su alrededor. Recordó que de niño le había tenido mucho miedo a la oscuridad y creía que había superado esa etapa hacía mucho, pero ahora que conocía la verdadera oscuridad, se daba cuenta de que probablemente tendría pesadillas de nuevo.