8º. UNA TARDE PASADA POR AGUA
.
Ranma se acercó a la ventana, llovía a raudales, desde poco después de comer llovía. Akane había ido a la biblioteca poco antes de comer, la chica se llevó unos bocadillos. De eso hacía horas, ahora no podía volver, si lo hacía vendría calada hasta los huesos. Sabía que ella se llevó un paraguas, pero tal como llovía, no se le serviría de nada.
Ya era otoño, hacía semana que habían recogido la piscina de lona, que ahora descansaba en el sótano de la casa hasta el año que viene. Ese año habían disfrutado mucho del calor y de esa piscina. Pero el verano dura poco y las vacaciones de verano sólo duran un suspiro.
El chico suspiró, añoraba esas vacaciones, añoraba tomar un refresco y ver a la chica con quien compartía casa en bikini. No lo iba a negar Akane tenía un cuerpo escultural, sonrió perverso, era afortunado por tener a una chica tan hermosa junto a él.
Aunque cada día se bañaban juntos, y la veía desnuda, no era nada comparado que verla con ese escueto bikini, que provocaba en él sueños pervertidos.
Pero ahora estaba preocupado, estaba oscureciendo y su amiga no llegaba, la chica prácticamente no tenía amistades, igual que él, no se había refugiado en la casa de nadie. Las cafeterías a esas horas debían haber cerrado. Akane no debía estar aun en la biblioteca, conociéndola ya debía estar en camino de vuelta a casa. Cuando llegase a casa la pobre estaría empapada. El joven bufó y se dirigió al baño y lo preparó para cuando llegase la chica.
Se fue al comedor y se sentó y cogió los libros y empezó a preparar sus ejercicios. Por ahora no necesitaba ir a la biblioteca, pero en un par de días iría allí con su amiga.
Habían pasado unas horas y ya estaba oscureciendo y la chica no había vuelto, miró al reloj de la pared y se levantó y se preparó para salir en busca de su amiga.
Tenía puesto el chubasquero, las botas de agua, un gorro. Llevaba su paraguas y el de la chica. Bueno uno de sus paraguas y uno de los paraguas de la chica, como cambiaba tan de golpe el tiempo y empezaba a llover repentinamente, varias veces tuvieron que comprarse paraguas por que dejaron en casa los suyos, confiados en que no llovería.
El chico abrió la puerta y tembló, hacía frio y viento. Y cuando iba a salir un objeto chocó con él y lo lanzó al suelo, ese objeto calló encima suyo.
El joven miró ese objeto, parecía que tenía manos, y piernas y una cabeza, cuando miró mejor vio que era una joven de pelo corto, más bajita que él y que temblaba de frio.
La chica lo miraba con lágrimas en los ojos, él se asustó, algo le había pasado a esa chica.
- ¡Akane! ¿Dónde te has metido? ¿Qué te ha pasado? -preguntó asustado el chico.
Ella lo miró y se le lanzó encima y lo abrazó por el cuello.
-Viniendo para aquí. El… el …viento me ha quitado el paraguas. He ido a una tienda a comprar otro, pero me he dejado el dinero aquí—la chica lloraba con pena, sin darse cuenta que con su ropa mojada, estaba calando al chico. - después había un charco en la calle y ha pasado un coche a toda velocidad y me ha mojado- la chica había tenido un mal día- cuando faltaba poco me resbalado en otro charco y me he caído dentro de él. Y cuando he ido abrir el portón de casa… se me ha roto una de las botas y me he caído en un charco de barro.
Fue entonces cuando el chico la miró. Aparte de mojada, la joven venía sucia como si se hubiera revolcado en el barro. El chico la volvió a mirar, y esbozó una pequeña sonrisa. Pensó un instante en burlase de ella, pero en el estado que estaba la joven eso sería contraproducente, se levantó y ayudo a levantarse a la joven.
-No te preocupes, te he preparado el baño, aunque no pensaba que vendrías tan mojada. Llevas encima toda el agua de la lluvia- y sonrió queriendo animar a la chica. La acompañó al baño- venga dúchate y cuando salgas te tendré preparado algo caliente para que entres en calor. Dentro tienes ropas limpias y tu albornoz,
- ¿No te bañas conmigo? Preguntó la chica con tristeza, quería que él estuviera con ella, para que la reconfortarse. Él estuvo a punto de aceptar, pero se negó.
-No, entra en el baño y relájate, conmigo no podía relajarte y ahora necesitas tranquilizarte. Además, te tengo que preparar algo caliente.
La chica lo miró y estuvo a punto de negarse a bañarse sola, pero se dio cuenta que el chico tenía razón.
-De acuerdo, tienes razón-dijo la joven, y lo miró con tristeza, -pero mañana nos bañaremos juntos.
El chico sonrió, eso lo estaba deseando, pero hoy no pasaría eso.
-Si mañana nos bañaremos juntos-contestó el joven,
La chica entró en el baño, se desnudó dejó sus ropas sucias para lavar, y se metió en la bañera, el agua estaba caliente, a su gusto, Ranma era un sol, aunque a veces la hacía enfadar, pero era tan atento y servicial. Desde la bañera lo oía cantar estaba en la cocina. La chica sonrió, tenía la bañera para ella sola, se podía relajar lo máximo, fue entonces cuando comprendió del todo porque él la dejo bañarse sola, tenía la bañera para ella sola, para disfrutar del agua. Aunque a ella le gustaba bañarse con él, puso una sonrisa perversa, su amigo tenía un cuerpo tan perfecto, que despertaba ese lado pervertido que había dentro de ella.
El Chico al `preparar la bañera le había añadido sales aromáticas, que la ayudaron a relajarse, estaba disfrutando tanto del baño, que se puso a cantar a dúo con el joven.
Desde la cocina el joven la oyó cantar y se rió, le gustaba que ella se uniera a él cuando cantaba, como también a él le gustaba unirse a ella cuando era la chica la que cantaba. Se había cambiado de ropa, la que llevaba las había mojado Akane, y se cambió para no resfriarse.
Ranma estaba haciendo un caldo, le iría bien a Akane, y a él también, Sentía frio, aunque era otoño hacía un tiempo invernal, aunque al día siguiente podía hacer un calor primaveral.
Tanto él como su amiga no eran malos cocineros, pero él superaba a su compañera, a ella le hacía un poco de rabia ese detalle, pero el chico no se lo echaba en cara.
-Huele apetitosamente!- oyó que decían detrás suyo- el chico se giró y vio a Akane, con el albornoz y debajo el joven adivinó la ropa que él le preparó.
-Si, es un caldo- aclaró él- después un poco de verduras y poco de carne, y para acabar algo de frutas.
Ella miró lo preparado por el joven mientras ella estaba en el baño, y sintió gruñir el estómago, estaba hambrienta, los bocadillos que se llevó a la biblioteca le habían sabido a poco. Y el chico sabía cocinar muchas y apetitosas recetas,
-Cuando quieres eres un sol- dijo ella y le dio un beso en la mejilla. Ranma se sonrojó y sonrió tímido- gracias por cuidarme y estar conmigo.
-No…no tienes por qué darlas-dijo el chico con timidez- lo hago con mucho gusto. Haría cualquier cosa por ti.
La chica sonrió con timidez, y a él le pareció endemoniadamente bella y sexi. No podía resistirse a ella cuando sonreía de esa forma. Estaba totalmente loco por ella, y no sabía cómo decirle lo que sentía por ella. Aunque se bañaba con ella, aunque dormía con ella, era incapaz de declararle su amor por ella.
La chica se sentía igual, le atraía su amigo, lo quería con locura. Cuando estaba enfrente suyo no podía quitarle los ojos de encima, él estuvo a punto de pillarla mirándolo… y ella tuvo que disimular, desviando la mirada sonrojada. La hacía reír y enfadar. Estando a su lado se sentía segura y protegida, pero, aunque ella intuía que su amigo le ocultaba algo, y creía saber lo que le ocultaba.
- ¿Me ayudas a poner la comida en la mesa? - preguntó el chico.
-Si! - contestó la chica. Cogió todo lo necesario para que pudieran cenar, y salió al comedor, mientras canturreaba una canción, Ranma se quedó parado, conocía esa canción, pero no lograba dar con el título, ni el grupo o el cantante que la cantaban. Esa canción le estuvo rondando en su cabeza, hasta que días después se acordó de su nombre. Un rato después olvido esa canción durante unos meses.
.
Estaban acabando de cenar cuando el chico le preguntó.
- ¿Cómo te ha ido el estudio?
-Bien, - respondió ella- casi he conseguido toda la información que buscaba. Mañana volveré y buscaré lo que me falta- lo miró y fue ella la que preguntó- ¿Y a ti?
-Ya he acabado, o casi lo que podía hacer en casa. Mañana iré contigo a la biblioteca, es una lástima que no tengamos hasta el viernes los portátiles, podíamos hacer los deberes sin movernos de casa.
-No tenemos internet, a este barrio no llega, y además en la biblioteca hay libros e información que no está en la red.
Ranma la miró y sonrió.
-Estoy pensando en contratar internet, últimamente nos llaman mucho para que contactemos un servicio con internet.
-No, mejor que no, te pasarías el día viendo paginas porno, -dijo la chica riendo.
. -A lo mejor lo harás tú- contestó el chico, la miró y rió con picardía- te he visto como me miras cuando nos bañamos.
Ella lo miró asombrada y un momento después se enfadó.
- ¿Pero ¿qué te crees? ¿Qué eres un adonis? – dijo la chica y le tiró la servilleta a la cara.
El chico sonrió y la miró con chulería.
-Tengo un buen cuerpo- contestó y se pasó las manos por el cuerpo- Tengo un cuerpo de vértigo.
-Ya te gustaría a ti- dijo la chica roja de furia, y de vergüenza, el chico se había dado cuenta como lo miraba cuando se bañaban, pero ella también se dio cuenta que él- ¡Tú también me miras! Sobre todo, los pechos y el culo.
Ranma se sintió atrapado, pero no le daría ese gusto a su amiga, su orgullo se lo impedía
- ¿Yo mirar tu cuerpo? ¿Tus pechos?, pero si no tienes, eres plana. No dijo nada del culo, la chica lo tenía prefecto, pero no diría nada, no quería subir el ego a su amiga.
Akane se enfureció como nunca lo había hecho, la había atacado de la forma que más le dolía. Ella sabía que tenía poco pecho, estaba acomplejada por eso.
- ¡Eres un imbécil Ranma! ¡Un pervertido! ¡fenómeno! ¡un…un travestido!
- ¿Fenómeno?, ¿Travestido? - preguntó el chico furioso y sorprendido- ¿Cuándo me he travestido yo?
Akane lo miró asombrado, no sabía por qué lo había llamado travestido ni fenómeno, se puso roja y …
-Yo… lo siento… me ha salido sin pensarlo- se disculpó ella avergonzada- pero recordó que Ranma la llamó pecho plano y volvió a enfurecerse - ¡Eres un… ¡Atchum!
- ¡Un atchhum! ¡Soy un a atchhum! - dijo el chico asustado, se paró a mirarla extrañado- ¿Qué! es un atchhum? _ preguntó el chico.
Ella lo miró y contestó irritada.
- ¡No eres un atchhum! Me he constipado con la lluvia- y soltó un enorme y poderoso ¡Atchum!
Ranma borró la sonrisa divertida de su rostro, y se mostró preocupado. Le puso la mano en la frente y notó que ella tenía fiebre.
-Cuando te he visto calada hasta los huesos me he temido esto- dijo el chico. Se acercó a su amiga- cuando termines de cenar te daré una medicina y ¡te irás a la cama.!. agrego de forma categórica.
-Pero hoy en la tele dan una película que quiero ver- dijo la chica, soltando algún estornudo que otro.
-Nada ¡Vamos a la cama!¡Que hay que quitarte ese resfriado!, -ordenó el chico -Ahora programo el video y te grabo esa película. Pero tú te vas a la cama, ¡YA!
La chica sonrió, o eso intentó, se levantó y miró la mesa.
- ¡Vete a dormir! -ordenó de nuevo el joven el joven- ya recogeré yo la mesa y fregaré los platos.
La chica se fue a la habitación que compartían y se acostó. Minutos después llegó el chico y le dio la medicina y se acostó con ella.
Esa noche la chica tuvo fiebre y su amigo la cuidó, Él paso casi toda la noche en vela, al día siguiente no pudieron ir a la universidad, por las lluvias habían anulado las clases. Para ellos fue un alivio, Ranma estaba cansado por cuidar de Akane, y la chica no se había repuesto de todo.
A los dos días la chica, salió al jardín ya estaba bien, miró al cielo claro y despejado, habían pasado las lluvias y hacía un buen día, incluso un poco de calor.
Dentro de la casa se oyó un atchhum, Ranma se había contagiado del constipado de ella. Akane sonrió ahora le tocaba a ella cuidar del chico. Entró a la casa y cerró la puerta del jardín.