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X: Egoista

Estaban los 3 en el departamento. Jane estaba tocando la guitarra sentada en el sofá. Si bien encontró el estuche colgado por allí, le sorprendía lo bien que tocaba. Recitaba un par de notas lentas, "Get you the moon" se llamaba la canción. Se sentía la paz del momento, ese aire de reencuentro llenaba el ambiente. Prácticamente era una celebración de que alguien más demostraba no estar muerto. Pero lo único que le interesaba a la pelirroja, era el chico de lentes y pelo negro carbón, que estaba al lado de su amiga, bebiendo wiski. Le llamaba la atención como de forma sospechosa, sonreía. Aunque tenía los ojos cansados, parecía que pronto caería al suelo. "No me imagino lo que a debido pasar" pensó. Pero algo le parecía especialmente raro su actitud, en especial, tras perder a tanta gente. Llamativo. Con el tiempo, ella comenzó a dormirse de a poco. Llegaron 2 am, y aunque le gustaría seguir tocando, decidieron que hora de parar y recostarse. Pero quedaba la cuestión: ¿Quién se quedaría a dormir allí? Ya eran 2, y tampoco era tan grande el lugar.

 

- Jane, creo que claramente deberías dejarle el lugar a Blair. Yo puedo ir a mi casa. - Le dijo Jayden tras levantarse y estirarse.

- ¿Seguro? - Preguntó Jane, frenando la música. - ¿Crees que estas en buen estado para ir allí?

- No lo hagas Jayden. Yo sigo sobria. No he tomado nada de alcohol, a diferencia de ti. Podrías llegar a tener problemas si te detiene la policía.

- Tiene un punto. - Abaló la pelimorado, la idea de Blair.

- No la vas a dejar sola. - Se opuso él.

- No te voy a dejar solo a ti. - Respondió la chica.

- Jayden…

- ¿No quieren quedarse los 2? Tengo un colchón libre. Solo hay que ponerles sabanas, y ponerlo en el piso. No creo que sea lo más cómodo, pero no dudo que quizá sea lo mejor para los 2. No quiero dejarlos a la deriva, estando en su estado. - Ellos 2 se miraron para ver que hace el otro. Él se encogió de hombros.

- Tu dime que quieres. Yo no tengo problema con irme- Preguntó el chico. "No sé dónde ir para ser honesta. Incluso, si me incomoda dormir con alguien en el mismo cuarto. Aquí me siento segura"

- Me parece bien. Así mañana hacemos nuestro siguiente paso lo más temprano posible. - Jayden levantó las cejas con una cara rara. "¿Qué le ocurre?"

- De acuerdo. Yo tomo el suelo. Dame las sabanas.

- No. No te preocupes, yo duermo allí.

- Blair, no alargues esto. Tengo sueño, por Dios. Tu duerme en el sofá, y no la alargues más. - Se quejó.

- Bueno, tranquilo...- Armaron las camas y el sofá. Ambos se acostaron en sus respectivos lugares. La mujer, quizá por el miedo, o la incomodidad, le estaba costando conciliar el sueño, así que se puso a murmurar algunas cosas en voz baja.

- ¿Balbuceas mientras duermes? - Preguntó el joven con la voz ronca.

- Oh... maldita sea, lo siento. No puedo dormir, así que intento logar pensar un poco. - Se excusó avergonzada.

- Te entiendo, suele pasarme a veces. - Se cambió de posición para verle a la cara. - Si quieres podemos hablar del caso un poco.

- Quizá me ayude. - Aceptó. - ¿Quieres que te explique?

- Creo que no va a hacer falta mucho. Jane me pasó algunos de los archivos para que me entretuviera en el hospital.

- Eso es bueno. ¿Qué te parecen?

- Pues mira. Me pareció muy curioso que Mary es, o más bien fue, maestra de escuela. - Comenzó a explicar.

- Aja. ¿Y qué con eso?

- Tengo contactos en el consejo estudiantil. Así que, mañana podemos ir a verlos. Si quieres, claro.

- ¿Enserio?

- Si. Aunque deberías buscarme en el trabajo, cuando esté por salir.

- Si quieres puedo acompañarte.

- ¿Segura?

- Aja.

- Nha, tu no quieres. Puede ser algo aburrido.

- No tengo nada más que hacer. - Jayden miró a los costados, y dijo sencillamente.

- Vale. Pero tú lo pediste. - Hubo un silencio. - Ya que estamos conversando. ¿Puedo preguntarte algo?

- Dime.

- Llegaste a conocer a Abigail ¿No?

- Sip. Está siendo muy útil. ¿Por qué lo preguntas? - El chico levantó la mirada al cielo.

- Que palabra interesante: "Útil"

- ¿Qué tiene?

- Nada, nada.

- Dime.

- Jamás escuché que una persona sea "Útil"

- Me refiero a que está ayudando mucho.

- Pero... "Útil" Suena frio ¿No crees?

- No lo sé. ¿Quizá?

- Además... Bha, no importa. Básicamente, me parece raro.

- Vale...

- Solo me gustaría decirte 2 cosas más: 1. Pienso ayudarte.

- Gracias.

- Y 2: De una vez duérmete.

- Okey. - Rio de forma incomoda.

Hace 5 años

 

Estaba en su oficina, con la computadora abierta, los ojos ojerosos, la voz algo destruida, el ánimo por el piso. En efecto, estaba muy cansada. James tenía sus primeros dientes saliendo, y comenzaba a llorar por las noches, tardes, o cualquier momento básicamente. A la vez, comenzaba a gatear, por ende, pronto a caminar, cosa que le aterraba un poco. "La curiosidad de un niño, pasa de la ternura, al peligro en cuestión de segundos" Pensó la mujer pidiendo a gritos un descanso. Esa sensación de estar a punto de pasar a otra etapa de la crianza, se sentía aún más rara. El niño comenzaba a dejar de ser tierno, a ser una bombona de gas, con una fuga, y que tarde o temprano alguien prendería una chispa, y Bum. La alegría de los primeros días se fue hace mucho, pero ahora tenía una especie de ansiedad o miedo al "¿Qué pasará?", que en parte le asustaba, pero también le hacía sentirse interesada en el futuro. Del mismo modo, Adam estaba muy estresado igual que ella, y el ambiente en la casa era, digámosle, volátil. Ambos eran muy tercos, así que les costaba mantener la calma. Tenían formas muy distintas de ser. Y aún en ese estado de cansancio, se exaltó cuando llegó Zoe, gritándole por la espalda.

 

- ¡Buen día River!

- ¡Dios! - Gritó asustada. - ¡Me asustaste estúpida! - Le dio un pequeño golpe en el brazo.

- ¡Perdón! - Comenzó a reír.

- Muy gracioso ¿Sabes? - Dijo en un bostezo.

- ¿Te ves cansada?

- Discúlpame por tener un hijo. - Se saludaron con un beso de mejilla y un abrazo. En medio de este, le sintió el fuerte hedor a alcohol que tenía encima. - ¿Cómo te encuentras?

- Bien.

- ¿Festejaste tu último caso resuelto?

- ¿No? Si llevamos como un mes haciendo únicamente papeleo.

- Aja. - Aceptó. "¿Tan temprano?" Se preguntó, como queja. - Por cierto. Lávate mejor los dientes. - Se olfateó de nuevo el aliento.

- Ay.

- Ten. - Le tiró un chicle.

- Gracias. - Zoe dejó sus cosas, tras metérselo en la boca. - ¿Y Adam?

- Ni lo nombres.

- Diablos ¿Volvieron a pelear?

- Si... Un consejo, no lleves la cuenta mental de a quien le toca cambiarle los pañales al niño. Llévala por escrito para evitar confusiones y conflictos.

- Dios. Por eso no quiero niños. Espero ambos se arreglen. - Blair se estiró.

- Yo también, lo espero. - La chica se le acercó y le abrazó con un brazo.

- Venga chica, calmemos. Tenemos un caso. - Le cambió de tema.

- Vamos de una.

- Yo conduzco.

- Estás ebria.

- No lo estoy.

- Tu aliento dice lo contrario.

- Tú tienes sueño.

- Pero si me detienen, no me meterán presa.

- Somos policías.

- ¿Y? ¿Por ser policías no nos van a multar?

- Ya vamos de una vez. - Terminó el dialogo.

- Siempre voy a ganarte.

- Pero no a Adam, por lo que veo. - Blair le dio un zape en la cabeza.

 

Fueron a la escena del crimen. Una casa de mala muerte. A los bordes de la ciudad, en un barrio de mala muerte. "Perfecto" Nada fuera de lo común. De hecho, era tan inseguro, que no sorprendería que maten a alguien todos los días en esa zona. La estructura estaba a medio terminar, sin pintura, algunos agujeros en las paredes, las ventanas a medio poner. Una vivienda bastante improvisada. Dentro de la misma, lo que las llevaba al lugar: Un hombre de más o menos su edad. Caído contra la pared, bajo un camino de sangre. Tenía 4 disparos en el pecho. "¿Mortales? Eso parece" pensó. Aparentemente le emboscaron, ya que no se veían signos de lucha. Luego miró a los alrededores, tratando de armarse en su mente un contexto para lo que ocurría:

 

Primero que nada, observó los muebles y las pertenencias que estaban allí. Los primeros mencionados, eran de un nivel, digámosle, intermedio: Cajoneras, armarios, mesas, etc, de madera, si bien, no la más cara, tampoco la más barata. "No es exactamente lo que esperaba, para ser honesta" Luego, dentro de un gabinete, varias bebidas, ahora sí, mucho más valiosas. "Honestamente, da un poco de celos" Pensó la pelirroja, que el dinero no le alcanzaba tanto para comprar estas cosas. Ahora pasó al cuarto, y estaba todo desvalijado. Pero, se veían ciertas pistas de lo que alguna vez hubo allí. Más específicamente, 3 cajas: Una ps4, una tv plana, y un IPhone. "Bien. Esto no cuadra. ¿Cuándo alguien que tiene dinero para comprar estas cosas sigue aquí?" Pensó, tras escribir en su libreta. Tras el análisis, volvió con su compañera a la sala de estar.

 

- ¿Ya sabes qué ocurrió? - Preguntó Zoe, levantándose y enderezándose.

- Pues, no.- Le respondió cansada.

- ¿Tienes teorías, al menos?

- Sabes que sí.

- ¿Cómo lo haces? Encima que no duermes tanto como deberías.

- Es gracias a años de práctica.

- Pero, solo estás trabajando en el departamento, hace un año más que yo.

- ¡Años de experiencia dije! - Bromeó. Ambas rieron. Luego Zoe le dio una palmada en la espalda.

- Vamos, cuéntame que crees que pasó. - Blair sacó la libreta, y comenzó a leer el mapa mental que había hecho.

- Por lo que veo, quizá se trató de su primer gran sueldo. Gastó todo en lujos básicos en vez de ahórralos. Cuadra con los conceptos de alguien que nunca ganó mucho dinero. Ahora que se lo podía permitir, ¿Por qué no?

- Tiene sentido. Por eso la casa está en este estado, pero tiene un maldito IPhone. Pero ahora, ¿De dónde sacó el dinero?

- Eso debemos averiguar. Igual, debemos peinar bien la zona. Busca por la casa cualquier irregularidad. - Ordenó la mujer.

- Voy...

- No te olvides de usar guantes. - Le recordó.

- Nunca lo hago.

- Ya sabes lo que ocurrió en el caso del café.

- Lo siento. - Se disculpó, bajando la cabeza.

- Evita que ocurra de nuevo, ¿Si?

- Si, lo siento.

- Ve de una vez.

 

Comenzaron a recorrer las habitaciones. Observando milimétricamente cada detalle de lugar, con los guantes puestos, la mentalidad de encontrar discrepancias con el lugar, por alguna razón se puso a pensar en su compañera Zoe. Si bien, no era más que una novata, seguía siendo demasiado torpe. Buscaba ser lo mejor posible, ella lo veía, sin embargo, no podía defenderle todo el tiempo. El anteúltimo caso casi se arruina, por su culpa, pero era tan amigable, tan buena con ella, que le costaba no hacerlo. Sentía que era su única amiga. Incluso fue su madrina en su boda. Evidentemente, pese al mal humor que le diese tener que salvarle el pellejo constantemente, no era para tanto, porque lo hacía por amistad. De todos modos, sabía que, si llegaba a pasarle a Blair, le devolvería el favor.

Actualidad

 

Se había despertado relativamente tarde, pero no tardó en organizarse. Estaba acostumbrada. Se vistió más o menos formal en el baño tras maquillarse, para luego irse con el resto de personas presentes allí, también alistándose para hacer sus qué aceres, principalmente, para irse al trabajo de Jayden. Realmente se preguntaba de que trabajaba aquel sujeto. Según sabía, este tenía de los trabajos más oscuros del M.V.J.J. De hecho, alguna vez fue acusado por extorción, mientras estaba como miembro allí. Sin bien, se retiraron los cargos en el tiempo. Llegó a escuchar que él y Abigail, se los llamaba "Problem Solverz" "¿Qué hacía este tipo?" se preguntaba la mujer, mientras bebía café. Este parecía desconcentrado. Miraba a la mesa, con cierta cara de nostalgia, mientras se revolvía el pelo con las uñas. Por momentos, llegó a murmurar.

 

- Blair. - Le llamó.

- Dime. - Alzó la mirada.

- Creo que podríamos a aprovechar a conocernos más. - La mujer levantó la ceja izquierda. Luego, sacudió un poco la cabeza.

- Me parece bien. Pero, ¿Cómo lo hacemos?

- En mí trabajo, solemos hacer preguntas simples, y vamos subiendo la intensidad. Es simple, pero efectivo. - La mujer bostezó. Pensó unos segundos, y luego, se dio cuenta de lo útil, que sería saber más de él. Hasta el punto de que, con ciertos datos, podría crear un perfil psicológico.

- Está bien.

- Perfecto, empieza tú. - Teniendo en cuenta que debía empezar por lo más sencillo, la mujer se relamió los labios, y preguntó:

- ¿Cuál es tu comida favorita?

- Pues...- El chico su puso la mano en el mentón y pensó unos segundos. - La pasta. Cualquiera. - Respondió.

- Claro...

- Se supone que tú también respondes a la pregunta.

- Oh, sí. A mí me encantan las hamburguesas.

- Si, son ricas. Me toca ¿Libro favorito?

- Uf. Difícil...- Se puso a pensar. Se tomó unos minutos. - Me gusta mucho Stephen King. Así que... Digamos que es "El resplandor".

- ¡Ah! Si si. Me gusta. La película es genial también.

- No la vi.

- ¿No la viste? Si es un clásico.

Ya leí el libro, sé que ocurrirá. ¿Cuál es el punto?

- Oh, ya veo. - El chico miró a la ventana. - Honestamente, no soy de leer mucho.

- ¿A no? ¿Por qué no? - Preguntó con curiosidad.

- No suelo tener mucho tiempo. No quita que me guste hacerlo.

- ¿Entonces?

- Me gusta "Corazón de las tinieblas" De Jophep Conrrad.

- Wow. Tremendo libro.

- Me aterra y me fascina, la mentalidad humana en esas condiciones.

- Concuerdo. - Miró la hora. - ¿No deberíamos irnos ya?

- Sip. Vamos.

 

A eso de las 9:30 de la mañana, ambos, levantados y desayunados, se metieron al auto de la pelirroja, y fueron al lugar. El camino fue bastante silencioso, e incómodo, a decir verdad. El joven permaneció con una pequeña sonrisa todo el camino, aunque solía quitarla durante unos segundos, pero la recuperaba, cuando decía algo como un cumplido, o un comentario. Por eso mismo, la mayor comenzó a insertarse en su mente. Primero relacionado a él. "¿Qué hace que este sujeto, que tiene tanto cariño con Jane?" Le miró disimuladamente "¿Por qué no parece especialmente deprimido? Su, digamos, familia está muerta. ¿Es que acaso no le importa?" Se quejó. "No me agrada. Algo en él no me agrada" terminó, llegando al lugar donde trabajaba: Una escuela primaria. "¿Pero qué?". Bajaron del vehículo. Y entraron. Los niños dentro gritaron al ver a Jayden. Este sonrió y aceptó los muchos abrazos de los chiquillos. "Que cariñosos." Se dijo con ternura. Luego fueron a su oficina, donde finalmente se instaló, dejando su notebook en un escritorio.

 

- ¡Ah! - Dijo estirándose, tras dejar su bolso. - Como extrañaba mi oficina. - Blair observó los alrededores: Dibujos de niños, paredes algo rotas, pero eso no era su culpa. En un escritorio, una foto de sus amigos, la cual tomó y observó. "Ahora me parece más raro".

- Entiendo... Supongo.

- ¿Qué ocurre?

- Nada... Nada...

- Oye, te advertí que quizá mi trabajo no era el más "Entretenido".

- Si, lo sé. Pero, no me esperaba que trabajases aquí. - Comentó mirando a los alrededores. - ¿A qué te dedicas por cierto? No estaría entendiendo. No pareces maestro, o auxiliar. - Jayden se quitó los lentes y tras refregárselos dijo:

- Soy psicólogo infantil. Escucho problemas de niños, los ayudo a sentirse incluidos en sus grados. Si hay peleas entre ellos, los intento solucionar. Y... - Hizo una pausa, se acomodó los lentes, y dijo con cierta tristeza. - A veces, encuentro patrones de comportamiento preocupantes, para que, si llega a ser necesario, llamar a la policía. - Terminó refregándose las manos.

- ¿Has llegado a esa situación?

- Lamentablemente, sí. - Dijo con lastima.

- ¿Muchas?

- No. Gracias a Dios. - Respondió mientras con el pulgar tocaba su labio inferior. Entonces, alguien tocó la puerta. Él dio el aviso, y entró el director interrumpiendo el dialogo entre los adultos.

- ¡Miller! - Exclamó, al verlo.

- ¡Señor Carey! Me alegra verlo. - Se levantó y le estrechó la mano.

- A mí no tanto. - Respondió de forma algo amarga. "¿Qué carajos?" - Te pedí que no vengas hasta estar lo mejor posible. Tu trabajo no permite gente en mal estado psicológico.

- Le dije que estoy bien. - Negó Jayden. - Ya tuve mucho descanso durante estos días. Además, pasé mi examen psicológico desde hace unas horas. No sé si ya te llegó. Necesito volver a mi rutina para estar lo mejor posible.

- Sí, me llegó tu examen. Dice que podrías sufrir de depresión.

- Por eso debo volver a mi trabajo. Eso me alegra.

- ¿Seguro?

- Si.

- Pero, ¿Y tu esposa? ¿No necesitas estar con ella ahora?

- Está en el hospital. Pero estará bien. - El hombre bajó la cabeza. - Ella vivirá. Yo cuando salga, iré con ella. - "Que frio" Pensó Blair.

- ¿Estás seguro?

- Vamos. Tu sabes que este lugar es un caos sin mí. - Ambos rieron un poco.

- Bien, volvamos a la rutina... Oh, cierto. - Hizo una pausa.

- ¿Qué ocurre?

- Escucha...- Miró a Blair. - Cierto, ¿Y ella?

- Es Blair River. Una compañera. - Se acercaron, y se dieron un apretón.

- Un gusto.

- Si, un gusto. - Se volvió a Jayden. - ¿Se quedará mucho?

- Todo mi turno. Tenemos cosas para hacer más tarde y no sé dónde dejarla. ¿Por qué? - Se le acercó, y le susurró. - Diablos...- Miró a Blair. - River.

- ¿Si?

- ¿Estás en servicio? No ¿Verdad? - Preguntó.

- No ¿Por?

- Necesitamos una mano con la policía.

- Wow. - Se sorprendió, pero determinada respondió. - Puedo asesorarlos si gustan. Además, puedo darle una mano, llamando a algún conocido en el departamento. - Ambos hombres se miraron.

- ¿Qué me dices? - Dijo el pelinegro.

- Por mí, bien. Pero no llamen mucho la atención. ¿De acuerdo?

- Okey.

- Bien. - El director se fue por la puerta del cuarto. La mujer miró a Jayden. - ¿Qué te dijo?

- Parece que tenemos un posible caso de violencia intrafamiliar.

- Dios. Que terrible. - Se lamentó.

- ¿Puedes manejarlo?

- ¿Yo? Si, seguro.

- ¿Estás segura?

- Vi gente con la cabeza hecha puré, porque le dio un arranque de ira de un drogadicto. - Jayden rio.

- Mira. Es fácil ver un cadáver...

- ¿Eh?

- Pero los niños. Uf. Son difíciles.

- ¿Estás retándome?

- Quizá. - Ambos rieron un poco.

- En realidad. Quiero saber si tú, podrás resistirlo. -Jayden inclinó la cabeza hacía la izquierda. - Con todo lo ocurrido, lo de tus amigos, Abigail...- Se detuvo. - ¿Estás seguro que tú podrás resistirlo? - El chico rio.

- Vamos ya. - "No respondió directamente" - Luego iremos a ver a mi contacto. - Blair bajó la cabeza.

- Bueno, está bien. - Aceptó preocupada. "¿Podrá soportarlo?"

Hace 5 años

 

- ¡Blair! - Exclamó Zoe. - ¡Ven a ver! - Blair estaba en el cuarto, así que se le acercó. La menor estaba señalando una mancha de sangre fuera de lugar, en forma de mano. - ¿El cadáver no está en el otro cuarto?

- Aja.

- Pues esto puede ser útil. - Blair sonrió, y le dio una palmada en la espada.

- Esto podría resolver, más fácil el caso. ¡Lo hiciste bien!

- Gracias.

- Parece que no lo arruinaste por hoy.

- Púdrete.

Actualidad

 

Estaban en el recreo del colegio. El griterío de los chicos jugando en el entorno, al futbol, a las atrapadas, a las escondidas, etc. Aparte, había algunos que solo se quedaban charlando en una esquina. Pese a lo más común, de detestar el exceso de sonidos fuertes, estaba muy serena, incluso nostálgica con el ruido. Se ha dicho lo mucho que amaba a los niños, así que le daba ternura la situación. Además, al ser un colegio pequeño, solo tenía hasta 3°er grado, por lo que era bastante más calmado, o light, que si fuese uno grande. De hecho, de alguna manera, todo ese colegio era muy "Novato", por decirle de alguna manera. El director, muchos maestros, y el propio Jayden, eran personas bastante jóvenes, por lo que entendía sus políticas raras. Fuera de ideas sobre lo vieja que se sentía en ese momento, se acercaron a un pequeño niño que jugaba con otros en el fondo. Primero, el pelinegro se acercó lentamente, le llamó. Vino, y luego se agachó frente a este para hablarle.

 

- Hola, Michael. - Saludó.

- Hola, señor Miller. - Se dieron un choque de manos.

- ¿Todo bien?

- S-sí. ¿O-curre algo? - Preguntó nervioso. Comprensible, teniendo en cuenta de que se trataba de un directivo, prácticamente.

- No. No ocurre nada amiguito. Pero...- Miró a Blair. - Mira... ¿Qué tal, si vienes a mi oficina más tarde? - El niño pareció preocuparse.

- ¿Qué hice? ¿Hice algo malo? - Dijo en un segundo, más o menos asustado.

- ¡No! ¡No! - Negó. - No ocurre nada.

- Pero... ¿Por qué iría entonces? - "Esto se está complicado". Jayden suspiró y susurró.

- Plan b. - Alzó la voz. - ¡Escucha! - Alzó la voz, y se puso de rodillas. - Te daré una pequeña tarea.

- ¿Tarea?

- Tranquilo, será divertida. - Le intentó convencer. - Quiero que me dibujes a tu familia. ¿Si?

- ¿A mi familia?

- Sip. Te gusta dibujar ¿No?

- Si.

- Eso es. Además, si lo haces hoy, te daré una pequeña sorpresa. ¿Te gusta la idea?

- Eh...

- Te gustan los dulces ¿Verdad?

- ¡Si!

- ¡Esa es la actitud! - Le alentó. - Bueno, ve a jugar. ¡No te olvides del dibujo! ¿Eh?

- Claro. - El niño se retiró con los demás. Jayden se veía bastante serio.

- -Está mintiendo, ¿Verdad? - Preguntó Blair. - Ya sabes, con eso de que está todo bien. - Él le devolvió la mirada.

- No lo sé. Mejor no especular nada, hasta que llegue el dibujo.

- ¿Para qué un dibujo?

- Ya lo veraz.

- Pues yo lo vi bastante normal.

- Yo también, pero esperemos un poco para ver.

Hace 5 años

 

La mancha de sangre, si bien era de la víctima, también tenía A.D.N, de alguien más. Lo rastrearon fácil, y lo llevaron a interrogar. El tipo se llamaba Diego Diamond. Las 2 chicas estaban fuera de la sala de interrogatorios. Zoe estaba bebiendo café, y dialogando sobre cómo iban a continuar ahora. "¿Quién será el bueno y quién el malo?". No sería especialmente difícil sacarle la información. No deberían hacerse demasiados dramas, o complicaciones. Tras terminar las bebidas, entraron al lugar.

 

- ¡Buen día señor Diamond! - Dijo Zoe. El sujeto no respondió, miró al costado. Esta última dejó una carpeta de cartón encima de la mesa. - Somos las detectives Zoe Sea, y Blair River. - Seguía sin responder, pasados unos segundos, la mujer rio. - Tenemos un silencioso. ¿Eh? ¿River?

- Dime.

- ¿Te encargas?

- Seguro. - Se sentó al lado, pasó la carpeta frente a este. - ¿Aplica su derecho a permanecer callado? - Preguntó, nuevamente sin obtener respuesta. - Pues no me importa. ¿No quieres hablar? Pues diré lo que ocurrirá a partir de ahora ¿Bien? Iras preso, como la rata asquerosa que eres, y repugnante que eres. - Le insultó. - Tenemos las pruebas suficientes para eso: Una huella de la sangre en la pared, con tu A.D.N. Estuviste rondando la casa, unos días antes. Hasta llegaste a ir un par de ocasiones. - Explicó con crueldad. - Ya tenemos una orden para revisar tu casa, y a esa baratija horrible que llamas auto. Dudo que una noche pudieras vender todo lo que conseguiste tan rápido. - Amenazó agresiva. - No necesito una confesión para tenerte bajo la sombra. - Gritó.

- Pero...- Dijo el preso sin esperárselo nadie. - Pero, no lo quise hacer.

- ¿No? - Preguntó Zoe.

- Me obligaron.

- ¿Quién? - Iba a decir algo, pero detuvo sus palabras

- ...Nadie.

- ¡Confiesa ya! - Exigió gritando Blair.

- Si lo hago, mi madre... Estará en peligro. - Dijo con una voz que daba lastima.

- Estará en un peligro peor si no dices nada.

- ¿Qué? ¿De qué hablas?

- Alguien más peligroso estará encima de ella.

- ¿Quién?

- Yo. - El otro apartó la cabeza. - La volveré participe del crimen.

- No no no. No puedes hacer eso.

- ¿Quieres comprobarlo? Podría "Ajustar" un par de documentos. No sería tan difícil.

- Eres una corrupta.

- Llámalo como quieras. Va a pasar si no haces lo que yo diga.

- ¡Ni se te ocurra tocas a mi madre! - Dijo levantándose agresivo, poniéndose frente a ella con rabia.

- ¡Siéntate!

- ¡Podría matarte ahora mismo!

- No lo harás.

- ¿Vas a probarme? - Amenazó.

- Mira abajo. Idiota. - Lo hizo, la pistola de Blair al estómago. - ¿Cuántos huevos crees que tienes?

- No tienes el valor.

- Si puedo meter a una vieja en la cárcel, puedo destruirte el malito páncreas, y luego dejarte desangrar. - La frialdad de su voz, era aterradora para los otros 2 que estaban allí. Se miraron a los ojos fijamente. Ninguno parecía querer ceder. Ambos se mantuvieron callados, pero se sentía la fuerte tensión del lugar. Si este se movía, aparentemente, ella le dispararía. - Siéntate. - Repitió amenazante.

- Hazlo. - Apoyó Zoe. El sujeto miró al costado.

- Como sea. - Se sentó.

- Es tu última oportunidad. Dame una confesión, y quizá te podamos dar un trato. - Diamond miró al costado. Comenzó a temblar, y a murmurar.

- Dilo. Así podremos ayudarte. - Bajó la cabeza. Luego decidió confesar.

- El líder de la pandilla. Él le robó hace una semana en una confusión. Me ordenó a matarlo, y tratar de recuperar el dinero.

- Escríbelo. - Blair dejó una hoja. - Así podrás tener un trato. - Dijo Zoe. Luego se levantó le dio una palmada en el hombro. - Hiciste lo correcto. - Antes de salir, la menor se le acercó y le susurró a la mayor. - Te descargaste ¿Eh?

- ¿Qué dices?

- Siempre que estás estresada te pones así. - La mujer, pensó un segundo.

- No es importante.

- Si lo es. - Le reganó.

- No me hagas perder el tiempo.

- Okey. Solo prométeme que no te pasarás de la raya.

- Está bien. No molestes.

Actualidad

 

- Llevamos esperando demasiado. - Se quejó Blair.

- Con calma Blair. Es cuestión de tiempo hasta que vuelva. - La pelirroja no solo estaba tensa, sino que temía que esto fuese una pérdida de tiempo. - ¿Quieres seguir con las preguntas de antes? - Propuso Jayden, mirando unos archivos.

- No lo sé...- Se enterró la cara en las manos. - No sé si... Está bien. Supongo. - Este sonrió. Se acomodó mejor en la silla.

- Bien. Te toca a ti.

- Pues...- Pensó unos segundos, una pregunta seria, un poco más subida de tono, pero sin pasarse aún. - ¿Qué nombre le pondrías a tu hijo?

- Wow. Pregunta fuerte.

- ¿Me pasé?

- No, no. Está bien. - El joven levantó la mirada y respondió. - Charly, si era niño. Rebeca si es mujer.

- Lindos nombres. - Alagó la mujer.

- ¿Cómo elegiste al de tu hijo?

- ¿James? - Sintió un escalofrió. - Es complicado.

- ¿Por?

- No sé porque elegí ese nombre.

- Oh. Raro.

- Sí, supongo.

- ¡Señor Miller! - Entró de imprevisto el niño. "Justo a tiempo" pensó la pelirroja, corriendo de lugar la vista.

- Toca antes de entrar.

- Lo siento. - Salió por un segundo, tocó la puerta, y Jayden lo dejó pasar.

- Ahora dime.

- Tengo el dibujo.

- ¡Oh! Genial. A ver...- Jayden miró el dibujo, sonrió al verlo, luego se tapó la boca. - Es hermoso. - Alagó, mientras se tocaba ligeramente el labio inferior con el pulgar, y se veía un pequeño temblequeo en la otra mano, la que sostenía el dibujo. Dejó el papel un momento, y luego buscó en un cajón algo. - ¿Eres intolerante a la lactosa? ¿O celiaco? ¿O diabético? En general: ¿Eres alérgico a algo? - Preguntó.

- No...

- Pues ten. - Le dio un chocolate. De esos más o menos caros. El niño chilló con alegría.

- Oh... ¡Gracias señor!

- No es nada. Me alegra que me hayas traído el dibujo. Está muy bonito.

- ¡Gracias! - Jayden sacó de otro cajón una cinta. Se levantó, y pegó el dibujo en la pared.

- Muy bien. Escucha, es posible que te vuelva a llamar a mi oficina a lo largo de estos días. Solo es para hablar, así que tranquilo. - El niño asintió. 

- Está bien señor.

- Bueno. Ve a clases, que casi es hora de irse a casa.

- Sí señor. Adiós.

- Adiós. - Una vez el niño salió del cuarto, el chico se sentó en frente de la mesa, tapándose la boca, tras quitarse los lentes para refregarse los ojos. Ella vio su lenguaje físico, un claro sentimiento de amargura. Anotó en su libreta, y tras eso le preguntó.

- El dibujo está mal. ¿Verdad? - El bajó la mirada suspirando.

- Ven a ver. - Dijo mientras agitaba la mano hacía él, como seña para que se acercara.

 

Miró la imagen. Eran 4 monigotes, que claramente referenciaban a su familia. Estaban destacados cada uno con un color distintos, además de estar señalados con una flecha cada uno, junto a su nombre. Con este contexto, se usó a observarlo en detalle: El más pequeño, estaba señalado como "Lucas", y estaba representado con el color naranja. Luego uno más grande, con el color azul, que decía "Yo". El siguiente, era el más distinto de todos. Tenía el pelo más largo de los demás, el cuerpo en vez de ser un rectángulo, era un trapecio, y tenía líneas al costado de la cabeza, representando el pelo largo. Además de tener los ojos, y la sonrisa, en la cara tenía 2 marcas extra de color marrón. Este tenía el nombre "Mamá". El último, era el más disonante al resto: Era mucho más grande, tenía los círculos que representaban las manos, en vez de estar de color de la piel, eran rojas. Todos sonreían con la boca cerrada, este la tenía abierta, y con los dientes triangulares y puntiagudos. Tenía una marca: Daniel. Tras analizar todo, miró a Jayden. 

 

- ¿Qué tiene?

- Blair, eres una mujer inteligente. Date cuenta.

- Creo que veo algo, pero no quiero decir cualquier cosa. - Jayden suspiró, y comenzó a explicar.

- Mira bien estos personajes. La mente de un niño es creativa por defecto. Siempre representará las cosas como las siente, no tanto como la ve. Mira el hermano pequeño. Yo le he visto, y no es tan pequeño como aparece aquí. Pero él así lo ve. Entiendes ¿No?

- Claro. - Explicó, luego señaló a Daniel.

- Mira sus dientes, mira sus manos. Se ve enorme. Y las marcas de la mamá en la cara.

- ¿Serán cicatrices?

- Puede ser. - Concordó el pelinegro. - Por último, se llama "Daniel", no Papá.

- Debe ser el padrastro, el novio de la madre, o algo así.

- Eso creo. Pero el punto es, este sujeto, podría estar golpeando a su madre. A él y su hermano incluso. - Concluyó. "Dios mío" Eso le hizo pensar en James. "Ahora debo revisar sus dibujos" Se dio cuenta de que se sentó en la silla.

- ¿Cuál es el plan? - Le preguntó.

- Por ahora, esperar. - Jayden volvió a sonreír. No era una de dientes brillantes, pero tampoco estaba serio. "¿Por qué sonríes? ¿No te importa?" - Esto es un avance. Uno muy bueno. - La pelirroja inclinó la cabeza a la derecha. - No podemos hacer nada sin una confesión del niño. Si bien, no son tan sutiles, muchas veces, esto...- Alzó el papel. - Esto me sirve para poder empezar a ayudar. A diferencia de tu trabajo, aquí no podemos actuar directamente. Pero podemos ayudar a los más pequeños, los que más sufren.

- ¿Es por eso que elegiste ser esto?

- ¿Seguiremos con nuestro "Cuestionario"?

- Si te gusta llamarlo así. - Propuso la pelirroja.

- Bueno. Técnicamente, me tocaba a mí, pero haré una excepción. - Dijo un tono algo juguetón. - Bueno: ¿Elegí esto porque quiero defender a los niños? En parte. - Respondió. - Mi tiempo en el M.V.J.J ayudó mucho a elegir este camino. Además, yo estaba más que interesado en trabajar con niños, prácticamente desde la adolescencia.

- Claro.

- ¿Y a ti? ¿Qué te motivó a ser policía?

- Pues...- Hizo una pausa. - No sé, si...- Respondió un poco avergonzada por el hecho de sentirse incomoda.

- ¡Oh! Entiendo. - Hubo un silencio. Le chico, luego le miró a la cara. - Yo, durante todo ese año, vi a jóvenes, niños, y adolescentes, que fueron abusados. Pues, digamos, que muchas veces estos patrones los podía ver desde que eran pequeños. Es bastante normal que esto empiece desde que son pequeños...

- ¿Por eso una escuela? ¿Para tratar de encontrar esto a tiempo?

- Fue el único lugar donde me aceptaron. Pero es mejor que nada. - Jayden miró a la ventana. - Algún día, formaré un nuevo movimiento para jóvenes. Así como hizo Charly.

- Claro... - Blair inhalo, y comenzó a narrar decidida. - Yo decidí que sería policía cuando murió la hermana de Adam. - Él comenzó a observarle interesado. - A ella la asesinaron cuando estábamos saliendo, y vi lo que fue la perdida para él. Y me dolió de igual manera...

- Entiendo. - Jayden miró al costado. Cambió la cara de modo sospechoso.

- ¿Qué ocurre? - Jayden volteó a verla, y algo nervioso, respondió.

- Nada, nada. - Jayden miró a su reloj. - Mira. Ya es casi hora de terminar por hoy.

- Ah, bien.

- Pero... ¡Vamos a salir antes!

- ¿Seguro? ¿No pasa nada con el niño?

- No podemos hacer nada aún. Si bien el dibujo es una pista. No son las suficientes. Tu eres policía, sabes de esto.

- Si. Supongo que es verdad. - Luego bajó la mirada.

- Óyeme. Tranquila, pronto estará a salvo.

- ¿Seguro?

- Si. Se lo nerviosa que te sientes. Yo aprendí a controlarlo, pero no pierdes el miedo a que, quizá, no venga el siguiente día.

- ¿Cómo lograste soportarlo, si esto no paso muchas veces? - Rio.

- Vamos, ¿A caso dudas de mi habilidad?

- Si. - El rio.

- ¿Era enserio? - Ella se encogió de hombros. - Vamos...

 

Subieron al auto de Jayden. Condujeron hasta un café en el centro. "No es el lugar que esperaba, pero podría ser peor". Entraron sin llamar la atención. Miraron los alrededores, y en no más unos segundos, él se encontró a una mujer mayor. En efecto, era su contacto. Se sentaron junto a ella. Él pidió un café, ella nada, porque lo que sentía, también le quitaba el hambre. Además, se mezcló con sus supersticiones "No parece el lugar más limpio. No me voy a arriesgar a tragarme un huevo de cucaracha, mezclado con el café" pensaba la mujer, que estaba ansiosa por información.

 

- Bueno. Miller, ¿A qué viene? - Preguntó con desdén, aquella mujer que aparentaba tener más de 60 años.

- Necesito un favor Meredith. - Le pidió con sus manos temblando.

- ¿Un favor?

- Sip.

- ¿Qué clase de favor? - Preguntó con la misma amargura.

- Necesito saber sobre una maestra llamada "Mary", y fue acusada por "Mal comportamiento" con sus alumnos. - La mujer soltó una carcajada, y luego dijo.

- Tendrás que ser más específico. - Abrió la boca, y antes de hablar le interrumpió. - No me hables del físico de nadie. - Volvió a cerrar la boca. Hubo un silencio.

- Una mujer que, acusada por homofobia, racismo, y gordofobia. - Explicó Blair.

- ¡Más específico! - "O por Dios"

- Llegaron a sancionarla un par de meses.

- Mas...- Hizo un gesto con la mano, avisando que suma más y más las especificaciones.

- La despidieron y la encontraron muerta poco después. Sobredosis de pastillas antidepresivas. - La mujer corrió la mirada hacia la derecha.

- ¿Mary Elizabeth?

- Ni idea. Pero si tienes un archivo con su foto, me servirá mucho. - La mujer bajó la mirada.

- Vengan conmigo. Tengo varios registros en mi casa. Ese está incluido.

- ¿Por qué los tienes?

- Los estábamos por tirar.

- Llegamos a tiempo entonces.

 Se subieron nuevamente a los autos. Condujeron un par de minutos. Y llegaron de nuevo a la casa de la mujer. Un lugar sobrio, amargo, feo. Coherente con la casa de una maestra. Los llevó a una biblioteca, y les buscó un archivo, para entregárselos. Pero como les dijo antes de entrar, tenía varios. Esperaron fuera. Llegaron a pasar casi quince minutos. 

 

- ¿Puedo seguir el interrogatorio? - Preguntó Blair. Luego reconsideró bien sus palabras. - Digo, cuestionario. - Él rio.

- Claro.

- Entonces ¿Por...

- No no no. - Le detuvo. - Me toca a mí. Ya te dejé 2 seguidas. Tengo cosas que quiero saber de ti. - "Diablos"

- -Bien. ¿Qué quieres saber?

- Déjame pensar. - Estuvo pensando un poco, luego le observó con una mirada extraña. Era una como de lastima. - Si Adam estuviese en la situación de Abigail... ¿Lo perdonarías? - La mujer quedó boquiabierta por la pregunta. "Vaya pregunta". Se puso nerviosa. "¿Qué clase de pregunta es esa?".

- No voy a responder.

- ¿Me pasé? - Preguntó.

- Si. - Respondió con una leve bronca. - No vuelvas a hablar de Adam.

- ¿Solo tú puedes hacerlo? - Dijo con cierto tono desafiante.

- Si. Tú, no le conocías como para hablar de él.

- ¡Ja! Y tu llamaste a Abigail "Útil". - Le echó en cara. Su actitud, pero en especial esa sonrisa, le hicieron enojarse más.

- No es lo mismo. - Negó rotundamente.

- Sí, pero creo si tú puedes hablar de mi esposa como si fuese una herramienta, yo podría preguntarte qué harías en mi situación. - "Cierto. Él lo preguntaba por eso" Sacudió la cabeza. "No. No me va a faltar al respeto"

- No compares. Estamos del mismo lado, pero tú no cruces las líneas.

- Lo mismo podría decirte.

- Okey, no volveré a decir que "Abigail es útil", mientras tú no vuelvas a nombrar a Adam.

- No solo hablo de Abigail.

- ¿A sí? ¿De quién más hablas?

- De Jane.

- ¿En qué sentido?

- Cuando hablas de las personas, como si fuesen activos, los deshumanizas. Para ti, Abigail es útil. Pero no están probable que le hieras, porque la ves cada cierto tiempo. - "¿Cómo sabe eso?". - Pero Jane, está contigo en todo casi todo el tiempo. Suele apegarse fácil a la gente. Me preocupa que la deseches cuando no te parezca "Útil".

- No haría eso.

- O si te hace enojar, le des donde más le duela.

- Menos. Si lo supiera, tampoco lo haría.

- Si. Claro.

- Hablas como si me conocieras. Y recién tenemos un día juntos.

- Si, quizá. Pero no me puedo evitar dar cuenta de que eres egoísta.

- ¿¡Yo egoísta!? ¡Define egoísta!

- ¡Bajen un cambio! - Gritó Meredith saliendo por la puerta.

- Perdón. - Dijeron al unísono.

- Ten. - Le dio el archivo. Lo abrió velozmente, me acercó la foto. Era idéntica, un poco más joven, pero era ella.

- ¿Es ella?

- Sin dudas.

- Bum. - Exclamó. - Ahora sabemos que los archivos tienen más o menos la suficiente para encontrar a los demás. Además, debe haber algo aquí para atraparlos más fácil. Algún familiar, o alguien que nos dé más información. - Dijo Jayden con entusiasmo.

- Ahora solo debemos sacar los otros. Y sé a dónde ir, para sacar información de Daemon.

- ¿Al registro militar?

- Seh. ¿Vamos ahora?

- Espera. Creo que sé dónde preguntar.

- ¿Dónde?

- Ya lo verás.

Hace 5 años

 

Se despertó junto a una ambulancia. Tenía la mano derecha y la cabeza vendada. Mareada, tambaleante, asustada. El doctor se acercó. Ella le tomó de la camisa, y le llenó de preguntas. El sujeto le pidió que se calme, pero no lo logró. ¿Cómo podría? Se levantó, y le pidió nuevamente que le diga ya donde estaba él. Terminó revelándole el lugar. Estaba al lado de la escena, mientras un paramédico, le vendaba el brazo. Le abrazó con fuerza.

 

- Blair... Me duele. Quítate. - Le alejó de encima de él.

- ¿Cómo estás? - Le preguntó.

- Me duele mucho el brazo. ¿Tú cómo estás? - Le preguntó. - ¿Qué tal tu cabeza?

- Duele un poco, pero estoy bien. - Él le acarició a la mejilla. "Estuvo cerca". Se dieron otro abrazo. - Luego se acordó. - ¡Zoe!

- Blair, no...

- Voy a matarla.

Hace 2 horas

 

Salieron del trabajo las 2 a la calle hasta eso de las 7:30 de la mañana. Todos cansados por terminar los horarios. Adam estaban llegando al departamento. James estaba con la abuela. El sol de salida daba calor. Como ella estaba tan cansada ese día, que le preguntó a Zoe si le llevaba a su casa. Esta aceptó. Antes de subirse, Adam les pidió aventón, ya que se había olvidado un par de cosas. Entonces, los 3 se fueron a la casa, Adam y Zoe adelante, Blair, detrás.

 

La mujer aprovechó para recostar la cabeza en el respaldo del asiento. Enserio estaba demasiado cansada. Cerró los ojos, intentando dormir. Logró reflexionar un poco. Y la verdad, que jamás se sintió tan desconectada de Adam. Estos meses, en la mezcla de criar a un niño que comienza a dejar de ser un pisa papeles, provocó que ya no tuviesen tiempo para ellos como pareja. No sería raro. Todo lo contrario, es normal. Pero no dejaba de sentirse mal. Extrañaba la paz que sentía con él. Ahora se veían un rato nada más en la semana, y durante el sábado y domingo, estaban encima de James. Amaba a su chiquillo más que a nada en la vida. Pero, ¿Y si ese amor desplazaba a Adam? Lo amaba también, obvio. Sin embargo, siempre que pensaba en él, lo mezclaba con el bebé. "Sin Adam, no tendría a James" pensaba. Encima, estaban peleando mucho. Ni discutiendo, peleando. A los gritos. "¿Qué diablos?" se quejaba de ella. No podía ni dormir, ni pasar tiempo con su marido, ni hacer nada fuera del trabajo que no estuviera relacionado al niño. "O me organizo mal. O no sirvo para esto" Se lamentó. Comenzó a sentirse como una inútil.

 

- ¡Zoe! - Dijo Adam tomando el volante. - Te estás desviando de la calle. ¿Es que no lo ves?

- -L-lo siento. Estoy cansada. - Se disculpó arrastrando las palabras. "Ay no".

- ¡Zoe! ¿Estás ebria? - Preguntó adormecida Blair.

- -No... No... - Negó la sospechosa.

- Maldita sea. - Insultó Adam. - Frena.

- Estoy bien...

- ¡No puede hablar siquiera!

- ¿Pero cuándo tuvo tiempo para hacerlo?

- Creo que antes de salir.

- No me jodas...

- ¡Estaciona!

- Que no... 

 

En menos de un segundo unas luces se trasmitieron frente a vidrio del lado de Adam. En otro segundo, un golpe había volteado el auto. De no haber tenido los cinturones, estarían derribados en el suelo. Ahora solo estaban boca abajo, colgando de los asientos. Los cristales del vehículo, desperdigados por el techo, que ahora estaba en la acera. Se desenganchó, y se golpeó tan fuerte la cabeza contra el suelo, que se desmayó.

Actualidad

 

Estaban en el auto. La mujer estaba con el archivo abierto. Y no, nada útil. Era huérfana, por lo que no tenía familiares conocidos. No llegó a durar mucho, por ende, nadie debía conocerla en la actualidad. "Maldita sea" Se quejó. Nuevamente, comenzó a sentir aquellos momentos en su cuerpo. Estaban a mil por hora. Era la primera vez que lo sentía frente a alguien. Y sintió que le estaba por dar un ataque de pánico, cuando Jayden le dijo.

 

- Lo siento. - Se disculpó. - Te ofendí hace un rato.

- Si, lo hiciste.

- Si. Perdón. - Aceptó. - Pero no puedes decir que no me entiendes.

- ¿A qué te refieres?

- Vamos. Por lo que me di cuenta de ti, tu eres una mujer protectora. El que decidieras ser policía tras lo que le ocurrió a Adam, tu forma de preocuparte con lo del niño en mi colegio, y como reaccionaste con la pregunta de Adam, lo demuestran. - Puntuó el hombre.

- Si. Si soy protectora. ¿Y? - Respondió desafiante.

- Soy igual. Ellos me protegen, al mismo nivel que yo. - Se explicó. - Ya sabes, perdí a la mitad de ellos. No quiero, que le pase nada a Jane. Es como mi hermana.

- Se ve a simple vista. ¿Por qué?

- ¿Por qué que?

- ¿Por qué ella confía tanto en ti?

- Es una larga historia. Pero, en resumen, yo le ayudé en momentos difíciles, y ella me devolvió el favor.

- ¿Le ayudaste con lo que le ocurrió a esta chica...

- Melisa.

- Si. - Jayden comenzó a presionar el volante con fuerza.

- Si. Algo así. - Tocó su labio inferior con el dedo pulgar

- Bien. - Hizo una pausa. Suspiró. - No debí explotar así. Yo también lo siento.

- No pasa nada. Sé que entiendes lo que es cuidar a nuestras familias. Aunque la mía sea algo distinta. - Rio.

- Si. Lo sé. - Comentó a sentirse mejor tras un buen rato. Pero entonces, notó algo raro en el camino. - Este no es el camino a la oficina del señor Arthur. - Dijo Blair mirando a la ventana del auto. Jayden parecía especialmente enojado, o nervioso. Si, estaba aquella maldita sonrisa, pero la forma en la que sostenía el volante, y como gruñía, le demostraban eso.

- Lo siento, pero debo hacer una parada importante. - Miró nuevamente los alrededores.

- Oh. El hospital. - Sin que se diera cuenta, Jayden había bajado del auto. - ¡Jayden! - Para ser tan flacucho, se movía rápido. Ya estaba dentro, y en camino. A ella le costó acercarse hasta la habitación de Abigail. - ¡Hey! ¿Puedes detenerte?

- ¿Qué quieres? - Un poco agitada, pidió un segundo para respirar.

- Oye... Sé que estás furioso ¿Bien? - Le dijo al chico que no dejaba de temblar. - Ya me lo preguntaste: Eso de si estuviese en tu situación, con Adam vivo y todo eso. Y sí, creo que estaría furiosa. Lo admito. - Continuó intentando frenarlo, posando sus manos en sus hombros. - Se arriesgó para atraparlos, puso en peligro su vida. Honestamente, dudo que perdone que me haya hecho pasar por un susto así. - Continuó. - Yendo al tema, ella rompió tus reglas: Le rogaste que no siga porqué ponía en peligro al bebé, pero le valió madres. Lo entiendo ¿Si? - Concluyó. - Pero no necesita disgustos ahora. - Se explicó algo apurada. - Si vas mandarla al demonio, mejor espérate a que esté... Mejor. ¿Entiendes? - Terminó. Él no respondió en el momento, sino que un silencio. - Jayden...

- No te cruces. Por favor. - Simplemente dijo. - Sal del medio, por favor.

- Jayden, enserio te lo digo...

- Por favor. Necesito decir... Todo. - Rogó. Nuevamente su lenguaje corporal le pedía espacio. - No la mataré. Solo diré lo que siento. - Esta bajó la cabeza.

- Bien. Ve.

 Entró en la habitación. La enferma estaba mirando por la ventana. Era tan curioso que siempre miraba hasta allá, como si buscase la luz al final del túnel, en aquél lugar, relativamente lejano. Él permaneció en silencio, mientras le observaba un par de segundos. Blair estaba muy intrigada al respecto, a la par que preocupada por Abigail. "¿Él se atreverá? La verdad que se lo merece, pero no me deja de preocupar. De alguna manera, siento que una persona que estimo. Si llega a pasarse, lo sacaré de aquí" Se dijo la pelirroja. Tenían el corazón a mil. Finalmente ella volteó para ver que le alteraba sus sentidos, y no pudo evitar sobresaltarse. Se sentó en la camilla, con una mezcla entre alegría, tensión, tristeza, y miedo. 

 

- ¡J-Jayden! - Exclamó. Le miró de pies a cabeza, tras taparse la boca con las manos. Sonrió. Fue de las sonrisas más bellas, que vio Blair en su vida. - ¡Estás vivo! ¡Gracias a Dios! - Agradeció con felicidad. Se veía que quería llorar. Pero él, se mantenía serio. Blair no podía ver su rostro, pero se veía en la expresión de ella, que no lo estaba. Debía estar serio. - Jayden… Yo...- Bajó la cabeza, y unas pequeñas lagrimas empezaron a brotar de sus ojos café. Parecía pasar de la alegría a la lastima en segundos. - Yo te fallé. - Dijo súbitamente. - Yo, debía resolver el caso, debía proteger a nuestro hijo... Y no pude hacer ninguno. - Le explicó, comenzando a quebrar su voz. - Se cómo has de sentirte. Los perdiste a ellos, y por mi culpa a nuestro niño....

- Ni lo menciones. - Interrumpió con una voz ronca. "No lo hagas"

- Si. - Aceptó la morocha. Luego rio en voz baja. - Sé que no me quieres ver más. Sé que estás aquí, porque Jane te insistió por mi "Salud" ¿No? - Continuó riendo con lastima. El chico se acercó de a poco.

- En parte. - Respondió, con voz neutra.

- ¡Oh! También quieres regañarme ¿Eh? - Le dijo desafiante. - Supongo que lo merezco. - Aceptó con un chillido, como si su voz quisiera ya llorar. Luego bajó la cabeza. Él ya estaba al costado de la camilla. - Vamos. Hazlo de una buena vez. Yo ya perdí todo. Ya es hora de... Terminar de perderte a ti. - Continuó con amargura. - Además, quizá un disgusto más, me mate de una buena vez. ¡Haz lo que vienes a hacer! - Le gritó.

- Bien. - Dijo Jayden, y seguido de ello, le acarició la cabeza, pasando de su frente a su nuca. Blair pudo ver su rostro de una vez, ya que se había volteado, y este lo único que expresaba cariño. Absoluto amor, hacía aquella chica. El mismo con el que la llegó a mirar a Adam, y viceversa.

- No voy a regañarte. - Negó, mientras con el pulgar le quitaba una lagrima. - Esto es mi culpa.

- Jayden, no.- Le contradijo.

- Si lo es. Debí apoyarte más, no tratar que te quedes en casa para protegerte. ¡Hasta suena bastante machista diciéndolo en voz alta! - Bromeó. Puso su mano debajo de su mandíbula, levantando su mentón.

- No podías hacer nada. Yo debí...

- No. Querías hacer lo correcto.

- Lo que hicimos no era lo "Correcto", fue ilegal. - "¿Ilegal?"

- No importa, era lo mejor para todos, y yo quería echarte para atrás. - Hizo una pausa. - Fue mi culpa que te sientas así. Debí ir contigo, ayudarte allá.

- Jayden, no…- Le interrumpió con un abrazó. Volvió a sentir su calor tras todo ese tiempo.

- Te extrañé mucho. - Él besó su frente, y ambos se pusieron a lagrimear.

- Y yo. - Comenzó a llorar, pero de verdadera alegría. Estaba bien, estaba vivo, y más o menos sano. Pero también, de que seguía a su lado, de que el amor de su vida no la odiaba por seguir sus ideales, aunque estos pusiesen su vida en peligro. Él no parecía llorar, pero lagrimeaba, y trasmitía una emoción similar a la de ella. Por primera vez Blair, no se molestó con la sonrisa de este. "Debe estar igual de alegre". Pero su empatía se convirtió en celos. Sintió vergüenza de estar allí, y decidió que debía irse. Pero antes de retirarse, Abigail le miró, y le susurró. - Gracias. - En respuesta, ella bajó la cabeza asintiendo.

 

Salió del hospital, con ese extraño sentimiento de celos que le atormentaba a la pelirroja. Se subió a un taxi, que la llevó hasta donde estaba su propio auto. Dentro, comenzó a manejar, y volvió a sentir aquellos recuerdos de Adam. Enserio desharía no haber visto su cadáver ni el de James. Al menos así, podría engañarse en la posibilidad de que estén vivos. "Que suerte tienen" Decía en su mente, mientras presionaba su volante con tristeza. Estos momentos le hacían sentirse tan vacía, sola, perdida. Además de las sensaciones de la piel y los sabores que se le metían en la boca. Recordó tantos momentos junto a ellos, que empezó a temblar. Tan mal se sentía, que tuvo que frenar en una zona más o menos vacía, para poder pensar un poco, a ver si se le pasaba un poco. Pero pasó algo importante: Pudo lagrimear. Por primera vez, logró hacerlo. ¿Podría llorar de una buena vez? Hizo un esfuerzo. Lo intentó, pero no pudo. Ese maldito vacío negro de nuevo. Golpeó el volante. Salió a la vereda, le dio varios puñetazos al capó. "¿Por qué? ¿Por qué no puedo llorar de una vez?" Se preguntó genuinamente confundida. "¿Soy un desastre? ¿Soy una mierda? No puedo ni llorarlos" Se insultó. "Quizá en mi mente, aún creo que están vivos. Soy una estúpida. Soy una ridícula" Comenzó a insultarse. Volvió a golpear el auto. "No doy más". Se sentó en la acera. Le llegó una llamada.

 

- ¿Si? - Preguntó Blair, al borde del colapso.

- ¡Señorita River!

- ¿Señor Anderson?

- El mismo.

- Me sorprende que me llame.

- Si usted me avisó que nos veríamos esta tarde.

- Realmente creí que yo tendría que insistirle. - Este rio.

- Señorita... Por favor. ¿Usted cree que sería un buen político si yo no fuese capaz de escuchar a la gente?... No responda.

- Okey.

- Mire, ¿Por qué no pasa por mi oficina? Así podemos dialogar mejor. ¿Qué le parece? - Le propuso el sujeto. La mujer pensó un par de segundos.

- Me parece bien.

Hace 5 años

 

- ¡Eres una idiota! - Le gritó a Zoe.

- ¡Lo siento! - Trató de disculparse. Esta le dio un puñetazo en el rostro.

- ¡Nos pusiste en peligro a todos!

- Adam me distrajo, chocamos por él. - Zoe le dio un golpe en la cara, luego le tomó de la camisa, poniéndola contra la pared.

- ¡Eres una maldita inútil! ¡Él quería evitar que nos mates! - Le soltó. - ¡Era cuestión de tiempo hasta me cagues a mí en una de tus estupideces! - Blair se sentía muy decepcionada. - ¡Yo confié en ti! - Zoe rio.

- Te estás descargando ¿Eh?

- ¡No metas, mis problemas con Adam, con el hecho de que casi nos matas!

- No hablo solo de eso. Te cansaste de cargar conmigo ¿Eh? Con la chica que no está a tu altura y lo caga a cada rato ¿Verdad? - Blair se tapó la boca, y volteó. - Sabes bien, que no soy la única del departamento que comete errores graves aquí. Lo sabes bien.

- Si, si, no eres la única ¿Y?

- ¿Sabes que fue el problema conmigo? Que nunca supe estar a tu altura. Siempre me hacías perder cuando me explicabas tus cosas, y siempre, siempre, eres la primera en señalar mis fallas, ¿O no? Señorita perfecta.

- ¡No seas ridícula! ¡Tú no mejoras nunca! ¡Cometes el mismo maldito error mil y una veces ¿¡Cómo se supone que seas una buena policía, si siempre haces lo mismo!?

- ¡Eres una egoísta! - Le gritó. - ¡Solo vez a los demás para tus propósitos! - Zoe le empujó. - ¡Púdrete! - Terminó, antes de irse de la oficina. Quedándose sola, la mujer, mantuvo la compostura un par de horas, hasta llegar a su casa, donde se dio el permiso, de soltar una lagrima.

Actualidad

 

Llegó a la oficina del político. Un lugar pequeño, pero con una gran cantidad de gente en movimiento. No faltaba más de uno días para las votaciones a alcalde, así que se entendía. Llegó a donde estaba Daniel, y este, tras dejarle pasar, le invitó a sentarse, beber café, y así, comenzar a dialogar con ella.

 

- Señorita River ¿A qué se debe su visita? Creí que la última vez que nos vimos, no le di la mejor impresión. - Comenzó el político, sentado en su silla.

- Lo sé. Pero necesito saber algo, y usted es mi único contacto en este rubro. - El sujeto inclinó el rostro hacía la derecha.

- ¿Qué necesita?

- ¿Le suena el nombre "Daemon"?

- ¿Daemon? - Comenzó a reír. - Es un nombre común.

- Del ejército, me refiero. - Comenzó a pensar. 

- ¿Sabe algo? Si hay un nombre: Daemon Cristensen. "La parca".

- Es un apodo bastante sutil.

- Lo estaban por echar como el imbécil que era.

- ¿Qué hizo?

- Según oí. Asesinó civiles. A varios.

- ¿Bajas confirmadas?

- Si. Estuve allí cuando hubo uno.

- Wow. - "Espera..."

- Un sujeto raro. Medio aterrador. Gatillo fácil. ¡Ja! casi que un republicano. - Rio. - ¿A qué se debe la pregunta? - Interrogó. La mujer volteó, mientras apretaba el puño.

- Por nada. Pasa que escuché cosas al respecto. Me pareció raro. De forma extraña, se sentía como si disfrutase lo que hacía...

- ¿Busca justicia por manos propia? - Interrumpió con su pregunta, tras tomas un sorbo de café.

- ¿A qué viene la pregunta?

- Porque me llama la atención que venga a querer saber sobre esto. - Redactó. - ¿Usted qué cree al respecto? ¿Cree que es justicia? ¿Justicia a medias? - La mujer bajó la cabeza. Pensó su respuesta.

- Creo que, a veces, desearía asesinar a los que me quitaron a mi familia.

- ¡Qué mente cerrada! - Inclinó la cabeza a la derecha. - Justicia, se define como "Lo correcto" ¿No? - Le preguntó levantándose de su silla, caminando de izquierda a derecha, frente a la ventana que estaba frente a ambos.

- Eso creo. ¿Por? - Respondió la pelirroja, mirándole fijamente. "¿A qué viene esto?".

- Lo correcto... Claro. - Repitió. - Pero la ley... El cual, es el método "Correcto", de conseguir justicia... No funciona, se ha corrompido. - Redactó, dándose la vuelta por un segundo, mientras comenzaba a cerrar una de las cortinas. - Tantos corruptos, tantos criminales, tanta marginalidad, racismo, clasismo, etc. Todos entre nosotros, caminando en las calles. De hecho, cuando se trata de asesinos, hay más de un 70% de posibilidades de que escapen. ¡Y eso que estamos en el primer mundo, según dicen! - Explicó a la mujer riendo, tras entre cerrar la otra cortina, y únicamente, iluminándose su rostro.

- Lo sé.

- Pero en un mundo, donde el método para obtener justicia falló... ¿Existe algo como la justicia por mano propia? - Se detuvo un segundo, cerró una de las cortinas. Miró a hacía ella de reojo.

- ¿Por qué dijo que tengo una mente cerrada? - Le preguntó.

- Digamos que: Si la justicia, es lo correcto, y la injusticia es lo contrario. En otras palabras: Hacer justicia, es aplacar la injusticia. Hacer lo correcto, buscar un bien común... Creo que, a mi extraña manera, yo hago mi propia justicia.

- Supongo.

- ¿Sabe algo más? La mejor parte de esto, es que el único límite, es uno: Los recursos que uno tiene, los aliados que lo acompañan...

- ¿La moral? - Arthur soltó otra carcajada.

- La moral es una barrera. Pero una barrera simple de traspasar.

- Usted fue soldado, no me sorprende lo que dice. - Él volvió a mirarle.

- ¿Cree que matar, fue una barrera? - Hizo un silencio. - Quizá lo haya sido, pero al final del día, era mi trabajo. Nah, fue otra.

- ¿Cuál?

- ¡Señor! - Le dijo una secretaria entrando de imprevisto, permitiendo que la luz de afuera, se propagase y les dejase un poco enceguecidos.

- La ley, señorita. - Le dijo, mientras la mujer se le acercaba la mujer. "¿Cómo?" - Dime Debora. - "¿Debora?". La mujer le habló y le organizó directamente para salir a hablar en una presentación. - Está bien. Lo siento señorita, debo retirarme. - Le dijo. - Tengo que dar una conferencia. Mi partido "Key Eternal", necesita verme decir unas palabras. Les suele dar ánimos. - Ambos se levantaron, estrecharon manos, y se fueron por la puesta. Pero antes de salir, Blair detuvo un segundo.

- ¿La ley fue su barrera?

- Por eso el nombre. Key eternal. La "Llave eterna" es la política.

- Creo que no lo entiendo.

- Ya lo hará señorita. - Respondió. Luego volteó, y le señaló la mesa. - Ese es un numero donde encontrará el archivo que un amigo me dejó sobre el caso. Y el numero de una mujer llamada Samanta. Parece ser una conocida de Jasquier Dreamur.

- ¿Cómo sabe su nombre? - El hombre hizo una pausa, volvió a reír.

- Ellos también me hirieron. Yo decidí hacer algo, pero las cosas me juegan en contra...

- No debía ir a la charla...

- Confío en que usted sabrá que hacer. - Terminó antes de irse de una vez. - Suerte en la cacería.

Hace 4 años

 

Adam y Blair estaban sentados en el sofá. Hacía tiempo que James no se dormía así, "¿Por qué justo ahora?". No hablaban, simplemente, él se estaba durmiendo. Ella estaba cansada, mas no cedía. Además, nuevamente, se sentía como una malnacida, ya que acababa de perder a su única amiga, que llegó a conocer. Pasando unos segundos, sabiendo que no parecía que el niño iba a despertar, él se volteó para verla directamente, mientras estaba despertándose.

 

- Debemos hablar. - Dijo Adam. La mujer abrió los ojos, se removió el pelo. Bostezó, y por último habló.

- ¿Qué ocurre? - Preguntó con indiferencia, debido al sueño que cargaba.

- Siento, que las cosas no están bien. Y creo que sientes lo mismo que yo. - Se explicó buscando entablar un buen dialogo.

- ¿A qué te refieres?

- Ya lo sabes. Desde que nació James, no pasamos tiempo juntos. Y eso me preocupa. - Se explicó.

- ¿Y qué esperabas? - Preguntó. - Los niños toman tiempo.

- Sí, pero... No quiero que esto, nos separe. - Blair bostezó.

- Adam, estoy muy cansada... No estoy para esto.

- Oye, no me malentiendas. Respeto mucho que hayas decidido tomar el turno nocturno para pasar todo el día con James. Me parece un sacrificio excelente, pero...

- ¿Estás celoso de un niño?

- No es eso. Amo a James, pero no quiero distanciarme de ti. - Él se le acercó, y le tomó de la mano. - Quiero lo mejor para James. Lo sabes muy bien. Y para mí, eso incluye una pareja de padres unidos. - Ella bostezó.

- No creo que tengamos tiempo. - Se negó Blair. "No quiero hacer estas cosas. No tienen un punto" Adam gruñó.

- Okey.

- ¿Estás enojado?

- Ve a dormir. Tengo que irme en un rato. - Trató de terminar.

- ¿Por qué te pones así?

- ¿Por qué siempre que hay una tragedia hablamos de esto? Si te quieres hacer el "Bueno", piensa en eso primero. Si no estamos cerca de la muerte, no hablamos de estas cosas.

- Somos una pareja volátil ¿Eh?

- No lo somos. Pero me molesta que te quieras poner en el plan de "Estamos mal" cuando uno de nosotros casi se muere.

- ¿Por qué eso está mal?

- Lo malo es tu actitud. - La mujer se levantó. - ¿No deberías irte a trabajar tú?

- Si. Luego hablamos.

- Quizás no.

 

Adam se fue de mal humor al trabajo. Aun así, ella le besó antes de irse. Trató de dormirse un poco, pero el llanto de aquel niño le despertó. Se acercó, le acaricio su mejilla, luego le alzó y pasaron el día juntos. Era algo llorón, pero tan bello, tan inocente. Le hacía feliz verle, acariciarle, hablarle (Incluso si no le entendía). Se lo imaginaba de adulto, y sentía nostalgia de lo que aún no ocurría. Algo gracioso igual, fue el hecho de que, como de costumbre, le llamó él, al medio día. Atendió, y le dijo:

 

- Adam, óyeme: Estuve mal esta mañana. Cuando vuelvas hablemos bien del asunto. No quiero despegarme de ti.

- Gracias Blair. Por cierto.

Actualidad

 

Comenzó a llover. Estaba sola por primera vez en el día. Tenía un paraguas, así que no le costó estar bajo el agua. Antes de subirse al auto, algo lo hizo querer caminar por el lugar. Quizá, la lluvia le permitía divagar. Su mente le pidió relajarse, y como ya sabía, lo mejor sería permitirle tomarse un respiro. Dio unas vueltas a la manzana, luego pasó por un centro comercial. Que lindo lugar. Le permitió despejarse. Tras caminar un par de metros. De tener varios recuerdos de Adam y James, le llamaron.

 

- Diga.

- ¿Blair?

- ¿Rey?

- Si.

- ¿Qué ocurre?

- ¿Dónde andas? Me gustaría verte. Tengo que hablar contigo.

- No sé si estoy de humor.

- Enserio. - "Este sujeto huyó de la última reunión" se quejó. "Igual, no lo juzgo" concluyó. Suspiró y bajó la cabeza

- Estoy en el centro comercial, vente si quieres.

- ¿Qué haces allí?

- Necesitaba descansar un poco.

- Claro. - Dijo alargando a "A". - Voy. Llego en media hora.

- Bien. Te espero en un café. - Blair se detuvo en un local. Allí pidió lo habitual: Un late y un tostado. Merendó con tranquilidad, aunque su mente le seguía molestando, ahora estaba concentrada en el joven. Este llegó, luego se sentó en la misma mesa. - Dime. ¿Qué ocurre? - Dijo tomando de su bebida.

- Debo decirte que ya no participaré de tu "Cruzada" - Le reveló. La mujer bajó la cabeza, suspiró. Luego movió la mirada al costado.

- Lo entiendo.

- Sabes que estoy de acuerdo con...- Miró a los alrededores, luego susurró. - …Asesinarlos.

- ¿Entonces?

- Pero: Lo que ya hiciste a personas que sí, se lo merecían, lo que no quita lo aterrador. Sumado, a lo que claramente harás a partir de ahora... ¡Y ni se diga, que cuando tuviste la oportunidad de acabar con esto, decidiste no disparar!

- No veía bien, ¿Entiendes? Además, la situación era delicada con toda esa gente cerca...- Frenó y suspiró. - Pero entiendo. - Trató de terminar. Nuevamente se sintió deprimida. - Te fallé. Lo siento.

- Nah. No lo hiciste. - Le negó. La mujer inclinó la cabeza hacía la derecha. - No esperaba nada de ti.

- Claro. - "Imbécil"

- Lo digo enserio.

- ¿A sí? - Empezó a presionar sus puños, y a temblar su pierna.

- Si. ¿Tú haciendo algo que no es para t? ¡Ja! Como si lo fuese a creer.

- ¿Quién lo diría? ¿No? - Preguntó irónica.

- Se. Mientras que él, lo hacía todo por los demás. ¿Qué vio en ti? - Le echó en cara.

- Pareces algo celoso a veces ¿Eres gay? - Se rio.

- Ja ja ja. Te la pasas despreciándome. Por otro lado, Adam, me enseñaba. No tenía razón. Tu tampoco, y me tratas así.

- Así que Adam, hace las cosas por ser un buen sujeto.

- ¿Qué dices?

- Si. Adam era un buen sujeto, obvio. Pero, ¿Sabes por qué él se preocupó por ti? - Alzó la cabeza

- ¿Por qué? - Blair le miró con tanta fría y como furia. 

- ¿Ya sabes que le teme a la muerte? O más bien temía. - ¿Qué tiene que ver?

- Tu padre... Cuando le apresaron. Trató de soltarse. Lo logró... Y Adam, lo balaceó hasta dejarlo, como un maldito colador. - Rey quedó paralizado. Luego comenzó a temblar.

- No... No puede ser.

- Fue contigo, porque se sintió mal consigo mismo. - El chico se levantó. - ¿Creíste que él vio algo "Especial en ti"? - Rio con malicia, para levantarse junto a él. - Ni él, vería algo bueno en ti. - Le susurró al oído. Comenzó a llorar.

- ¿Por qué me creí esto? - Se dijo queriendo que la tierra se lo tragara. Se fue velozmente.

 

Blair se sintió, realmente mal. "¿Por qué hice esto?" Se dijo a si misma, tratando de despertarse de esa bronca que sentía. "No... Soy un desastre" Enterró la cabeza en sus manos, mientras entrelazaba sus dedos entre sus mechones de cabello. Intentó componerse, y correr para atrapar a Rey, pero lo había perdido de vista. "Soy un monstruo ¿Qué clase de madre soy? ¿Qué clase de persona soy?" Se insultó. Luego fue al auto. Se subió al vehículo, y nuevamente, comenzó a sentirse amargada. El negro profundo de su corazón, lo sentía en todo el cuerpo. Golpeó el volante tantas veces, que se torció la muñeca. "¿Por qué me siento así? ¿Por qué estoy haciendo esto?" Se cuestionó. Apoyó la cabeza nuevamente en sus brazos. Para ese punto, Blair no sentía ella misma. La pelirroja intentó justificarse, pero no, no lo lograría, ni aunque negase la mayoría de los hechos. Nunca se odio tanto.

 

¿Qué intentaría hacer ahora? Simple, iría a la dirección que le dio el político. "¿Qué más da?" Se preguntó. En todo el camino, se insultó de mil maneras. Apretada en su propia imagen, únicamente decidió seguir. Como una inercia lamentable. Hacía todo porque sí. Por esto, llegó a un psiquiátrico. Preguntó por el nombre, y luego fue a la habitación, donde estaba Samanta Dreamur. Acusada por asesinato, con un caso de demencia y autismo. De hecho, tenía ataques constantes. La habitación estaba oscura, y únicamente estaba una mujer de más o menos su misma edad. Estaba sentada mirando a la nada, mientras dibujaba.

 

- ¿Hola? - Saludó nerviosa. La paciente, la observó con miedo, e intentó alejarse de ella. - ¡Tranquila! Tranquila. - Le dijo intentando calmarle. - No voy a hacerle nada. Lo prometo.

- ¿Quién eres?

- Me llamo Blair. ¿Tú eres Samanta? - Asintió. - ¡Hola!

- -H-hola. ¿Qué quiere? - Dijo mientras seguía dibujando, lo que parecía ser un zorro hiperrealista.

- Vengo de parte de tu hermano...

- ¿Jasquier? ¿Cómo está? - Preguntó, con un tono de voz aparentemente emocionado, pegando un pequeño salto. Así pudo notar lo parecida que era a él. "Si, es la hermana. Seguro"

- ¿Hace mucho que no lo ves? - La chica se sentó de nuevo en la cama del lugar.

- Mucho tiempo.

- ¿Puedes decirme cuánto? - La chica negó con la cabeza.

- Llevo mucho aquí. Crecí mucho desde que la última vez que lo vi.

- Oh claro. - La mujer miró los alrededores. Había dibujos de ella, y una foto con el asesino. - ¿Él, es tu hermano? - La chica asintió. Luego volteó, notó lo realmente inseguro que era aquél lugar: Había vidrio común en las ventanas, en vez de alguno reforzado para que no se lastime. Pero lo más oscuro, era que no había una cámara de seguridad, o algo que le mantuviese segura. - ¿Y tus padres? - Comenzó a temblar.

- Están muertos. - "Oh no". Se le acercó velozmente.

- Fue Jasquier ¿Verdad? - La niña comenzó a sacudirse.

- ¡No me toques! - Chilló la enferma. "No... No... Necesito corroborarlo. No tengo casi nada contra ellos" Pensó la mujer. Le tomó de los hombros, y comenzó a presionarla.

- ¿Jasquier los mató? - Preguntó fríamente, mientras tiraba a la enferma sobre la camilla. - Vas a decirlo...- Samanta comenzó a patalear, pero con su propio cuerpo, detuvo su intento para escapar. - ¿Por qué lo hizo?

- Suéltame, ¡Suéltame! - Chilló esta, tratando de pedir alguna especie de piedad.

- No lo haré, hasta que te me lo digas. De todos modos, nadie vendrá por ti. Estos ataques tuyos son comunes. ¿No es así? - Le explicó con crueldad. Su voz era tan espesa en ese momento, que hasta al más valiente, sentiría miedo de ella.

- ¡Ellos lo lastimaban! - Trató de explicar, pero las palabras costaban entenderse, debido a la falta de oxígeno.

- ¿Qué le hacían?

- Lo golpeaban. Lo insultaban. Me dijo que no... Lo soportaba más... Lo hizo para salvarme... ¡Suéltame ya! - Rogó una vez más, tas haber soltado la información

- No... ¿Cuándo fue?

- ¡Por favor... ¡No puedo respirar! - Comenzó a llorar, mientras su voz comenzaba a irse, debido a su sofoco. Pero Blair pensaba, fuera de sí: "¿Eres importante para Jasquier?" Se preguntó. "Quizás... Solo quizás... Pueda devolverle el favor, de ser ese el caso" pensó con la sangre de sus venas, pasando de la calidez a la frialdad absoluta. Por más que lo intentara, no podía sacarse las alucinaciones de la piel y cabeza, con tal intentaba completar el caso. Si bien, sabía que lo que su cuerpo pedía era venganza, quizá le sirva como calmante, arrebatarle a esta mujer de su vida. "Pues no me creo que sea incapaz de amar. Todos tienen algo que aman. Él supuestamente le salvó. Si, lo hizo. Pobre de ti. Él parece amarte, y yo quiero hacerle sufrir" Puso su mano en su cuello. No impuso presión, solo la posó allí. "Sería fácil ¿No?" Pensó. "Él me quitó todo lo que me importaba." - Suelta...

- Cállate.

- Te lo ruego... No hice nada malo...

- Quizás tú no... Pero él sí... Y él debe pagar...

- ¿Por qué...? - Comenzó a presionar, al principio con poca fuerza.

- Cállate...

- M-mis padres... Casi nos matan...- Quitó un poco la presión. - ...Ellos nos insultaban, fuerte. Lo golpeaban mucho. No hizo nada para merecerlo... Se defendió...

- Bien...- Aceptó Blair. Comenzó a presionar con mucha fuerza. Con todo su peso de hecho. "Sus cargos son homicidio también ¿No? Sería lo mejor para todos ¿Verdad? No quedaría nadie de estos malditos. Hasta sus padres eran monstruos, por lo que veo". No estaba pensando, se movía por mero instinto. Estaba con un sentido similar al de un animal, a punto de cazar a su presa. "Es un criminal menos en el mundo. Ya lo has hecho antes, solo hazlo" por eso mismo, fue que su mente se puso en blanco de un segundo a otro, y únicamente estaba la palabra "Hazlo".

 

"Hazlo. Hazlo. Hazlo" Comenzó a presionar su cuello más y más fuerte. Era la justicia poética más clara que veía en su mente. Ojos por ojo ¿No? No sería peor que él, le estaba reclamando una parte de lo que le quitó encima. Lo merece, seguro la chica también. Debía ser igual de asesino que esté monstruo. Monstruo, que palabra graciosa ¿No? Si, que graciosa. Eso debe ser distinto para ella, verdad. Blair debe ser un monstruo para la pobre. Pobre, pobre... El sonido de espasmo que hacía tratando de respirar, le daban igual. "Termina. Termina. Termina" Veía en su rostro, que le pedía que termine, algo similar a la de Adam. "¿Rogó igual? ¿Golpeó sus brazos tratando de zafarse, como está haciendo ella?" Se preguntó. Al fin un pensamiento en su mente callada. Luego se quedó con esa comparación: ¿Qué hizo Adam cuando le estaban matando? Le gustaba la idea de que Jasquier llegara y se pusiese a hacer comparaciones iguales a la de la pelirroja. "Será gracioso cuando ocurra" Aún no moría. "Es resistente. Quizá sus padres le hicieron algo similar alguna vez, por eso resiste ahora" Sus padres, debían ser monstruos. Verdaderos monstruos. Comenzó a dejar de intentar soltarse. "Eso es. Ríndete de una vez" Dejó de rasguñarle, y solo pareció resignarse a la muerte. "Esto acabará pronto" La chica acostó los brazos, y comenzó a dejarse morir, aunque seguía tratando de continuar, decidió simplemente, detenerse, y solo...

 

Sonó el teléfono. El tono de llamadas "I can only imagine". No iba a atender. No quería desconcentrarse. Pasaron un par de segundos nada más, y simplemente, su cerebro se reconectó, con su alma. "Maldita sea. ¿Qué estoy haciendo? Esto está demasiado mal" Le soltó, y la chica inhaló con fuerza, para luego toser compulsivamente. Revisó su reloj, y solo había pasado medio minuto. La chica estaba casi desmayada encima de la camilla. Mientras, el ringtone seguía sonando. Tomó el móvil y atendió.

 

- ¿Diga?

- ¡Blair!

- ¡Jayden! Me alegra oírte.

- ¿A sí?

- ¿Si?

- Okey. Oye, siento haberte abandonado antes.

- Oh, no. No te preocupes. No es nada, necesitabas tiempo con Abigail, lo entiendo.

- Gracias.

- Tu harías lo mismo por mi...

- No... Gracias por cuidar de ella todo este tiempo.

- Creo que deberías agradecerle a Jane por eso.

- No, no. Te lo digo a ti, porque me equivoqué contigo. - La mujer comenzó a lagrimear. - ¿Blair? ¿Ocurre algo?

- No... Nada, debo irme.

- Vale. Antes de irte, espera un segundo. Nos vamos a juntar en un bar para celebrar algo, ¿Gustas venir?

- S-sí, seguro. Mándame la dirección por mensaje.

- Genial. Nos vemos.

- Si, nos vemos.

 

Salió del lugar. No sabía si esta llegaría a ser perseguida. De todos modos, dio un nombre falso para pasar, y no tenían mucha información sobre ella. Y no, las sensaciones de la piel no se detenían, ahora, eran aún peor. Sentía pesadez, escalofríos, y ni se diga dolor de cabeza. No paraba, ya intentó todo, y seguía sintiéndose fuera de sí, y quería por amor de Dios, que algo la matase en ese momento. Se subió al auto, y trató de calmarse, pero se sentía a punto de explotar. De hecho, otra idea de esas preocupantes le flechó la cabeza. Tomó su pistola, preparó una bala, y estaba a punto de disparase en la cabeza. Necesitaba dejar de sentir que estaba a punto de explotar, y antes de hacerlo, alguien le golpeó en la ventanilla. Tiró el objeto al suelo, para ver quién era.

 

- ¿Blair?

- ¿Wilson?