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IX: Evento

Tras todo lo ocurrido en todos esos días, por fin volvió a la habitación del hotel. Jamás, en toda su vida estuvo tan malditamente exhausta. La manifestación, lo que no estaba consumiendo en tiempo, lo consumía de su energía y paciencia. Estaba tan estresada, que le costaba mover los dedos de la tensión de sus músculos, que le hacían tener un temblequeo constante. A su mente le costaba asimilar ciertas cosas, por lo que daba vueltas, y más vueltas, mareándola, impidiéndole frenar. Tomó tanto café a lo largo de esos días, que temía volverse marrón por la cafeína, además de temer la adquisición de una posible dependencia a la misma.

 

Ya quería recostarse, de una jodida vez. La puerta estaba cerrada con llave, no parecía rota, o manipulada a primera vista. Dentro, la rata de antes, no parecía hacer acto de presencia. Aparentemente, la habrían expulsado los encargados del hotel. O quizá Dake, la sacó por decisión propia, para ayudarle en algunas cosas más, además de darle el arma. Igual, no le importaba. Incluso, si estuviese aún en aquel lugar sórdido, ella sería capaz de dormir abrazada a esta, con tal de descansar y relajarse. Incluso si ese, ya no era el lugar más seguro. Obvio que no, literalmente, ya habían entrado 2 criminales allí. Pero, de todos modos, necesitaba donde parar. Tampoco tenía de otra: No iba a pedir alojo en la casa de Jane, ni se diga en la de Rey. De seguro, el hospital, no dejaban a las personas que se acostaran con los pacientes. Y su propia casa… Pues… Le dolía estar allí. 

 Una vez se había puesto lo más cómoda, con su ropa tipo pijama, y su mejilla tocó la almohada, se durmió profundamente. El momento de paz duró muchísimo. Al fin pudo respirar en paz, sentir la caricia de las sabanas. Pero, algo le hizo salir del trance: Una horrible pesadilla, en la que Jasquier la emboscaba dentro de su cuarto, y la apuñalaba en el estomagó hasta matarla, de forma lenta y dolorosa. Despertó por su propio grito, tanto del sueño, como de la vida real. Le dio hasta fiebre, a causa de la sensación de terror que sintió. Fue la pesadilla lucida, más asquerosa de su vida. "¡No estoy a salvo aquí!" se dijo, tocándose en el vientre, en el lugar donde la apuñalaron en su sueño "Es obvio Blair. No seas estúpida" se insultó. Se levantó, se vistió rápido, tomó todas sus cosas de forma ligera, para meterse al auto. No sabía si manejar, o dormir allí mismo. Era un lugar incomodo, mas no por ello, no consideró la posibilidad. El levantarse así, le hacía sentirme mareada, además de ver borroso. Por eso, con su miedo e inseguridad, mezclada con su amargura constante de este mes, fue el momento obvio en el que lo consideró. Que quizá era el momento justo para hacerlo al fin. Ya saben, hacer eso de llorar. Aprovechó para intentar soltarse, y desahogarse. Cerró los ojos, se apretó el labio inferior, comenzó a respirar agitada, apretó los puños. Sin embargo, algo se lo impidió. Esa pena amarga, y negra. Como si el nudo de la garganta y corazón, se trabara dentro de ella, impidiéndole soltarse. Si bien ya había podido llorar antes, más específicamente, cuando llegó. "¿Por qué me siento así? Quisiese llorar, pero hay algo que me lo impide. Quiero hacerlo. ¿Por qué?" se preguntaba. "Cada día me siento peor", se dijo mirándose en el retrovisor, notando su cansancio, peleando con su constante rabia. Decidió manejar un poco, hasta que llegó a una parada, y se logró dormir. Esta vez, sin pesadillas. 

Hace 8 años

 

La maquilladora terminó el proceso hacía media hora. Se vistió con aquel vestido heredado tan precioso, que tan bien le quedaba. Se dio ánimos frente al espejo, aunque no los necesitase tanto. No había visto a Adam en casi 9 horas. Estaba súper ansiosa. Zoe le estaba tratando de calmarle, pero no estaba lográndolo. La joven adulta no podía evitar sonreír y exaltarse, por la emoción. Solo faltaban unos minutos para que llegara el momento de salir, para caminar hasta el altar. La cursilería que tanto le molestaba, y le parecía estúpida, ahora le forjaban parte del corazón. Ahora le contentaba, le hacía sentirse feliz, especial, amada, única. Sabía que no era la única en el mundo que se sentía así, ya que cada hombre y mujer, en su situación, estaban en la misma. Pero lo disfrutaba, aquel sentimiento que le recorría la sangre, era más embriagante que el vodka.

 

Ya era la hora. Miró a los costados, el sol era enorme, radiante a los alrededores. Caminó por el pasillo lista, preparada para comenzar una nueva etapa de su vida.

Actualidad

 "¿Listos?" Preguntó Blair, mientras segundo a segundo, más y más personas, aparecían a la calle donde comenzaría la manifestación. Cada padre, madre, tío, tía, etc., llegaba para hacerse escuchar. La helada pelirroja, quien tenía la pistola guardada en la cintura, escondida de la policía, tenía varios sentimientos encontrados: Ira, adrenalina, miedo. Aún, pese a más variados que sean, todos le permitían sentirse fuerte para seguir. Esa noche, tanto Jane como Rey, habían preparado una serie de cámaras (Pertenencia de la fotógrafa del grupo), las cuales podían vigilar desde el celular en todo momento. No había sitio donde ellos no tuviesen el ojo. Estaba todo tan bien organizado, que le sorprendía que esto no lo hubiese organizado ella misma. "Jane es más inteligente de lo que pensaba" Se dijo. Rey estaba nervioso. Hacía un rato, habían podido hablar, y le contó lo mucho que quería acabar con estos sujetos, pero no le dio mucha importancia "Te entiendo, pero no me puedo preocupar por tanto" se decía, intentado justifica su desinterés. "Esto es por ti Adam" dijo una última vez, entes de que los relojes dieran las 3 de la tarde. Estaba comenzando el plan, suspiró, y dio el primer paso, cuando algo ocurrió inesperado. 

 

"No no no, te voy a olvidar" Comenzaron a cantar un par de padres detrás de ellos, que de apoco se ponían en posición. Blair, Jane y Rey voltearon, viendo a las demás personas lagrimear, sin esperarse que esto ocurriera. "No no no, te voy a dejar" Continuaron mientras empezaban una marcha lenta, acercándoseles, notándoseles la sutileza de la desesperación de un padre. "Niño yo, te voy a llorar" Siguieron mientras cada vez más personas aparecían, y se sumaban al equipo. "Conmigo, siempre estás". Frenaron, antes de empezar con una segunda estrofa, mientras el trio se preaba para esta, maravillados de este momento tan particular. "No no no, te voy a olvidar" levantaron carteles para la marcha, marcados con palabras rojas, pidiendo justicia, verdad, e inmediatez. "No no no, voy a parar" cada vez más y más voces de se alzaron "Mi niño ya no esperes más" Hicieron un silencio corto, para gritar en el último verso "¡Justica tu tendrás!". Ya estaban todos los miembros en posición, cual ejército, listos para comenzar a cantar de nuevo, de cero, con la sangre hirviendo por la perdida, pero, sobre todo, para pedir lo que merecían no ellos, los niños, los maestros, los que murieron aquel horrible día:

No no no, te voy a olvidar

No no no, te voy a dejar

Niño yo, te voy a llorar

Conmigo, siempre estás

No no no, te voy a olvidar

No no no, voy a parar

Mi niño ya no esperes mas

¡Justica tu tendrás!

 

Blair le preguntó lo obvio, si Jane, había organizado todo esto, cosa que negaba con su vida. Los carteles, los tambores, todo, lo hicieron los demás, quienes se organizaron para moverse de esta forma, aparentemente, sin ser influidos por las peticiones de los que organizaban. Se estaban dejando llevar, permitiendo que sus sentimientos sean libres de mezclarse con el aire. Y eso que esperaba una manifestación violenta. Estaban en todo su derecho: No hicieron nada, en casi 3 semanas sobre la muerte de estos niños. Pero, lo único que veía, era la marcha de personas sin razón para vivir. Similar a zombis, con el alma rota. Muchos, hablaban como el creador de la bomba atómica, Robert Oppenheimer, un ser sin espíritu, hablando de algo tan horrible como la muerte, como si no fuese algo, no anormal, porque les pasa a todos en algún momento, sino aterrador. No había notado su propio miedo a la muerte. Pero quizá, lo compartía con los demás presentes. Por razones obvias, les dio ánimos a sus aliados, para poder lograrlo. Quizá, más para ella, que para ellos.

Hace 8 años

 

La música de casamiento, la mirada atenta de los invitados, el maravilloso sol, que se reflejaba entre los arboles del campillo que alquilaron para la recepción y boda. Ella sonriente, vestida, y maquillada de forma preciosa. Estaba más que hermosa. Pero lo mejor, era aquella sensación, que llamaba "Saltar el abismo", saber que, en unos momentos, su vida iniciaría la nueva faceta de su vida. Adam la estaba esperando en el altar, donde vestía su traje de boda, negro como la noche, que combinaba con su bella sonrisa, que deslumbraba más que el sol. Una vez llegó a su lado, tomó sus manos, y el cura comenzó su discurso, uno largo y tedioso, que sus aumentasen mucho más las ansias de la pelirroja, aunque, de alguna forma le sumase sabor al asunto. "Es esperar un par de minutos, antes de saborear la verdadera mejor parte"

 

Este tiempo le permitió analizar toda su vida hasta aquél punto: Desde el primer segundo que vio aquella sonrisa; Su primer beso, recordándole como los que se ven en las películas, carecían de la verdadera esencia de los reales, aquella intimidad de estar con aquel que amas. Seguido a esto, aparecieron más y más, principalmente aquellos más pequeños: Cada salida o momentos juntos, escuchando música, leyendo, o jugando algún videojuego. Simples, pero dulces, amorosos, que venían perfecto para soportar el estrés del día a día. Luego recordó la muerte de Morgan: La tristeza que sintió, solo la amortiguó con su cálida compañía, quien le permitió calmarse. Le ayudó tanto durante esos días. Sentir su calor, fue lo único que le permitió pasar su independencia. Luego, cuando le pasó a Jennifer, se invirtieron los papeles. Nunca le vio así de deprimido, sin más ganas de vivir. Ella logró ayudarle esta vez, y por más lamentable que sea, se sintió útil, abrazándole cuando él la necesitó. Ahora, en el presente, solo quería pensar en que momentos crearían de ahora en adelante. Sabía que no sería un camino de rozas, pero si estaban cuidándose las espaldas mutuamente, no sería de espinos.

 

- Así que: Adam Woods: ¿Aceptas a Blair River, como tu esposa, en sagrado matrimonio, para bien y para mal, en la salud y la enfermedad?

- Si. - Respondió velozmente.

- Y tu Blair River: Aceptas a Adam Woods, como tu legitimo esposo.

- Si. - Dijo disfrutando esa palabra en sus labios.

Actualidad

 

- ¿Tienen algo? - Preguntó Blair por teléfono a los otros.

- Nada por los callejones. - Respondió Rey, con una voz que reflejaba nervios e incomodidad.

- ¿Jane?

- Nada en los tejados. - "Maldición" pensó la pelirroja.

 

Pasada la hora y media de manifestación, ya estaban a un poco menos de la mitad del recorrido acordado. Los demás participantes, seguían cantando himnos tristes. Encerrados en sus cuerpos, solo había un vacío, que nada lo podría llenar. Todo aquél espectáculo, buscaba transmitir aquél "Sentimiento", que cargaban. Había patrullas policiales a los alrededores, buscando, tanto protegerlos, como contenerlos en caso de ponerse agresivos. Aun así, ellos se veían igual: Adam y Abigail, aunque la mayoría de ellos no los conocieran, ya que existe una especie "Empatía organizacional", que les hacía sentirse mal cuando le ocurría a cualquiera de ellos. Al final del día, les podía a pasar a cualquiera. Pensó en esto, cuando en media calle, una mujer la detuvo con las manos.

 

- ¿Blair? ¿Eres tú? - La pelirroja volteó.

- ¿Mara? - Reconoció a una mujer relativamente mayor a ella. Tenía la mirada hueca. - O mi Dios... ¿Tú también? - Esta mujer, era la madre de uno de los amigos de James. No la veía desde hace un buen tiempo. Prácticamente, la vio última vez que fue a buscarle al colegio. Prácticamente, hace un mes. Esta le tocó los hombros, y la miró. - ¿Víctor...?

- Si... - Asintió con lágrimas en los ojos.

- Lo siento mucho. - Ella le abrazó. Sintió tanta lastima, que no pudo evitarlo. Víctor, no era ni el niño más amable o bueno. Era pequeño, pero era el mejor amigo de su pequeño, y cada día se portaba mejor. Ahora realmente se sintió mal por el hecho de que sea otra víctima más. La mujer no lloró, solo le susurró que realmente desearía que esto no fuese real.

- Lo extraño.

- Hoy vamos a solucionar esto.

- Vamos a promulgar esto.

- Si... Seguro.

Hace 8 años.

 

Llegó la hora del vals. Pese a querer ser lo más modernos posibles, la moda de bailar esa danza tan tradicional le parecía atractivo. Fueron a la pista de baile, él le tomó de la mano, luego de la cintura, y por medio del ritmo del llamado "Vals de las mariposas", comenzaron a moverse. Fue lindo, la verdad. Como parte de la tradición, demás participantes se sumaron, separando a la pareja por un momento. Bailaron con los amigos, ella con Zoe, él con sus amigos, y su abuela. Y cuando estaban por terminar, alguien, le pidió una pieza. Wilson, en efecto. Se puso en posición, comenzando a hacer lo suyo. Fue incomodo en cada segundo, hasta que comenzó a bailar.

 

- Te vez hermosa. - Le susurró al oído.

- G-gracias. - Aceptó el cumplido algo nerviosa. "¿Qué quiere? ¿Por qué no me deja?". Pasaron un par de segundos sin decirse nada. Fue muy incómodo, a decir verdad, pero pasado un minuto, un tortuoso minuto, volvió a hablar.

- Pude hablar con Adam ¿Sabes?

- ¿A sí? - Preguntó.

- Nos tomamos un café, hace unos días. - "Voy a matarlo" - Pudimos hablar bastante, y la verdad, me arrepiento no haberlo hecho antes. Es un buen sujeto: Trabajador, amigable, carismático...

- ¿Pero?

- ¿Por qué habría un "Pero"? Me gusta para ti. - Blair cayó, quedándose impactada del comentario. - ¿Sabes algo más? Me voy a ir temprano, porque claramente, mi presencia te incomoda. - No refutó lo que dijo. - Pero, viendo todo, la verdad, que lo único que me gustaría decirte es: Estoy orgulloso de ti. - Su corazón se paralizó. - Así, adulta, establecida, con una pareja estable, con un trabajo, que creo yo, disfrutas. Me hacen darme cuenta de lo orgulloso que estoy de ti. - Hizo una pausa. - Me alegra saber, que, aunque yo allá fallado como padre, tu funcionarás...- Terminó el dialogo, con él besándole la mejilla. - Adiós. - La música seguía sonando, pero Blair se quedó paralizada. Se sentó en una silla, y viendo la situación, quien se encargaba del sonido, comenzó a bajar el sonido de la sonata, e insertar una canción para comenzar la hora de bailar música normal. Adam se le acercó viéndola en ese tan particularmente extraña.

- ¿Qué ocurre? - Preguntó arrodillándose frente a ella.

- E-está... Está orgulloso de mí. - Tartamudeó.

- ¿Qué? - Preguntó.

- Está orgulloso de mi. - Repitió.

- ¿Quién?

- Wilson. - Él bajo la cabeza.

- ¿Qué harás ahora? - La pelirroja se tomó su tiempo para responder. Nuevamente, varios sentimientos encontrados querían aflorar, pero su lógica los mantenía a raya. Abrió los ojos, y respondió sin más.

- Nada...

- ¿No quieres hablar con él?

- No. Este es nuestro día, y no pienso desperdiciarlo. Es todo para nosotros.

- Pero, esto... ¿No es importante para ti, este momento?

- No importa.

- Si importa.

- ¡Adam! - Le detuvo. Se levantó, tomó sus manos, y solo le dijo tras poner de pie. - No... No quiero... ¿Podemos solo celebrar lo nuestro hoy? ¿Por favor? - El castaño puso su frente con la de ella.

- Bien. No pienses más en ello.

- Gracias.

Actualidad

 

"¡No no no te voy a olvidar!" Gritaban cada vez más fuerte, con tal más y más avanzaban al recorrido. No aguantaba más su ansiedad. No soportaba mas no tener nada. No soportaba más el no avanzar a ningún lado, o a callejones sin salida. No había rastros de ellos cerca. "¡Aparezcan! ¡Necesito acabar con ustedes!" pensaba la mujer que buscaba el escape de su propia cárcel sentimental. No quería que este plan fallara. No quería fallar ella. No quería perecer. No quería olvidar a James. No quería fallarle a Adam. No quería, no quería no quería. Su cabeza no dejaba de pensar en eso. "Tantas cosas que no quiero hacer. Tengo miedo. Tengo mucho miedo" Por nada de mundo dejaría que Adam y James no sean vengados, pero ya habían pasado casi 2 horas de lo ocurrido. Durante ese tiempo, sus pulsaciones estaban fuera de control. Salió de la multitud un segundo para tomar aire, recostada la pared de un callejón. "Cálmate... Respira hondo. Inhala, exhala." Se decía mientras temblaba. No quiso estar mucho allí, pero cuando intentó volver a irse, tropezó con alguien en el medio del camino. Ni se disculpó, pero esta persona le detuvo algo bruscamente.

 

- ¿¡Qué!? - Gritó con rabia, quitándosela de encima.

- Te ves alterada Blair. - Afirmó Zoe, con cierto tono burlón.

- Tu otra vez ¿Qué quieres? - Preguntó con cólera, mientras sentía una especie de fiebre, que le impedía estar 100% concentrada.

- Venía a informarte de primera mano de un par de cosas. Supongo que querrás saberlas.

- ¿Y tenía que ser justo ahora? ¿No ves lo que está pasando? ¿Acaso no te importa?

- La situación, me importa. Lo que no me importa eres tú. - Dijo sin emociones.

- ¿Qué me vas a decir? Dilo rápido, así me dejas en paz.

- Jeff... No recuerdo su apellido. - Comenzó a hablar velozmente, mientras chasqueaba sus dedos para recordar. - Apreció con la cabeza, abierta de un tiro, proveniente del arma del policía que custodiaba su interrogatorio, a quien redujeron previamente, sin matarlo, pero sin recuerdos de quien fue. - La pelirroja quedó helada. - Las pruebas dicen claramente, que no se suicidó.

- O mi dios...

- Alguien entró y lo mató, básicamente. - Terminó la noticia. - Y justo, estaba por decirnos algo: Parece que alguien le atacó antes. Un latino, una chica con pelo de color violeta, y... Una pelirroja...

- ¿Tanto llegó a decir? ¿No que lo mataron?

- No, pero lo asumí.

- Sacas tu teoría de cualquier lugar. - Zoe, se le acercó amenazante.

- No teníamos un caso contra siquiera. Sí, es un sospechoso de lo que pasó en los primeros asesinatos. Pero apareces tú, y de la nada, viene a nosotros, con información sobre Dake.

- ¿¡Les dijo algo!?

- No llegó. Antes de hablar, desactivaron las cámaras, otra vez, entraron en la sala de interrogatorio, y lo mataron. Cosa, que pasó hace unas semanas, siendo la principal diferencia que, lo único fuera de lugar, eran los archivos de Adam, Jane Lee, Abigail, y Jayden Miller, además que el de Charly Robinson, los cuales estaban desordenados. La única que, supongo yo, los podría ubicar, y ni se diga necesitar, eres tú.

- ¿A sí?

- ¿En dónde estuviste el jueves a las 3 de la tarde?

- En el hotel, decidiendo si me cortaba las venas o no.

- ¿Hay alguien que pueda corroborar tu coartada?

- Quizá la rata de la habitación. - Respondió sarcástica. - ¿Puedes terminar con las preguntas estúpidas por favor? ¿Para qué los necesitaría?

- No lo sé. ¿Venganza?

- Ridícula. - Volteó, y gruñó "Ahora tienes habilidad de intuición ¿Verdad inútil?" La rapada, volteó de un momento para el otro, mirando a la multitud. - ¿Qué miras ahora? un pajarito llamó tu atención ¿Verdad? - Se burló.

- Tanta gente...

- ¿Qué esperabas?

- Esperaba mucha gente, pero la verdad, no me esperaba que fueras tu quien organice esto. Sé que no te gustan las personas. - La pelirroja miró a la multitud también mientras cruzaba los brazos. - Me parece que, o planeas algo...

- ¿¡La puedes cortar!?

- O realmente quieres que hagamos algo al respecto. Los del departamento de la ciudad, digo. - Inclinó la cabeza hacía la izquierda.

- Es lo mínimo. - Aceptó. Luego sacudió la cabeza. - No por mí, por ellos. Merecen justicia, ¿No lo crees? - Terminó.

- Me dan pena. Por sus hijos, digo. - Mencionó apoyándose contra la pared del edificio detrás de ellos, mientras cruzabas los brazos. - Tal vez no me gusten los niños, pero no me imagino lo que deben sentir.

- No lo haces. ¡Así que no hables al respecto! - Recriminó la pelirroja, con su actitud cruel y enojada.

- No piensas perdonarme, ni olvidar lo que ocurrió. ¿Verdad? - Sacó de la nada.

- Sabes la respuesta. - Respondió con amargura.

- Ya pasaron 4 años. ¿Enserio no estás dispuesta?

- Sabes la respuesta. - Repitió, enfatizando cada silaba.

- Bien. No lo entiendo, pero bien. - La otra se enderezó. - Disculpa como te traté antes. Estaba de malas, y por más que no te soporte más, no quita que no tenía derecho a tratarte mal.

- No me digas.

- Pero eso no quita que tenga razón. Esto es una advertencia...

- ¿Me amenazas?

- Sí y no. Escucha: El caso, si bien es muy personal para la mayoría de nosotros, al capitán lo están presionando desde la alcaldía. Las elecciones nos ponen contra las cuerdas, y el alcalde quiere terminarlo antes de las votaciones.

- Me lo esperaba.

- Las pruebas dicen que Adam se suicidó. - Blair volteó y la empujó. Se enfureció el doble, de un segundo a otro.

- ¿¡Qué dices!? ¡Hasta tú, que eres una idiota, sabes que eso es imposible!

- ¡Lo sé! Pero, las cosas están en mi contra. Estoy amenazada, yo y otros compañeros, que, si no cerramos el caso, nos despedirán a todos. Sabes que muchos de nosotros, no tendremos modo de sobrevivir a esto. Si tienes bronca conmigo, lo entiendo, pero ¿Ellos que te han hecho? - Dejó en claro. Encarando a la pelirroja, le rogó. - Te pido que no te metas en el caso, para no complicar las cosas. Sé que estás buscando a los asesinos por tu cuenta. Puedo criticar de mil maneras, por ser un policía que está haciendo justicia por mano propia. O como claramente, estás haciendo esto como una desesperada. Podría hacerlo, pero...

- ¡Ve al punto!

- Hay gente que está con la cuerda al cuello. Te entendemos, pero ayúdanos. ¡No hagas pavadas! - La mujer bajó la cabeza. Apretó los labios, la quitó del camino, y simplemente le dijo.

- Vete.

 

Zoe se retiró murmurante. Blair se quedó callada, e intentó entrar de nuevo a la multitud. "Si los mato, Zoe, y los demás policías, ¿Se verán beneficiados, o perjudicados?" Se preguntó mientras su corazón exaltado, comenzaba a hacer estática. Ya no podía evitar temblar. "Si los mato, aún si declaran que Adam se suicidó, les quitaré el peso de encima." Siguió formulando. "¿Estos realmente quieren lo mejor? ¿Quieren justicia? ¿Quieren venganza?" Comenzó a preguntarse ahora, mientras volvía a sentirse a punto de desmayarse "Durante años me tenían por un bicho raro, me miraban por encima del hombro cuando me veían. Jamás entenderé porqué, ¿Por qué yo iría a apoyarlos ahora?" Se excusó. "Tengo entendido que a Adam lo querían ¿Es por él que quieren?" Con esta mentalidad, es con la que la llamaron de golpe.

 

- ¡Los encontramos! ¡Están en la azotea! de un edificio más atrás! - Sus pulsaciones enloquecidas se calmaron. La determinación que sentía, era tan fuerte, lo suficiente para que dejase de temblar, para que su alma se encendiese en llamas, lista para encajarles una bala en la cabeza.

 

Comenzó a correr entre la multitud, mientras mantenía el audífono en su oído, estando atenta a lo que decía Jane. Rey no tardó en aparecer, ambos más que listos para lo que debían hacer. La gente les impedía continuar cómodamente, pero poco podían hacer. Además, les servía para evitar que Zoe, u otros policías, les sigan la pista demasiado. Necesitaba al chico de su lado sí o sí. Ella ya no estaba en el mejor estado físico, y él era el único de los 3, que tenían la capacidad física para hacerles frente. Ella solo tenía su pistola cargada, pero del todo no le servía, debido a su miopía, y que sus lentes de contacto no le sirvan lo suficiente para apuntar su arma. Si Rey los derribaba, ella daría el golpe de gracia. Llegaron al callejón donde podrían subir a los tejados. Había una escalera alta. Rey la elevó para llegar allí, donde la bajó para que ambos estuvieran allí. "Sigan derecho" dijo Jane, quien los vio en una de las cámaras. Ambos tensos, corrían por el lugar, evitando caer, en un descuido. "No hay nadie ¿Dónde están?" preguntó. Jane los estaba buscando. No encontraba nada. Miró a los alrededores. Nada. "Vamos...". El aire se podía cortar con un cuchillo. El latino no podía verlos aún. Cuando entonces, la silueta oscura de alguien alejándose. Miró más de cerca. "¡Los vi!" Gritó Jane "¡Lo sé!" Respondió Blair. 

 

Rápido. Muy rápido. Jamás corrió tan rápido. Jamás dejó de ver el suelo, para no caer y morir de una forma estúpida. Los veían desde la distancia. Eran agiles, realmente impresionante. Vestían de gris. Solo eran 2. ¿No eran 3? Subió otra escalera más, y otra, y otra. "Son unos cobardes", se dijo. Revisó su pistola, en la movida. 7 balas, más la de la recamara. Estaba más o menos lista. Pero luego, sin esperarlo, perdió a Rey. Le llamaba, pero no hacía acto de presencia. "¿Estará bien? ¿Se habrá caído? ¿Lo habrán hecho algo?" Se preguntó algo nerviosa. Comenzó a gritar, preocupada de que le haya pasado algo. Mientras continuaba, finalmente, sintió que algo le golpeó la cabeza. Estaba allí, el asesino se burlaba de ella. Le persiguió desde que el rabillo del ojo le notase. Jamás se gastó tanto. Por eso mismo, se cansó, y no se esperó se embestida. Su cabeza dio vueltas un par de segundos. Trató de divisar quien le hizo eso. Alguien corría. Logró levantarse y seguirle. Seguía determinada, aunque aún veía algo borroso. No paraba, no dudaba, y cuando se dio cuenta, estaba frente a ellos. Los 3, parados en el edificio, pero los separaba una calle. Vio sus miradas, aquellos ojos, aterradores.

 

A izquierda, un hombre afroamericano, alto, viejo, con cara de seriedad. A la derecha, una mujer, un poco más baja que el anterior, con cabello corto hasta poco antes de los hombros, una mirada preocupada, con cierto toque de odio. Por último, al frente, con la mirada arrogante, una sonrisa burlona, vestido con un mugroso traje gris, dejando entre ver una pistola, y un cuchillo. Cabello oscuro, ojos casi rojos. Se veía, lo que normalmente llamarías maldad. Tras observarse lo suficiente, Blair sacó la pistola de una vez, apuntó, preparada para acabar con él, pero entonces.

 

- ¡Oh no! - Exclamó. - ¡No no no no! - Veía borroso. Se tocó uno de los ojos, y en efecto, le faltaba el lente de contacto derecho. Trató de apuntarles, pero no podía asesorarse de que podría darles, porqué veía doble. - ¡No! - Gritó una última vez, bajando la cabeza, cayendo de rodillas.

- ¿Me temes? - Preguntó, demostrando su voz burlona, y gruesa. - ¡Dispara cobarde! - Incentivó, buscando humillarla más. - Ja! Él dudó también. Son el uno para el otro. - Comenzó a reírse de forma cruel. "Soy patética" se dijo, mientras se sentía drenada, sabiendo falló. Luego, Jasquier sacó su propia arma. - Veremos si tardas lo mismo en morir. - La martilló, y la apuntó hacía ella. - ¿Vas a llorar? - Preguntó. La mujer se quedó callada, ni se movió del lugar.

- No lo vale. - Replicó Mary, bajándole el brazo al tirador. - Adam, al menos intentó hacer algo. Aun cuando estaba sangrando en el suelo. - Se burló en una risa cruel. - Déjala vivir con su fracaso. Será lo mejor.

- Discrepo. Nos encontró ¿No? Encima más rápido que el otro.

- Quizá solo somos más descuidados. - Argumentó la otra. - Déjala vivir con su fracaso.

- No es tipo de persona que se rinde fácil, evitemos problemas a futuro. Solo hazlo, es solo una bala.

- Una bala menos para Dake. - Contradijo nuevamente Mary. - Además, no debemos ser públicos. Hay muchos policías cerca. No podemos descuidarnos así. Si quieres, cuando terminamos con él, lo haces. Pero disparar ahora, no nos dejarán en paz.

- Tiene un punto. - Aceptó el líder. Daemon miró al costado, notando que había perdido el dialogo. - ¡Pelirroja! ¡Me das lástima! ¡No te metas en asuntos que no te importan! - Voltearon. - ¡Quizá te subestimé! ¡Pero eso no quita que no seas lo suficientemente capaz! ¡Vete! - Los 3 se retiraron.

 

Blair no pudo evitar querer tirarse al vacío. Le llegó una llamada. Era Rey, estaba bien, herido en una cornisa. Se había tropezado, y llevaba ahí herido uno minutos. No estaba grave. Ella corrió al lugar donde estaba. Se estaba intentando componer. Le preguntó miles de veces que ocurrió, y por primera vez, la pelirroja le abrazó. Intentó quitársela de encima. Estaba aliviada por saber que al menos está bien. Se detuvo tras que esta comenzase a temblar.

Hace 8 años

 

La noche comenzó a caer. Cada vez menos luz, la fiesta comenzaba su fin. Muchos invitados comenzaron a irse. Ya estaba siendo la hora, por lo que, dentro de poco, llegaría el momento más divertido de los recién casados. Se entiende que se quiere decir. Se levantó para caminar a los alrededores, mientras observaba lo que quedaba de la fiesta. Las mesas sucias con restos de comida, los suelos también estaban de esta forma. Los invitados comenzaban a despedirse, de ambos. Luego comenzó a notar como sentía una especie de nerviosismo. Similar a una pequeña paranoia. Se decidió sentar frente al altar. Adam se sentó junto a ella.

 

- ¿Qué ocurre ahora? ¿Vino tu madre también? - Dijo con una risa.

- Tengo miedo. - Confesó sin más. - Es la primera vez, que realmente no sé qué pasará. No tengo un plan de ningún tipo, pero... Pero...-Adam le besó en el cuello. Luego corrió su mirada hacía él.

- Yo tampoco lo sé... Pero citando, a mi yo de hace 6 años: No somos perfectos, el camino no es perfecto, pero si estamos juntos...- Tomó su mano donde portaba su anillo de casada. - …Podremos sortear cualquier obstáculo.

Actualidad

 

- ¡No disparaste! - Gritó Rey golpeando la pared.

- ¡Hey! ¡No rompas mi casa! - Gritó Jane. - ¡No veía bien! ¡No podemos permitirnos fallar!

- ¡Pero ahora saben que estamos aquí! ¡Podrían huir! ¡Podrían venir directamente a por nosotros! - Continuó. - ¡Fallamos! ¡Fallamos! - Terminó, sentándose. - ¡Yo sabía que no podía confiar en ti!

- ¡Rey! ¿¡Que más quieres!? ¡Tú no sabes siquiera dispara un arma! - Le echó en cara. - ¡Tu no…!

- ¡Fallé! - Gritó Blair. - No... No me vi venir la emboscada. Pero pude haber disparado hasta darles... Temí... Soy una inútil...- Enterró su cara en sus manos. - Tengo... Tanta rabia como ustedes... Entiendo que no quieran más, seguir ayudándome... Pero yo... No sé si pueda sola... - Jane miró al latino. Esta solo tomó aire. - E-enserio necesito ayuda...

- No lo sé. No creo que tengamos la oportunidad otra vez. Tengo una vida, y creo que... - Hizo una pausa, pensó un poco y luego dijo. - No quiero pensarlo aquí. Me voy.

- ¡Rey!

- ¡Déjenme! - Gritó, mientras su voz se quebraba. - ¡Basta! ¡Necesito descansar, enserio! - Tras pedir la paz, se fue de la casa.

- ¡Cobarde! - Gritó la pelimorado.

- No... Le entiendo. - Justificó Blair.

 

Ella no sabía cómo sentirse. Pero se sentía como una inútil. "No disparaste. Tenías 7 balas, podías acertar. ¿De verdad no disparaste por no ver? ¿O solo decidiste ser una maldita cobarde?" se preguntaba. Estaba quieta, y lentamente, comenzó a sentir aquellas alucinaciones táctiles, que le recordaban a Adam. Intentó levantase e irse, pero Jane le tomó del brazo. Trató de quitársela, pero ella, lejos de dejarle ir, le abrazó. Fue el primer abrazo que sintió en mucho más tiempo del que recordaba, y se sentía genial. Como necesitaba recordar aquel calor. No solo aceptó el abrazo, lo devolvió. Le agradeció, genuinamente. "Quédate" Le dijo Jane tras separarse un poco. "Será mejor que duermas en mi sillón, que en un hotel amargo" Dudó un par de segundos, pero aceptó. "No me parece mala idea" "Genial. ¡Noche de chicas!" Se sentaron en el sofá, sacó 2 latas de cerveza, una sin alcohol, acompañadas con un poco de música lofi de fondo. Al principio no dijeron nada, solo bebían con calma. Quizá, con el tiempo, o con la sensación de saber que, de todos modos, no podía estar tan hundida que cualquier cagada que se mandase ya no servirían para hacerla sentirse peor, le preguntó.

 

- ¿Por qué no escondes tus brazos? - Jane miró las cicatrices de sus brazos, aquellas que se hiso hace años, intentando suicidarse. - Yo escondo las mías.

- ¿Tienes cicatrices?

- Exacto.

- ¿Puedo ver alguna?

- Solo esta. - Ella se sacó el hombro de la remera, y se vio la marca de un disparo.

- ¡Wow! - Exclamó. - ¿Cómo te pasó?

- Creo que ni me acuerdo. Fue antes que naciera James incluso. Pero recuerdo más.

- Raro...- Miró al costado. Tomó mucho aire, luego un trago de cerveza. Bajó la voz, murmuró, y por ultimó se levantó las mangas, y vio más de estas, aunque menos profundas. "O mi Dios", pensó posando su mano en su boca. - Fue una mala combinación entre: Las modas suicidas de porquería de los años 2000, una mala relación familiar, y mucho bullying.

- ¿Por qué? ¿Qué te hacían?

- Pues, es feo ser la chica linda, aquella que todos los chicos persiguen, sin saber que no te gustaban los chicos. Normalmente, al enterarse, solían únicamente decirme algo como "Oh, no lo sabía" o "Lo siento, no pereces... Ya sabes."- Imitó la situación. - Pero algunos...- La chica, tomó otro trago, y continuó. - Los comentarios del tipo "Es que no estuviste con un buen hombre", me hartaban, y me daban ganas de matarlos. Algunos no la paraban tras mi "Revelación", hasta el punto de que lo gritaban en los pasillos. Pero los que más me odiaban, eran las compañeras. ¿Qué les costaba aceptarme cómo era? ¿Es malo no ser como ellas? Creo que era más que nada la envidia, de que yo tenga a tantos chicos detrás. Me decían de todo, me hacían de todo. Un día me pusieron una imagen +18 en mesclada entre unos archivos para una tarea. Otra vez atacaron el auto de mi madre, con huevos, y otras cosas para arruinarlo.

- Se lo que dices.

- De todos modos. Comienzas a acostumbrarte. Incluso, lo aceptas. Pero, un día... Un día pasó lo peor. Lo peor que le podía pasar a alguien como yo, también dentro de la escuela. Me quedé con una nota demasiada baja en un examen. Rara vez me pasaba, yo había estudiado mucho especialmente para ese, así que no entendía que fue lo que pasó. Fui a charlar con él, para saber que ocurrió, y... No se tomó muy bien lo que le dije. Cerró la puerta, y me amenazó, que, si gritaba, o decía algo, me expulsarían. Y entonces...

- Hay no... - La chica asintió. - Dios mío, Jane. No lo sabía.

- No fue la última. Ni fue él el único. Con el tiempo, un maestro me amenazó con reprobarme, y ese le pasó el dato a los demás... Y alguno lo comenzaron a implementar en mi "Evaluación". Por meses, luego años. Desde mis 15 a 17, fue cosa normal. Estaba tan harta, pero ¿Qué más iba a hacer? A nadie le importaba. Llegaba con moretones por todo el cuerpo, imposibles de verse. Y si bien, mis padres llegaban cansados, tampoco debían hacerse los idiotas. Por eso comencé a maquillarme, para ocultarlos. Pero, un día mientras iba a una de mis "Clases extras" apareció un anuncio extraño en unos de los murales de la preparatoria, esos que había en los pasillos. Me había detenido para mirar unos horarios este decía: "Nos importas. No temas. No estás solo. Movimiento de verdad, y justicia para jóvenes, está dispuesto a demostrarte que la vida es más que los traumas. Ten fe. El mundo es maravilloso" En el panfleto, junto a una dirección. Lo tomé, y vi que tenían cosas como, varios psicólogos gratuitos, seminarios sobre distintos temas relacionados, y una zona donde podían vivir los emancipados. No sé qué fue lo que me motivó a hacerlo, pero fui. Entré a una especie de polideportivo, se me acercó alguien, me metieron a un seminario sobre el "El amor propio". Fue muy... Liberador... y en el medio se me acercó un chico de lentes y pelo negro carbón, me preguntó si estaba bien... Luego me llevó a la cafetería, y los fui conociendo. Primero a Jayden, luego a Abigail, a Connor, Wyatt, y así...

- Aww. - Exclamó, posando su mano en su pecho.

- Aprendí mucho, la verdad. Lo pasé bien, y también, conocí a una chica llamada a Melisa y... comenzamos a salir.- Continuó con alegría. - Sonreí de forma honesta tras mucho tiempo. Tenía amigos, pareja, una razón para vivir, ya que comencé a trabajar para el grupo. Logramos demostrar los abusos que se escondían en las escuelas, ayudé en el bullying, y cree las redes sociales para el grupo. Dejé de maquillarme por asco que me daba mi cara, a hacerlo porque me gustaba, y era buena en ello. Enserio, estaba bien... Pero no me daba cuenta de lo frágil que era también, y me di cuenta de lo cierto que era, demasiado tarde. - Continuó quitando su sonrisa. - Todo lo bueno, comenzó a irse al carajo. Primero, el sacar a la luz tantos problemas, molestamos gente peligrosa, así que cosas como nuestros chicos, siendo atacados en las calles por matones, simplemente por apoyarnos, era cada día más normal, por lo que muchos se iban por miedo. Un día atacaron a Jayden, y casi lo mataron, de hecho. Luego los medios nos empezaron a demonizar, tras que un grupo de miembros, atacaran a unos policías en una manifestación, por lo que, ya empezamos a ser los "Malos", para todo el mundo. - Puntuó terminando de una vez la bebida. - Aun así, dentro de todo, estábamos bien. Creímos que lo superaríamos. Pero un día, Melisa... Se fue, por culpa de un chico que no sabía de qué podíamos ayudarlo, o quizá fallamos en hacerlo. Por eso yo... tras todo eso, no quería vivir más. - Continuó, con amargura, con ojos dejando ver unas lágrimas. - Me encerré en mi cuarto, tomé un cuchillo, y me corté las muñecas. Me tiré en el suelo, esperando morir, mientras escuchaba unos videos que habíamos grabado. No solo fue la perdida, fue el miedo también. Todo dieron como resultado, temor de volver a los viejos tiempos, y no, por nada quería eso.

- ¿Quién te salvó? Por algo estás aquí ahora ¿No? - Preguntó con cierta preocupación.

- Abigail, rompió la puerta cuando escuchó el sonido raro, le llamó un par de veces, le pedí que se vaya, no me hizo caso. Una vez dentro, trató de frenar la sangre. - Narró con una cara, similar a la de un fantasma sin alma. - Grité de mil formas que me dejé, quería morir, irme al infierno, no volver a sufrir esto más. Pero no, no se rendía. Llegué a golpearla para detenerla, de hecho, tiene una pequeña cicatriz en el labio por uno de mis ataques. Nada, no era capaz de dejarme ir. Tampoco olvidaré lo que me hiso para hacerme entrar en razón. Me abofeteó, y gritó: "¡Basta! ¡Ella se fue, pero tú puedes vivir! ¡Vive para recordarla! ¡Vive para mantener sus ideales vivos! ¡Vive por ella!" Eso logró hacerme calmarme un poco. "El amor no muere con las personas. Muere con el olvido". Con eso ya dejé de tratar de liberarme. Me abrazó, cosa rara para ella. Solo abrazaba a Jayden muy de vez en cuando, pero me abrazó, y me pidió que no me rindiera. Y yo... Le hice caso. - Sonrió de nuevo. - Me levanté, y decidí, con su imagen, y las de otras víctimas hablar sobre las consecuencias más extremas del bullying, y como lastima a los demás, incluso si son otros inocentes. Por eso mismo, fue que decidí no esconder las marcas de mi intento fallido de rendición. Me recordaba la vez que toqué fondo, pero también, como recordatorio de la persona que quise tanto, que no la iba a olvidar. Incluso cuando el movimiento se disolvió. Las veo, y los recuerdo a todos. A su manera, me motiva a vivir.

- Wow. - Ambas mujeres callaron. "¿Qué más decir?" se preguntó. Fue una buena charla la verdad. Fue interesante conocerla un poco más. - ¿Puedo saber por qué decidiste matar a los asesinos?

- No lo sé. Supongo que por la ira de verlos a los 2 así, de mal. Ahora estoy en duda sobre lo que dije. Fue más que nada la calentura del momento, como dije. Sigo preocupada por Jayden, y ni se diga por Abigail. Pero sus ideales, no les deja matarlos.

- ¿Por qué creen eso? - Jane miró a esta mujer, y dijo.

- Ya hablamos suficiente sobre esos años. - Dijo frenando el momento.

- Entiendo. - Aceptó.

- ¿Te molesta si reviso el móvil un segundo?

- Para nada.

- Gracias. - Miró el aparato, y cambio de cara. Frunció el ceño, y comenzó a verse preocupada.

- ¿Ocurre algo? - Preguntó acercándose a ella.

- Tengo 3 llamadas perdidas del hospital, y una de Jayden.

- ¿Y eso?

- Estaba hospitalizado ¿Recuerdas?

- Si.

- ¿Y si le ocurrió algo?

- Llámalo. - Tomó el teléfono. Esperó un par de segundos, que se convirtieron en minutos. Se cortó solo el teléfono. Volvió a llamar. Y nada aún. - ¿Nada?

- ¡Debemos ir!

- ¡Vamos!

 

Tomaron sus abrigos, y se fueron al hospital. Manejaron deprisa, llegando a hacer giros peligrosos, y casi ser detenidas por la policía. Llegaron, pidieron la habitación donde estaba, tardaron en decirlo. No eran familiares, y no tenían tiempo. Por razones obvias, Blair tuvo que imponerse contra el recepcionista, para que les diga lo ocurrido. Tardó poco en decirle el lugar donde estaba. Llegaron. No estaba mal, se estaba vistiendo, se puede decir que se ve normal, aunque no tenía ni idea de cómo se veía un día, común. Esta llegó cerca de él, y le hizo miles de preguntas, llena de preocupación.

 

- Cálmate. Solo me dieron el alta, pero no me podía ir solo. - Jane lo abofeteó. - ¡Oye!

- ¡No me preocupes así carajo!

- ¿Yo que hice? - Preguntó. Esta comenzó a llorar.

- ¡Cállate! - Le gritó antes de abrazarlo con fuerza. Lloraba más fuerte que nunca. Se sentía desesperada.

- ¿Qué ocurrió? - Seguía llorando. - ¿Jane? No me preocupes así, ¿Qué pasa?

- ¡Me hiciste asustar!

- Lo siento. Cálmate, por favor, no me gusta verte así. Pero no soy bobo. ¿Qué más pasó? - La chica se sinceró.

- Abigail... Está cada día peor... - Él bajó la cabeza, luego con el pulgar le quitó una lagrima con el pulgar. - Cree que moriste.

- -Ya hablaré con ella. Solo dame tiempo. - Hizo una pausa para descargarse.

- Se honesto, ¿Sí?

- Si si. - Luego volteó y comenzó a preguntarle.

- ¿Qué te hicieron?

- ¿Cómo?

- Cuando te secuestraron ¿Qué te hicieron?

- No quiero hablar de eso.

- Está bien ¿Te interrogaron? ¿Qué te preguntaron?

- ¿Nada? No quiero hablar de esto. Estoy harto. - Se quejó. - Estoy vivo, no te preocupes. - Le miró a los ojos, y sensitivo les preguntó. - ¿Qué pasa? Pasó algo con los asesinos ¿Verdad? - Jane miró a Blair. Esta última movió la mirada avergonzada. Luego habló.

- Fallamos en atraparlos.

- ¿Qué ocurrió? - Las 2 comenzaron a explicar el plan completo. Tras haber entendido eso, Jayden sonrió. - No estén desanimadas. Aún tenemos 12 días para encontrarlos ¿No? Claramente están tras Dake. Debemos averiguar más sobre ellos, y luego, aprovechando que ya más o menos le conocen, tenderles una mejor trampa. Por eso mismo, me refiero a que debemos averiguar más sobre sus pasados, para poder enfrentarlos directamente. - Jane calló. Luego miró a Blair.

- No creo que... No creo que podamos.

- ¡Mujer de poca fe! - Exclamó. Alzó la mirada. - No te rindas. No nos rindamos. Esto no es por nosotros, es por ellos ¿No? Estamos todos listos, eso me incluye. Incluso si fallamos a la primera, estaremos mejor para la segunda. - Les animó. - ¡Además! Ahora tienen algo que no tenían antes, que les abrirá miles de oportunidades más, si no es que les soluciona la vida.

- ¿Que? - Preguntaron las 2.

- ¡A mí! - La menor rio. - ¿De qué te ríes? - Preguntó bromeando. Esta le abrazó nuevamente, pero más calmada. En medio de este, la pelirroja miró a los ojos del pelinegro, el cual asintió con una pequeña sonrisa. Pasados un par de segundos, la chica le miró nuevamente de frente, para darle un beso en la frente.

- Te eché de menos.

- Y yo a ti. - Devolvió. - Ten paciencia ¿Si?

- Si. 

- Lo lograremos. Obtendremos justicia por ellos.

- Si lo haremos.