Catelyn - III

No sabia donde había resultado mal todo.

Los Frey se habían unido al ejército de Robb, habían podido cruzar el paso de los Gemelos, la estrategia de Robb parecía salir bien.

¿Por qué resulto así al final?

Robb dirigió a su ejecito de jinetes por el lado oeste del Tridente, habían logrado llegar a Aguasdulces y se encontraron con que estaba siendo asediada.

—Tienen tres campamentos para asediar los tres lados de la fortaleza desde los tres ríos, es el único método viable para sitiar Aguasdulces, pero eso podría ser su perdición. —había dicho su tío.

¿Entonces por qué resulto así?

Robb contaba con que el ejercito Lannister fuera quien atacara, dejando los campamentos de asedio mal protegidos. Para ello se valieron de atacar a los exploradores, los forrajeadores y los carros de suministro, tácticas de acoso le llamaban.

Esperaban que los leones se enojaran y salieran a atacar, lo que permitiría que los guiaran a una emboscada y podrían capturara al comandante del ejército, Kevan Lannister quien era la mano derecha Tywin.

Pero paso el tiempo y los leones no reaccionaron, y Robb comenzó a impacientarse, así que decidió aparecer el mismo para tentar a los Lannister a atacar para capturarlo. Pero eso tampoco resulto.

Finalmente, Robb decidió atacar directamente en un asalto nocturno, había escuchado el modo en que los quinientos soldados de su medio-hermano Jon había atravesado el campamento de asedio en Valle Oscuro para unirse a la defensa en las murallas de la ciudad.

La situación aquí era diferente, los asediantes no estaban asaltando las murallas, trataron de convencerlo de lo contrario, pero se mantuvo firme.

Catelyn tuvo que quedarse en el campamento, el campo de batalla no era lugar para una dama sureña le dijeron, y por primera vez sintió que haber nacido en el sur no era una ventaja, de que servía que estuviera aquí, con Robb, cuando ella no podía empuñar una espada.

«La cortesía es el arma de una mujer» recordó que les decía a sus hijas.

«La cortesía no es un arma, no puedes matar a nadie con eso» recordó que protestaba Arya.

Oh, cuánta razón tenía su hija menor, en una guerra la cortesía era tan inútil como lo eran los tratos y acuerdos sellados durante periodos de paz.

«Es en el campo de batalla donde conocemos a los verdaderos amigos» la voz de Ned resonó en su mente mientras esperaba impaciente a que llegaran noticias de cómo iba el ataque.

Pasaron muchos minutos, o tal vez una hora entera, o pudo ser más tiempo. Hasta que un mensajero vino a informar.

—Se ha logrado dispersar uno de los campamentos de asedio, pero ahora los soldados en los otros dos campamentos se han unido a la batalla. No parece ir bien para el ejército de Lord Robb.

Eso fue como una daga al corazón de Catelyn, su hijo mayor, su primogénito estaba en peligro. Solo era un niño de quince años que se vio forzado a ir a la guerra, a llamar sus estandartes porque su padre había sido capturado.

Ahora, en su primera gran batalla, había apostado todo a una táctica arriesgada. Y aparentemente perdió la apuesta.

Catelyn estaba desesperada, las horas pasaron y el sol de la mañana irrumpía en el horizonte.

Solo entonces regreso el ejército, sus números estaban enormemente mermados, quedaba menos de un quinto de los jinetes que habían participado en la batalla, pero al frente del ejercito estaba Robb, eso ya era suficiente consuelo para ella.

—Madre, hemos regresado — la voz de su hijo era cansada y ligeramente triste.

—Me alegra ver que estas a salvo, Robb. —le respondió.

—Si, lo estoy. Pero mi escudero esta muerto. —dijo — ahora no podremos cumplir el trato que teníamos con lord Walder Frey, no completamente.

Eso era una mala noticia, una pésima, Walder Frey nunca había sido alguien comprensivo, era un viejo huraño, y astuto. Sacaría provecho de esto, les cobraría por ello, y el precio seria alto.

—No es tu culpa, Robb. Esto es una guerra. —le dijo a su hijo, aunque sabia que lord Walder no lo vería así — lord Walder lo comprenderá.

—¿Lo hará? — Robb pregunto irónicamente — no lo hará madre, lo sabes, lo se. No hay que engañarnos, solo estoy vivo porque los Freys me arrastraron del campo de batalla, dicen que, si no regresamos ahora a los Gemelos para rendir cuentas y celebrar la boda, nos retirarán su apoyo y se unirán a los Lannister.

Eso era lo peor que podría pasar, el grueso del ejercito norteño estaba con lord Bolton, y si ahora se dirigían a los Gemelos, Robb estaría a merced de cualquier cosa que exigiera Walder Frey. Además, Aguasdulces acabaría cayendo ante los leones.

No dieron la posibilidad de elegir, los Frey se habían mantenido ligeramente al margen de la batalla, y fueron los norteños los que mas bajas sufrieron, del ejercito que acompañaba a su hijo solo quedaba un quinto, si no es que menos. Eran superados ligeramente en número por los Frey.

Fueron forzados a emprender la marcha, hacia el norte, de regreso a los Gemelos, eran prisioneros, aunque no estuvieran encadenados, Catelyn lo sabía. Solo podía contar conque el bastardo hubiera salido ya de Valle Oscuro y pudiera presionar a los Frey si los mantenían prisioneros.

El viaje a los Gemelos fue bastante rápido, y pronto se encontraron contenidos tras las murallas de Walder Frey, eran invitados, les dijeron, pero los invitados no deberían temer por sus vidas.

Lord Walder recibió a Catelyn y a Robb en sus salones.

—Mi señora, creo… que tenemos algo que discutir —dijo el anciano.

—Si es sobre su hijo Olyvar Frey…

—No… de eso hablaremos luego, quiero hablar de su hija menor, Lady Catelyn, la que me prometió casar con uno de mis muchachos.

—¿Le preocupa que aún no esté aquí? —pregunto Catelyn.

—Si, eso también. Pero lo que mas me preocupa son los rumores.

—¿Rumores?

—Si, rumores. Se dice que se ha casado con el bastardo en Valle Oscuro. Que han mantenido una extraña relación por años. Incluso dicen que el bastardo es el heredero de Eddard Stark y no su hijo Robb. —dijo Walder Frey.

—Eso es mentira —intervino Robb — Jon y Arya son cercanos, pero solo eso. Nunca harían algo como eso. Mi hermano es un buen hombre, jamás tocaría a nuestra hermana.

—Pero eso es lo que dicen. —refuto el Frey. —incluso dicen que duermen juntos. Que ella esta con el todo el tiempo. Y que es extraño no verlos abrazados cuando están juntos.

—Eso no implica que pase algo entre ellos. Siempre han sido cercanos. Arya acudía a Jon cuando tenia pesadillas. Cuando estaba enojada o triste. No tiene nada que ver con lo que insinúa.

—Solo repito los rumores que escuche. —lo corto el Frey — pero, en fin, si no es como dicen los rumores, esta bien. Ahora hablemos de mi hijo. Murió, como me compensaras.

—¿Compensarle por su muerte? Lord Frey estamos librando una guerra.

—Una guerra en la que no pedí participar, pero lo hice por ti. Hicimos un trato. Mi hijo seria tu escudero, y al final de la guerra lo armarían caballero. ¿Qué harás ahora que esta muerto? ¿Cómo pagaras para que lo olvide y nos reconciliemos?

—Yo…

—Tengo una idea. —dijo el anciano señor de los Gemelos —el bastardo fue legitimado, quiero que también se case con una de mis hijas o una nieta. Que sus hermanos menores, Brandon y Rickon también. Y si su hija mayor no se casa y la recuperan se case con uno de mis hijos.

—Pero eso… —Robb estaba rojo de ira.

Esto no es una negociación, nunca lo fue, solo son imposiciones.

—Esta acordado, lord Walder —respondió Catelyn.

—Bien, entonces espero que se unan al banquete esta noche. —dijo el anciano.

...

...

Catelyn y Robb se encontraban en una habitación en el Castillo sur de los gemelos.

—Que humillación, madre. Ese anciano se atreve a tratar a la Casa Stark como si fuéramos sus vasallos. Casarnos a todos con sus hijas o nietas, solo quiere usurpar nuestra casa.

—Lo sé, Robb. Lo sé, créeme, pero no podíamos negarnos. Aquí somos prisioneros.

—Las leyes de la hospitalidad… —comenzó su hijo.

—Crees que le importan esas leyes a lord Walder… —suspiro —solo podemos esperar que tu hermano bastardo… Jon, venga aquí cuanto antes y sea capaz de presionar a lord Walder para que nos dejen ir.

—Querrás decir, para que se case con una de sus hijas y le entregue a nuestra hermana —rugió su hijo.

—Robb, ese era el precio para cruzar el puente, no podíamos retroceder o enfrentar a Tywin directamente. Era por tu plan…

—Lo sé, lo sé, madre, pero ya viste lo bien que salió mi plan.

—No es tu culpa, Robb, no todos los planes sobreviven al campo de batalla.

—Pero… al menos lord Kevan fue capturado, y lo trajeron aquí.

—Eso esta bien, pero el problema es que esta en manos de los Frey, quien sabe si no acordaran algo con él, y se cambiaran de bando.

...

...

Habían pasado dos semanas desde que estaban como invitados en los Gemelos, cuando lord Walder Frey los volvió a llamar a su salón.

—Dos ejércitos están sitiando mi castillo, ¿Qué saben de esto?

—Dos ejércitos, mi señor. ¿Cuáles son sus blasones? —pregunto Robb extrañado.

—Un dragón tricéfalo de plata con rosas azules sobre campo de sable. Un lagarto león de sable sobre campo verde. Un caballo de mar de plata sobre campo verde mar. Uno con muchas ranas, otro con cangrejos. ¿Entonces de quien es el maldito ejercito?

«El Bastardo, el esta aquí, con los Reed y sus lacustres y los Velaryon junto a los Celtigar… pero, por qué…»

—Si no es un lobo de plata sobre gris entonces no es mi hermano —respondió Robb.

—Pero esos son su vasallos. —refuto Frey —¿que no sabe que los tenemos aquí, no teme por las vidas de ustedes dos?

Uno de los hijos de Walder Frey entro con la cara pálida. E informo en voz alta.

—Nos asedia Aemon Targaryen, el hijo del Príncipe Rhaegar Targaryen y la princesa consorte Lyanna Stark, hijo adoptivo del difunto Lord Eddard Stark.

Todos los presentes quedaron en silencio, la confusión en el rostro de Robb debía ser un reflejo de cómo se sentía Catelyn.

—¿Sí? ¿Y qué quiere? — pegunto lord Walder.

—Sumisión, o Fuego y Sangre. Me dijo que recordara la canción de Lord Tywin, las Lluvias de Castamere, que si no quiere que se componga la una canción en honor a la quema de los Gemelos y cada una de las… comadrejas ocultas en sus madrigueras… debemos rendirnos… devolverles a Lord Kevan Lannister, y liberar a los norteños que tenemos retenidos. Tenemos hasta mañana por la mañana. Si no hemos cedido… nos quemara a todos, con norteños, niños y mujeres incluidos, dice que no le importa, que esta vez, El invierno ha llegado y trae Fuego y Sangre con él. Tienen escorpiones modificados, disparan desde mas lejos… y lanzan… fuego valyrio…

La cara de lord Walder Frey palideció, y pregunto.

—¿Qué agravio hemos cometido contra él?

—Dijo que unos viles y miserables sureños se atrevieron a negociar con la Casa Stark, la mas antigua de las Casas y también la mas temible… Que nosotros, sureños con menos de mil años de historia, no recordamos el terror que todo ándalo… debería tener cuando habla con los Reyes del Invierno, con los Reyes en el Norte. Que cualquiera que los desafiara en el pasado era aniquilado o forzado a hincar la rodilla, y el nos ofrece lo mismo… hay algo más…

—Habla… —dijo Walder Frey con una expresión tan pálida y mortecina que bien podría confundirse con un cadáver.

—Dijo que nos atrevimos a codiciar lo que es suyo. Que nadie que se atreva a mirar a su lobita… con algo mas que respeto y temor… podría ser tolerado… que la niña Stark es suya, su prometida y que no tenemos la historia, el linaje ni el poder para siquiera mirar en su dirección.

Lord Walder Frey guardo silencio por un momento. Luego miro hacia Catelyn y Robb.

—Me dijeron que el bastardo legitimado no tenia ese tipo de relación con su hermana. Me dijeron que era un bastardo, se lo dijeron al mundo entero. Y resulta ahora que es un Targaryen y uno que además sigue las tradiciones bárbaras de los Primeros Hombres, uno que es tan Stark que solo ve dos caminos, muerte o sumisión. Me han condenado. A mí, a mis hijos a mis hijas, a mi Casa entera.

El anciano parecía mucho mas viejo que antes. Miro hacia el techo por un momento. Y luego volvió a hablar.

—¿Si los libero, negociarían con él en mi nombre? — pregunto el señor de los Gemelos.

—Lo haremos, mi señor. — respondió Robb.

—Bien, júralo. Por la memoria de tu padre, por tus dioses árboles, pero júralo.

—Yo, Robb Stark, juro por la memoria de mi padre, Lord Eddard Stark, y por los antiguos dioses, por la memoria de mis ancestros de la Casa Stark, que negociare con mi… primo en nombre de la Casa Frey.

—Bien… — el anciano asintió — llévenselos al Targaryen allá afuera, junto con el resto de los norteños que tenemos en las mazmorras.

Robb y Catelyn, junto a lo que quedaba del ejército de jinetes, y a su prisionero, Lord Kevan Lannister fueron llevados por la puerta Sur de los Gemelos, y frente a ellos, vieron un campamento en construcción, en cuyo centro había una enorme tienda de campaña con los blasones del bastardo… el falso bastardo… el Lobo Blanco y el Dragon Blanco.