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ASOIAF: Una Historia Alternativa

Una historia en la que Jon Nieve toma su destino con sus propias manos. Acompañemos a Jon Nieve en su camino de gloria, traición, tristeza, ira y amor. En un mundo despiadado donde el honor es lo único que ya no tiene valor alguno, donde los despreciables señores y damas de los Siete Reinos juegan el Juego de Tronos, ya sea por ambición, diversión, o simplemente para ver el mundo arder. Basado en las Novelas de George R.R. Martin, este Fanfiction de Canción de Hielo y Fuego se basa exclusivamente en información disponible en los libros y un poco de mi propia cosecha... Todas las teorías aquí están aunque sea ligeramente basadas en las novelas y material literario adicional escrito o autorizado por el Autor original. [Aportes bienvenidos aquí: patreon.com / IgnathiusNZX] [DESCARGO DE RESPONSABILIDAD] Personajes, Lugares, Nombres, etc. Son propiedad de George R R Martin, y pertenecen a su saga literaria Canción de Hielo y Fuego.

IgnathiusNZX · Book&Literature
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46 Chs

Barristan - II / Sansa - I

POV - BARRISTAN]

Estaban en medio de una audiencia en el salón del Trono, Lord Eddard Stark acababa de ser ejecutado, y ahora se leían los edictos del consejo del niño rey, Joffrey Baratheon.

Se acababa de releer la lista de nombres de señores que debían acudir a Desembarco del Rey a hincar la rodilla y jurar lealtad, incluso en este momento, cuando la sangre de Ned Stark aun fresca manchaba las lozas de piedra del Gran Septo de Baelor, se incluyeron a sus hijos, vasallos y aliados. Robb Stark, Jon Stark, Brandon Stark, Rickon Stark, Arya Stark. Como si alguno de ellos fuera lo bastante estúpido para venir a Desembarco del Rey.

Se nombraron nuevos miembros de la Guardia Real, Sandor Clegane, Ser Balon Swann, Ser Osmund Kettleblack.

Y así continuo…

—Y, por último —siguió leyendo el Gran Maestre Pycelle—, en estos días de caos y traición, tras la muerte de nuestro amado Robert, es opinión del Consejo que la vida y seguridad del rey Joffrey son de la máxima importancia... —Se interrumpió y miró a la Reina. Cersei se levantó.

—Ser Barristan Selmy, adelántate.

Ser Barristan hizo lo que se le pidió, y ya sabia lo que seguiría. Hinco una rodilla e inclino la cabeza.

—Estoy a sus órdenes, Alteza.

—Levántate, Ser Barristan, y quitaos el yelmo.

—Si, mi señora. — era lo mismo de esa vez, lo mismo que cuando le pidieron matar al chico Stark en Valle Oscuro.

—Has servido al reino mucho tiempo y fielmente, buen caballero; cada hombre y cada mujer de los Siete Reinos tiene una deuda de gratitud con usted. Pero ya ha llegado la hora de que concluya vuestro servicio. Es deseo del Rey y del Consejo que descanse de tan pesada carga. Después de todo, ha quedado demostrado que las tareas que se le encomendaron resultaron ser demasiado grandes para usted.

—Carga… ¿mi señora? Se refiere a esa tarea… ¿Matar al hijo de Eddard Stark?

La corte se conmociono por un momento.

—Querrás decir, matar al bastardo de un traidor, Ser Barristan —apunto Meñique.

—En efecto, pero la esencia de lo que te estamos diciendo es que quedas relevado de tu puesto como Lord Comandante de la Guardia Real. —dijo la reina.

—Alteza, la Guardia Real es una Hermandad juramentada, los votos son vitalicios y, por ende, solo la muerte puede liberar al Lord Comandante de su sagrada misión.

—¿La muerte de quien, Ser Barristan? ¿La suya, o la del Rey? —señalo la reina.

—Dejaste morir a mi padre. —acuso el niño en el trono.

—No pienso escuchar lo mismo por segunda vez. — respondió Barristan.

«La ultima vez… me ofrecieron una opción, pero no más… no tolerare esto más tiempo…»

Alzó la mano y soltó los broches con que se sujetaba la capa, y la pesada prenda blanca cayó de sus hombros al suelo. El yelmo fue a parar al suelo también.

— Soy un caballero —añadió. Se abrió los cierres de plata de la coraza, y la dejó caer con lo demás—Y moriré como un caballero.

—Un caballero desnudo, a este paso —bromeó Meñique.

Todos en la corte rieron incluyendo a los otros miembros de la Guardia Real.

Barristan sin poder contener mas su enfado, desenvaino la espada.

Y los otros miembros de la Guardia Real trataron de adelantarse, pero se pararon en seco ante una sola mirada enconada de Barristan.

—No teman, mis señores, su rey estará a salvo, por ahora. Pero no gracias a ustedes. Incluso ahora, con el hombro derecho herido podría acabar con todos ustedes tan fácilmente como si cortara queso con una daga. —tiro la espada en su mano a los pies del trono —Toma, niño. Fúndela y ponla con las otras si quieres. Te será más útil que las espadas que esgriman estos cinco. Puede que sea Stannis, o Renly, o dios así lo quiera, Aemon Targaryen, pero alguno de ellos se sentara sobre ella cuando te quite el trono.

[POV SANSA]

Vio a Ser Barristan salir de la sala por el camino más largo, con pasos que resonaban sonoros contra el suelo y levantaban ecos en las paredes de piedra desnuda. Las damas y los caballeros le abrieron paso. Hasta que no hubo traspasado las grandes puertas de roble y bronce, Sansa no oyó de nuevo los sonidos habituales de los susurros, las personas que se movían inquietas y los crujidos de los papeles sobre la mesa del Consejo.

«Ser Barristan es un verdadero caballero, el único verdadero caballero que he conocido»

—Me ha llamado niño —se quejó Joffrey, que en aquel momento no aparentaba su edad—. Y ha hablado de mis tíos y de un Targaryen.

—Pura palabrería —dijo Varys, el eunuco, pero Sansa juraría que estaba más pálido de lo habitual— Sin la menor importancia...

—Puede que este confabulado con mis tíos, o ese supuesto Targaryen. Quiero que lo apresen e interroguen —Nadie se movió. Joffrey alzó la voz— ¡He dicho que quiero que lo apresen!

—Mis capas doradas se encargarán de todo, Alteza —dijo Janos Slynt levantándose de la mesa del Consejo.

«Imposible, Jon dijo que, de la Guardia Real, los únicos a los que no quisiera enfrentarse son Barristan el Bravo y Ser Jaime el Joven León, ningún guardia atraparía a Jon, mucho menos a Ser Barristan»

—Bien —dijo el rey Joffrey.

—Ahora necesitamos reanudar esto, aun quedan dos espacios en la Guardia Real que debemos llenar —señalo Meñique.

—Uno de los espacios es de mi tío Jaime… Estoy seguro de que volverá. —dijo el rey Joffrey.

«Como si fuera a volver, ahora sirve a Jon, dirige su ejército, y lo protege como nunca protegió al Rey»

—Y para el otro.

—Ser Lancel Lannister. —dijo la Reina.

—Es solo un mocoso — dijo Ser Arys Oakheart.

—Esa es la elección del Rey. —dijo la Reina — ¿Osas oponerte?

—No, su alteza.

[BARRISTAN - POV]

Antes de abandonar la Fortaleza. Se dirigió a la Torre de la Espada Blanca, donde busco el Libro de los Hermanos. Ese libro era un regalo que llevaría al Rey, al verdadero Rey de los Siete Reinos, pero antes de eso, tomo la pluma y la tinta y añadió a su página, debajo de todas sus grandes hazañas.

"Sirvió fielmente, hasta que fue despedido por un bastardo usurpador"

Luego, con el Libro Blanco en sus manos, camino hasta las cuadras del castillo, tomo a su caballo, y galopo hacia las puertas, pronto, los Capas Doradas comenzaron a perseguirle.

Un grupo trato de interponerse en su camino, y el anciano caballero solo espoleo su caballo y los arrollo. Mientras pasaba por su lado, extendió una mano y le arrebato la lanza a uno de los guardias.

Continuo hacia las puertas, y varios otros capas doradas trataron de capturarle.

«Novatos, espadas falsas, e inútiles» pensó mientras los eliminaba. La lanza segaba vidas, como una hoz segaba trigo en un campo.

Llego pronto hasta las puertas. Donde elimino a otros cinco guardias, y luego cabalgo como si lo persiguiera el mismísimo diablo, hasta que perdió de vista la capital, cambio de rumbo y se dirigió hacia Valle Oscuro.

«Lo siento, niña. Pero no he podido matar a ninguno de los Reyes que mencionaste» pensó mientras cabalgaba.

Esperaba que lo recibieran, esperaba entrar en la Guardia de Aemon. Pero si lo rechazaban, incluso si no le dejaban vestir el blanco otra vez, al menos procuraría que el trono volviera a estar en manos de los dragones.

Cabalgo casi sin descansar procurando viajar por zonas poco transitadas, estaba solo y no quería que notaran el lugar al que se dirigía.

«Me recibirá, fue la niña la que me expulso, no fue la decisión del príncipe Aemon»

Barristan estaba impaciente por ver al chico, había oído que permaneció convaleciente hasta hace muy poco tiempo.

«Espero que se haya recuperado, y que la niña ya no guarde rencor»

La niña, Arya Stark, cuan semejante a Lady Lyanna era esa niña, con aquel adorno de rosa azul en el cabello, cuan similar lucia a Lady Lyanna Stark con la corona de rosas que el príncipe Rhaegar le entrego cuando la corono Reina del Amor y la Belleza.

Barristan continuo su camino durante tres días, se sentía cansado, y su hombro dolía, allí donde la espada del Matarreyes le había atravesado, la carne había comenzado a supurar, tenía que llegar rápido a Valle Oscuro, antes de que la infección se extendiera y nadie pudiera ayudarlo.

Cabalgo con fiebre, su cabeza ardía y su visión se tornaba borrosa a ratos. Hasta que no supo más.

...

...

Ser Barristan despertó en una cama, el techo sobre él era de piedra, con vigas de madera expuestas. Su hombro ya no dolía tanto como antes, miro hacia su herida y noto que estaba vendada, que las vendas además estaban limpias y que por ello debían de haber sido cambiadas hace poco.

No sabia donde estaba, pero al menos no había muerto ni estaba prisionero.

Barristan se quedo allí, tendido en la cama hasta que escucho pasos y la puerta se abrió.

—Ser Barristan, me alegra ver que ha despertado — era la voz del Matarreyes.

—¿Cómo… como llegue aquí? —Barristan estaba confundido, realmente no esperaba estar en Valle Oscuro.

—Nuestros exploradores lo encontraron, Ser Barristan. Y justo a tiempo debo decir, la herida en su hombro se había infectado. Si no la trataban rápido podría haber muerto por la infección, ya que es imposible extirpar el hombro como si se puede amputar un brazo o una pierna. —explico el Matarreyes.

—El príncipe… Aemon… ¿él está bien? — pregunto.

—Esta bien de salud. Aunque emocionalmente el chico es un revoltijo de emociones, esta su odio hacia los Frey, mi hermana, Joffrey y al consejo privado de Robert, su tristeza por perder a un padre, y la desilusión que tiene hacia su hermano o primo… bueno, hacia Robb Stark…

—¿Qué sucedió?

—¿Qué más? Amor… y compromisos concertados. Su querida loba, fue intercambiada por Lady Catelyn Tully por el permiso de pasar por el Cruce en los Gemelos. Esta el odio hacia los Freys por codiciar lo que considera suyo, y la ira hacia Lady Catelyn por humillar a la Casa Stark y ponerla al mismo nivel que a los Tully y los Frey…

—¿Qué quieres decir?

—Aemon dijo que la Casa Stark no hinca la rodilla ante ningún sureño, no negocian con casas menores, ni con reyes débiles, la Casa Stark conquista lo que quiere conquistar, y si quiere cruzar por el puente que alguna casa sureña defiende, la casa sureña debería sentirse alagada e hincar la rodilla, o ser eliminados por no respetar a la única Casa que conservo su trono desde la edad de los héroes.

—Supongo que en eso… tiene razón. Los Stark son los únicos con los que los Targaryen siempre evitaron interferir. Los únicos cuyo territorio no fue tocado. —dijo Barristan con solemnidad— Ser Jaime… ¿crees que el príncipe Aemon me permitirá servir en su Guardia Real?

—Oh, lo hará. —respondió Jaime para tranquilidad de Barristan —pero yo soy su Lord Comandante. ¿te molestara estar a mis ordenes?

—No… mi tiempo como Lord Comandante estuve a las ordenes de dos usurpadores. No tengo el derecho de ser Lord Comandante otra vez.

—Esta bien. Ser Barristan. Lo dejare descansar, en dos días marcharemos hacia Piedrasviejas. Debe procurar recuperar sus fuerzas.

El Matarreyes dejo entonces la habitación y Barristan se entrego al mundo de los sueños una vez más.