Miró fijamente a Caleb.
Caleb agitó la mano.
—No me mires así. Ya no necesito esa droga.
Nora se sorprendió.
Caleb se rió suavemente.
—Soy uno de los pocos niños que quedan de los 1.000. Lógicamente, mi transformación fue muy exitosa. Por desgracia, me diagnosticaron cáncer de pulmón cuando tenía 26 años. Por eso ya no necesito ese medicamento.
Nora se quedó callada.
De repente, sintió que el trato entre los Grey y su madre no valía la pena. Habían ayudado a ocultar sus identidades durante tanto tiempo, pero al final, el destino le había gastado una broma a Caleb.
Bajó los ojos.
—Si puedo encontrar la fórmula de la última droga, te la daré.
Caleb se rió suavemente.
—¿No temes que siga siendo leal a la misteriosa organización y te esté mintiendo sobre la fórmula?
Nora lo miró fijamente y no habló por un momento.
Caleb suspiró en silencio.
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