webnovel

Catorce. El Avatar Roku y La Ānníng Suyin.

—¿Crees que está bien que hagamos esto? —le pregunté a Aang mientras caminábamos en medio de la noche hacia Appa.

—Si, si ellos van sería peligroso. —me contesto. —Si fuera por mí tampoco dejaría que tu vinieras. —murmuro lo último pero lo pude escuchar.

Decidí ignorarlo.

Al llegar donde esta Appa, rápidamente guardamos nuestras cosas y comenzamos a jalarlo. Él se resistió al no ver a los hermanos con nosotros.

—Vamos, Appa, coopera. —dije con esfuerzo.

—Vamos, amigo. —dijo esta vez Aang.

Appa no se movió y solo soltó un bramido.

—Katara y Sokka no vendrán a la Nación del Fuego con nosotros. —dijo Aang. —Seria nuestra culpa si algo les pasara. ¡Así que mueve tu gran trasero y vámonos! —volvió a jalarlo.

Yo ya me había resignado a que no se movería.

—Creo que su gran trasero quiere decirte algo. —escuchamos la voz de Sokka a lo lejos.

Volteamos y algunos aldeanos junto con los hermanos, nos estaban mirando.

—No se vayan. —nos suplicó Katara. —El mundo no se puede dar el lujo de perderlos en ese lugar. —

—Pero debemos hablar con Roku y Suyin para saber que significa nuestra visión. —dije.

—Necesitamos llegar al templo del fuego antes del solsticio, eso es hoy. —dijo Aang tomándome de la cintura y subiéndonos a Appa.

—No los dejaremos ir a la Nación del Fuego. —dijo Katara mientras que ella y Sokka se ponían enfrente de Appa.

—Al menos no sin sus amigos. —sonrió Sokka. —Les ayudaremos. —

Al final terminamos yendo todos.

Ya estaba amaneciendo y todavía nos quedaba un buen tramo para llegar a la isla creciente.

Aang intento apurar todo lo que pudo a Appa pero nos dimos cuenta de que estábamos en problemas al ver que un barco de la Nación del Fuego nos perseguía y se acercaba a toda velocidad.

—¡Bola de fuego! —grito Katara al ver como el proyectil iba hacia nosotros.

—¡Ya la vi! —dijo Aang e hizo que Appa la esquivara.

La bola de fuego nos pasó a un lado dejando un estela de humo que apestaba horrible.

—¡Debemos de alejarnos antes de que Zuko lance otra bola de fuego apestosa! —grite.

—¡¿No puedes hacer que Appa vaya más rápido?! —pregunto Sokka.

—Si, pero hay un solo problema. —dijo apuntando a un bloqueo de quien sabe cuántos barcos que estaba delante de nosotros.

—¡Si vamos al norte pasaremos por los barcos de la Nación del Fuego y esquivaríamos el bloqueo, no hay otra opción! —dije.

—¡No hay tiempo! —grito Katara.

—¡Es por eso por lo que no queríamos que vinieran! ¡Es muy peligroso! —grito Aang.

—¡Y es por eso por lo que vinimos! —dijo Katara.

—¡Rompamos el bloqueo! —grito Sokka decidido.

Aang me volteo a ver y asentí decidida.

El miro hacia enfrente y le ordeno a Appa ir más rápido. Como teníamos previsto los barcos del bloqueo comenzaron a atacarnos con cientos de bolas de fuego que por suerte logramos esquivar, así que Aang hizo que Appa volara por encima de las nubes para que fuéramos más difícil de ver. Eso no impidió que los barcos nos lanzaran más bolas que como antes logramos esquivar entre gritos ya que Appa se movía rápidamente.

En una de esas esquivadas, Appa dio un vuelta con brusquedad e hizo que Sokka saliera volando hacia el vacío.

—¡Sokka! —gritamos todos.

Dimos media vuelta y fuimos directo a atrapar a Sokka, el cual se encontraba en caída libre. Fue un alivio cuando Katara y yo pudimos tomarlo por las manos y subirlo otra vez a Appa.

Al estar más cerca del bloqueo fuimos un blanco más fácil así que nos lanzaron una bola mucho más grandes que las otras.

—¡Yo me encargo! —grito Aang.

Se lanzo directo hacia la bola y con una patada de aire control logro deshacerse de ella.

—¡Lo hicimos! —gritamos felices Aang y yo.

—Entramos a la Nación del Fuego…genial. —dijo Sokka.

Después de muchas horas de esperar al fin llegamos a la Isla Creciente.

—Que bien lo hiciste, amigo. —le dijo Aang a Appa.

—Estuviste magnifico. —le dije yo mientras lo acariciaba y después le daba un abrazo.

Appa se acostó de lado y soltó un bramido.

Katara se acercó a él y le acaricio la pansa.

—Debes de estar cansado. —dijo ella.

—No, estoy bien. —dijo Sokka mientras estiraba para después ponerse a trotar en su lugar. —Fresco y listo para pelear con los maestros fuego. —

Katara lo volteo a ver con el ceño fruncido, yo por otro lado solo sonreí con burla.

—Estaba hablando con Appa. —le dijo ella.

Sokka paro de hacer lo que estaba haciendo.

—Así, pues yo estaba hablando con Momo. —dijo apuntando a Momo, el cual estaba en su propio mundo y solo volteo cuando escucho su nombre.

Al estar todos ya listos decidimos que ya era tiempo de ir al templo. Sigilosamente fuimos subiendo la colina hasta estar enfrente del templo. Al no ver guardias o gente dedujimos que todos habían abandonado el lugar al morir Roku y Suyin, así que fuimos corriendo hacia la entrada del templo ya que casi no teníamos tiempo.

—Esperen. —susurro Sokka cuando estuvimos adentro del templo. —Me pareció escuchar algo.—

Al darnos la vuelta pudimos ver a cinco ancianos vestidos con túnicas de la Nación del Fuego.

—Somos los sabios del fuego, guardianes del templo del Avatar y la Ānníng. —

—Genial, yo soy el Avatar. —dijo Aang para después mirarme a mí. —Y ella es la Ānníng. —

—Hola. —le sonreí y los saludé con la mano.

—Lo sabemos. —dijo con el ceño fruncido y nos lanzaron bolas de fuego.

Fruncí el ceño, eso no era nada amigable.

Aang y yo paramos las bolas con aire control.

—Yo me encargo, Lin. —me dijo y después nos gritó: —¡Corran! —

Corrimos por uno de los pasillos para podernos alejar lo más posible de los sabios.

—¡Síganme! —grito Aang al alcanzarnos.

—¡¿Sabes por dónde vas?! —le grito Sokka.

—¡No! —contesto y dio la vuelta por una esquina pero rápidamente lo vimos regresar. —¡Me equivoque! —

Antes de seguirlo vimos como un sabio aparecía por la esquina.

—¡Regresen! —grito el sabio cuando corrimos detrás de Aang.

Para nuestra mala suerte terminamos en un pasillo sin salida y el sabio logro alcanzarnos. Nos pudimos en guardia.

—Yo soy un amigo, no quiero pelear. —nos dijo el sabio con voz tranquila.

—¡Los maestro fuego no son amigos! —grito Sokka.

El sabio se acercó a nosotros y se arrodillo ante nosotros.

—Se porque están aquí Avatar y Ānníng. —dijo.

—¿Enserio? —pregunto Aang.

—Si, quieren hablar con el Avatar Roku y la Ānníng Suyin. Puedo llevarlos con ellos. —dijo.

—Eh… ¿Cómo? —pregunte.

El sabio movió una lampara que estaba en la pared revelando un agujero, puso la mano sobre él y lanzo un poco de fuego haciendo que una puerta secreta se abriera. Quede asombrada.

—Por aquí. —dijo.

Sonreí y comencé a caminar, sabía que él era de fiar, lo sabía por el color de su aura, pero Aang me tomo de la mano y me jalo a su lado.

A lo lejos pudimos escuchar como los demás sabios se acercaban.

—Rápido no hay tiempo. —

Rápidamente caminamos hacia el túnel secreto. Ahí mientras caminábamos, el sabio se presentó como Shyu y nos contó por qué los otros sabios nos habían atacado. Al parecer habían perdido la esperanza de que el Avatar y el Ānníng volvieran a aparecer, así que decidieron obedecer al Señor del Fuego. Me sentí mal al escuchar eso.

Así que Shyu al saber que habíamos vuelto decidió traicionar a los otros y esperar a que viniéramos para ayudarnos.

—Gracias por ayudarnos. —le dije con una sonrisa. —Sabía que eras de fiar en el primer momento que te vi. Pude ver en tu alma el color naranja de la lealtad. —dije.

Todos me miraron raro.

—¿Qué? ¿No les dije que era buena leyendo almas. —pregunté.

—No, pero es bueno saberlo. —dijo Sokka. —Así sabremos quien es de fiar y quien no. —

Finalmente después de tanto caminar llegamos al santuario del Avatar Roku y la Ānníng Suyin.

—Oh no. —se lamentó Shyu.

—¿Qué pasa? —pregunté.

—Las puertas del santuario están cerradas. —dijo.

Entonces Aang y yo nos vimos preocupados fuimos hacia la puerta e intentamos empujarla con todas nuestras fuerzas.

—¿No pude abrirla con sus poderes? —escuché que pregunto Katara. —Como abrió la otra puerta.

Aang y yo desistimos, y miramos al sabio.

—No, solo un Avatar pleno, tiene el poder de abrir estas puertas solo. —dijo. —De no ser así los sabios abrirán las puertas juntos usando cinco bolas de fuego simultáneamente. —

—¿Cinco bolas de fuego, eh…? — dijo Sokka mientras pensaba. —Creo que puedo ayudar con eso, pero ocupare fundas de piel de animal y un poco de cuerda. —

Shyu rápidamente le trajo lo que pidió y Sokka se puso manos a la obra.

—Es un truco que aprendí de mi padre. —dijo. —Selló el aceite de la lampara con una funda de piel de animal. —dijo mientras colocaba dentro de la bolsita el aceite y la cerraba. —Shyu enciende la cuerda empapada en aceite y… ¡Taran! Falso control del fuego. —

Sonreí.

—Esta vez sí que te luciste, Sokka. —dijo Katara.

—Eso en verdad podría funcionar. —dijo Shyu.

En cada una de las bocas de dragón que había en la puerta, Sokka coloco una de las bolsas. Rápidamente nos resguardamos atrás de los pilares y Shyu lanzo un poco de fuego a las cuerdas.

Explotaron con mucha fuerza y estaba segura de que los demás sabios lo habían escuchado.

Aang y yo corrimos hacia la puerta pero al irse el humo de la explosión nos dimos cuenta de que la puerta no se había abierto. El plan había sido un fracaso.

—¡Porque…no…se…abre! —dijo mientras lanzaba ráfagas de aire a la puerta con desesperación.

—Aang, para por favor. —dije. —Así no solucionaras nada. —

—No lo entiendo, el fuego era tan intenso como el de los maestros fuego. —dijo Sokka tocando el hollín que habían dejado la explosiones.

—Sokka, eres un genio. —dijo Katara con una sonrisa.

Todos la miramos extrañados.

—¿Cómo puede ser un genio? Su plan no funciono. —dije.

—Déjenla soñar. —dijo Sokka.

—Es verdad, el plan de Sokka no funciono pero se ve como si lo hubiera hecho. —dijo Katara.

—¿La definición de genio cambio en estos cien años? —preguntó Aang.

—Al parecer sí. —le conteste mientras me encogida de hombros.

—Piensen, chicos. —dijo Katara rodando los ojos. —Las explosiones dejaron un rastro parecido a lo que dejaría si un maestro fuego lo hubiera hecho, solo tenemos que dejar que Momo entre al cuarto atreves de las ventilas, escondernos y cuando vengan los otros sabios, Shyu les hará pensar que ya están adentro. —explicó.

—Oh…ya entendí. —dije.

Entonces comenzamos a escuchar pasos apresurados que se acercaban, así que nos escondimos.

—¡Rápido! —escuchamos que grito Shyu. —¡El Avatar y la Ānníng lograron entrar al santuario! —

—¿Cómo logro entrar? —le preguntaron.

—No lo sé. Pero miren las marcas y también allá. —

—Esta adentro. —dijo uno de ello enojado. —Abran las puertas de inmediato, antes de que hablen con el Avatar Roku y la Ānníng Suyin. —

Justo cuando dijo eso yo ya estaba lista detrás de unos de los pilares para salir corriendo. Y eso hice cuando las puertas se abrieron y los sabios se dieron cuenta de que era una trampa.

Sokka, Katara y Shyu lograron inmovilizar a tres sabios, dejándome a uno.

—¡Vamos, Aang! —grite mientras corría hacia el sabio que estaba delante de la puerta y bloqueaba su chi para que no se interpusiera en mi camino y poder entrar al santuario.

—¡Aang, es su oportunidad! —grito Katara pero Aang no apareció.

—¿Aang? —lo llame asomándome por la puerta.

Entonces detrás de uno de los pilares salió Zuko junto con un inmovilizado Aang.

—¡El Avatar vendrá conmigo! —grito él. —¡Entreguen a la Ānníng y cierren las puertas rápido! —

En ese momento los sabios habían cambiado los papeles con Sokka y Katara siendo ellos ahora los prisioneros, y atándolos con cadenas a uno de los pilares.

Pude ver como Aang tiraba por las escaleras a Zuko y corría hacia donde estaba yo.

—¡Corre, Aang, corre! —grite.

El corrió con ayuda de su aire control, esquivo a los sabios y entro al santuario justo cuando las puerta estaban a punto de cerrarse.

—Me alegra que lo hayas logrado. —dije mientras lo abrazaba.

—A mí también. —dijo devolviéndome el abrazo con más fuerza.

Entonces volteamos a ver las estatuas del Avatar Roku y la Ānníng Suyin.

—La luz ya toco las estatuas, ¿Por qué no pasa nada? —preguntó Aang. —No sé qué estoy haciendo, solo tengo el poder del aire. Por favor Avatar Roku y Ānníng Suyin, háblennos. —

—Aang, tranquilo. —dije tomando su mano. —Tal vez tengamos que esperar un poco. —

Justo cuando termine de decirle eso la luz toco los ojos de las estatuas y un remolino de niebla nos rodeó y enfrente de nosotros aparecieron Roku y Suyin. Cada uno vistiendo ropas de sus respectivas naciones.

Los miramos sorprendidos y les hicimos una reverencia en forma de respeto.

—Nos alegra mucho velos, Aang y Lin. —dijo Roku.

—¿Por qué tardaron tanto? —pregunto Suyin con una sonrisa que rápido desapareció dejando una expresión seria. —Tenemos algo importante que decirles, por eso cuando estaban en el mundo de los espíritus mandamos a nuestro dragón a buscarte. —

—¿Tiene que ver algo con la visión del cometa? —pregunto Aang.

—Si. —

—¿Qué significa? —pregunté.

—Hace cien años el señor del fuego Sozin utilizo ese cometa para iniciar la guerra. —comenzó a explicar Roku. —El junto a su ejército de fuego obtuvieron un increíble poder y lo utilizaron para dar el primer golpe a las demás naciones. —

—¿Entonces el cometa les da más poder? —pregunto Aang.

—Si, más de lo que se puedan imaginar. —

—Pero eso paso hace cien años, yo misma estuve ahí ¿Eso que tiene que ver con la actualidad? —pregunté.

—Escuchen con mucha atención. —nos dijo Suyin. —El cometa de Sozin regresara al terminar el verano y el Señor del Fuego Ozai utilizara su poder para terminar la guerra de una vez por todas. —

—Si lo logra, ni siquiera el Avatar y el Ānníng lograran traer equilibrio al mundo. —dijo Roku. —Deben de vencer al Señor del Fuego antes de que llegue el cometa. —

—Pero ni siquiera he comenzado a controlar el agua, ni hablar de la tierra y el fuego. —dijo desesperado, le aprete la mano en señal de consuelo.

—El dominio de los elementos toma años de disciplina y práctica, si vas a salvar al mundo junto con Lin, deberás dominarlos antes de que termine el verano. —le dijo Roku.

—¿Qué pasara si no logro dominar los elementos a tiempo? ¿Y si fallo? —preguntó Aang.

—Se que puedes hacerlo, Aang, porque lo has hecho antes. —dijo Roku dándole confianza.

—Además. —dijo Suyin con una sonrisa. —Yo sé que Lin será de mucha ayuda después de todo son almas gemelas. —

No pude evitar sonrojarme cuando ella me guiño el ojo.

—El solsticio está a punto de terminar, debemos separarnos por ahora. —

—Pero no podremos regresar a este templo, ¿Y si tenemos preguntas? ¿Cómo hablaremos con ustedes? —

—Nosotros estamos con ustedes. Cuando necesiten hablar con nosotros hallaran la forma. —

—Les espera un gran peligro en el templo. —dijeron Roku y Suyin al unisonó, pude sentir como mi estado Ānníng se activaba. —Podemos ayudarlos a enfrentar la amenaza pero solo si están listos. —

—Estamos listos. —contestamos.

Todo paso demasiado rápido, los espíritus de Roku y Suyin tomaron nuestros cuerpos y al abrir las puestas pararon las bolas de fuego que se dirigían hacia nosotros, comenzaron a destruir el templo y todo comenzó a derrumbarse.

Cuando termino el solsticio, Roku y Suyin dejaron nuestros cuerpos, haciendo que Aang y yo cayéramos de rodillas completamente exhaustos. Por suerte los hermanos nos ayudaron. Corrimos hacia las escaleras pero estas ya se encontraban llenas de lava.

Sin saber que hacer nos asomamos por uno de los agujeros que había en una de las paredes y ahí pudimos ver como se acercaban Momo y Appa, rápidamente saltamos y caímos justo en Appa para poder irnos al fin.