Apócrifo - Gods land - Capítulo 60

Después de un largo periodo de letargo, Kain por fin comenzó a percibir el mundo exterior. Para empezar, estaba en un lugar tranquilo, la temperatura ambiente era agradable y estaba acostado sobre algo esponjoso. Por otro lado, solo se escuchaba el crepitar de la leña en la chimenea y un par de voces distorsionadas. En un principio no pudo distinguir de quienes eran, pero poco a poco las voces fueron más claras y por fin las reconoció. Una pertenecía a su pequeño retoño y la otra era la de una mujer difícil de carácter, pero una vez que penetrabas sus defensas, era como una gatita.

-No tía- dijo Eina -así no, tienes que mover tus manos así-

-Jajajaja, claro, claro ¿de esta manera?- preguntó Riveria divertida

-Sí, de esta manera- le respondió Eina

Kain sonrió en su mente al imaginar a las dos jugando. Se entretuvo escuchando los alegatos de Eina y la voz a alegre de Riveria. Después se concentró en su cuerpo y trato de moverlo. Mientras tanto, tuvo la sensación de que el sol lo estaba iluminando con toda su fuerza, ya que a través de sus parpados cerrados, todo se veía rojo, como si tuviera la luz casi en su cara. Poco a poco fue retomando el control de todo su cuerpo y empezó a mover sus dedos. Cada uno parecía agarrotado, como si hubiera pasado una gran cantidad de horas al frio. Durante los diez minutos siguientes en que escucho a Riveria y Eina jugar, solo pudo mover los dedos. Después siguió con sus muñecas hasta llegar a sus brazos y seguir con su cuello. Ahí se detuvo y trato de abrir los parpados, que dentro de todo, era lo que más cansado sentía. Una vez que los abrió, la luz fue entrando en sus ojos y sintió que las luces de la habitación le escocían las corneas. No obstante, de ver una luz cegadora, paso a ver toda su habitación llena de colores y formas. Pudo reconocer el techo y los muebles de los alrededores, estaba en su habitación. Por otro lado, movió su cuello hacia la izquierda, en un intento de ver a las dos elfas jugando en el sillón, al lado del ventanal que tenía vista al patio. Una era una mujer de cabello esmeralda, mientras que la otra era un pequeña niña de cinco años, de orejas puntiagudas y pelo verde como su madre. Por otro lado, parece que Kain se había equivocado, ya que no era de día. Afuera estaba oscuro, deberían ser como las siete de la tarde, las nubes cubrían el cielo y la nieve estaba esparcida por todo el patio. Gracias al calor de la habitación los vidrios estaban empañados.

Por su parte, Riveria capto el movimiento en la cama y dirigió su mirada a Kain. Lo vio tratando de gesticular una sonrisa, pero no pudo. Parecía una de esas personas con parálisis facial, así que solo pudo hacer una mueca. Riveria al verlo despertar derramo una lágrima, mientras la pequeña Eina, volteo a ver que había hecho llorar a su tía. Al captar quien había despertado, sus ojos se abrieron con asombro.

-PAPÁ- grito Eina feliz y se fue corriendo a saltar sobre la cama, pero en ese momento, Riveria actuó rápido y la detuvo.

-Espera, espera- dijo Riveria con una voz nasal y el rostro cubierto de lágrimas -despacio, muy despacio, tu papá se está recién despertando-

Eina se enojó, se cruzó de brazos e inflo sus mejillas en un lindo puchero. Se le paso a los pocos segundos y camino más tranquila, se subió a la cama, gateo por el lado y se recostó sobre el pecho de Kain. Este último uso bastante fuerza para levantar uno de sus brazos y le acarició la espalda.

-¿Cómo esta mi tesoro?- pregunto Kain con una voz baja, casi ahogada

-Bien- dijo Eina, lo abrazo y comenzó a sollozar -papá estuvo mucho tiempo dormido, papá parecía un oso-

Kain sonrió con una mueca y después miró a Riveria. Ella se le acercó y le tomo la mano con suavidad.

-¿Cómo te encuentras?- le pregunto Riveria derramando lágrimas

-Creo que bien- respondió Kain -poco a poco me empiezo a sentir mejor, pero por hoy, dudo que pueda salir a pasear-

Riveria se agacho y le dio un pequeño beso en los labios -voy a ir a buscar a los demás- dijo

Kain asintió y ella salió de la habitación.

-Eina- dijo Kain -Eina, dame algo de espacio, quiero levantarme-

-Pero papá está enfermo- protesto Eina mientras lo seguía abrazando -papá necesita descansar-. Entonces levanto su rostro y lo miró con sus grandes ojos llorosos. Ante esa cara cargada de inocencia y ternura, a Kain le fue difícil reusarse a esa solicitud. Así que se quedó acostado, con ella sobre su pecho y acariciándole el hermoso cabello verde.

Al poco rato, se escucho un traqueteo que venía desde las escaleras y después alguien abrió la puerta de golpe.

-Maestro- grito Aquiles

Kain soltó una risita y le dijo -mocoso ¿no tenías que llamarme suegro?-

-Sí, lo sé- dijo entre lágrimas, pero regalando una amplia sonrisa. Por otro lado, detrás de él apareció una versión más joven de Isabel, su hija Flora, y en sus brazos llevaba una pequeña criatura. Kain apretó el ceño, pero después soltó un suspiro. Se dijo en su mente que este sería el curso normal de las cosas.

Poco después entro Mikoto, Isabel, Riveria, Aina, Hephaestus y Hera. Solo Mikoto se quedó en pie mientras que las otras mujeres se sentaron al borde de la cama.

-¿Cómo te sientes?- le pregunto Hera con los ojos llorosos, le tomo la mano derecha

-Bien, algo cansado, pero bien- respondió Kain

-Kain- dijo Hephaestus con el maquillaje corrido por las lágrimas, se pasaba el dorso de las manos por la cara para limpiarse -nos debes una gran explicación-

Todas las mujeres asintieron a la vez, parecían tranquilas, pero por sus miradas, Kain intuyo que no tenía otra opción. Así que soltó un suspiro y les contó una parte de los acontecimientos. Solo les dijo que no podía intervenir en el destino de Orario, por eso los super poderosos lo habían puesto a dormir.

-Lo más seguro es que hubieras intervenido- dijo Hera con una voz apagada

Kain cerro los ojos, preparándose para lo peor y le pregunto -¿Qué paso durante este año?-

-Maestro- dijo Aquiles con la intención de acercarse, pero Flora lo retuvo y negó con la cabeza. Tenía un rostro cansado y unas notorias ojeras.

-¿Qué sucede muchacho?-

Hera se adelanto y respondió mientras le sujetaba la mano -Orario cambió por completo-

Todo comenzó con la incursión de las dos grandes familias al calabozo. Se fueron durante tres meses y al cabo del cuarto mes, solo volvió un cinco por ciento de todos los aventureros, el resto murió en la mazmorra. Según contaron los sobrevivientes, todos los aventureros se enfrentaron al dragón de un ojo.

Una vez que le informaron a la guild y a las familias, se les dio tratamiento, pero a los pocos días murieron de manera sospechosa. Después de manera inesperada, se alzaron varios ejecutivos de Evilus (aunque se suponía que oficialmente habían sido exterminados) y comenzaron a luchar contra el remanente de las dos familias. Aquiles pudo defender la mansión de la familia Hera y apoyar a la familia Zeus, pero no fue suficiente como para que las familias sobrevivieran en Orario.

Por otro lado, Loki y Freya; una por poder y la otra como una venganza personal, arrasaron con la familia Zeus. Tenían las intenciones de también atacar a la familia Hera, pero fueron repelidos. Al final, en un acto de magnanimidad, le dijeron a Hera que el tiempo de las dos grandes familia había terminado y que deberían ser disueltas.

-Así que disolví a mi familia- dijo la propia Hera mientras derrama grandes lágrimas -los pocos que se salvaron, fueron compensados y enviados fuera de Orario. No obstante, la familia Zeus no corrió con la misma suerte-

-¿Qué le paso a Zeus?- pregunto Kain

-Sus hijos le compraron tiempo para que no fuera enviado de vuelta al cielo y huyo con un niño, según lo que me entere, era el hijo de Myrtella con uno de los hijos de Zeus. No sabemos a dónde huyo-

Kain cerró los ojos y tomo una profunda respiración, negó con la cabeza y dijo -algún día tenía que pasar, ese tonto, durante sus años de estupidez, se hizo de muchos enemigos-

-También lo creo- respondió Hera sin parar de derramar lágrimas. Aina saco a Eina del pecho de Kain y este último invito a Hera a llorar sobre su pecho.

-Loki- dijo Riveria, al lado de Aina -ella dijo que te informara que fue una orden de arriba, tenían que hacer ver todo de la manera más cruel posible, solo así tendría sentido esta farsa-

Kain asintió en silencio, abrazando a Hera y tratando de ordenar toda la información que le habían entregado. Esperaba que algo semejante pasara, ya que si lo habían puesto a dormir, de seguro tenía que ver con sus discípulos. Si hubiera estado despierto, lo más probable es que hubiera corrido a socorrerlos. Por otro lado, esto le hizo sentir que aún no había llegado a un nivel de fuerza satisfactorio o al menos, no podía revelarse contra los seres superiores. Todos, incluso él mismo, eran solo marionetas que danzaban al ritmo de otro.

-¿Qué paso con Jason y Odiseo?- pregunto Kain

-El señor Xiao- dijo Aquiles con voz quebrada, abrió la boca varias veces tratando de articular sus palabras y solo después de un gran esfuerzo, estas salieron -trajo sus cuerpos-

-¿No pudo rescatar sus almas?-

-No, pero dijo que sus almas ahora serían libres, podrían ir a otro mundo en donde ya no estarían atadas a un destino-

-¿Qué dijo de ti?-

-Que no saliera, que mi destino era estar con ellos, pero como no fui a la incursión del calabozo, me salve. También me dijo que me quedara en la casa, que sería peligroso moverme por Orario. Dijo que hay cosas más temibles que un dios-

-Maldito anciano- añadió Kain, se quedó aletargado por un momento mientras miraba el techo. Podía escuchar los sollozos de Hera entre sus brazos. Después de un rato, esta última se calmó, se apartó de él y se sentó en el borde de la cama.

Por otro lado, como nadie quería conversar, Kain trato de cambiar el ambiente y miró al bebé que tenía Flora entre sus brazos.

-Veo que la familia creció- dijo Kain con una sonrisa

Flora sonrió y acercó a su pequeño hijo, tenía un cabello tan dócil como Aquiles, pero había conservado un rostro tan dulce como el de Isabel y Flora.

Kain trato de levantarse para apoyarse en el respaldo de la cama, pero no tuvo las fuerzas suficientes. No obstante, tuvo la asistencia de Hera, Isabel, Hephaestus y Riveria. Entre las cuatro, lo tomaron de los brazos y lo acomodaron en el respaldo de la cama. Después le colocaron algunas cabeceras alrededor para que tuviera suficiente apoyo.

-Aquí, papá- dijo Flora y le pasó al bebé en los brazos.

Kain trató de tomarlo, pero apenas pudo mover los brazos. Entonces, Isabel se ganó a su izquierda, sentada sobre la cama y sostuvo al bebé para que Kain lo pudiera mirar. Era demasiado pequeño, por los rasgos y la piel medio suelta, no debe tener más de unos días de vida.

-Es hermoso- dijo Kain -¿Cómo se llama?-

-Kain- respondió Flora con una voz suave

Kain soltó una risita y negó entre divertido y preocupado -¿Cómo te sientes, hija?-

-Cansada, padre, fue más difícil de lo que pensé-

-Lo hiciste bien, hija-

Kain continuo mirando a su nieto por un par de minutos y después se puso serio -por ahora, déjenme descansar- dijo -una vez que este recuperado resolveremos todo este asuntó-

-¿Qué piensas hacer?- pregunto Hera a su derecha

-Ir a otro lugar en donde puedan andar con libertad. No se preocupen, es un lugar muy lejano de Orario, pero quedara cerca a la vez-