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1/2. Yhwach.

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[CAPÍTULO 1/2]

"Desinterés."

"Se dice que cada rey, necesita a su reina."

Él no, no la necesita, no tenía una reina y no le interesaba.

Era un hombre despiadado y cruel, que haría lo que fuera por conseguir más poder. Su reino era de temer, con guerreros fuertes y leales a su lado, logró conquistar incontables tierras y otros reinos. Pero eso no era suficiente para él.

¿Su ambición? Gobernar el mundo.

Ella era una simple mujer de la alta nobleza, no tenía ambiciones de poder o algo parecido; nombrada débil por su familia, al ser ella una persona amable y gentil con todos, sin importarles su calificación aristocrática. Su familia tenía una ambición que creció al ver la belleza de su hija menor: Ella tenía que ser la próxima reina, la esposa de Yhwach.

Poco les importaba la felicidad de su hija, si tenían que casarla con otro noble o el mismo Rey para deshacerse de ella. Así lo harían.

Aunque esa tormentosa noche, la opinión de los padres cambió de sobremanera. Yhwach estaba sediento ante su gran ambición, reclutando a cuantos más soldados en sus tropas para conquistar al reino vecino.

Y cuando la puerta principal fue tocada, siendo abierta por la ama de llaves. Supieron entonces que su destino sería trágico y patético.

—Lord Yhwach ha dado órdenes, de que los hombres de la familia se enlisten para la siguiente guerra... Ya sea que el padre no pueda asistir, debería ir el hijo de mayor edad...— anunció un hombre alto y de cabello rubio, quien miraba a la familia con seriedad.

—Señor, mi esposo no está en condiciones de partir a una guerra, y lamentablemente, no tengo hijos varones...— informó la matriarca de la familia, quien preocupada abrazo a sus dos hijas mayores, dejando a la joven de ojos dorados aún lado.

—Bien, en ese caso. Ella— miró a la hermosa doncella de exóticos ojos —Vendrá con nosotros— ordenó con un semblante serio, y el ceño levemente fruncido ante la molestia que poco a poco se apoderaba de su cuerpo.

La mujer no protestó, era la oportunidad de su hija para conseguir casarse, aunque sea con un caballero perteneciente a filas del Rey Yhwach.

El otro hombre que acompañaba al rubio se acercó hacia las mujeres y tomó a la hija menor del matrimonio del brazo, sin el más mínimo cuidado la arrastro hacia afuera de la casa.

Y aunque la hermosa joven, no puso fuerza, en sus expresiones se podía ver cuánto deseaba que no fuese ella la que tenga que ser el pago de su familia.

Miró aquella lujosa habitación sin mucha sorpresa, su vida como la hija de una familia de clase alta y con título de nobleza. Había hecho que su corta vida estuviera llena de lujos.

Cuartos espaciosos, camas grandes y cómodas, vestidos de seda y finas joyas. Aunque eso a ella no le importaba en lo más mínimo.

El valor monetario, era poco para ella, comparado con el valor de los sentimientos. Si bien, el dinero y el estatus era importantes en la sociedad. Para ella nunca fueron importantes.

La puerta fue tocada con suavidad, sacando a la mujer de ojos dorados de sus pensamientos.

—Señorita. ¿Podemos pasar?

La voz de una mujer se escuchó al otro lado de la puerta, y ella no respondió. Simplemente se acercó para abrir ambas puertas de par en par, dejando ver a un grupo conformado por tres mujeres, con vestidos sumamente hermosos y finas joyas de oro y diamantes.

La joven le mira con sorpresa.

—¿Quiénes son ustedes? ¿Qué desean?— pregunta con voz suave y dudosa.

—Me presento, mi nombre es Bambietta Basterbine— sonrió suavemente la joven mujer de cabello largo de un tono azulado oscuro con un flequillo y ojos de color azul celeste —Ella es Meninas McAllon— señaló a la joven alta y delgada, con una figura voluptuosa; aquella mujer poseía una larga cabellera lacia de color rosado y sus ojos tiene el mismo tono que su cabello —Y ella es Candice Catnipp— señaló a su otra acompañante, una mujer alta, bien dotada con el cabello largo verde claro y ojos de este mismo color —Somos las concubinas del Rey Yhwach.

—Es un gusto conocerlas, me llamo Malory Ishikawa— se presentó la joven de cabello largo cabello negro, de estatura promedio y ojos dorados que brillaban como el oro.

Después de las presentaciones, las tres mujeres se dedicaron la mayor parte del día a "arreglar" a la joven mujer que fue llevada al palacio del rey. Diciendo que Lord Yhwach deseaba verla y que si corría con suerte sería nombrada una de sus concubinas. Si era lo contrario, bueno, sería asesinada junto a su familia.

Malory pensó en lo cruel y desalmado que podría llegar a ser aquel hombre, se miró al espejo, dándose cuenta del exagerado maquillaje que traía puesto, las joyas se veían ostentosas y toscas y el vestido no tenía el mejor color. Cuando las tres chicas se fueron al ser llamadas por aquel rubio que la trajo, de nombre Jugram Haschwalth. Ella solo pudo suspirar de alivio mientras se quitaba aquellos accesorios y el maquillaje tan exagerado.

Se desvistió, cambiando aquel vestido de un rosa chillón a un vestido sencillamente hermoso de color rojo pastel. Un maquillaje natural y el delicado collar que su padre le regalo en su cumpleaños.

Modesto, pero demasiado cómodo y lindo para su opinión. Se sentía aún más tranquila vistiendo lo que mejor la caracterizaba, una sencillez sumamente hermosa.

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El silencio reinaba en la sala del trono, donde aquellas tres mujeres se encontraban sentadas a unos cuantos metros del trono de Yhwach, la joven de cabellos negros no dijo nada. Pero tuvo ella suficiente valor como para mirar a Yhwach a los ojos, sin vacilar sobre las consecuencias.

—Eres demasiado valiente, o demasiado estúpida como para mirarme a la cara sin sentir miedo— habló después de minutos de intenso silencio.

—¿Usted qué es lo que piensa Lord Yhwach?— pregunta la joven con la más grande tranquilidad.

Sorprendiendo a las tres mujeres, aquel rubio y un chico de cabello azul oscuro y anteojos que se encontraban presentes en la habitación.

—Me pareces demasiado interesante— sonrió de manera aterradora el rey —Me alegra informarte que eres la segunda mujer que me ve a la cara sin indicios de miedo o arrepentimiento— felicitó.

—Eso podría llegar a ser mi mayor logro, señor. Aunque desafortunadamente eso no es de mi interés— respondió la joven de ojos dorados, mirando a Yhwach.

Importándole poco las miradas incrédulas de los demás, que eran testigos de su conversación.

—Así que no soy de tu interés— Ríe fuertemente, lo que ocasiona que las concubinas sientas un terrible escalofrío. —Dime entonces, ¿Cuál es tu interés?

—No tengo ningún interés— declaró con impasible tranquilidad.

—Es una caja de sorpresas, señorita Ishikawa— rió a carcajadas el cruel rey.

Sinceramente, no se como se me ocurrió esto. Yo pensaba en hacer como si fuera una alma Mod, o tal vez solo como una humana; y pos a Yhwach como el Rey Quincy. Creo que esta versión está buena, lo malo es que no se que hacer en la segunda parte. Quizá haya +18, quien sabe.

Bueno. Gracias por leer.

BYE

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