—Otras personas pueden, pero tú no puedes —miró a Qiao Ting con los ojos llenos de malicia. Ella solo tenía esas dos hermanas menores y ya había decidido que se asociarían con alguien en su equipo. Ella no iba a entregarlas a los extraños. Además, esa persona frente a ella era su rival. Si lo hiciera, ¿no sería eso enviar corderos al matadero?
—¿Por qué?
Los ojos de Qiao Ting se entrecerraron. ¿Qué quiso decir con eso? ¿Estaba dudando de sus capacidades?
La fría mirada de Ling Lan era como una cuchilla afilada.
—Estoy preocupado cuando se trata de ti.
Como era de esperar, Qiao Ting tenía pensamientos impuros sobre las dos chicas de su equipo.
—¿Estás preocupado o me estás menospreciando?
Los ojos de Qiao Ting tenían un toque de ira. ¿No era lo suficientemente digno de ser su rival?
—Ya que entiendes, ¿por qué lo preguntas?
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