Después de escuchar las palabras que salían de la boca del niño. Edward no pudo mantener la boca cerrada, estaba abierta de par en par mientras su mente procesaba lentamente todo lo que estaba sucediendo.
—Lo siento, ¿te importaría repetir eso? —preguntó Edward, tartamudeando sus palabras y tropezando con ellas.
—¿Estás sordo, viejo? —dijo Peter—. Dijo que es el décimo líder.
En cualquier momento, Edward quería despertar de esta pesadilla. El décimo líder era un simple noble vampiro, y no solo eso, sino que su fuerza estaba lejos de ser la de un verdadero líder.
Aunque no quería creerlo, ahora las cosas empezaban a tener sentido lógico en su mente. Ahora entendía por qué el castillo se había iluminado y cuando entró, por qué vio a estos dos. El castillo tenía que estar reaccionando ante el propio niño frente a él.
—Oh, Vincent, ¿qué has hecho? —murmuró Edward.
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