Mill parecía como si hubiera visto un fantasma, Mauve no estaba segura de cómo era eso posible ya que los vampiros ya eran más pálidos que lo normal. La reacción del vampiro la hizo olvidar brevemente por qué estaba avergonzada.
—Señor —exclamó Mauve rápidamente inclinando su cabeza hacia adelante—. Yo-Yo no sabía que usted estaba aquí —su voz sonaba inestable.
—Estoy seguro —la voz de Jael sonó severa.
Mauve frunció el ceño y se volteó para mirar a Jael, fue entonces cuando recordó que estaba sobre su regazo. Inmediatamente intentó levantarse de sus pies pero él le impidió moverse.
—Él la sostuvo quieta y Mauve no tuvo más opción que dejar de forcejear. La situación ya era lo suficientemente incómoda. Ella volvió su atención a la tensión en la habitación, definitivamente algo andaba mal.
—¿Era Danag con quien estabas hablando? —preguntó Jael casualmente.
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